Breve semblanza del padre Pedro Opeka

Francisco Javier Fernández ChentoTestigos vicencianosLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Ana y Daniel Facéras · Traductor: Javier F. Chento. · Año publicación original: 2005 · Fuente: "Abbé Pierre, Padre Pedro, Per un mondo di giustizia e di pace". Por Ana y Daniel Facéras. Editorial Jaca Book SpA,, Milán, junio de 2005, páginas 150-153..
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Padre Pedro Opeka

Padre Pedro Opeka

Pedro Pablo Opeka nace el 29 de junio de 1948 en San Martín, distrito del Gran Buenos Aires (Argentina), una tierra de hospitalidad sin límites. Su padre, Luis Opeka, y su madre, María Marolte, son eslovenos. En 1945 Luis Opeka, de profundas convicciones cristianas, es arrestado por los comunistas de Tito y se le condena a muerte por fusilación (el régimen de Tito en Yugoslavia obligaba a los cristianos a renunciar a su fe. Muchos de ellos se auto-exiliaron a Argentina). Consigue escapar y se dirige hacia Italia, en donde conoce a María, su esposa, antes de partir a Argentina.

Pedro Opeka crece en las calles de un suburbio de Buenos Aires. A los seis años, un Viernes Santo, su madre le ve con una espada de madera:

– «¿A dónde vas?»
– «Voy a buscar a los que mataron a Jesús.»

La conciencia de Pedro se va formando en los conceptos de justicia y verdad. Luis, su padre, es albañil y, por la vitalidad de Pedro, le suele llevar a las obras de construcción en los días en que no hay escuela. Aprende el oficio …

Entra como alumno interno en los Misioneros Paúles. Le toma gusto al estudio, al fútbol y al Evangelio. La personalidad de Jesús le fascina, le atraen el amor a los pobres y la vida sencilla.

Encuentra un eco de su vida en la de San Vicente de Paúl. Durante los años de su formación sigue y confirma la llamada que ha escuchado a los catorce años: será sacerdote …

A los veinte años, en 1968 se va, para completar su formación, a Ljubljana, en la Eslovenia yugoslava, tierra de ensueño y de una belleza natural excepcional, y tierra de sus padres. Sin embargo, su entusiasmo pronto se desvanece por la uniformidad de un comunismo monocromo que solamente tolera a los católicos. Pisó el freno. Con dos años allí tuvo suficiente. Pide a sus superiores un tiempo de descanso y viajar a Madagascar, en donde trabaja como albañil… en las parroquias vicencianas. Se convence de que será misionero, pero no regresa a Ljubljana para terminar sus estudios. Va al Instituto Católico de París ….

Akamasoa es el nombre de la comunidad que el Padre Pedro fundó en 1989. Se compone de 17 aldeas en los extraradios de Antananarivo, en donde viven más de 17.000 personas.

Akamasoa es el nombre de la comunidad que el Padre Pedro fundó en 1989. Se compone de 17 aldeas en los extraradios de Antananarivo, en donde viven más de 17.000 personas.

Su pasión por el fútbol hacen de él uno de los pilares de un equipo en las afueras de París. Argentino, héroe del equipo, conquistará la primera página de una revista de deportes, en 1974 …

Conoce la comunidad de Taizé, y viaja por toda Europa …

El 28 de septiembre de 1975, en Buenos Aires, es ordenado sacerdote. Es inmediatamente enviado a Madagascar, como párroco de Vangaindrano, en la costa sureste de la isla. Y comienza a actuar. Las ideas de Dom Helder Cámara le fascinan. Crea una comunidad de base donde se comparte la Palabra y las decisiones… Vangaindrano es una zona muy pobre. Pedro no tiene dudas: su puesto está entre los marginados. Trabaja con ellos en los campos de arroz, junto a cinco jóvenes misioneros eslovenos: Janez, Rado, Jankc, Tone y Rok. Para luchar eficazmente contra la pobreza tenemos que predicar con el ejemplo. Cuchillo en mano y con barro hasta la cintura, trabajando el arroz, luchando contra ratones y bacterias… las fiebres debilitan al Padre Pedro, que se ve obligado a ingresar varias veces en el hospital.

En 1989, gracias a sus buenos resultados entre los jóvenes, los superiores lo envían a Antananarivo, para encargarse de la formación de los seminaristas. Con el corazón roto deja el monte. Comienza otra historia. Pero Pedro no puede permanecer indiferente a los marginados dispersos por la capital. Sin el apoyo casi de nadie, tan sólo de unos amigos, se abre al diálogo con los marginados de las calles de Antananarivo, mostrándoles consideración y respeto.

P. Pedro Opeka y colaboradores

P. Pedro Opeka y colaboradores

Así comienza un largo proceso de concienciación para que recuperen poco a poco su dignidad de seres humanos. Detrás de la fatalidad de la exclusión, el padre Pedro ve a los heridos de estas familias, de estos niños. A pesar de la violencia, el desánimo, el fracaso… el largo período de paciencia, sacrificio y humildad da sus frutos.

Hoy viven en Akamasoa casi veinte mil personas, nueve mil niños, siete mil de ellos escolarizados, cerca de cuatro mil familias. El padre Pedro, el hijo de un albañil en Buenos Aires, pudo poco a poco ayudarlos a construir sus hogares, sus escuelas, sus clínicas, sus talleres  de formación y producción.

Se han creado puestos de trabajo gracias a las canteras de piedra y arena, a los talleres de artesanía y bordados, a los talleres de compost en los que examinan, clasifican y filtran los detritos del vertedero, al trabajo agrícola y a la construcción (albañiles, carpinteros, ebanistas, obreros…). Miles de familias han aprendido a vivir de nuevo en comunidad, rompiendo definitivamente el círculo vicioso de la pobreza. Los padres con trabajo y los infantes escolarizados han encontrado finalmente un futuro gracias al coraje y la perseverancia que se basa en el compartir, en el amor y en el respeto para todos. En donde han fallado la política, el programa del corazón ha sido exitoso y ha hecho que fluya el agua en el desierto de aquellas vidas rotas.

Estas personas han rescatado las reglas de la vida comunitaria, el respeto mutuo, la higiene y la participación en las tareas y reuniones de grupo.

Niños de Akamasoa

Niños de Akamasoa

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