3.—Bemfica.
Cerca de Lisboa. 1860.
Bemfica quiere decir: «bien situado». Este lugar se encuentra aproximadamente a cinco kilómetros del centro de Lisboa al NO. de la ciudad. Tiene estación del ferrocarril, que va de Lisboa a Cintra, y también se puede ir allá en tranvía.
El Rey Don Juan I cedió a los Dominicos una residencia real en 1399, al lado de la cual edificaron ellos un Convento, llamado San Domingos, ilustre por haber vivido en él Fray Bartolomé de los Mártires y por las visitas de Fray Luis de Granada, su Provincial.
En 1834, los religiosos fueron expulsados, y más tarde el Convento y la Residencia fueron comprados por la Infanta Doña Isabel María, que cedió la Residencia a las Hermanas Terciarias de Santo Domingo, y el Convento a las Hijas de la Caridad y a los Misioneros, que lo ocuparon en 1860; era entonces Visitador y Superior el Sr. Fougeray (Francisco).
Cuando en 1862 las Hijas de la Caridad francesas, residentes en Portugal, excepto las del Hospital de San Luis, fueron llamadas a Francia, y cesó, por consiguiente, el motivo de mantener allí Misioneros para prestarles los auxilios espirituales, la casa de Bemfica quedó inhabitada; sin embargo, estaba dispuesto que renacieran allí las obras de las Hermanas y Misioneros.
En 1877 las Hermanas abrieron un asilo de huérfanos, y en 1888 los Misioneros establecieron un Noviciado o Seminario interno y un Estudiantado. Esta obra funcionó hasta el año 1896. Desde entonces los seminaristas y estudiantes de la Provincia son enviados a París o a Dax. EnI900 el Visitador estableció en Bemfica la Escuela Apostólica, que el 1.° de Abril de 1902 fue trasladada a la casa de Arroíos.
Actualmente (1905) Bemfica sirve de casa de campo a los Misioneros de San Luis.
Superiores de la casa de Bemfica: Sres. Fougeray (Francisco) Superior y Visitador, 1860 a 1862.—Fragues (Alfredo), Superior y Visitador, 9 de Octubre de 1900 a 1902.
4.—San Fidel (Sao-Fiel).
Seminario menor, 186o.
San Fidel es un caserío de la parroquia Lurizal do Campo, cantón de San Vicente de Beira, en el distrito de Castello Branco, diócesis de Guarda. Está situado entre las dos estaciones del ferrocarril de Castello Novo y Lardoza, a mitad de camino, poco más o menos, sobre la línea que va de Abrantis a Guarda.
Según un informe del Gobierno (Véase La Cuestión de las Hermanas, pág. 265), la fundación de este establecimiento de enseñanza fue empresa particular de Fr. Agustín de la Anunciación, para recibir en él de treinta a cuarenta huérfanos y darles una enseñanza profesional. Fue puesto bajo la protección de San Fidel, cuyas reliquias se conservan en el mismo establecimiento, y se dio principio a las obras de construcción en 1853, pero en 1858 ocurrió un incendio y no se pudieron terminar.
Se pidió entonces auxilio a los Sacerdotes de la Misión, y a propósito de ellas escribía lo siguiente al Sr. Sipolis, enviado para encargarse de la dirección de las mismas, 30 de Enero de 1861.
El 18 de Septiembre último llegamos a San Fidel, cuando la casa se reponía apenas del terrible incendio que en 1858 todo lo destruyó. Aún estaba inhabitada, y en realidad inhabitable, por no tener ni puertas ni ventanas. Los huérfanos y personas que cuidan de ellos estaban alojados en la villa de Lurizal en una gran casa del hermano de Fr. Agustín. Nosotros, sin embargo, nos acomodamos en el «Monasterio» lo mejor que pudimos, y los numerosos obreros que en él trabajaban no tardaron en remediar las necesidades más urgentes. Al cabo de tres o cuatro días pudieron venir ya los huérfanos a comer al Seminario, encargándose de la cocina las Hermanas; pero el dormitorio no estuvo preparado hasta el m de Noviembre, y hasta entonces nuestros amados huérfanos fueron como externos para nosotros. Yo no quise encargarme de su dirección hasta que los tuve en casa, mas desde este momento todo el día es para mí una serie de rigurosas ocupaciones. La mañana hasta medio día la tengo ocupada por tres clases de materias distintas: Teología moral para nuestros dos estudiantes, Filosofía y francés. Por la tarde doy clase de Teología dogmática y portugués. El P. Antonio, mi único colaborador, explica el latín por la mañana y por la tarde, que es lo único que puede hacer por la instrucción de nuestros niños, y el resto del día lo pasa en el confesonario. Este P. Antonio es un santo Sacerdote, y con santidad poco común, pero cuenta ya sesenta y un años de edad, está enfermo, tiene una bondad de corazón excesiva y las disposiciones más negativas para todo lo que sea administración de bienes temporales. Tuve que encargarme yo de la administración exterior, lo cual no fue ligero aumento de trabajo, porque había nada menos en la casa que treinta y cuatro trabajadores entre albañiles, cerrajeros y carpinteros.
El buen P. Antonio daba a estos obreros casi todo el dinero que le pedían por su trabajo, sin darse cuenta que le engañaban cuanto podían. Me vi obligado a despedir al maestro de cerrajeros, y los albañiles se marcharon antes que les despidiera yo; esta honrada gente llevaba ya cobrado casi todo el precio de la obra, que se hacía por ajuste, y aún no tenían hecha las dos terceras partes. Sólo me quedé con algunos obreros, y Fr. Agustín, que acaba de llegar de Lisboa, aprueba en todo mi manera de obrar.
Estos detalles acerca de las ocupaciones del Misionero dan a conocer la intención de transformar una Escuela profesional en Seminario menor. El informe de que poco ha hicimos mención contiene aun otros datos referentes al año 1862: «El personal del Establecimiento—dice—se compone de cuarenta y cinco huérfanos, un profesor de gramática y latín, un profesor de primera enseñanza y de nueve empleados al servicio de los huérfanos—un maestro cerrajero, un maestro carpintero, cinco Hermanas de la Caridad y su Director, Rvdo. P. Clauset, de la Congregación de la Misión de París.—Después del incendio no se han admitido más huérfanos.
“La enseñanza comprende la gramática latina y primeras letras; todos los maestros tienen sus títulos correspondientes registrados en el Gobierno civil del distrito».
Duró esta obra hasta el año 1862, sucediéndose al frente del Establecimiento el Sr. Sipolis (1860) y el Sr. Clauset (1862).
Actualmente (1905) el edificio está ocupado por un Colegio de PP. Jesuitas que contiene más de doscientos alumnos.
5.—Funchal (Isla de la Madera).
Capellanía del Hospicio, 1861,
La isla de la Madera está situada a 140 leguas marinas al Sudoeste del litoral portugués y a 120 leguas al Oeste del continente africano. Fue descubierta en 1419 por los navegantes portugueses, y recibió el nombre de los extensos bosques que cubrían su suelo. Esta isla pertenece a Portugal y tiene 70 kilómetros de largo por 22 de ancho. La capital es Funchal, que se extiende sobre la vertiente meridional al fondo de una bahía donde hacen escala gran número de paquebotes que prestan servicio entre Europa y América o África del Sur. Las naves de vapor emplean cuarenta y ocho horas en recorrer el trayecto de Lisboa a Funchal. El clima de la Madera es delicioso en cualquiera estación, y muy recomendado a los que padecen enfermedades del pecho. Hay Sede episcopal y una población de 30.000 habitantes.
En lo de Julio de 1853 se fundó en Funchal un Hospital llamado «Hospicio de la Princesa Doña Amalia (de Braganza), en memoria de la virtuosa Princesa de este nombre, por su madre la Emperatriz viuda del Brasil, Duquesa de Braganza, con destino a los que padecen enfermedades crónicas del pecho.
Primero se utilizó, provisionalmente, a este fin, una casa de la ciudad, y entre tanto se construyó el actual edificio cuyos primeros enfermos ingresaron el 4 de Febrero de 1864.
Dicho edificio está admirablemente situado sobre la colina de Funchal, desde donde se domina toda la bahía. Los jardines, terrenos y edificación costaron un millón de francos.
Muerta la Emperatriz antes de haber dotado su obra, dejó este encargo a su heredera y hermana la Reina Jose-fina, de Suecia, muerta a su vez en 1876, la cual dotó el Hospicio con un millón de francos, cuya renta es suficiente para cubrir todos los gastos. El edificio y los jardines son actualmente (1905) propiedad del Rey Oscar de Suecia.
El número de camas era al principio 24; el Consejo de administración de la obra le elevó en I.° de Diciembre de 1877 a 34; pero habiéndose disminuido los recursos, fue preciso también reducir el número de enfermos.
Los Misioneros llegaron a Funchal al mismo tiempo que las Hijas de la Caridad a quienes se encomendó el cuidado de los enfermos del Hospicio, el año 1861, con la obligación de prestar sus servicios espirituales a las Hermanas, enfermos y demás obras que con el tiempo se añadieran a la principal.
Las condiciones de habitación y tratamiento «para dos Sacerdotes de la Misión, por lo menos», están determinadas en el Tratado de 1878, que modificó el de 1861.
A la obra principal se han añadido sucesivamente otras obras secundarias, a saber:
I.° Instrucción religiosa de los 500 niños de ambos sexos que frecuentan las Escuelas externas.
2.° Capellanía de un asilo de huérfanas, donde hay 60 niñas.
Sin obligación ninguna por parte del Hospicio, los Misioneros se han prestado y se prestan aún, según las circunstancias y deseos del Ilmo. Sr. Obispo, a las obras siguientes:
I.° Dirección de las Señoras de la Caridad y Señoras del Vestuario.
2.° Dirección de las Hijas de María (son 600 externas, divididas en dos secciones).
3.° Ejercicios espirituales a las Señoras de la Caridad é Hijas de María.
4.° Confesiones de externos en la Capilla del Hospicio.
5.° Catecismos, confesiones y dirección de la Archicofradía de Nuestra Señora de Lourdes, en la Capilla de Nuestra Señora de Peña de Francia, residencia episcopal, (servicio diario).
6.° Misiones en la Diócesis, cuando los Misioneros pueden y las circunstancias lo permiten.
7.° Auxilios espirituales (Ejercicios anuales, confesiones ordinarias) a las Comunidades religiosas de la ciudad, según los deseos del Ilmo. Sr. Obispo.
Para todas estas obras no se cuenta con recurso alguno pecuniario, siquiera sea recogido de limosna; y por otra parte, la estrechez de la Capilla, que sólo se hizo para los enfermos y no tiene más que cuatro metros de lado, no permite trabajar con el desahogo apetecido.
Al frente de esta Casa fueron puestos en un principio los Sres. BERTRAND (Carlos Francisco), Superior; 31 de Diciembre de 1861. FOUGERAY (Francisco), Superior y Visitador; Mayo de 1862.
En 1862 hubo una interrupción, porque a consecuencia de los sucesos de Lisboa, de que más adelante hablaremos, los Misioneros y Hermanas abandonaron a Funchal; pero habiendo cambiado las circunstancias volvieron los Misioneros a encargarse de esta obra en 1872, figurando al frente de la Casa los Sres. PEMARTIN (Juan Bautista), Superior; 7 Octubre 1872. SCHMITZ (Ernesto); 17 de Abril de 1874. ESTANAVE (Esteban), Superior; Noviembre 1874. Docé (Alberto); 10 de Febrero de 1875.
En este tiempo tuvo lugar otra interrupción; pues los Misioneros dejaron a Funchal, donde su ministerio era poco considerable, quedando sólo las Hijas de la Caridad y desempeñando durante este período el cargo de Capellán el Sr. Jorge Monteiro, Sacerdote secular de Funchal, que fue más tarde Cura párroco de Campanario.
En fin, los Misioneros volvieron por tercera vez a encargarse de la Capellanía del Hospicio, dedicándose al mismo tiempo, como acabamos de ver, a otras muchas obras propias de su ministerio.
En los años que van desde 1878 hasta hoy (1905) han gobernado la Casa los Sres. SCHMITZ (Ernesto), Superior; 22 de Marzo de 1878. VARET (Pedro), Superior, 22 Septiembre de 1880. PREVOT (León-Javier), Superior; 8 Febrero 1892. LENAO (Pedro Pinto), Superior; 8 Enero 1895. GARGÍA (José María Luis); 8 de Marzo de 1897. BOULLARD (Víctor), Superior; 8 Septiembre 1898. Sres. AILOT (Fernando), Superior; 31 Agosto 1900. BOULLARD (Víctor), Superior; 8 de Junio de 1901. ALLOT (Fernando), Superior; Julio de 1903.
6.—Lisboa: Rego.
Iglesia; Refugio. 1862.
En los catálogos impresos del personal y establecimientos de la Congregación de la Misión se hace mención en los años 1875 y 1876 de la Casa de Rego, residencia de dos Misioneros, los Sres. Gonzálvez (José) y Henríquez (Domingo), bajo este título, que indica las obras «Iglesia y Refugio», y con la data de 1862 como origen del establecimiento.
Rego es una localidad perteneciente a la jurisdicción de Lisboa, entre Bemfica y Arrojos; hay en ella un antiguo convento, que después fue Refugio de Servitas, cuyo Director y Capellán era el P. Henríquez. Una persona caritativa que hospedaba a dicho Padre le regaló la casa vecina que él habitaba, casa que el P. Henríquez cedió a la Congregación, y a la que se juntaron otros inmuebles vecinos que el Sr. Miel adquirió. Habiéndose trasladado los Servitas a otro monasterio en 1902, el Gobierno destinó su antigua morada a servir de Hospital para tuberculosos, 1906.
Actualmente hay en Rego dos casas contiguas habitadas por Hijas de la Caridad: I.a, hospital de niños; y 2.a, escuela gratuita ex terna parroquial (80 niños) y obrador (30 jóvenes). Estas dos casas son propiedad de la Congregación de la Misión, y la que sirve de Escuela costó al señor Miel 25.00o francos.
Los gastos del Hospital corren a cuenta de una Asociación de Caridad, y los de la escuela a cuenta de las Hermanas, que tienen que buscar los recursos que necesitan.







