Historia general de la C.M., hasta el año 1720 (37. Asamblea sexenal)

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la MisiónLeave a Comment

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Author: Claude Joseph Lacour, C.M. · Translator: Máximo Agustín, C.M.. · Year of first publication: 1731.

Fue escrita por el Sr. Claude Joseph Lacour quien murió siendo Superior de la casa de la Congregación de la Misión de Sens el 29 de junio de 1731 en el priorato de San Georges de Marolles, donde fue enterrado. El manuscrito de l’Histoire générale de la Congrégation de la Mission de Claude-Joseph LACOUR cm, (Notice, Annales CM. t. 62, p. 137), se conserva en los Archivos de la Congregación de París. Ha sido publicado por el Señor Alfred MILON en los Annales de la CM., tomos 62 a 67. El texto ha sido recuperado y numerado por John RYBOLT cm. y un equipo, 1999- 2001. Algunos pasajes delicados habían sido omitidos en la edición de los Anales. Se han vuelto a introducir en conformidad con el original.


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San Vicente de Paúl
San Vicente de Paúl

XXXVII. Asamblea sexenal

No se vieron en adelante unos relatos tan amplios y tan circunstanciados del éxito de las funciones de la CM en las diferentes casas, y los superiores generales no informaron ya tan al detalle a las familias particulares, bien porque los empleos parecen funcionar mejor al principio, y porque al tomar las casas su ritmo de vida ordinario ya no se hace más que seguirlo. Hacía seis años, en 1679, que el sr. Jolly había sido elegido, y se vio obligado por las constituciones a mandar reunirse a las casas de las provincias para enviar de cada una a un sacerdote a San Lázaro, no por pluralidad de votos, como se hace para los dos diputados a la asamblea general que deben acompañar al visitador, sino que tenga los dos tercios para examinar a continuación entre ellos juntamente con los oficiales generales, si es el caso, para el bien de la Co, celebrar una asamblea general, o si se ha de esperar todavía otros seis años. Esto es lo que se llama asamblea sexenal. Y hasta entonces no se había tenido ninguna así, el sr. Almerás, a los seis años de su elección, habiendo creído conveniente convocó una general en 1668. Se concluyó en esta asamblea sexenal que no era necesaria una asamblea general tan pronto. No por ello se dejaron de enviar a estas asambleas diversas propuestas que se destinan para eso en las de provincias.

Como escribimos en las de Lyon, no tenemos conocimiento por las Memorias más que de las propuestas que allí se hicieron y de las respuestas que dio el general. Se recomendó a los directores de las misiones atenerse al reglamento y a la práctica de los consejos dados para las misiones, etc., a los inferiores de obedecer a los directores nombrados por los superiores. Se pensó que para las misas del jueves y sábado santo convenía acomodarse al uso de cada lugar en el que se da la misión, y así si es la costumbre de decir la misa esos días, se puede decir para no parecer singulares, y omitirla si tan sólo se dice la misa mayor, como en Italia, y comulgar juntos en la misa del párroco. Se promete cambiar en lo que se pueda a los particulares de casa sobre todo cuando tengan establecidos apegos, costumbres, o alguna antipatía entre sí. Sin embargo no resultaba fácil, viendo que nadie pide otra cosa que verse libre de los díscolos, y que nadie recibe así como así a las personas de rechazo. Se destaca que en San Lázaro se hacía estudiar a los jóvenes sacerdotes antes de su ordenación, en cuanto son capaces, y se les ejercitaba en al canto, en las ceremonias, en predicar, en catequizar sin poder hacer más a causa de las necesidades de la CM que no dejan tiempo para mantenerlos más en San Lázaro. Porque la gente se quejaba ya de que los nuevos sacerdotes llegados a las casas parecían demasiado nuevos en los oficios. También se dice que sería de desear que se pudiese enviar a las casas modelos de sermones y catecismos para las misiones, pero que no se habían podido preparar tan pronto; que una persona estaba encargada también de trabajar en las reglas de los oficios menores sin avanzar mucho. Se prometió recomendar a los que van a misiones que se preparen bien en la oración y el estudio de todo lo que se necesita para desempeñar bien su trabajo, y hacerse sobre todo cada vez más inteligentes respecto de los misterios de la religión.

Se dijo que en los seminarios externos se puede mandar leer a un seminarista las letanías del Nombre de Jesús por la mañana, y las de la Virgen por la tarde, con los actos del examen, como el lector de la mesa lo hace en San Lázaro; que no se debe hacer llamar a los seminaristas durante el desayuno, porque una situación así los llevaría poco a poco a ir perdiendo libertad; que en los lugares donde no hay párrocos, es suficiente con hacer la aspersión del agua bendita el primer domingo de cada mes; que está bien mandar leer los tres puntos enteros de la meditación del día siguiente a menos que sean demasiado largos; que se enviaría a las casas un modelo de consuetudinario, que no se estimaría que fuese necesario en los seminarios explicar el catecismo del Concilio de Trento, porque su Latín puede resultar un poco oscuro; era mejor decir educado, a menos que el obispo lo quiera, y excepto lo que se refiere a las misiones, no se tiene por lo demás un libro como más útil que otro; que no es costumbre de la CM encargarse fácilmente de la dirección de las Hijas de la Caridad, cuando no se tiene la parroquia del lugar; pero que solamente los visitadores, de paso por las ciudades donde se hallan establecidas, las visita, y que para guardar en ello la uniformidad necesaria, se preparará a este efecto una instrucción a la que se habrán de conformar; que no se puede poner en el mismo libro los decretos y los resultados de las asambleas generales; que finalmente se había resuelto en la asamblea de 1668 no hacer de ordinario más que una comunión general en las misiones, de lo que sin embargo había que exceptuar a los enfermos, y a los que no pueden asistir. La asamblea de la provincia de Lyon había presentado algunas peticiones. Los diputados por lo común no creen necesaria una cantidad tan grande y al rechazar varias de las propuestas para no fatigar al general, o que parecen limitar sus poderes en exceso.

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