Los mártires de la Familia Vicenciana en el siglo XX: Polonia (1943)

Francisco Javier Fernández ChentoHistoria sin categorizarLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Milan Sásik, C.M. y Anton Stres, C.M. .
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Mártires de la Compañía de las Hijas de la Caridad

1. Sor María WISNIEWSKA, H.C., de la Provincia de Cracovia na­cida el 23 de Marzo de 1905 en Gniezno (Polonia) y fallecida el 31 de Noviembre de 1943 en Poznan.

En 1941 Sor María bajo órdenes de las autoridades alemanas debió ir a Racot cerca de Koscian para servir a los enfermos. Apro­vechando sus ratos libres preparaba clandestinamente a los niños polacos para su primera comunión y a leer y a escribir en polaco, lo que estaba totalmente prohibido por las fuerzas de ocupación. Autén­tica patriota, tenia en su casa la bandera polaca. Lazo de unión y colaboradora de su antiguo párroco Alfonso Jankowski, viajaba con frecuencia de Racot a Poznan.

En 1943 fue arrestada y encarcelada en Racot y después en Kos­cian, siendo transferida más tarde a Poznan, al Fuerte VII. Sufrió frecuentes interrogatorios por la Gestapo, siendo torturada cruel­mente cada vez hasta perder el conocimiento. Le rompieron casi todos los huesos. Sor María debía ponerse un pañuelo pues su cabeza era toda una llaga: le habían arrancado casi todo los cabellos, tenía los labios hinchados y ensangrentados. No podía tenerse en pie y estaba toda encorvada hacia adelante, con los brazos alejados del cuerpo. La pobre Hermana no podía ni comer ni desplazarse sola. Además de estas torturas, con frecuencia al regresar a la celda era atada.

Sor María soportó todo esto con una paciencia verdaderamente heroica. Sus compañeras de prisión la oían frecuentemente cantar cantos religiosos y rezar el rosario con sus compañeras de celda.

Acusada de trabajar en la conspiración fue asesinada con cinco tiros por Hans Walter, comandante del Fuerte VII en Poznan. Él mismo que acompañó sus restos mortales hasta el crematorio y exigió su autopsia para determinar de donde le venía la extraordi­naria fuerza a su víctima. No encontró nada, pero nosotros sabe­mos que la vida y la acción de Sor María fueron siempre motivadas por el amor de Dios, del prójimo y de la Patria. Incluso en los momentos de gran sufrimiento su actitud imponía respeto, y sus verdugos, irónicamente, la comparaban a la Santísima Virgen lla-mándola «Ave María».

Hoy, una modesta placa conmemorativa colocada en la pared del bunker 57 del Fuerte VII en Poznan, nos recuerda el martirio de Sor María, asesinada por la Fe.

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