El señor Vicente visto por su secretario, Luis Robineau. Artículos 306 al 310

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Luis RobineauLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Luis Robineau, C.M. · Traductor: Martín Abaitua, C.M.. · Año publicación original: 1995 · Fuente: Asociación Feyda.
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306. El Señor Vicente recibe a sus calumniadores.

Otro acto muy heroico es que esa misma parte adversaria, que conocía y sabía por experiencia la caridad y la mansedumbre del Señor Vicente —sucedió esto el mes de noviembre de 1658— resolvió un día venir a verlo a San Lázaro para hablarle del litigio, que aún había que dar por terminado y, a pesar de eso, todo lo que había hecho o dicho contra su fama y de lo que todavía continuaba hacien­do, si se presentaba la ocasión. No obstante todo eso, el Señor Vicen­te lo recibió y lo acogió y le habló todo ni más ni menos que si no hubiera pasado nada, y charló con él bastante tiempo en la salita de San José.

Notas del P. Dodin:

Recibe a unos calumniadores.

En la sección «Caridad con sus enemigos» (Abelly,III.168-177) pre­senta 15 ejemplos de la caridad del Sr. Vicente, pero omite el propor­cionado por L. Robineau.

307. Caridad del Señor Vicente con la señora de un burgués de París.

La esposa de un burgués de París, que tenía pendiente un proceso contra la Compañía y que también mantenía otro siguiendo las pasio­nes de su marido, y habiendo incluso llegado a vomitar algunas inju­rias contra el honor del Señor Vivente, aunque en su ausencia, (he sido testigo de algunas), esta mujer estando aún indignada contra el Señor Vicente y la Compañía, como viera a uno de nuestros Herma­nos coadjutores en una iglesia, fue donde él y le dijo: «Hermano, rue­gue a Dios por sus enemigos».

Pues bien, dicho Hermano, cuando le contó eso en mi presencia al Señor Vicente, el Señor Vicente pronunció estas palabras: «Dios la bendiga, y la honraré todavía más». Esto ocurrió a finales del año 1659, o a comienzos de 1660. Y, en efecto, no he notado que le haya tratado de otra manera, como ni tampoco a su marido, sino como un verdadero siervo de Dios y un verdadero cristiano.

En nota: véase el cuaderno de la Mortificación interior. De ahí se puede inferir si es verdadero, por lo que acaba de decirse, que el Señor Vicente honró tanto a sus enemigos y a los que le decían injurias y otras cosas, a quienes, sólo Dios sabe, si les tenía el honor y el respeto que sentía por sus amigos.

Notas del P. Dodin:

Caridad con la esposa de un burgués de París (fines de 1659-1660). Incidente omitido por L. Abelly.

308. El Señor Vicente manda rezar por el descanso del alma de un Presidente, que litigó contra él en el asunto de Toul.

Otro acto de Caridad que le he visto practicar es que, habiéndole dicho que cierto Presidente, que había pleiteado para hacerse con nuestras casas de Toul en Lorena para un hijo suyo, había muerto unos ocho días después de que perdiera el proceso. Inmediatamente el Señor Vicente me envió a depositar una nota en la sacristía para que se rezase por el descanso de su alma. Esto sucedió el año 1654.

Notas del P. Dodin:

Oración por un «Presidente», que había litigado contra él por el asunto de Toul en1654.

La casa de Toul fue fundada a instancias del Sr. Carlos-Cristián de Gournay, obispo de Scyllice’, y que llevaba la administración de la diócesis de Toul.

—En 1605 Domingo Thouvignon y dos Hermanos del Espíritu Santo resignan la fundación en favor de los huérfanos y de los enfermos en favor de Carlos de Gournay, mediante 2.000 libras del Ducado de Bar en rentas.

Carlos de Gournay ofrece la fundación a la Congregación de la Misión. Por un edicto real Juan Dehorgny es nombrado superior (mayo de 1635). Le acompañan Lamberto-aux-Couteaux y Antonio Colée.

—El 16 de junio de 1635, los dos Hermanos del Espíritu Santo ceden todos sus derechos en favor de las casas y el Hospicio mediante una renta de 600 libras.

—El 17 de marzo de 1637, el obispo de Toul, el Lugarteniente del Rey y el Maestre de los Regidores municipales decretan que la administración será asegurada por dos delegados y la Congregación de la Misión, y otorgan los dos tercios de los muebles e inmuebles adminis­trados por los Hermanos del Espíritu Santo a los nuevos administra­dores.

Durante 4 ó 5 años hubo numerosas objeciones. (Cf. Martin, Eugéne, Histoire des diocéses de Toul, de Nancy et de Saint-Dié, 1900­1903, 3 vols., in-8,t.I1,208 ss.).

—Diciembre de 1657, Luis XIV suprime la Encomienda del Espíritu Santo y la une a la Congregación de la Misión.

309. El Señor Vicente muestra mayor deferencia a los Padres Jesuítas, cuando son sometidos a las injurias públicas.

Un día, una de las Compañías más célebres que existe en la Iglesia de Dios, a saber, los Padres Jesuítas, perdieron un pleito aquí en el Parlamento de París, y de eso hace ya mucho tiempo. El hecho que causó mucho ruido, y movió a la mayor parte de la gente a silbar y despreciar a aquellos buenos Padres, cuando iban por las calles.

Pero el Señor Vicente actuó de una forma del todo opuesta, y sé esto por él mismo con ocasión de un asunto del que tuve que hablar con él un día. Me dijo que procuraba, cuando se encontraba con alguno de esos buenos Padres por las calles o por otros sitios, saludarles en voz más baja y darles mejor acogida que antes de la pérdida, decir muchas cosas buenas de ellos, y todo eso, digo, para tratar de reparar de alguna manera los desprecios y la confusión, y mover con su ejem­plo a las personas a apreciar a aquellos buenos Padres.

Notas del P. Dodin:

El Sr. Vicente muestra una mayor deferencia por los Padres Jesuítas que habían perdido un pleito y que eran silbados y despreciados por las calles.

Confidencia de L. Robineau.

310. Caridad para con el Hermano Chicot.

Se puede decir que, después de Dios, ha sido la caridad y la toleran­cia del Señor Vicente quienes han hecho que Nicolás Chicot esté todavía entre nosotros, y que atienda aquí a los enfermos con tanta gracia, tanto cuidado y, se puede decir, con tanta bendición, que todos estamos edificados. Porque este buen muchacho ha estado una tem­porada que no quería hacer nada, fuera de beber y comer y pasear. Eso motivó que algunos de la Casa murmuraran de que el Señor Vicente lo sufriera aquí y que por qué no lo despedía. Pero, el Señor Vicente escuchó todas esas quejas y no quiso tomar ninguna medida, aguantando al pobre muchacho en su enfermedad, puesto que, como había servido varios años al Prior de San Lázaro, a quién el Señor Vicente estaba muy agradecido, eso le fortalecía en el ánimo que tenía de sufrirlo, esperando que Dios le tocara y cambiara, como por su misericordia así ocurrió.

Notas del P. Dodin:

Caridad con el Hermano Nicolás Chicot.

El Hermano Nicolás Chicot no aparece ni en Abelly, ni en las obras actualmente conocidas de Vicente de Paúl, ni en el Catalogue du personel de la Congrégation de la Mission depuis l’origine (1625) jusqu’á la fin du XVIIIiéme siécle (A.M.MN 519-A) pu­blicado por Pedro Coste, 95 rue de Sévres, París,1911, in-8′, 640p.

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