6. Renacimiento para la Vida
La salud del Padre Portail oscilaba bastante (cf. SV I,526; V,588; VI,191). Todavía en 1640, San Vicente da noticias de un problema que le afectaba a la vista (cf. SV I,288). Con el pasar de los años, los achaques aumentan, no sólo para Portail, como también para Luisa, Vicente y varios Cohermanos de la primera generación (cf. SV VI,581; VII,60). El riguroso invierno de 1658-1659 quebrantó la salud de Portail, obligándolo a disminuir el ritmo de sus actividades (cf. SV VIII,248). En enero de 1659, Santa Luisa escribe a una Hermana: «El Padre Portail, durante todo el invierno, estuvo enfermo. De momento, ya está como siempre, aunque nuestras Hermanas no tengan el consuelo de hablarle, sino raramente, por causa de esta enfermedad» (SL C.669).Sorprendentemente, un año después, Luisa dirá: «El Padre Portail está mucho mejor que en el año pasado» (SL C.714. cf. SL C.718). El día 13 de febrero de 1660, Vicente comunica al superior de la Casa de Varsovia: «La señorita Le Gras cayó enferma poco después, hasta el punto de que no nos atrevemos a esperar que se recupere; estamos muy preocupados. Y lo que colma nuestro dolor es que el Padre Portail está también gravemente enfermo. Los dos han recibido el viático el mismo día» (SV VIII,241).
Después de nueve días de enfermedad, Antonio Portail partió a la Misión del Cielo, el 14 de febrero de 1660, un mes antes que Luisa y siete meses antes que su fundador. Era, entonces, septuagenario y su tiempo de pertenencia a la Compañía correspondía a la edad de la misma: 45 anos. El fruto ya estaba maduro y el Señor vino a recogerlo. Pasada la probación de la vida, disipada la niebla de las humanas inseguridades, el Cielo se abrió para acoger quién ya en la tierra en Dios viviera, en la fecunda simplicidad de una vida hecha donación. Delante del Dios de toda consolación, podría Portail haber hecho suya la poética intuición de Monseñor Pedro Casaldáliga: «Llegué a la eternidad con el gozoso asombro de ver que anduve toda la vida en la palma de Tu mano».
En una circular a varios Cohermanos, San Vicente comunica, consternado, el fallecimiento de su compañero de la primera hora: «Dios nos ha querido privar del buen Padre Portail. Murió el sábado, 14 de este mes, que era el noveno de su enfermedad; comenzó con una especie de letargo, que se convirtió luego en fiebre continua y en otros espasmos. Después, tuvo la conciencia y el habla bastantes libres. Siempre había tenido miedo de morir, pero al ver acercarse la muerte la consideró como paz y resignación y me dijo varias veces, cuando le visitaba, que no le quedaba ninguna huella de sus temores pasados. Terminó como había vivido, usando bien sus sufrimientos, practicando las virtudes, deseando honrar a Dios y consumir sus días como Nuestro Señor en el cumplimiento de su voluntad. Fue uno de los primeros que trabajaron en las misiones y contribuyó siempre a la demás ocupaciones de la compañía, a la que hizo notables servicios; de forma que habríamos perdido mucho en su persona si Dios no dispusiese todas las cosas para mayor bien y no nos hiciese encontrar nuestro beneficio donde creemos recibir algún daño. Hay motivos para esperar que este servidor suyo nos será más útil en el cielo que lo hubiese sido en la tierra» (SV VIII,248;257). Sabemos que San Vicente pronunció una conferencia sobre las virtudes del Padre Portail, el día 20 de febrero de 1660. Lamentablemente, el texto no llegó hasta nosotros (cf. SV XII,484). Coste menciona también una carta de Vicente a una sobrina de Portail, religiosa Ursulina, en la cual él comunica la muerte de su venerado compañero (cf. SV VIII,303). Para los que creen, el fin es un comienzo infinito que se llama eternidad: vida pacificada en la acogida maternal del único amor capaz de llenar todos los vacíos de la existencia y de conducirla a la plenitud tan soñada.
One Comment on “Obrero de la primera hora: Padre Portail en mosaico (VI)”
Muy buenos y oportunos para este año jubilar todos los datos históricos de los primeros sacerdotes de CM. Me he aprovechado de su lectura y sobre todo para traer a nuestros tiempos con todas las H:C nuestra historia
S. Aceneth