Tercera base: Que resida cerca del Superior General un Asistente español, nombrado por la Provincia, cuya duración sea de seis años, y la época de su cambio el año en que se celebrare la Asamblea sexenal, teniendo en ésta voz activa tanto el Asistente que cesa como el que va a reemplazarle
48.- Tal es el texto de la 3ª Base presentada por los Misioneros Españoles y de la que vamos a ocuparnos.
49.- La Diplomacia ha visto como un medio el más excelente para conservar las buenas relaciones entre las Nociones amigas el enviarse mutuamente sus respectivos representantes. En un principio, la permanencia de estos cerca los Gobiernos Extranjeros era transitoria; mas el tiempo ha demostrado ser absolutamente necesario el que esta representación fuese fija y permanente; llegando a tales términos que hoy día, en Política, se mira como un verdadero rompimiento el retirar o hacer salir de una Nación el representante de otra.
50.- Mas no se crea que la Diplomacia fuese la autora de esas sabias medidas y prudentes disposiciones; sabemos cuándo empezó aquella, así como tampoco nos es desconocido cuándo la Santa Sede a quien la Europa, según expresión de Chateaubriand, debe su civilización, usaba de ellas. Las Comunidades Religiosas más antiguas aunque la Diplomacia, siguieron el ejemplo de la Corte Romana y siempre tuvieron cerca de sus Superiores Generales representantes de todas sus Provincias.
51.- Ni la Santa Sede ni ningún Gobierno ni Comunidad alguna Religiosa han enviado jamás como representantes suyos a individuos extraños o bien indiferentes a los intereses que debían representar. Para cargos de esta naturaleza han procurado siempre buscar hombres ilustrados, prudentes, perfectos conocedores de los intereses, derechos y prerrogativas de lo que iban a sostener y representar. También se ve que aun cuando el cargo de representante se haya hecho ya como una cosa duradera y estable, sin embargo, por fines muy nobles, sabios y prudentes, de cuando en cuando son relevados o sustituidos los que tienen el alto honor de desempeñar tan elevada como interesante misión; esto, tanto pasa en la Iglesia como en los Gobiernos Civiles.
Hagamos la aplicación conveniente de lo que acaba de leerse a la 3ª Base que nos ocupa para conocer su importancia y, necesidad.
52.- La Congregación de la Misión en España jamás ha tenido cerca su Superior General ningún individuo que la representara. Queriendo ahora arreglar dicha Congregación de una
manera sólida y duradera y habiendo esperanzas muy fundadas de que el Superior General de la Misión establezca por fin su residencia en Roma, creemos muy conveniente y oportuno el nombramiento de un Asistente que, representando a la Provincia de España, resida cerca de dicho Superior, pues es imposible que ningún Superior General pueda con acierto gobernar y dirigir Provincias establecidas en Reinos que no conoce y de los que nadie le habla con autoridad, celo e interés. Nosotros atribuimos a la falta de este Asistente las desacertadas disposiciones que de algún tiempo a esta parte hemos visto ejecutarse, entre los Misioneros Españoles, por orden del Superior Extranjero.
53.- La condición de que dicho Asistente sea Español y nombrado por la Provincia de España es, por lo que hemos dicho ya, una cosa natural y aun necesaria. Nadie puede conocer mejor ni interesarse más por las necesidades de un pueblo que aquel que se ha creado y formado en él. Además, ese Asistente al lado del Superior General y que debe representar a todos los Misioneros Españoles, debe reunir todas sus simpatías y merecerles toda su confianza y ¿cómo podría hacerlo si fuese un extranjero o desconocido de España o bien puesto contra la voluntad de los individuos de esta Provincia?
Todos los demás puntos de esta 3ª Base los creemos muy justos y convenientes; ellos encierran ventajas inmensas para el bien y prosperidad de la Provincia de España, así como para que se conserve siempre el aprecio, la estimación y respeto que en todas las Asambleas generales tenidas en la Congregación de la Misión han conseguido los Misioneros Españoles; cooperando de este modo, como verdadero amantes de su Patria, al engrandecimiento del honor Nacional.







