XXVI. Preguntas hechas en la asamblea y las respuestas
Solamente nos quedará para terminar cuanto se refiera a las resoluciones de esta asamblea hablar de la peticiones que en ella se hicieron y de las respuestas que da el sr. Jolly enviándoselas por escrito a todas las casas. Se preguntó si era costumbre que los sacerdotes celebrasen todos los días yendo de viaje, si no convenía asistir a las tesis, y llevar a ellas a los seminaristas externos, si se podían dictar escritos de teología a éstos, si debían pagar los miembros de la CM el gasto que hacen al pasar, y cuando permanecen algunos días en las casas, y en qué forma, si se debe convidar a los seminaristas externos cuando dicen la lección en clase, repiten la oración, servirles en la mesa antes de los demás, si los hermanos pueden leer en la mesa desde el púlpito del lector, cuando no se les oye desde otra parte, y si deben estar descubiertos al leer, y al servir, si los nuestros no deben nunca tener cortinas de cama, ni siquiera cuando duermen varios en una misma habitación, y también para los seminaristas externos. Si conviene dar a los hermanos ropas de invierno, y de verano distinguidas. Si se puede tolerar llenar los cuartillos el viernes por la noche llevar pabellones de la cama en misiones. Si el admonitor cuando va a misiones debe dejar a otro consejero que se queda en casa sellos para las cartas que escriban los particulares al general, o al visitador. Si se ha de obligar a los clérigos o sacerdotes jóvenes de la CM encargados del canto y de las ceremonias en los seminarios acudir a las clases que se dan cuando no han acabado sus estudios, y no son todavía capaces.
El sr. Jolly satisfizo a todas estas peticiones señalando que de viaje se dice todos los días la Misa, cuando se puede con comodidad. Hasta ahora se han excusado siempre que se ha podido ir a las disputas de las cosas por varios inconvenientes, dejando sin embargo al juicio del superior enviar a algunos en ciertos casos, y sobre todo cuando los obispos lo desean. Y que faltan (?) razones para los que se pueden desempeñar con honor. A eso se han de atener y nadie se ha de exponer a disputar sin una orden del superior, en cuanto a los seminaristas externos los pueden llevar sin dificultad, y que disputen si están en condiciones de hacerlo. Que no se deben dictar por escrito, siendo la costumbre enseñar los libros impresos. Que cuando se permanece más de tres días en una casa, o no se ha de volver a ella es razonable pagar los gastos, que serán fijados por el visitador según la diversidad de los lugares. Conviene convidar a los seminaristas cuando hablan en clase o en la oración. Que para el servicio de la mesa se comience siempre por la primera, luego por las siguientes, sin servir a nadie más que como respuesta a este orden, que pide así que se sirva la mesa del superior antes que la de los seminaristas, que se convide a los hermanos lectores y sirvientes a la mesa. Que allí donde haya seminaristas, no lean en el púlpito del lector si es elevado.
Las respuestas continúan, la costumbre de la CM ha sido desde un principio de no servirse de cortinas de cama, a no ser para los enfermos, de manera que los visitadores las quitaron cuando se pusieron fuera del caso de enfermedad. Cuando la pobreza obligaba a seguir así y que fue suficiente con colocar telas alrededor de los lugares, cuando varios duermen en una misma habitación, para no verse unos a otros al ponerse o quitarse la ropa, pero que los seminaristas tienen cortinas. Que hasta ahora no se ha determinado nada para cambiar de vestido en invierno, en verano, etc, ni para los sacerdotes ni para los hermanos. Que se dan no obstante ropas de verano a los hermanos que van con frecuencia a la ciudad, a veces abrigos más ligeros a los que no van con tanta frecuencia, y jubones de tela a loa otros que tienen oficios duros con calzas. También si lo necesitan. El superior debe juzgar de la necesidad de cada uno y proveer a ello con caridad que los viernes por la noche por la abstinencia, se les eche en los cuartillos los dos tercios sólo del vino ordinario, y medio sextario en colación los días de ayuno (0.19 litros). Que sería demasiado embarazoso colocar pabellones de cama (?) en misión, que en caso de que el admonitor se vaya debe dejar sellos en el lugar de los consejeros para las cartas de los particulares, dirigidas al general o al visitador, advirtiendo el superior que está, con el fin de que se dirijan a él. Pero al regreso del admonitor, se le devolverán estos sellos. Conviene enviar a los clérigos y a los sacerdotes jóvenes a las lecciones de teología en los seminarios a menos que el superior no lo juzgue conveniente por alguna razón. Y entonces les asignará a uno de los profesores particulares, o a otro sacerdote que les ayude en sus estudios.