1650. Luisa de Marillac da cuenta a Vicente de Paúl de su visita al Procurador general en relación con la solicitud de reconocimiento legal de la Compañía de las Hijas de la Caridad y dice que al contestarle al Procurador que pretendían ser seculares en lugar de regulares, aquel le había dicho que no había ejemplos de ello, ante lo que ella alegó el caso de las hijas de la Señora de Villeneuve, que iban por todas partes. El Procurador le había dicho que no desaprobaba el proyecto y habló bien de la Compañía, pero añadió que un asunto de tal importancia requería pensarlo bien. Ella le pidió que, si la cosa no debía continuar, la destruyera completamente y que, si era buena, la estableciese sólidamente y mencionó que con esta intención habían ensayado durante al menos doce o quince años sin que, por la gracia de Dios, se hubieran presentado inconvenientes. El Procurador le pidió que le diera unas semanas para pensar en ello.
1900. En Cracovia, el P. Pedro Soubieille, considerado por la Provincia de Cracovia como su restaurador, muere con setenta y un años. Cuando, en el mes de agosto de 1866, llegó a Polonia, la Provincia de la que había sido nombrado visitador contaba con una quincena de sacerdotes, dos casas en Cracovia y una en Culm; a su muerte, los sacerdotes eran cuarenta y siete, los estudiantes y seminaristas, cincuenta y seis y las casas ocho. Quizás otro visitador distinto del P. Soubieille, que carecía de audacia en la iniciativa, habría dado mayor envergadura a algunas obras, pero cabe preguntarse justificadamente si habría podido asentar sobre un espíritu de fe más auténtico la provincia restaurada. Ante los escasos frutos del seminario interno que había abierto en 1867, el P. Soubieille comprendió la necesidad de una escuela apostólica, obra recomendada en 1878 por la XXIV Asamblea General de la Congregación. Así fue como el pequeño seminario, cuya dirección confió al ardiente y piadoso P. Jean Binek, infundió a la Provincia la juventud que necesitaba. Poniendo en primer plano el trabajo de las misiones y llevado por su amor a los pobres, creó, en el suburbio de Kleparz, en Cracovia, hermosas obras de apostolado para los niños y los adultos. Su confesionario se vio asediado por los penitentes, que debido a su acento le llamaban el padre húngaro, sin percatarse de que había nacido en Souprosse, a unos treinta kilómetros de Pouy, lugar de nacimiento de san Vicente de Paúl. En la misma diócesis de Aire en la que había nacido, realizó sus estudios eclesiásticos, siendo uno de sus profesores el P. Tomás Casimiro Francisco de Ladoue, futuro Obispo de Nevers, con el que mantuvo durante mucho tiempo una relación de amistad. Antes de entrar en la Congregación de la Misión, el P. Soubieille fue vicario de Dax durante dos años. Al poco de su admisión fue enviado como profesor de filosofía a Châlons-sur-Marne; a continuación probó los encantos de la teología moral y dogmática, y en 1862, fue nombrado superior del lugar. El 19 de julio de 1866, el superior general de la Congregación de la Misión, P. Juan Bautista Étienne, lo nombró visitador de Cracovia y superior de la casa de Kleparz.