Los sacerdotes de la Misión víctimas de la Revolución Francesa

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la MisiónLeave a Comment

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Author: Desconocido · Translator: Máximo Agustín, C.M.. · Year of first publication: 1903 · Source: Notices, V.
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La persecución religiosa, que  fue la causa de tantas víctimas al fin del siglo dieciocho en Francia, se injertó en una revolución política.

La revolución política provenía del descontento del pueblo, que soportaba impacientemente no tener desde hacía mucho tiempo ningún medio legal para hacer oír sus reclamaciones de las que muchas estaban ciertamente fundadas. El poder real había cesado de consultar a la representación nacional: los Estados generales del reino no habían sido convocados desde 1614.

Luis XVI, cediendo a la presión general, convocó esta representación compuesta de los diputados de los tres órdenes, el clero, la nobleza y el tercer estado.

El 4de mayo de 1789, los Estados generales se abrieron en Versalles. El poder central se enfrentaba a  una potencia formidable; las reclamaciones políticas estaban frenadas  desde hacía más de cien años que los estados generales no se habían reunido, como ya hemos dicho; las ideas nuevas de igualdad y de libertad política fermentaban bajo la acción de la filosofía del siglo dieciocho. Luis XVI no supo o no pudo contener y dirigir esta fuerza.

Después de los malentendidos entre los representantes  de los tres órdenes, que la autoridad del rey no pudo conciliar, el 20 de junio de 1789, los diputados del tercer estado a los que se fueron aliando poco a poco  los diputados de los otros dos órdenes, clero y nobleza, se declararon Asamblea nacional y sellaron el juramento de no separarse hasta no haber fijado la Constitución del reino. La Revolución estaba hecha: iba a seguir su curso.

El rey y los ministros seguían en Versalles. El 12 de julio de 1789, se supo en París el despido del ministro Necker y de sus amigos, reemplazados por hombres que pasaban por enemigos de toda reforma. El descontento estalló en la capital y, ese día, el 12, fue un día de viva agitación. El 13, tuvo lugar el pillaje de la casa San Lázaro y, el 14, la toma de la Bastilla.

Lo que la Asamblea constituyente, convertida más tarde en Asamblea legislativa (1º de octubre de 1791), cambió en la constitución política del reino no se ha de exponer aquí. Pero la Asamblea, no solo se ocupó de instaurar un régimen político nuevo, quiso también regular la situación religiosa; de esta idea salió la Constitution civile du clergé de France votada por la Asamblea el 12 de julio de 1790, sancionada por el rey Luis XVI, pero más tarde condenada por el papa. Habiendo exigido la Asamblea el juramente a la Constitución civil enero de 1791), de allí salió la distinción entre los sacerdotes que prestaron este juramento, los  juramentados, y los que le rechazaron como cismático y condenado por la Iglesia, los no juramentados, estos fueron considerados como adversarios del nuevo orden de cosas, y los revolucionarios en el poderlos englobaron en las medidas tomadas contra los partidarios del régimen caído, medidas que llegaron hasta la persecución sangrienta.

Hubo en cuanto al clero tres periodos principales de esta persecución sangrienta: 1º las masacres de septiembre 1792; 2º la persecución del Terror en 1793; y 3º la persecución del segundo Terror, bajo el Directorio, sobre todo hacia 1797.

Las masacres de setiembre 1792. –Una ley de la Asamblea legislativa, votada el 26 de agosto de 1792 decretaba la medida siguiente: » Todos los sacerdotes sometidos al juramento del 1791 y no lo hayan prestado o que habiéndolo prestado lo han retractado deben salir dentro de los ocho días de su departamento y en los quince días del territorio francés «. Era el agravamiento de una ley de deportación ya dictada.

Se comenzaron pesquisas contra los sacerdotes llamados «no juramentados» o «refractarios». En el curso del mes de agosto de 1792, en París, las casas de los Carmelitas, de la Abadía, del seminario de Saint-Firmin estaban llenas de sacerdotes detenidos y también de gente de toda condición, magistrados, oficiales, burgueses (Pisani, l’Église de Pariset la Evoluction, t. I, p. 302). La hoguera estaba preparada, solo faltaba una chispa para pegarle fuego. Ahora bien, a finales de agosto se oyeron noticias siniestras: la frontera estaba abierta por el enemigo, el duque de Brunswick había entrado en Francia a la cabeza de 80 000 hombres. En París se habló de marchar a su encuentro. » Guardaos mucho, escribía Marat; alejándoos de París, dejaríais a la Asamblea sin defensa. Eliminemos primero a los enemigos de dentro y, cuando los hayamos puesto  fuera de que nos hagan daño, entonces correremos al encuentro del enemigo de fuera «. El 1º de setiembre, llegaba la noticia de la entrada de los prusianos en Verdun. Al día siguiente y al otro, 2 y 3 de setiembre, tuvieron lugar las masacres en las casas de los Carmelitas, de la Abadía y de Saint-Firmin. Se ha dicho que los eclesiásticos detenidos en estas casas habían sido encarcelados como sacerdotes y que la inmunidad completa del clero constitucional en estas circunstancias prueba  además que se los ha inmolado como a sacerdotes no juramentados (Pisani, ibid., p. 304).

En esta masacre perecieron, en Saint-Firmin, dos sacerdotes de la Misión: el Sr. François (Louis-Joseph), superior de este seminario de Saint-Firmin, anteriormente conocido con el nombre de seminario de los Bons-Enfants, y el Sr. Gruyer (Henri). Poco después, en Versalles, el Sr. Galoy (Paul), sacerdote  de la Misión, pereció, también, en una masacre que tuvo lugar en esta ciudad, el 9 de setiembre, en el edificio llamado las Cuadras de la reina.

II

El Terror. – es sobre todo durante este periodo que lleva  este nombre cuando perecieron, en la época de la Revolución, un gran número de víctimas.

A la Asamblea legislativa sucedió la Convención (21 de setiembre de 1792 – 27 octubre de 1795). El nuevo poder se enfrentaba a los ataques del exterior y las dificultades  que iban en aumento en el interior del país. Los hombres temibles que detentaban la autoridad declararon que había que aterrorizar a todos aquellos que los atacaban: de ahí el nombre de «Terror» dado al régimen que impusieron. Rechazaron, es verdad, a los enemigos del exterior, pero dentro, hicieron correr olas de sangre de sus compatriotas, hasta el 9 de thermidor (27 de julio de 1794), cuando pereció a su vez Robespierre, que había enviado a tantas víctimas inocentes al cadalso.

Entre los sacerdotes y los religiosos que fueron condenados a muerte, la mayor parte lo fue por haberse negado a prestar juramento a la Constitución civil del clero votada en 1790 y condenada por Roma. Otros rehusaron prestar otro juramento, al que se llamaba a veces el » pequeño juramento » o juramento de » libertad e igualdad » prescrito por las leyes de los 14 de agosto y 13 de setiembre de 1792. (Véase la obra publicada por Uzureau Les  serments pendant la Révolution. In-12. París, Lacoffre). El juramento de la » libertad, igualdad » no fue nunca condenado por el papa, y los  sacerdotes más instruidos, como el Sr. Emery, así como los obispos que, desafiando el peligro, se habían quedado en Francia para ayudar a los fieles, en lugar de emigrar, establecieron que se podía prestar. (Vie de M. Emery par Gosselin, édit. de 1861, t. I, p. 312)  Pero para la conciencia inquieta de muchos sacerdotes que no podían consultar a fin de aclararse, con mayor razón para muchas religiosas este juramento pareció ilícito. Los que le tenían por ilícito no podían prestarlo y varios murieron, como debían, antes que obrar contra su conciencia.

Fue en este periodo cuando murieron los Padres de la Misión, cuya gloriosa muerte se verá aquí:

Los Srs.

  • HAYER (Louis), à Niort, le z avril 1793;
  • JULIENNE (Victor-Jacques), à Amiens, le 10 octobre 1793;
  • BAILLY (Nicolas-Joseph), à Amiens, le 16 novembre 1793;
  • LUCAS (Alexis-Julien), à Nantes, le 17 novembre 1793 ;
  • BROCHOIS (Nicolas-Raymond), à Amiens, le 12 décembre 1793 ;
  • IMBERT (Antoine), à Feurs (Loire), à la fin de 1793;
  • GUINANT (Louis), à Lyon, le 10 janvier 1794;
  • GUIBAUD (Jean), au Mans, le 19 mars 794;
  • DODIN (Nicolas), à Poitiers, en avril 1794;
  • PORTEFAIX dit Borie (André), à Mende, en mai 1794;
  • BERGON (François), à Cahors, le 17 mai 1794;
  • JANET (Louis), à Rochefort-sur-Mer, le 10septembre 1794;
  • PARISOT (Nicolas), à Rochefort-sur-Mer, en octobre 1794;
  • VERNE (Louis), au Puy, en 1794;
  • CHAMBOVET (André) (1794);

III

 

Bajo el Directorio. – El Directorio que sucedió a la » Convención» para gobernar Francia (27 de octubre de 1795) duró hasta el «Consulado» que estableció el golpe de Estado del 18 brumario (9 de noviembre de 1799).

Este periodo fue marcado por disturbios y por maniobras contra el gobierno. Este, asustado en varias ocasiones decretó medidas de violencia. Se creyó en muchas circunstancias de nuevo en el Terror. La deportación reemplazaba  a la guillotina, pero la permanencia en los pontones de la desembocadura del Charente o bajo el clima de la Guayana, mataba casi a tantos como la guillotina.

En estos años de alternativas a menudo crueles fue cuando soportaron la persecución como lo constataremos los Misioneros siguientes:

Los Srs :

  • FRAYSSÉ (Jean-Pierre), à Brouage, Charente-Inférieure, à la fin de 1795;
  • ROGUE (Pierre-René), à Vannes, le 3 mars 1796;
  • MARTELET (François-Bernard),à Besançon, le 9 février 1798;
  • GUIN (Claude-François), à Sinnamary (Guyane), le 3 janvier 1799;
  • RIMBAULT (César-Auguste), à Sinnamary (Guyane), le 18 juin 1799.

Las noticias biográficas sobre estos sacerdotes de la Misión, víctimas de la Revolución, han sido escritas por nuestro colaborador el Sr. Pierre Coste; él ha dejado constancia al final de cada una de las biografías las fuentes en las que ha recogido sus informaciones.

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