Kuei-se-keú, 7 de diciembre de 18071
Padre y muy querido hermano,
Su carta me ha sacado de la perplejidad en que estaba sobre el envío de dos correos a la capital; pero no puedo dar mi consentimiento al plan de pedir prestados a los cristianos de Honán 500 ó 600 taéls para evitar el envío de dichos correos. Es muy duro ser deudor de los cristianos y no hay que fiarse demasiado de la demostración que hacen de su afecto hacia nosotros. Amigos hasta la bolsa, que decimos proverbialmente en Francia. Este proverbio es quizá más verdadero en China que en cualquier otra parte del mundo. Le confieso con franqueza que prefiero mendigar el pan a vivir de préstamos. Por otra parte ¿cuál es el estado de cuentas en Pekín? No tenemos idea. Sin duda, alguna razón seria ha sido óbice a la promesa absoluta que se me hizo de mandar dinero en el plazo de las lunas 8a o 9a; ¿qué razón es esa? Lo ignoro, pero este atraso del envío de los correos prometidos me hace pensar en algún desajuste en los negocios de la casa. ¿Cómo devolveremos los 500 ó 600 taéls, si no nos envían nada? Habrá que causar bancarrota o vender el terreno.
Por fin, el dinero del empréstito será a buen seguro de un valor muy inferior al de Pekín; de ello tengo una prueba auténtica por el dinero que recibimos hace dos años y que cambió la familia King. Por eso pido que renuncie al proyecto de préstamo. En cuanto al viático de los correos, si falta el dinero, venda 3 ó 4 tan de pao-ku, o maíz, que tenemos y nos sobra para la consumición de un año. Así no nos sentiremos obligados con nadie.
Si los cristianos se escandalizan con esta venta, hay que decirles con toda sencillez que, a falta de dinero, no nos queda otro recurso para enviar correos a Pekín.
Me gusta la sentencia de Nuestro Señor como está en san Pablo: Beatius est magis dare quam accipere (es más dichoso dar que recibir), que parece haber adoptado nuestro santo Fundador en las Reglas que nos dio…
Escribiré despacio mis cartas para la capital de manera que estén listas hacia finales de la 11 a luna.
Conozco a nuestro granjero Tchao; sé que es iracundo y poco virtuoso, pero era labrador de nuestro terreno antes de comprarlo, y no convenía despedirlo nada más entrar nosotros en posesión, y menos siendo un buen labrador. Al cabo de un año o dos, si encontramos a un granjero apacible, piadoso y hábil, veremos lo que se ha de hacer.
La expresión francesa fuera de combate, que empleo en el tema de Siu Javier, se debe entender en el sentido de que, entrando al servicio de nuestra casa ya mayor, nos servirá de carga, sin habernos prestado grandes servicios.
Ha obrado bien rehusando el matrimonio de Hu-che-ki. Conozco a la pretendida viuda con quien se ha casado; le di una notable limosna hace dos arios para apartarla del recurso a segundas nupcias. El marido Ly-sing fue hecho prisionero por los rebeldes; y después no ha habido noticia alguna de él. Hasta que no haya certeza moral de su muerte, no nos está permitido autorizar el matrimonio de su mujer con otro hombre. Es un caso cuya solución pertenece al Papa, o al menos al vicario apostólico.
En el tema de la abstención de obras serviles, no puedo añadir nada a lo que decide el común de teólogos. Si se autoriza a los chinos en un artículo, se creerán autorizados en cien: sólo la brevedad del tiempo que invierten en una obra servil cualquiera me autoriza a excusarlos de pecado grave. La pobreza puede excusarlos también, por ej. (¿moler?) una o dos pequeñas medidas de grano, que no han recibido más que el día de reposo, o en lavar la ropa de un obrero que no tiene otra que la que lleva puesta y que se encuentra ausente toda la semana, etc., etc. Los teólogos eximen también a los que siendo inferiores sólo trabajan por orden de sus superiores; por lo que hace a los criados, deben cambiar de amo al final del año, si aquél a quien sirven no les permite librar el domingo.
Desde hace poco estas son las pignoraciones que he autorizado con compensación de daño ocasionado por el préstamo de dinero entregado para el empeño. A un cristiano, dispuesto a empeñar su terreno a un infiel, se le ha convencido para que lo hiciera a un cristiano, quien a sabiendas del dueño del terreno no tenía dinero propio y lo ha arrendado a un interés más fuerte que la pensión anual que debería al dueño del terreno. Eso se hizo para evitar que los infieles se introdujeran los cristianos. Es igual para el dueño del terreno, puesto que a falta de cristianos, lo empeñará con toda seguridad a un infiel… No razono de la misma forma con relación a los que, teniendo capital propio, intentan empeñar para tener un terreno que cultivar de modo más barato.
En fin, sería prolijo exponer los diversos casos en que se puede empeñar con compensación de intereses.
Me propone un caso muy difícil y largo que resolver, y es el de quien ha causado un daño cualquiera a otro.
No se puede dar una decisión general del mismo.
Ahora un caso con una referencia aproximada al de usted. El que ha robado grano y ha tardado un año en restituirlo; yo le obligo a la restitución según el más alto precio del año…
La salida del portador no me permite mayor extensión en la materia. Por lo demás, los teólogos están divididos, si quien sufre el daño hubiera ciertamente consumido la cosa en el momento de precio más bajo.
Como no sé escribir en chino, le ruego agradezca al catequista Kon sus buenos-buenos chepin2 y nueces, y salúdele.
He recibido su yen-yo (remedio para los ojos) y el ungüento. Aspiro al momento en que pueda decirle de viva voz cuanto le digo por escrito, en toda amistad y afecto…
Sobrescrito: Al Señor Song, sacerdote de la Congregación de la Misión, en la montaña de las semillas (palo santo) orientales.3
- CARTA 30. Casa Madre, original (Bazos n. 25).
- Che-ping: caquis secos. El caqui, que designa al árbol y al fruto, (diospyros kaki), abunda en gran parte de China; tiene forma y color de naranja, y se conserva como los higos en Europa.
- ¿Se trataría de Tong-kao-tse-po? La línea 3 de la Carta 43 hace mención de Si-koa-tse-po.