Cada vez son más numerosas las personas que con cierta frecuencia se acercan a un hospital para hacerse un chequeo. A través de esta práctica intentan descubrir o poner remedio o prevenir alguna enfermedad. Me vais a permitir hacer un chequeo a una institución tan querida para nosotros como es la C. M. A este propósito, en respuesta a la invitación que me dirigió el P. A. Otero, Visitador, expondré algunos puntos sobre el estado actual de la C. M. Fue el P. A. Otero quien me ofreció por escrito un título que, por cierto, acepto de muy buena gana: «Realidad de la C. M. a nivel mundial desde la experiencia de 12 años de Vicario General».
En la primera parte aludiré a una serie de hechos de particular importancia, acaecidos en los dos últimos sexenios. En la segunda parte intentaré adentrarme en el alma de la C. M., es decir, en la corriente de vida que circula por el cuerpo, por las estructuras visibles de la C. M.
No pretendo ni mucho menos agotar una temática amplia y compleja. En el diálogo consiguiente a esta exposición tendremos la oportunidad de aclarar algunos conceptos y aludir a otras posibles informaciones.
I) Realidades, acontecimientos
¿Cuántos somos?
A finales del año 1965, cuando el Vaticano II tocaba a su fin, la Congregación de la Misión contaba con 1 Cardenal, 24 Obispos, 4.374 Sacerdotes, 843 Estudiantes con votos y 535 Hermanos con votos. En total 5.777. La C. M. contaba, además, con 489 Seminaristas aspirantes al sacerdocio y 48 Seminaristas aspirantes a Hermanos. En total entre los incorporados y los admitidos el número de miembros de la C. M. se elevaba a 6.314. Pilotaba la nave de la C. M. el P. William Slattery.
Según las últimas estadísticas oficiales, aparecidas en Vincentiana de marzo-junio de 2003, la C. M. cuenta con 1 cardenal, 29 Obispos, 3.085 Sacerdotes, 4 Diáconos permanentes, 129 Estudiantes con votos y 190 Hermanos con votos. En Total 3. 438. La C. M., cuenta, además, con 495 Seminaristas aspirantes al sacerdocio y con 30 Seminaristas aspirantes a Hermanos. En total entre los incorporados y los admitidos el número de miembros de la C. M. a mediados de 2003 se eleva 3.963.
Las cifras anteriores ponen de manifiesto que de 4.374 sacerdotes hemos pasado cuarenta años después a ser 3.085, de 843 Estudiantes y 535 Hermanos con votos respectivamente hemos pasado a ser 129 Estudiantes y 190 Hermanos con votos, de 489 Seminaristas aspirantes al sacerdocio y 48 aspirantes a Hermanos hemos pasado a ser 495 Seminaristas aspirantes al sacerdocio y 30 Seminaristas aspirantes a Hermanos. De 6.314 miembros incorporados de la C. M. en 1965 hemos pasado a ser a mediados del presente años 3.963.
Mención aparte merecen los misioneros, un centenar y medio, quienes debido a causas muy complejas se distanciaron de la comunidad, habiendo cancelado total o parcialmente su relación con la C. M.
La disminución del número de misioneros y aspirantes ha afectado a la C. M, de manera semejante a como se han visto afectadas la práctica totalidad de los Institutos y Congregaciones Religiosas.
¿A qué nos dedicamos?
En la actualidad los misioneros de la C. M. evangelizan a los pobres a través de muy diversos ministerios. En otros tiempos la C. M. llevaba a cabo sus actividades misioneras a través de un reducido número de ministerios: misiones populares, formación del clero, misiones «ad gentes», servicios pastorales en favor de las Hijas de la Caridad y animación de los laicados vicencianos.
A partir de las Constituciones de 1980-1984 la C. M. evangeliza a los pobres por medio de otros muchos ministerios. Hoy, digámoslo claramente, nos dedicamos a todo, convencidos de que la misión es una, pero los caminos o ministerios para llevarla a término dependen de la situación de cada lugar.
En la actualidad 850 misioneros desempeñan el ministerio parroquial, mientras que disminuye el número de misioneros cuyo ministerio es la formación sacerdotal y, dígase lo mismo, las misiones populares propiamente dichas.
En este último sexenio la C. M. ha asumido la responsabilidad sobre varios seminarios diocesanos: en Islas Salomón, Nueva Guinea Papúa, Ecuador, Mozambique y Colombia.
Documentos significativos para la vida de la Congregación de la Misión
- Ante todo las Constituciones y Estatutos. Se trata de dos documentos de particular importancia. A ellos se remite la C. M. de continuo y en ellos encuentra diseñada la propia identidad. De momento no se oyen dentro de la C. M. voces pidiendo la reforma de las Constituciones. Las Constituciones han sido tenidas en cuenta de manera gradual por los misioneros de la C. M. en los 20 años pasados al elegir los campos de misión, al evaluar nuestras respuestas en cuanto vicencianos, al relacionarnos con los obispos, al implicarnos en el apostolado con los laicos y de los laicos y al renovar nuestra vida ad intra.
- Tres documentos emanados de las sucesivas Asambleas Generales.
- XXXVII Asamblea General 1996: Líneas de Acción para la C. M. 1986-1992.
- XXXVIII Asamblea General 1992: Nueva Evangelización, hombres nuevos y comunidades renovadas.
- XXXIX Asamblea General 1998: Con la Familia Vicenciana afrontamos los desafíos de la misión en el umbral del nuevo milenio. XL Asamblea General, a celebrar en Roma el año 2004.
- Ratio Formationis para el Seminario Interno de la C. M., 1992.
- Ratio Formationis para el Seminario Mayor de la C. M., 1998.
- Hermanos para la Misión, 1990.
- Instrucción sobre los Votos, 1996.
- Guía Práctica del Visitador, 1998.
- Ratio Missionum, 2002.
- Guía Práctica del Superior Local, 2003.
Número de provincias y países en los que está presente la C.M.
- Provincias, 46
- Viceprovincias, 5: Costa Rica, Nigeria, Eritrea, Mozambique y San Cirilo y Metodio.
- Regiones, 4
Total: 51 Provincias y Viceprovincias, y 4 Regiones.
Téngase en cuenta que los misioneros de las 51 Provincias y Viceprovincias se encuentran presentes en 84 países. Nunca estuvo la C. M. tan dispersa como en el momento presente.
Nuvas provincias o viceprovincias
- Viceprovincia de San Justino de Jacobis, 1992.
- División de la Provincia de la India, dando como resultado dos nuevas Provincias, India Norte e India Sur, 1997.
- Viceprovincia de Nigeria, 1998.
- Viceprovincia de San Cirilo y Metodio, 2001.
Beatificaciones y canonizaciones
- Canonización de Juan Gabriel Perboyre, junio de 1996.
- Beatificación de Federico Ozanám, agosto de 1997.
- Canonización de Francisco Régis Clet, octubre de 2000.
- Beatificación de Marcantonio Durando, octubre de 2002.
- Beatificación de Sor Rosalía Rendu, 9 de noviembre de 2003.
Encuentros internacionales más importantes en estos dos últimos sexenios
- Primer «Mes vicenciano para Directores de Hijas de la Caridad». París 1990.
- Primer «Encuentro de Ecónomos Provinciales». París 1995.
- Mes vicenciano sobre «La Misión Popular». París 1997.
- Encuentro Vicenciano sobre «Nuestro apostolado en el mundo musulmán», Líbano 1999.
- Segundo «Mes vicenciano para Directores de Hijas de la Caridad». París 2001.
- «Mes vicenciano para Asesores y Asesoras de la Familia Vicenciana». París 2002.
- Segundo «Encuentro de Ecónomos Provinciales». Roma 2002.
Han recibido un nuevo impulso
- La formación permanente vicenciana. A finales del año 1992 fue creado el CIF (Centro Internacional de Formación), con sede en la Casa Madre. Esta institución ofrece tres modalidades: cursos de tres meses de formación, cursos de un mes y curso de investigación. En esta modalidad no se ha matriculado candidato alguno. Las Provincias con desigual fortuna ponen a disposición de los misioneros medios adecuados para la formación permanente.
- Misiones Internacionales o Interprovinciales. Esta nueva modalidad comenzó a finales del año 1992. Hoy siguen siendo misión internacional la Misión de las Islas Salomón, la Misión del Alto (Bolivia), y la Misión de Nueva Guinea Papúa. Las demás misiones dependen de alguna Provincia de la C. M.: Tanzania de las Provincias de la India, San Cirilo y Metodio es ya Viceprovincia, Albania depende de Nápoles y Mozambique es Viceprovincia.
- Conviene recordar que las Provincias en cuanto tales de la C. M. son responsables de no pocas misiones en otros territorios, v. g. Salamanca de Nacala, Zaragoza de Puesto Cortés y Barcelona de San Pedro Sula-Mosquitia.
- La Familia Vicenciana ha recibido un nuevo impulso sobre todo a partir de la Asamblea General de 1998. El S. General creyó conveniente nombrar, y nombró, un delegado suyo para la Familia Vicenciana. La relación de la C. M. con la Familia Vicenciana es cordial y cercana con el llamado «grupo reducido», no tanto con el llamado «grupo amplio».
- Creación de MISEVI (Misioneros Seglares Vicencianos). Tuvo lugar en Madrid el año 1997, consiguiendo como resultado unos Estatutos provisionales, y en 1999 recibiendo los Estatutos definitivos aprobados por la Santa Sede.
- Las Conferencias Continentales de Visitadores. Son cinco: Latinoamérica (Clapvi), Europa (Cevim), Asia (Apuc), África y Madagascar (Covian) y Estados Unidos (NCV). Funcionan todas con desigual fortuna. También funcionan las Conferencias de Visitadores en los países en los que hay más de una Provincia: España, Italia, Francia, USA, Brasil e India.
Encuentros sexenales de visitadores de la C.M.
El primero, durante este generalato, tuvo lugar en Salamanca el año 1996. El tema estudiado fue «El perfil del Visitador». El segundo tuvo lugar en Dublín, año 2001. El tema escogido fue «La animación de las comunidad local». En ambos encuentros se dedicó una porción de tiempo para ver cuál podría ser el tema de la siguiente Asamblea General.
Encuentros de nuevos visitadores, en Roma
Se celebraron en las siguientes fechas: enero de 1998, diciembre de 1999 y enero de 2002. El próximo tendrá lugar también en Roma en enero de 2004. La finalidad de estos encuentros, en los que participan los nuevos Visitadores, es la formación permanente de los mismos a base de un estudio detallado de la Guía Práctica del Visitador.
Encuentros regionales para la formación de los formadores
Ante la carencia de formadores en no pocas Provincias, pareció conveniente organizar encuentros anuales de formadores. Los formadores de las Provincias de Latinoamérica, África y Asia, a propuesta el Superior General, se reúnen a este fin cada año.
Fondo económico de la Curia General
Se trata en realidad de dos fondos económicos. El primero llamado «Fondo del Superior General», cuya finalidad es ayudar a las Provincias pobres para cubrir los gastos de la formación y de algunas obras de apostolado.
El segundo se llama «Fondo Misiones 2000 y 2004». Su finalidad es cubrir los gastos de las Misiones Internacionales.
Oficina de Solidaridad Vicenciana (VSO)
Se encuentra ubicada en Filadelfia. Administra este organismo el Hermano Peter Campbell, C. M. Su finalidad es conseguir recursos económicos para las Provincias y Misiones de la C. M. que no disponen de medios económicos. Esta oficina de solidaridad se parece a COVIDE, aunque sus estatutos fueron redactados con un criterio particular: la apertura a destinatarios pertenecientes en exclusiva a la C. M.
Solidaridad Interprovincial
Durante al actual generalato ha recibido un fuerte impulso la solidaridad interprovincial económica y en personal, teniendo en cuenta las Constituciones, los Estatutos y el documento aprobado por la Asamblea General de 1998. Las transferencias de cantidades económicas de las Provincias que poseen medios a las Provincias pobres han sido frecuentes. De estas cantidades, algunas se gestionan a través del Ecónomo General. Otras ayudas transitan por los puentes extendidos entre las Provincias que donan y las que los reciben, sin pasar por las manos del Ecónomo General. Todo lo relacionado con la economía de la C. M. ha recibido en estos dos sexenios un fuerte impulso. El Ecónomo General ha visitado bastantes Provincias de la C. M. a fin de examinar in situ la situación económica de alguna de ellas, asegurando su futuro.
Unificación de las Provincias de Estados Unidos
Las Provincias de USA son cinco. Debido a la falta de vocaciones los misioneros de dichas demarcaciones iniciaron hace ya algunos años un proceso de unificación de las Provincias. Hasta ahora se dieron los siguientes pasos: frecuentes encuentros de los cinco Visitadores, Consejos y misioneros particulares de las cinco Provincias, además de una sostenida campaña de información y de sensibilización. En un principio se pensó que la tarea sería fácil. Sin embargo, llegada la hora de tomar una decisión, los Visitadores y un elevado número de misioneros decidieron pisar el freno y, esto supuesto, dar tiempo al tiempo. A petición de los cinco Visitadores el Superior General firmó un decreto en el que se daba a los Visitadores la posibilidad de destinar a los miembros de la propia Provincia a otra distinta de los Estados Unidos, contando siempre con el parecer del otro Visitador y, por supuesto, del misionero en cuestión.
Las Provincias de Alemania y Austria han iniciado con no pocas cautelas y con bastante timidez un proceso de mutuo acercamiento.
Nuevos medios de comunicación
A partir de la Asamblea General de 1998 se ha establecido una red de comunicación universal de tal manera que no solo la C. M. sino toda la familia Vicenciana se encuentra mejor relacionada. Hoy nos comunicamos con rapidez inusitada, sirviéndonos de las nuevas técnicas. A través de estos medios en uso nos resulta fácil la mutua información, la solidaridad, la formación permanente y en definitiva un mejor servicio a los pobres. Los sitios Web de la C. M. , de las Provincias y de la Familia Vicenciana son cada vez más numerosos.
Relación con las Hijas de la Caridad
La relaciones de la C. M. con la Compañía de las Hijas de la Caridad, aunque desigual según los lugares y culturas, se puede calificar de muy buenas. Son fraternas y amplias en cuanto a los servicios pastorales que la C. M. presta a las Hijas de la Caridad y a la colaboración apostólica.
Sobre este particular me limito a recordar un hecho. Las provincias de las Hermanas son en el momento presente 80. Esto significa que son unos 80 los Directores Provinciales de las Hijas de la Caridad. La cifra es por sí misma significativa. En la actualidad, debido a distintos factores, se camina en una dirección. Los Directores Provinciales concentrarán en el futuro sus esfuerzos ante todo en la animación cristiana y vicenciana de las Hijas de la Caridad.
La Congregación de la Misión en España
Séanos permitido afirmar con santo orgullo que las Provincias de origen español: India Norte y Sur, Filipinas, en alguna medida también Madagascar, Perú, Venezuela, México y Puerto Rico, cuentan con medios suficientes, humanos y económicos, para recibir la antorcha, las que todavía no la han recibido, y para afrontar por sí solas con garantía el futuro. La Provincia de Cuba seguirá siendo la hermana pobre y necesitada de ayudas provenientes de otras procedencias.
En la actualidad el esfuerzo misionero «ad gentes» o «quasi ad gentes» de las Provincias de España se concentra en los lugares conocidos: Madagascar, San Pedro Sula, Puerto Cortés, Nacala y en ciertas ayudas pastorales a los emigrantes que llegan a USA, a Londres y Alemania. Debido a las circunstancias por todos conocidas, las Provincias de España no se encuentran en un momento de expansión, pero tampoco en un momento de encogimiento y mucho menos de decadencia. Téngase en cuenta que España es el país del mundo con más misioneros vicencianos fuera del propio territorio. Por supuesto, no es aconsejable que las Provincias cedan a la posible tentación, debido a las circunstancias, de encerrarse en sí mismas. Las Provincias que levantan muros en torno a su fronteras se empobrecen.
II) Vida de la Congregación de la Misión
La C. M. discurre dentro de un contexto particular. Una vez clausuradas las Asambleas Provinciales, la C. M. en cuanto tal enfila la recta final que le conducirá hasta los umbrales de la Asamblea General. Ésta tendrá lugar en Roma del 5 al 29 de Julio de 2004. Las Asambleas Generales son momentos fuertes en los que se intensifica la reflexión en orden a dar un nuevo impulso a la vida de la C. M. La próxima Asamblea General, la primera del S. XXI, lleva por título: «Nuestra identidad Vicenciana hoy, habiendo vivido las nuevas Constituciones durante 20 años: una evaluación y tres desafíos para el futuro».
Por otra parte, las Provincias de España celebrarán a partir de hoy, día 23 de setiembre, y durante todo el año 2004 el tercer centenario de la llegada de los misioneros de la C. M. a nuestro país, 1.704 – 2004. Las postales publicadas a propósito del tercer centenario incluyen con acierto dos subtítulos: 1704: primera presencia vicenciana y 2004: hacia una nueva presencia. Una celebración de tal naturaleza pide una mirada al pasado y una proyección hacia el futuro.
En resumen, la C. M. y, en particular, las Provincias de España, se encuentran dentro de un contexto peculiar a propósito para evaluar el pasado y el presente y, esto supuesto, para afrontar con acierto el futuro.
Unidad en la diversidad de la Congregación de la Misión
La C. M. es ahora una entidad mucho más universal y más descentralizada que en tiempos pasados. Los Visitadores cuentan con un elevado número de atribuciones y con un amplio margen de maniobra. Hoy las periferias de la C. M. dejan oír su voz y la inculturación del carisma vicenciano da pasos significativos. Sin embargo, el sentido de cuerpo unido recorre todos ámbitos de la C. M.
El primer signo de unidad se encuentra en la apelación de los misioneros al Fundador de la Misión, mezcla de respeto, admiración y afecto. La C. M. se siente unida en torno a su Fundador. Otro signo de unidad de la C. M. es la espiritualidad vicenciana. Los misioneros de muy distintas procedencias y culturas nos sentimos identificados y unidos con lo más nuclear de la espiritualidad vicenciana.
Por otra parte, los cauces abiertos a la participación favorecen en el momento presente la cohesión y la unidad. Son cauces de participación: las consultas, las elecciones, los proyectos provinciales y comunitarios, la elaboración de planes pastorales, las asambleas, las comisiones, los encuentros y la información. La participación alimenta el interés de los misioneros por la cosa congregacional y fortalece la unidad y el sentido de pertenencia.
También favorece la unidad la formación vicenciana impartida a los aspirantes a partir del Seminario Interno en todas las Provincias. En la C. M. hablamos un mismo idioma, debido a la formación vicenciana similar en todo el mundo.
La colaboración y las ayudas manifiestan y acrecientan el sentido de familia de la C. M.. Colaboración que corre por diversos caminos: pastoral, económica, misiones, formación, etc. La colaboración robustece la unidad de la C. M.
Por supuesto, la figura del Superior General favorece en buena medida la unidad de la C. M. Las Constituciones lo declaran: «Centro de unidad y coordinación de las Provincias» (C 102). Toca al Superior General fortalecer la unidad en el respeto a la diversidad, a la subsidiariedad y a la inculturación. En la práctica la figura el Superior General es reconocido como el símbolo visible de la unidad de la C. M. No se constatan en la actualidad signos de división o quebrantos que afecten a la unidad de la C. M.
Vocación
En términos generales en la C. M. se constata una creciente sensibilidad en lo tocante a la evangelización de los pobres. Las obras de apostolado, animadas por los misioneros de la C,. M., se desenvuelven en medios pobres o muy pobres, a veces en favor de la clase media tirando a pobre. En muy pocos casos en medios sociales ricos. El acercamiento de la C. M. a los pobres se manifiesta así mismo en la rica documentación aparecida en la C. M. en cuanto tal, empezando por las Constituciones y Estatutos, y en las Provincias, a base de alusiones explícitas, plasmadas en las Normas Provinciales y en una gama extensa de publicaciones.
En mi opinión, a veces los misioneros y las Provincias de la C. M. encuentran con demasiada facilidad motivaciones y excusas para seguir manteniendo algunas obras a pesar de que en realidad éstas no se ajustan al fin de la C. M.
Deseo decir, para terminar este apartado, que el saldo es en este orden de cosas positivo.
Vida comunitaria
Las Constituciones dedican a la vida comunitaria todo el capítulo II. En estos dos últimos sexenios la vida comunitaria ha sido con frecuencia objeto de reflexión y estudio. En el encuentro de Dublín los Visitadores reflexionaron a fondo sobre la vida comunitaria. Por otra parte, a las publicaciones recientes sobre la vida en común, muy numerosas, se sumará la Guía Práctica del Superior Local, de próxima aparición.
¿Cuál ha sido el resultado? En términos generales muy positivo. Basta señalar algunas aportaciones y valores sobre los que hoy se apoya la vida en común: la participación, la corresponsabilidad, el proyecto comunitario, el principio de subsidiariedad, el ejercicio de la autoridad como servicio, el respeto a la persona y los procesos de discernimiento comunitario.
El saldo es, en mi opinión, positivo. El clima de vida comunitaria ha mejorado en la C. M. Pero esto no nos permite cantar victoria. Con cierta frecuencia la vida comunitaria naufraga a causa de las incoherencias y fragilidades de los misioneros, lo mismo de los superiores que de los súbditos. Por eso mismo, conviene impulsar la formación permanente en orden a hacer posible una vida comunitaria cada más saludable para los misioneros y en definitiva para bien de la misión.
Consejos evangélicos y votos
En una ocasión un misionero experto en vicencianismo me manifestó su aprecio por los consejos evangélicos y al mismo tiempo su distanciamiento afectivo de los votos de la C. M. Consejos evangélicos y cinco virtudes sí, votos no, decía dicho misionero. Dejemos aparte la valoración formulada por el misionero del caso.
En mi opinión, la mayoría de los misioneros de la C. M. acepta con todas las consecuencias los consejos evangélicos, corroborados por los votos según los entiende la C. M. Son para ellos caminos de vida y de fecundidad evangélica. Otros misioneros asumen los votos en voz baja, en tono menor, desde una cierta indefinición tal vez por no haber descubierto a título personal todo el sentido positivo y el valor evangélico y vicenciano que encierran los votos en orden a la misión. Por supuesto, sería muy conveniente interpretar de nuevo y descubrir toda la riqueza y la significación que encierra el voto de estabilidad. Algunos misioneros de la C. M. se percatan de que emitieron el voto de estabilidad el día que inician las gestiones para abandonar la comunidad.
Deseo recordar que la Instrucción sobre los votos de la C. M., aparecida en enero de 1996, ha resultado ser un instrumento apto para la formación de los Seminaristas y Estudiantes
Oración
Las Constituciones dedican a la oración el capítulo IV. El camino recorrido por la C. M. ha sido a partir del Vaticano II largo y a veces tortuoso. Muchos de los aquí presentes recordamos las dificultades experimentadas en nuestras comunidades allá por los años setenta.
Hoy la situación ha cambiado. Somos conscientes de que el misionero debe apoyar su propia vida, sin dicotomías, sobre dos pies, el de la acción y el de la contemplación. Tal vez por eso, en la actualidad en la mayoría de las Provincias y Casas de la C. M. los misioneros oran en común.
Pero, dicho esto, siento el deber de afirmar que en repetidas ocasiones he constatado un hecho que no invita al optimismo. En algunas Provincias y comunidades locales la oración no encuentra acomodo. Es moneda poco cotizada. Y tal vez por eso, los cambios, las estrategias apostólicas, los proyectos y la vida misma de la C. M. en dicho lugares resultan en el mejor de los casos un tanto superficiales.
Acerca de la oración personal de los misioneros no me atrevo a opinar. Cada uno conoce la propia situación.
Formación de los nuestros
Me parece oportuno señalar dos puntos positivos. En primer lugar la colaboración interprovincial en lo concerniente al Seminario Interno. Esta colaboración se lleva a cabo en India, Italia, Francia, España y Portugal, Cono Sur de Latinoamérica, Brasil y Estados Unidos. A veces las Provincias pequeñas envían a sus Seminaristas a otra Provincia vecina. Es el caso de Hungría y Costa Rica. En segundo lugar cabe señalar la mejor formación vicenciana de los Seminaristas y Estudiantes, debido entre otros motivos a la recuperación de la identidad congregacional que se ha llevado a cabo a partir del Vaticano II. Debido igualmente a los numerosos estudios y publicaciones aparecidas en estos últimos decenios. En este orden de cosas la Provincia de Salamanca merece un fuerte aplauso por el servicio que a través de CEME ha prestado sobre todo a las Provincias de habla española.
Un hecho se ha dejado sentir en varias Provincias sobre todo de África y Latinoamérica. Me refiero a la falta de formadores para acompañar a los candidatos en dichas Provincias.
Me permito exponer una convicción personal. Los misioneros de la C. M. han estudiado poco en los tres últimos decenios, debido tal vez al deseo por parte de los jóvenes de entregarse con cierta inmediatez al ministerio pastoral y debido también a que la C. M. ha clausurado casi todos los centros de estudios filosóficos y teológicos, en los que con profesores propios los candidatos a la C. M. recibían la formación académica y vicenciana. Con frecuencia ha faltado aliciente para que los misioneros jóvenes se especialicen en las Universidades. Creo que la C. M. debería preparar a conciencia a los misioneros facilitándoles el acceso a las universidades.
Conclusión
La C. M. es una entidad viva y en constante movimiento. Prosigue la reflexión sobre su propia identidad y la adaptación a los diversos lugares y culturas del mundo. En la actualidad presenciamos un hecho que nos afecta muy de cerca. Las Provincias de Europa occidental y Estados Unidos se debaten entre la esperanza y la falta de vocaciones. Al mismo tiempo las Provincias del llamado tercer mundo ven el futuro con esperanza, dado que los jóvenes siguen llamando a la puerta de las casas de formación. Se requiere para bien de la Pequeña Compañía un diálogo en profundidad entre las partes.
Hemos disertado a grandes rasgos sobre algunos hechos y situaciones de la C. M. en el mundo. Es normal que cada uno de nosotros tenga su propia opinión a este respecto. En todo caso, convendría que todos nos preguntáramos alguna vez: ¿Cómo aparece a los ojos el Señor la C. M.? ¿Qué pensará de nosotros? ¿Estará contento San Vicente con el grado de fidelidad y las respuestas que en realidad estamos dando hoy en cuanto misioneros de la C. M.? Cada misionero de la C. M. desempeña uno u otro ministerio. ¿Ponemos fuego y vida, a ejemplo de San Vicente, en todo cuanto somos y hacemos? Tal vez sea éste el gran reto que tiene ante sí la C. M.
Ignacio Fernández de Mendoza, C.M.
Vicario General
NOTA: Esta conferencia fue pronunciada al comienzo de la visita oficial a la Provincia de Salamanca, año 2004