Vida de san Vicente de Paúl: Libro Primero, Capítulo 10

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Luis Abelly, Vicente de PaúlLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Luis Abelly · Traductor: Martín Abaitua, C.M.. · Año publicación original: 1664.

Primeros pasos de la Cofradía de la Caridad en favor de los enfermos pobres


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Durante la estancia del Sr. Vicente en Châtillon sucedió que un día de fiesta, cuando estaba para subir al púlpito para predicar un sermón al pueblo, la señora de una casa noble vecina que había ido a oírle lo detuvo para rogarle que encomendase a la caridad de la parroquia a una familia, porque la mayor parte de los hijos y criados habían caído enfermos en una granja situada a media legua de Châtillon, y estaban muy necesitados de ayuda. El Sr. Vicente se vio obligado a hablar en su sermón de la ayuda y de los socorros que se debían prestar a los pobres, y, en particular, a los que estaban enfermos; y así estaban los que él les recomendaba

Plugo a Dios dar a sus palabras tal eficacia, que, después de la predicación, un gran número de personas salió para ir a visitar a aquellos pobres enfermos, llevándoles pan, vino, carne y otras cosas útiles por el estilo. Y hasta el Sr. Vicente, después del oficio de vísperas, se encaminó hacia la granja con algunos vecinos del lugar

Como no sabía que ya habían ido tantas personas, quedó muy admirado al encontrarlas por el camino, cuando volvían en grupos, y al ver también a algunos que estaban descansando bajo los árboles, porque era grande el calor que hacía. Entonces le vinieron a la mente las palabras del Evangelio que aquella buena gente era como ovejas sin pastor». «Esto es ­se dijo­ una gran obra caritativa, pero no está bien organizada; esos pobres enfermos tendrán demasiadas provisiones de golpe, pero se echarán a perder y se estropearán, y después volverán a caer en su primera necesidad»

Eso le movió a hablar los días sucesivos con algunas mujeres más llenas de celo y más acomodadas de la parroquia acerca de los medios que habían de usar para poner algún orden en la ayuda que se prestaba a aquellos pobres enfermos y a otros que en lo futuro podrían verse reducidos a una necesidad semejante, de forma que pudieran ser socorridos todo el tiempo en que estuvieran enfermos. Y después de prepararlas para esa empresa caritativa y convenir con ellas la manera cómo habían de actuar, redactó un proyecto de reglamento, que las mujeres trataron de observar, con el fin de hacerlo aprobar y fijar por la autoridad de los superiores, e invitó a aquellas virtuosas mujeres a darse a Dios para ponerlo en práctica

Así comenzó la Cofradía de la Caridad para la asistencia espiritual y corporal de los enfermos pobres. Eligieron de entre ellas algunas oficialas, se reunían todos los meses con el Sr. Vicente, y le informaban de todo lo que había pasado

El mismo ha referido todo esto en diversas ocasiones para demostrar con este ejemplo que no había nada suyo en la institución de las diversas obras de su Congregación, y que todo se había hecho sin ningún plan previo por su parte, y sin pensar que aquellos humildes comienzos imprevistos habían de tener tan grandes consecuencias y éxito tan sobresaliente concedidos por el beneplácito de Dios.

Precisamente la Cofradía de la Caridad que el Sr. Vicente fundó en Châtillon ha sido la primera y como madre que ha hecho nacer en tan gran número a otras establecidas por él y los suyos en Francia, Italia, Lorena, Saboya y en otras partes

Cuando el Sr. Vicente volvió a la casa del Sr. General de las Galeras, ya lo hemos dicho en el capítulo anterior, como su celo no podía permanecer ocioso, lo llevó a predicar varias misiones para instruir a los pobres del campo. Como en el pasado había trabajado en todas las tierras de la Señora Generala, le invitaron a que hiciera la misma caridad en todas las que pertenecían a la casa de Gondi. Y según ese plan, fue a misionar Villepreux y las aldeas que dependían de ella. Y se le unieron los Sres. Berger y Contière, clérigos consejeros del parlamento de París, el Sr. Cocqueret, doctor en teología de la Casa de Navarra, y otros virtuosos sacerdotes. El 23 de febrero de 1618 fundó allí la Cofradía de la Caridad de los enfermos pobres con la autorización del Sr. Cardenal de Retz, obispo de París, que aprobó los reglamentos. Esta Cofradía es la segunda que instituyó el Sr. Vicente, y todavía se mantiene, por la bendición de Dios, tan fuerte como la primera. La tercera fue igualmente establecida por él en la localidad de Joigny, y la cuarta en la de Montmirail: de tal forma Dios bendijo estos comienzos, que idénticas Cofradías fueron instituidas algún tiempo más adelante en más de treinta parroquias dependientes tanto del Sr. General de las Galeras como de la Señora, su esposa

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