Las Misiones «ad gentes» en tiempo de los fundadores

Francisco Javier Fernández ChentoEn tiempos de Vicente de PaúlLeave a Comment

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Author: Mitxel Olabuenaga, C.M: · Year of first publication: 2012.
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Un buen amigo mio, el P. Pablo Domínguez, solía decir en nuestros comunes tiempos de estudiantes que el «Reino de los cielos es de los tontos». Yo sospecho que se me ha invitado a este encuentro por darme un empujoncito hacia ese reino que todos intentamos construir cada día. En otras palabras, porque hay pocos tantos útiles disponibles. Gracias.

Y, partiendo de esta disponibilidad, espero poder aportaros algunas reflexiones acerca del tema que se me ha encomendado.

Se me hace necesario hacer algunas advertencias:

  1. Primera advertencia: dice el titulo del Programa «Respuestas concre­tas desde situaciones concretas: La compañía de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad ante un mundo insolidario. Ayer»: s.XVII: hoy s.XX». Sospecho que en el fondo es el mismo que el que a mí se me encargó que, dicho más sencillamente es: «Las Misiones ‘ad gentes’ en tiempos de los fundadores y su realización hoy día». Debemos, pues, colocarnos en determinadas coordenadas antes de iniciar el trabajo:
    1. Tratamos de Misiones: «iniciativas mediante las cuales se pre­dica el Evangelio
    2. «Ad gentes»: predicación del Evangelio e implantación de la Iglesia entre pueblos o grupos que aún no creen en Cristo.
    3. en tiempos de los fundadores: 1617-1661 (como muy amplio)
    4. Por tanto: no trataremos de otras actividades como las Misiones populares, Misiones entre No Católicos, Misiones especiales…. tampoco de la evolución ni extensión de las mismas en el interperíodo
  2. Segunda advertencia: el acercamiento a este tema de las Misiones ad gen­tes puede realizarse desde distintas perspectivas: sociológicas, eclesiales, pastorales, catequéticas, antropológicas…y, también, histórica. A mí se me encargó hacerlo desde la última y mi intento va por ahí. Lo cierto es que me sentiría muy extraño fuera de ella.
    Por otra parte debo advertir que mi experiencia en el terreno práctico de la misión ad gentes es nula con todo lo que ello puede llevar de elementos positivos y negativos a la hora de acercarnos a este tema.
  3. Tercera advertencia: la metodología del acercamiento va a centrarse en los textos del mismo SVP o de los misioneros.
  4. Cuarta advertencia: los textos que he utilizado y que están al alcance de cualquiera (porque este tema lo puede trabajar cualquiera) son: obras de SVP (Sígueme y Coste) Constituciones y Estatutos de: Congregación de la Misión, HH. de la C., Asociación Nacional de C. SVP Sociedad de San V. de P. de España Asociación de la Medalla Milagrosa y Juventudes Marianas Vicencianas. Sobre SVP: las obras de J.M. Román, J. Corera y J. Calvet
  5. Quinta y última advertencia: como son éstas unas jornadas de refle­xión y estudio no sólo hablaré yo sino que tras mi exposición tendremos un rato para el estudio personal de determinados textos. Gracias a la preocupación de los beneméritos hermanos secretarios de SVP conservamos una importante colección de documentos de la época en que vivió san Vicente. Mi palabra de ánimo para de­sempolvarlos de nuestras bibliotecas y hacerlos nuestros: estoy convencido de que sólo desde ahí puede haber una reflexión profunda y seria. Y desde esa reflexión es de donde pueden venir las opciones personales al seguimiento del Evangelio en óptica vicenciana.

Pues dicho esto entramos en materia.

Hablar de Vicente de Paúl es traer a la memoria dos realidades: pobres y caridad. Y van a ser ambas las que configuren el carisma vicenciano, que son, a­demás, las dos elementos más nucleares del mensaje de Jesús de Nazaret. El caris­ma nace de una experiencia personal de encuentro (en este sentido cristiano es quien ha experimentado el encuentro personal con Jesucristo). Podemos, entonces, preguntarnos: las raíces del carisma personal de VP ¿de dónde arranca?

  • no parece que de una experiencia mística, es decir, de un encuentro extraordinario y directo con Jesucristo: Pablo, Fco. de Borja…
  • tampoco de la reflexión evangélica o mandato eclesial
  • el carisma vicenciano nace del análisis de los acontecimientos:»iqué ciego estaba! Dios mío iperdóname!»

Como todos sabemos el año 1617 marca el cambio de rumbo en la vida de SVP. Los sucesos de Gannes y Chatillon (que no vamos a analizar) son las objeti­vaciones del cambio. Los pobres (mejor ¡mi pobre!) estaban ya a la vista en la vida de SVP pero él no los había visto.

A partir de este momento los pobres no sólo van a ser «su peso» sino también en una expresión que aún hoy pone los pelos de punta «sus amos y señores». Las sucesivas organizaciones por él impulsadas deben entenderse en este contexto: los pobres deben ser evangelizados tanto de palabra como de obra. Y así nacen y se desarrollan las Cofradías de la Caridad, la atención casa a casa de los miserables de los suburbios parisinos, las misiones en los pueblos, la obra hospitalaria de los Buenos Hijos, los niños abandonados, los galeotes, los refugiados de las guerras y, también,     las Misiones Ad Gentes.

Allí donde vio que había pobres allí metió su persona, su capacidad organiza­tiva y a sus hombres y mujeres.

¿Murió tranquilo de su obra? Pues, no. Quedó sin terminar su obra más genial (a mi modo de ver) en favor del pobre: la cruzada para liberar a todos los escla­vos de un sólo golpe (luego diremos algo). Murió recomendando una y otra vez su ejecución. No llegó a ver su fracaso.

Estas son las obras iniciadas por SVP en favor del pobre. En qué momento de su vida las asumió es lo menos importante. De hecho todas ellas pasaron a perte­necer al carisma fundacional de algunas de sus organizaciones (Cofradías, CM, HH de la C.), que es lo que a nosotros más nos importa.

Si SVP tuvo un especial carisma para sintonizar con los acontecimientos de la historia no es menos cierto que lo tuvo para encontrar los cauces oportunos de solución. Detectar lo que Dios pedía de él ante cada nueva situación no era fácil y menos cuando Dios le pedía todo. La voluntad de Dios llegaba a Vicente a través de otras personas. El mérito de este hombre fue descubrirlo. Y así tropezamos con los condes de Gondí, con Margarita Nasseau, con los deseos del Papa, con las insinuaciones de Propaganda Fide, con los mandatos del Rey, con los deseos de Luisa de Gonzaga, etc… Todos ellos sirvieron de tienda de campaña (permitidme el símil) puesta por Dios para que los pobres y SVP se encontraran.

Y es en este contexto (atender a los pobres) y bajo una de estas llamadas (Propaganda Fide) como SVP utiliza esta técnica de evangelización llamadas Mi­siones ‘ad gentes’.

I.- Las misiones «Ad Gentes» y san Vicente de Paúl

Parece a simple vista difícil de comprender que SVP vise la pobreza más allá de sus narices. París, sus alrededores, Francia… pasaban por una fase desastrosa (especialmente para los grupos populares y campesinos): que SVP viese y socorriese estas necesidades entró dentro de lo normal. Pero ¿por qué mira más allá? Polonia, Irlanda, Islas Hébridas… Persia, Canadá, Madagascar….

Busquemos algunas respuestas:

  • desde el Evangelio: «los pobres siempre estarán entre vosotros«, «me ha enviado a evangelizarlos»
  • desde la historia del XVII vista por SVP: «Le confieso (P.Dehorgny) que siento un gran afecto y de­voción, según creo, a la propagación de la iglesia en los países de infieles por temor a que Dios la vaya destruyen do poco a poco por aquí y no quede nada dentro de cien años por culpa de nuestras depravadas costumbres, de estas nuevas opiniones que van creciendo cada día más y por la situa­ción de las cosas… ante éste miedo, son bienaventurados aquellos que pueden cooperar en la expansión de la iglesia por otros lugares (fuera de Europa)» 31 Agosto 1646
  • desde su visión de la obediencia eclesial: «Yo cree (P.Codoing) que, puesto que solamente su Santidad puede enviar ‘ad gentes’, todos los eclesiásticos están obligados a obedecer cuando él manda que vayan allá, y que ésta pequeña compañía se ha educado en esta disposición de que, dejándolo todo, cuando quiera Su santidad enviarla a capite ad calcem (de la cabeza a los pies) a esos países, irá de buen grado».

Vistas estas motivaciones presentamos el tema en dos apartados que nada tienen que ver con la cronología y sí con los resultados prácticos. Es decir, comenzamos con una serie de intentos de establecimiento misionero que no se concretarán luego lo haremos con aquellos que sí tuvieron efectividad.

 A) Intentos de establecimiento

1) ARABIA

Conocemos la petición de SVP a Propaganda Fide de una Misión en tal lugar. No se llevó a cabo. 1648

2) CANADA

En este caso la iniciativa le viene de una petición de la Supe­riora de un Hospital de Quebec. Está relacionado con los inten­tos de establecimiento francés en dicho territorio. SVP se dis­culpa por no poder atender la petición. 1452

3) INDIAS ORIENTALES

Ante el ofrecimiento que se le hace no parece que SVP tenga repa­ro tipo diríamos ideológico. Veamos algunos textos: «Lo que nos ha retenido fue… que había que empezar entregando seis mil escudos en aquel país, debido a la dificultad que hay para enviar dinero todos los años a aquel sitio. Además que si se va a Goa se podrá enviar todos los años de Lisboa a Goa y de allí a Ispaham. He pensado en un sacerdote y en un clérigo para Portugal» 1644. «Esté seguro de que no siento ninguna repugnancia ante la propuesta de las Indias» 1645. De hecho no se concretó nada.

4) LÍBANO

También se muestra dispuesto SVP no sólo a aceptar si­no que incluso piensa en dos misioneros concretos. Tampoco se lleva a cabo nada concreto. 1656

5) PERSIA

Un asunto que trajo en jaque a SVP durante unos cuantos años. Se trataba no sólo de enviar a alguno de sus hombres sino de aceptar al mismo tiempo el obispado de Babilonia. Como bien sabemos exis­tía una firme decisión en la Congregación de no aceptar ningún o­bispado. En este caso, sin embargo, parece SVP dispuesto a aceptarlo todo por satisfacer el deseo de una autoridad de la Iglesia. A pesar de todo no llegó a realizarse el proyecto. 1643

B) Establecimientos logrados

1) MADAGASCAR

Es propiamente la única Misión ad gentes en tiempos de SVP. La isla de Madagascar, descubierta y explotada desde hacía siglo y me­dio, seguía siendo mal conocida. Se sabía que era muy grande y muy diversa en as­pecto, clima y población. Los contactos con la población interior eran muy escasos. El clima era mortífero en los lugares costeros en que estaban establecidos los colonos. Dependientes de una Compañía comercial francesa para quien la isla no era otra cosa que un lugar de negocio.

La primera evangelización la inician los Jesuitas portugueses que pronto abandonaron la isla. Las dificultades de la distancia, clima y con la Compañía serán abun­dantes, como veremos.

a) la primera expedición, solicitada por el Nuncio del Papa en Fran­cia la componen los PP. Nacquart y Gondrée. Salen el 21 de Mayo de 1648 y llegan el 4 de Diciembre del mismo año. El P. Gondrée muere el 26 de Mayo de 1649 pocos meses después de llegar. El P. Nacquart un año después (29 de Mayo de 1650).

El éxito del P. Nacquart, a tenor de sus proyectos, parece induda­ble. Al cabo de tan poco tiemp9en carta escrita a SVP, le muestra sus principales necesidades: una Iglesia y un edificio para la misión, diez misioneros, HHC para ocuparse de: los enfermos, de las mujeres y de los niños, Hermanos coadjutores: arquitectos, médicos, carpinteros y maestros y un seminario.

b) La segunda expedición la componen dos padres y un hermano: los PP. Mousnier y Bourdaise y el Hno.Forest. Salen de Francia en Febrero de 1654 y llegan el 16 de Agosto de 1654. El P. Mousnier muere el 24 de Mayo de 1655. El P. Bourdaise llevará en soledad el peso de la misión con verdadero acierto.

c) La tercera expedición (y última de las que llegan) la componen los PP. Belleville, Dufour y Prevost. Salen el 29 de Octubre de 1655 y llegan el 13 de Junio de 1656. El P. Belleville muere el 18 de Enero de 1656 (en el mis­mo viaje); el P. Dufour el 8 de Agosto de 1656. El P. Prevost en Septiembre del mismo año y, por fin, el P. Bourdaise el 23 de Junio de 1657. Con él acaba la presencia vicenciana en Madagascar en vida de SVP.

d) Tres intentos fallidos

1656: dos padres y un hermano. Naufragan en el Loira y no siguen

1658: tres padres y un hermano. Tras una galerna son apresados por españoles y deben volver a París

1660: cuatro padres y un hermano. Tras llegar al Cabo de Buena Es­peranza deben volverse. Pasan catorce meses entre su salida y llegada a Francia, con una larga estancia en el citado cabo.

No nos detenemos en ningún documento de estas últimas aunque reconocemos el interés que tienen todas y cada una de las relaciones que se en­vían o llevan a San Lázaro.

C. Algunos interrogantes a modo de conclusión

  • ¿Por qué este empecinamiento de SVP?
  • ¿Qué supuso para la pequeña Compañía?
  • ¿Cómo reaccionaron aquellos hombres?

¿Y la reacción de SVP?

Veámosla:

  • «¿Será posible que seamos tan cobardes de corazón y tan poco hombres que abandonemos esta viña del Señor a la que nos ha llamado su divina Majestad, solamente porque han muerto allí cuatro o cinco personas? Decidme: ¿seria un buen ejército aquel que, por haber perdido dos mil o tres mil o cinco mil hombres, lo abandonase todo? iBonito sería ver un ejército de ese cali­bre huidizo y comodón! Pues lo mismo hemos de decir de la Mi­sión: ¡bonita compañía sería la de la Misión si, por haber te­nido cinco o seis bajas, abandonase la obra de Dios! !Una compa­ñía cobarde, apegada a la carne y a la sangre! No, yo no creo que en la compañía haya uno sólo que tenga tan pocos ánimos y que no esté dispuesto a ir a ocupar el lugar de los que han muerto«
  • Os digo todo esto, hermanos míos, para que os dispongáis a recibir las noticias que lleguen, sean cuales fueren, plenamente conformes con la voluntad de Dios y no os extrañe si nos dicen que han muerto los dos de Génova, que han fallecido todos los que estaban en Madagascar y no se os ocurra pensar que por ello hemos de abandonar Génova o Madagascar. ¡Dios mío, ni mucho menos! No podemos abandonar esos sitios: por el contrario, esto deben ser un motivo para que no lo hagamos, ya que fine esta la forma como se portó Dios al comienzo de la Iglesia, y es esto una señal de que su divina Majestad, que obra de este modo, desea seguir estableciéndola en estos países».

¿Y la reacción de Santa Luisa?

Aunque las HHC no participen en las Misiones ad Gentes, no es menos cierto que Santa Luisa vive el problema como suyo, máxime cuando los primeros misioneros piden hermanas para Madagascar. Veamos los textos en que la misma Santa Luisa cita Madagascar:

  • «Salude de mi parte a Sor Enriqueta (dice en una de sus cartas) y dígale que creo, aunque en broma, que ya sólo le queda el viaje a Madagascar para poder asustarla». La buena de Sor Enriqueta hizo un viaje muy largo por Francia pa­ra acceder a su nuevo destino.
  • «Es necesario hacer comprender a las jóvenes… que piden ser re­cibidas en la compañía de las HHC que no se trata de una religión ni de un hospital del que no se mueve una: sino que hay que ir continuamente en busca de los pobres enfermos a diferentes luga­res y haga el tiempo que haga, a horas fijas… La mayoría de nues­tras hermanas querrían que no se hiciera el embarque para Madagas­car sin ellas«. Al hermano Ducorneau 1658. Cuando se prepara una de las expediciones.
  • «Hágame la caridad de darme su santa bendición y ofrecer el deseo de nuestras Hermanas para Madagascar«. A SVP 1658 Poco después de la anterior
  • «Den gracias a Dios porque se ha servido preservar al señor Etienne del naufragio a que han estado expuestos durante quince días mien­tras iban rumbo a Madagascar! todos siguen su camino ¡Que Dios les conserve por su misericordia!». 1660 A una hermana.

¿Por qué este fracaso?

Fundamentalmente por tres razones: la distancia y el clima; el celo apostólico y la dependencia de las compañías comerciales.

2) BERBERIA (propiamente es una misión con cristianos en tierras no cristianas)

Norte de Africa, principalmente Túnez y Argel. Pertenece al Sultán de Constantinopla aunque los gobernadores de Argel y Túnez no reconocen en la práctica otra autoridad que la suya propia. Mantienen relaciones con Francia reguladas mediante unas capitulaciones en las que se reconoce la existencia de un cónsul que vela por los intereses de prácticamente todos los europeos (salvo Inglate­rra). Frecuentemente saquean las costas mediterráneas europeas y los barcos mercantes en busca de esclavos y como acciones de «guerra» (corso).

Los cautivos se vendían como esclavos en mercado público. Una vez compra­dos su amo disponía de ellos como cosas. Las mujeres normalmente iban a parar a los harenes y los hombres a los trabajos más duros de las canteras y a los remos de las galeras. Quienes renunciaban a su religión eran tenidos en una mayor con­sideración. ¿Y los cónsules? Pues, poco o muy poco. El soborno y los intereses comerciales primaban sobre la situación de estos esclavos.

La acción de SVP se centra en Argel y Túnez aunque se intentó también en Salé (Marruecos actual) donde fueron llamados por el cónsul francés pero no llegaron a ir por no enfrentarse con los recoletos.

Dos sucesos pueden estar en la base más lejana de esta preocupación de SVP por los esclavos de Berbería:

  • el conocimiento que tiene de sus sufrimientos por el contacto directo con dicha realidad. Desde 1619 es capellán general de galeras de Fran­cia por Decreto Real a propuesta del señor de Gondi
  • Añádase su conocimiento personal o por lecturas o testimonios de la situación de Berbería. En las famosas cartas de la cautividad dirigidas al sr. de Comet (1607-1608) muestra este conocimiento; si estuvo o no cautivo en Argel lo dejamos para otro lugar.

No es extraño, pues, que a comienzos de 1643 SVP exprese en una carta el proyecto de dar «de vez en cuando una especia de misión entre esos pobres es­clavos de Berbería».

Desde 1617 (Folleville) viene realizando esta práctica por los pueblos de los alrededores de París. Intenta, pues, llegar a estos pobres esclavos con la misma técnica. Para ello se monta una base en Marbella (1643). En el con­trato de fundación de esta casa (25 de Julio) entre SVP y la duquesa de Ai­guillón hay una cláusula que dice: «los sacerdotes de la Misión contraían la obligación expresa y perpetua de enviar a Berbería, cuando y como lo juzgaran oportuno, sacerdotes de la dicha Congregación de la Misión para consolar e instruir en la fe y el temor de Dios a los hombres cristianos cautivos y detenidos en dichos lugares y realizar en favor de ellos las mismas misiones, catecismos, instrucciones y exhortaciones, misas y oraciones que acostumbran».

¿De quién parte la idea? Del Rey? De la duquesa de Aiguillón? Del mismo SVP a través de la duquesa logra interesar al Rey? El documento ahí está.

El objetivo de tal misión queda muy claro en la siguiente nota que envía a uno de sus hombres: «No se le ha encargado a usted de las almas de los turcos, ni de los renegados, y su misión no se extiende a ellos, sino a los pobres cristianos cautivos» «usted ha sido enviado a Argel únicamente a consolar a las almas afligidas para animarlas a sufrir y ayudarles a perseverar en nuestra santa re­ligión»

La forma jurídica para poder entrar y establecerse la encuentra SVP en las capitulaciones entre Francia y el Gran Turco: «el cónsul francés podrá tener un capellán para su servicio! Aprovechándose de ello se entra en Tú­nez (1645) como capellán del cónsul francés. Las dificultades entre cónsul y los capellanes no tardarán en aparecer y eso hace que la duquesa de Aigui­llón compre los consulados de Argel y Túnez para confiarlos a, los hombres de SVP.

A partir de aquí tendrán, pues una triple función: cónsules de Francia, vicarios de la Santa Sede y responsables de los rescates.

Las dificultades le van a venir de todas partes:

  • La Santa Sede no ve con buenos ojos tal mezcolanza de funciones. SVP obviará la cuestión nombrando como cónsules a hermanos o clérigos sin ordenar.
  • Los Gobiernos no distinguen una función de otra. Aunque para SVP y sus hombres son misioneros para estos gobiernos son representantes para todo.

Ante esto SVP pensó en dejarlo y si no lo hizo fue por la calidad de su patrocinadora, la duquesa de Aiguillon.

En estos dos consulados van a permanecer hasta media docena de misioneros. Algunos mueren atendiendo a los apestados y un par de ellos asesinados en la boca de un cañón. No seria justo dejar de señalar al Hno. Barreau y al P. Le Va­cher. El primero por los quebraderos de cabeza que produjo a SVP (se lo pasa uno en grande repasando la correspondencia de SVP sobre esta persona) con sus prés­tamos personales y la fiabilidad que demostraba ante cualquiera que luego pagaba SVP. El segundo Por el temple que demostró en su estancia en Berbería que le llevaría a la muerte. De él se dice que cuando fue destinado a Túnez enfermó en Mar sella y el superior recomendó a SVP un cambio de destino. Su respuesta fue fulmi nante y curiosa: «Si está demasiado débil para llegar al barco, que lo lleven: si durante el viaje no puede resistir el mar que lo echen por la borda«. Ciertamente SVP conocía a sus hombres.

Los resultados fueron espectaculares en cuanto a la función misionera y a­sistencial entre los esclavos cristianos ganándose incluso el beneplácito del bey que permitió la llegada de más misioneros. En cuanto a la tarea de liberar esclavos (que aunque no era el objetivo pronto se vio el mismo SVP involucrado en ella) la situación no fue muy boyante: unos mil esclavos fueron rescatados bien con los dineros enviados por sus familiares bien por las colectas promovi­das en Francia. Era demasiado caro y lento.

Y es aquí donde entra en función uno de los aspectos de este genio de la organización y el padre, permítaseme, de todos los movimientos modernos de liberación (incluida la tan traída y llevada teología). Se le ocurre a SVP una «cru­zada militar para salvar de golpe a todos los esclavos». Para ello no sólo acude a la duquesa de Aiguillon, al rey y a Mazarino…; recoge la importante suma de 30.000 libras: consulta a las cabezas pensantes de París…; encuentra a la persona que puede llevar a cabo la empresa…

Poco antes de morir expresa: «Por aquí corre el rumor de que el comandan Paul ha puesto sitio a Argel, pero se ignora el resultado. En nombre de Dios, señor mío, dadme noticias«. Murió sin saberlas. La empresa nunca se llevó a cabo en la forma proyectada por SVP.

Interrogantes a modo de conclusión

  • ¿qué son más importantes: los pobres y su liberación o los fines de su Congregación?
  • ¿qué Vicente aparece en los momentos duros: el lanzado de Madagascar o el prudente como la serpiente (débito ante la de Aiguillon)
  • la última aventura: ¿zénit de su preocupación por la liberación del po­bre o demencia senil?

Terminamos con ello este recorrido por la preocupación misionera de SVP, y lo hacemos con unas cuantas consideraciones:

  • que SVP tuvo una real preocupación por el asunto como consecuencia del universalismo de su planteamiento liberador de los pobres
  • que entendió perfectamente que el «ir por todo el mundo a evangeli­zar» obligaba también a su pequeña comunidad
  • que supo prescindir (en momentos de tan escaso personal) de parte de sus misioneros necesarios para otras tareas (misiones en los pueblos, parroquias, seminarios…) en beneficio de la Misión ad gentes.
  • que, como en tantas obras, fue la llamada de un tercero la que movió su espíritu a iniciar la empresa.

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