Historia general de la C.M., hasta el año 1720 (54. Dirección del sr. Pierron)

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la MisiónLeave a Comment

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Author: Claude Joseph Lacour, C.M. · Translator: Máximo Agustín, C.M.. · Year of first publication: 1731.

Fue escrita por el Sr. Claude Joseph Lacour quien murió siendo Superior de la casa de la Congregación de la Misión de Sens el 29 de junio de 1731 en el priorato de San Georges de Marolles, donde fue enterrado. El manuscrito de l’Histoire générale de la Congrégation de la Mission de Claude-Joseph LACOUR cm, (Notice, Annales CM. t. 62, p. 137), se conserva en los Archivos de la Congregación de París. Ha sido publicado por el Señor Alfred MILON en los Annales de la CM., tomos 62 a 67. El texto ha sido recuperado y numerado por John RYBOLT cm. y un equipo, 1999- 2001. Algunos pasajes delicados habían sido omitidos en la edición de los Anales. Se han vuelto a introducir en conformidad con el original.


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San Vicente de Paúl
San Vicente de Paúl

LIV. Dirección del sr. Pierron

Se sentía compasión en San Lázaro porque el sr. Pierron se mostraba tristón e inquieto por verse general. Ya se ha advertido que no había aceptado este encargo sino con extrema repugnancia. Y nunca logró superarla. Trabajo le costaba hasta recibir a personas incluso de distinción, que le solicitaban en la puerta, tanto que el sr. Faure, su asistente, se vio alguna vez en la obligación de decirle: ¿En qué piensa, Señor, si no acoge con honradez a tales gentes?. Y él replicaba: ¿para qué me eligieron general? ¿No les había yo dicho a ustedes que no era apto para este cargo? Su pena iba en aumento al comprobar ciertos desórdenes que se deslizaron en los estudiantes a y en otros jóvenes, atribuyendo todas estas cosas que sucedían en la casa de San Lázaro a su deficiencia para el gobierno. Se deshicieron de todos estos sujetos díscolos como lo merecían.

Algunas casas particulares le cansaban más por las quejas que resultaban. En Rochefort, se vieron mezclados con el sr. Intendente Bégon, por el terreno que el Rey había otorgado, con el fin de construir en él la iglesia y la casa. Estaba ocupado ya por el sr. Intendente y bien a sus anchas, El sr. Lescuyer, quien era párroco, debió venir a París para sostener sus derechos. En Marsella algunos capellanes causaron problemas. Se había escrito que era procedente tener más cuidado con estos señores, como es obligación, de hacer establecer a un Misionero a como capellán de la Vieille-Réale, donde se atiende a los enfermos antes de llevarlos al hospital; se obtuvo de la Corte con los sueldos acostumbrados. Pero los otros capellanes no estuvieron conformes; escribieron por su parte. El sr. de Montmors, intendente por entonces en el puerto de Marsella, apostilló un memoria facilitada por un capellán, en la que la propia reputación del sr. Boulanger, superior de Marsella, aunque reconocido buen hombre de bien, no era perdonada; este escrito fue enviado a la Corte, al sr. conde de Pont-Chartrain, ministro de la marina. Había que quitar a este capellán y nombrar otro superior en lugar del sr. Boulanger. Toda esto entristecía al sr. Pierron.

No obstante se comenzaba a recibir buenos individuos en la a CM y a realizar las funciones con éxito, de lo cual el sr. Pierron informó varias veces al comienzo del año, según la costumbre, a las casas de la Co, que llevaban mucho tiempo sin saber nada, por la gravedad del difunto sr. Jolly, y de sus dificultades ocurridas después de la elección de su sucesor.

La CM, dice en su carta del 1º de enero de 1700, está en paz y unión. Se trabaja con buen resultado en todos nuestros oficios. Esta casa es bien numerosa, en ella se hallan actualmente 66 estudiantes, la mayor parte con buenas esperanzas. El seminario interno está lleno con 45 seminaristas, sin contar una quincena que se encuentran en las otras casas. Las casas y nuevas funciones se hacen siempre con celo y bastantes bendiciones. No se hablaba ya a de los ejercicios de los ordenandos que se habían celebrado regularmente en San Lázaro cinco veces al año, mientras que el Señor François de Harlay había sido arzobispo de París, se rogaba a los doctores de la Sorbona que dieran las conversaciones de moral, por la mañana, y de piedad por la tarde, con el fin de darles más lustre. Pero Mons. Louis-Antoine de Noailles ya obispo de Châlons, que le había sucedido y ordenado un seminario para todos aquellos de su diócesis que recibirían las Órdenes, estos ejercicios fueron suprimidos. Se tuvieron algunos años después, por orden de Su Eminencia, retiros de párrocos y otros eclesiásticos, que tuvieron fama y fueron concurridos.

La carta del sr. Pierron continúa: El seminario interno de Lyon, los de Cahors y de Angers tienen más seminaristas de la cuenta. Se había tomado la resolución en la última asamblea de poner en Dijon el que no se había podido en Toul; pero la casa que tennos allí tiene un escaso fondo, no sabemos qué medidas tomar para conseguirlo. Se les manda venir aquí a los clérigos que hacen los votos en Angers, los otros tienen estudios en Lyon y en Cahors. Dos años después el sr. Pierron escribía igualmente. Cada casa se las arregla como puede con sus obligaciones; en todas partes se vive en unión y en paz, lo que constituye nuestra verdadera riqueza y lo que tenemos de más preciado. Hay en nuestra casa una juventud numerosa y, entre otros, 75 estudiantes que forman la esperanza de la Co, mientras que ella los mantiene con grandes gastos; en el seminario hay 40 seminaristas, aparte de los que están en las casas particulares. Habría más en Lyon, Cahors y Angers, si estas casas pudieran sostenerlos. Se ve por estas cartas cuál era el estado de la CM bajo el generalato del sr. Pierron, y cómo se multiplicaba en súbditos.

 

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