LXI. Nuevas fundaciones en Francia y otros lugares
La CM creció en número de casas bajo el gobierno del sr. Wáter tanto en Francia como en los países extranjeros. Una de las fundaciones que le dio mayor consuelo fue el de Nuestra Señora de Buglose, en el pueblo de Pouy que era la patria del sr. Vicente. Era un lugar de devoción adonde un gran concurso de gente llegaba a honrar a la santísima Virgen. Desde que la CM se estableció allí y se vio venir a la Serenísima reina de España, viuda de Su Majestad Carlos II, que en las guerras acaecidas para mantener en el trono a Felipe V, de la casa de Francia, sospechosa de ser demasiado afecta al Emperador de quien era tía se vio obligada a retirarse a Bayona para disfrutar de su estancia ordinaria; y, desde la paz, Su Majestad no quiso salir de esta ciudad. Ella vino un día a entregar sus devociones a Notre-Dame de Buglose, donde el sr. Vicente, en su juventud, se había puesto igualmente bajo la protección de la santa Virgen. Fue un abate de distinción de esta región quien trabajó esta fundación con el consentimiento del señor Bernard d’Abadie, obispo de Dax, en cuya diócesis está esta capilla. Este prelado envía allí a los seminaristas; y hay tres sacerdotes en esta nueva casa que comenzó en 1704.
El señor Cyprien Bernard de Rezay, obispo de Angoulême, sintiéndose satisfecho por los trabajos de los Misioneros de Saintonge, que iban cada seis años a cumplir con una fundación de misión en las tierras del Señor de La Marguerie, hasta ahora presidente escribano en jefe en el parlamento de París, durante cuatro meses al año, encargado de la casa de San Lázaro, resolvió dar a la CM la dirección de su seminario ya construido y dotado de rentas, que había sido dirigido durante algún tiempo por ciertos eclesiásticos externos. Este prelado enviaba varios seminaristas al seminario de Périgueux, gobernado por una comunidad eclesiástica que realiza sus servicios en él con bendición. Unió a su seminario la capilla de Notre-Dame d’Obesine, fuera de las puertas de Angoulême, donde acude la gente con devoción, y uno de los sacerdotes de la Misión, debe realizar en ella como las funciones de Penitenciario de la diócesis, para las personas que tuvieran necesidad de hacer confesiones generales, o se hallaren preocupadas por algunas dificultades de conciencia. Se enviaron allí cuatro padres y dos hermanos, y el sr. Desortiaulx fue el primer superior.
Se había deseado hacía tiempo una fundación de la CM en Toulouse, ciudad capital del Languedoc. El sr. Rabi, vicario general del señor Édouard Colbert de Villacerf, arzobispo de esta ciudad, íntimo amigo de la CM, trabajó tan bien con el prelado quien por cierto le honraba con su estima; y le inclinó a establecerla en el seminario de Carman, en otros tiempos dirigido por el sr. Bonnal, que había reunido a unos eclesiásticos que vivían en comunidad; pero, el R. P. de la Chaise, confesor de Su Majestad, a instancia de sus cohermanos, que se ocupan del seminario mayor de la diócesis de Toulouse, suscitó obstáculos en el parlamento de París, que hicieron que esta buena voluntad se quedara sin efecto. La misma influencia había impedido de igual manera hasta ahora que los Misioneros se introdujeran en el priorato de Saint-Irénée Extramuros de Lyon, donde los antiguos canónigos regulares de San Agustín, que allí estaban, habían querido sustituirlos en su lugar; se expresó a Su Majestad que era mejor dar esta mesa prioral a religiosos de la misma orden, y los canónigos regulares Sainte-Geneviève tienen allí hoy una buena casa.
El sr. Rabi no perdió la resolución de establecer la Misión en Toulouse; dio sus bienes para ello. Mons. Arzobispo contribuyó a ello con una suma de dinero e hizo un legado (sic) importante en su muerte. Esta fundación se concluyó en 1704. El sr. Thibaud fue enviado como primer superior. Se dieron misiones en la diócesis que tuvieron gran éxito al principio, según las referencias que envió el nuevo superior. Los Señores de la ciudad dieron una buena acogida a los nuevos Misioneros; posteriormente los Capitouls que son los asesores de la ciudad, ennoblecieron su casa y sus bienes. Se ha comenzado a tener allí los retiros para los seglares, Señores del Parlamente han venido a ellos con satisfacción, dejando la casa de los RR. PP. Jesuitas donde iban anteriormente.
El mismo año 1704, los cardenales directores de la Congregación de Propaganda Fide a la que está sometido el colegio fundado en Aviñón por el cardenal de Brogny, saboyano, en favor de los jóvenes de esta nación para estudiar sobre todo las leyes, y en particular en favor de la juventud de la ciudad de Annecy, de cuyos alrededores había salido el cardenal, poderoso en la curia de Roma bajo el pontificado de Clemente VII, de la familia de los condes de Ginebra, desde los tiempos del gran cisma. Estos cardenales, digamos que enterados, de que a falta de buenos directores que usen la autoridad para contener a los jóvenes dentro del deber, había mucho desorden entre los escolares, quisieron ponerle remedio. Para ello creyeron poder obligar a los que fueran recibidos en este colegio a recibir el hábito eclesiástico, y a pensar en ir a trabajar (25º cuaderno) un día en las misiones extranjeras. Pensaron también que había que dar la dirección del colegio a alguna comunidad eclesiástica. Hasta entonces se la habían confiado a Señores de la congregación del Santísimo Sacramento, fundada por el sr. Authier; también se había pensado en dársela a los Srs. de Saint-Sulpice. Pero no se arregló. El Papa pensó en la CM de la Misión y dio orden al sr. Viganego, que era el 4º asistente del general para que fuera a ocuparse de este colegio. El sr. Wáter no autorizó esta fundación, sabiendo que Su Alteza Real de Saboya se interesaría por sus súbditos, que tienen allí sitios, y los de la ciudad de Annecy no quisieron enviar allá de los suyos para no contravenir a la fundación del cardenal de Brogny, que había pretendido educar allí a la juventud, no para prepares al estado eclesiástico, lo que se debía hacer en Annecy, incluso en el seminario, según las ordenanzas del obispo de Ginebra, sino para formarse en las leyes y prestar después servicio a su patria en la jurisprudencia. El sr. Viganego no dejó ir allá, y se le reunieron algunos sacerdotes italianos con algunos hermanos de la provincia de Lyon, siendo la voluntad del Papa que la casa dependiera de la provincia romana. Hasta hoy el superior general no lo ha autorizado. Solamente el sr. Bonnet, sucesor del sr. Wáter, nombró al sr. Viganego como superior de los sacerdotes de allí cuando pasó por allí haciendo sus visitas. Este superior ha reparado y acomodado muy bien todos los edificios, con el apoyo del vice-legado. Se ha hecho respetar para mantener el buen orden.
El Señor Jean-Claude de la Poipe, obispo de Poitiers, dio, en 1705, un nuevo seminario de jóvenes clérigos en la ciudad de Poitiers para la dirección de los Misioneros. El seminario estaba ya fundado en esta ciudad y fue una nueva casa distinta del seminario ordinario, donde se disponen los eclesiásticos para recibir las Órdenes bajo la dirección de los Misioneros. Esta nueva casa comenzó en 1706.
Las dos capillas dedicadas al santísima Virgen y servidas por los Misioneros, una en Valfleury, diócesis de Lyon, la otra en Montuzet, diócesis de Burdeos, fueron erigidas en nuevas casas, donde el general nombró superiores, para tener la dirección inmediata de los súbditos de la CM que residen en esos lugares. La primera es una dependencia del priorato de Savigneux-lès-Montbrizon, que el sr. Manis, último prior, canónigo de St.-Paul de Lyon, había comenzado por encargárselo a unos sacerdotes para satisfacer al gran número de peregrinos que llegan, obteniendo para ello un permiso del vicario general de Lyon para poner las misas a 20 sueldos, con el fin de contribuir a la subsistencia de los sacerdotes que confesarían en ella, pero en vista de la dificultad en hallar sacerdotes propios a este efecto, entregó esta capilla para ser atendida por los Misioneros que están allí desde 1688.
El sr. Jolly tuvo alguna dificultad para consentir en el envío de Misioneros y dio orden al visitador de que se informara bien si este puesto convenía al Instituto. Se habló después de unirlo a la CM separando hasta el priorato e Savigneux, adonde dicho prior había llamado a religiosos Benedictinos de St.-Maur; no se ha podido concluir todavía. La otra capilla estaba ya unida al seminario de Burdeos cuando éste fue entregado a la CM.
En Italia, Su Alteza Real Côme III, gran duque de Toscana, habiéndole tomado afecto a la Co, quiso tener una fundación de ella en la ciudad de Florencia. Llamó a los Misioneros en 1703 y les dio un terreno, mandando comenzar un edificio magnífico en él, que no se quiso continuar luego con el mismo plan que era demasiado soberbio. El sr. Scaramelli , que había sucedido al sr. Terrarossas, fallecido en San Lázaro, en su oficio de asistente general, se volvió a Roma, bajo el sr. Pierron y que, después de la muerte de este general, se volvió a Roma, de donde era, fue elegido para ser el primer superior de este establecimiento, importante y con doce sacerdotes. El sr. Wáter comunicó por su carta del 1º de enero de 1705: La nueva casa de Florencia ha aumentado por la erección, que se ha hecho, de un seminario externo, en primer lugar no se cambió más que misiones; comienza bien, con 16 seminaristas ya desde el primer año, se esperaba que el número iría en aumento.
Además, añade el sr. Wáter, N. S. P. el Papa ha querido que tres de nuestros sacerdotes tuvieran la dirección de una nueva casa en Roma, llamada la Academia de los nobles eclesiásticos, que es como una especie de seminario externo de gentileshombres, destinados a ocupar después puestos de distinción y hasta prelaturas; es una tercera casa en Roma, en un nuevo barrio, pero esta fundación no ha tenido todavía el último toque; el papa Clemente XI habiendo muerto después de un largo pontificado, sin darle la última mano, no se sabe qué harán los sucesores.
En el Estado eclesiástico, Mons. cardenal Balthazard Cenci, obispo de Fermo, en la Marca de Ancona, pidió a los Misioneros que dieran misiones en su diócesis y dirigieran un seminario al estilo de Francia durante un cierto tiempo a los eclesiásticos que aspiran a las órdenes, y no como se hacía en algunas ciudades de Italia, sobre todo en Roma, donde se contentan con los ejercicios de la ordenación. Este ilustre cardenal hizo la fundación, y se le enviaron obreros en 1703. Al año siguiente se hizo lo mismo en Barcelona, en Cataluña, y es la primera fundación hecha en España, donde todavía es única. Esto es lo que escribió el sr. Wáter. El señor obispo de Barcelona, su nombre era Salaz, hasta entonces religioso benedictino y luego cardenal, nombrado por el emperador Carlos VI, habiendo abrazado su partido con calor, en el tiempo que disputaba la corona de España, a instancias de dos de los más ilustres de su clero, uno era el sr. de Pages, canónigo de la catedral, que se murió después, habiendo pedido a Su Santidad sacerdotes de nuestra CM. Ella les envió tres con dos hermanos; hemos hecho superior de esta nueva casa al sr. Orsese, que es genovés. Tienen ya un pequeño seminario interno compuesto de dos o tres eclesiásticos de buena esperanza y de dos laicos; el sr. Balcone, milanés es su director, y el procurador es el sr. Navarese, español, que había entrado hacía unos diez años en la CM, en el seminario de Roma. Ellos se ejercitan ya en las funciones para los retiros, el seminario, y las ordenaciones. Se alojaban en una casa bastante cerca del palacio donde Carlos III tenía su corte; este príncipe acudía a menudo a su iglesia, y allí tuvo la ocasión de conocer la Misión, durante su estancia en Barcelona.