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Padre:
No me acordé de preguntarle si podía comunicar esto a nuestras hermanas, y no lo he hecho. Permítame decirle a su caridad que la explicación dada en nuestro reglamento sobre Hijas de la Caridad, me hace desear la continuación de este título, que se ha omitido, quizás por descuido en la memoria de la fundación.
Ese término tan absoluto de dependencia del señor obispo, ¿no nos podrá perjudicar más adelante, al darnos la libertad de poder salir de la dirección del superior general de la Misión? ¿no será necesario que nos den a su caridad como director perpetuo en esta fundación? Y esos reglamentos que nos tienen que dar, ¿es intención del señor obispo que sean los que están señalados después de la petición? ¿Requiere esto un acto aparte, o es que se pretende hacer otros, dado que se mencionan por separado?
En nombre de Dios, padre, no permita que se cuele lo más mínimo que pueda dar pie para que se salga la Compañía de la dirección que Dios le ha dado; esté seguro que entonces dejaría de ser lo que ahora es y que los pobres enfermos se quedarían sin socorrer; y creo que entonces ya no se cumpliría la voluntad de Dios sobre nosotros, por la que tengo la dicha de ser su muy obediente hija y muy obligada servidora.