Las Reglas Comunes Primitivas de la Congregación de la Misión

Francisco Javier Fernández ChentoCongregación de la Misión1 Comment

CRÉDITOS
Autor: John Earl Rybolt, C.M. · Traductor: Julio Suescun, C.M.. · Año publicación original: 2008 · Fuente: Vincentiana, Mayo-Junio 2008.
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I. Introducción

San Vicente comienza la publicación definitiva de las Reglas Comunes, con la afirmación de que ha habido otras Reglas anteriores a las que finalmente distribuía a la Congregación, en 1658.

Han pasado casi treinta y tres años desde que se fundó la Congrega­ción y aún no os las habíamos entregado impresas. Pero hemos proce­dido así, primero por imitar a Cristo Salvador, que antes empezó a actuar que a enseñar. También por evitar muchos inconvenientes que sin duda hubieran podido surgir de la publicación prematura de las Reglas o Constituciones de modo que posteriormente su puesta en prác­tica hubiera podido resultar demasiado difícil o poco adecuada… Ade­más ha hecho que la Congregación se haya acostumbrado a practicar­las poco a poco y suavemente antes de que fueran editadas. Nada encontraréis en ellas que no hayáis practicado durante mucho tiempo, con gran gozo por nuestra parte y con la edificación mutua de todos vosotros.1

El descubrimiento reciente de tres textos antiguos ha hecho apa­recer las Reglas Primitivas que sirvieron de base a las Reglas Comu­nes. El primer texto, el más antiguo a juzgar por la antigüedad de su grafía francesa, apareció entre los documentos que antes estaban en Constantinopla (Istanbul), en la casa de San Benito.2 Esta funda­ción esturo dirigida por los miembros de la Congregación desde 1783, sucediendo allí a los jesuitas. Me dirigí a examinar estos ar­chivos porque sospeché que en una casa tan antigua podría haber materiales desconocidos en otros lugares que podrían retrotraerse incluso hasta el mismo San Vicente. Este presentimiento resultó, al menos parcialmente, verdadero.

El Segundo texto está en el archivo provincial de la Congregación de la Misión, en Madrid. Al contrario que los otros dos textos estu­diados en esta presentación, éste es el único que aparece datado en 1699. Fue escrito por Jean-Claude Paris (1669-1755) que por alguna razón, escribió la página titular en italiano, transcribiendo su nom­bre como Jouanni Claodii Parigi.3 Se desconoce cómo llegó a Madrid. Yo tengo una copia en mis archivos.

El tercer texto se halla en el Departamento de los Archivos de Aube (en Troyes) que me lo proporcionaron. Lo primero a resaltar es que Joseph Guichard, que pacientemente examinó las listas impresas del apartado correspondiente del Departamento Francés de Archivos, ordenó sus materiales en una versión escrita a máquina, que se guarda en los archivos de la Congregación de la Misión en París. Des­cubrí esta referencia cuando estudiaba los materiales de Guichard. La Congregación tuvo una fundación en Troyes desde 1637 hasta la Revolución, tiempo en el que los archivos de la casa fueron secues­trados por el Estado. Ésta es probablemente la razón de que este manuscrito se halle en el Departamento de Archivos. La grafía del documento es más moderna que la del texto de Constantinopla, pero por lo demás es prácticamente idéntico.4

Hay ciertamente otros textos in diversos archivos, como el de la Biblioteca Municipal de Burdeos (Mériadek) pero aquí se estudian estos tres por lo que representan.

La razón para publicar estas Reglas Primitivas es tener otro texto impreso desconocido (o al menos ignorado) escrito por Vicente de Paúl. Su valor es que nos muestra cómo fueron evolucionando las ideas a través de los años, desde los comienzos de la Congregación hasta la publicación final de las Reglas Comunes en 1658.

II. Identificación

La marca distintiva de los tres textos primitivos es su título: «Reglament pour la Congregation de la Mission» o «Reglas para la Congregación de la Misión». Este título es importante, porque con­trasta con una versión similar de las Reglas, que se halla en las Reglas Standar del Seminario Interno, copiadas fielmente por gene­raciones de novicios (o seminaristas). Una versión italiana fechada en 1831 llama a este resumen «Sumario de las Reglas»5 y la versión oficial publicada bajo Antonio Fiat en 1888 omite el título tradicional y le da uno más descriptivo, pero que al fin es menos preciso: «Pars Prior ea complectens quae misionarios universim attingunt».6 En otras palabras, como parte de las reglas del Seminario Interno, apa­recen en la primera parte, aquellas materias que tienen que ver con los Misioneros en general. Los editores creyeron equivocadamente que las Reglas que siguen, que ellos habían tomado «ex antiquissi­mis Codicibus, quibus a temporibus S. Vincentii usque ad finem sae­culi XVIII usi sunt Missionarii» (de antiquísimos manuscritos, que los misioneros usaron desde el tiempo de San Vicente hasta finales del siglo XVIII), eran sólo un resumen de las Reglas Comunes, no una versión preliminar o primitiva de las mismas. Los traductores del texto al latín en 1888 se tomaron algunas libertades, probable­mente en un intento de poner las Reglas al día.7

El texto de Constantinopla (C) es un pequeño cuaderno sin encua­dernar y sin paginar, 15 × 20 cm (aproximadamente 6 × 8 pulgadas), Las Reglas están escritas en francés, a tinta y a una mano, en seis páginas que cuentan aproximadamente treinta líneas. El resto del cuaderno contiene materiales útiles para el Seminario Interno (Novi­ciado) de la Congregación, tales como las reglas, costumbres y prác­ticas, métodos para la confesión, para oír la Misa, el examen particular y general, y así. El texto de Madrid (M) es casi del mismo tamaño que la versión C, con treinta líneas aproximadamente. El cuaderno entero, con las reglas del Seminario Interno, tiene sesenta y una páginas El texto de Troyes (T) es un panfleto un poco más grande, encuadernado en papel, marcado «Séminaire». Las Reglas en cuestión, también en francés y escritas a tinta, son obra de un escri­bano. Ellas abren el panfleto y llenan casi cuatro páginas con alrede­dor de cuarenta líneas cada una. El resto de T como C y M contiene materiales para el Seminario Interno. En todos los textos el aviso dado por San Vicente durante los retiros de 1632 y 1635 aparece inmediatamente, seguido por las reglas del Seminario Interno8 de una manera muy semejante a la de las publicaciones posteriores y a la publicación latina de 1888.

Con la excepción del texto de Madrid, ninguno de los panfletos está fechado o tiene el nombre del escriba o del propietario. De todos modos, claramente éstos fueron copiados por los estudiantes del Seminario Interno para su propio uso. Con toda probabilidad, en­contraron el camino a los archivos de las casas de Constantinopla y Troyes en algún momento, gracias al cohermano que los escribió y los dejó bien a su muerte o a su salida de la casa. Además el manus­crito T contiene ciertas notas de otra mano, letras sueltas o números que parecen ser referencias a otros textos, pero no a las Reglas Comunes. Aparecen sólo en notas a pie de texto.

La importancia de una adecuada identificación de estas reglas se verá a través de la comparación entre el texto de las Reglas Comunes Primitivas y el texto de las Reglas Comunes Oficiales. Las Reglas Comunes Primitivas encierran la inspiración original de Vicente para sus cohermanos. Frecuentemente él se refiere a las reglas en sus car­tas («las pequeñas reglas») que él cita de una manera general y un estudio más exhaustivo que el que aquí se ofrece, fácilmente demos­traría que él siguió, con algunas pocas excepciones, sus ideas primi­tivas durante su vida.

Por el momento, no hay modo de fechar la primera composición de estas Reglas, pero aparecen indicios en la correspondencia del santo que hacen referencia a estas «pequeñas reglas» como él las lla­ma.9 En 1632 existía ya un Orden del Día, como se refleja en los «Avisos» dados por el fundador durante el retiro de ese año.10 En 1635 escribía que «nosotros todavía no hemos redactado nuestras reglas»,11 pero esto puede referirse a la totalidad del conjunto de Reglas Comunes y Reglas Particulares. Estas Reglas Comunes Primi­tivas deben haber existido al menos en 1637 cuando comenzó en París el primer Seminario Interno. Otro indicio temprano es la des­cripción que Vicente hizo del Orden del Día, en la carta a Juana Chantal,12 en 1637. La importancia capital de estas Reglas para los Misioneros, se demuestra por el hecho de que fueran dadas en cua­dernos destinados a los que comenzaban como candidatos. Además, las Reglas Primitivas parece que se derivan sobre todo de la experien­cia de San Lázaro. Por ejemplo, la mención regular que se hace de «el superior» se refiere indudablemente al mismo San Vicente, como se hace en las reglas de las Hermanas. No obstante, el texto más anti­guo que tenemos de las Reglas del Seminario Interno, editado por el mismo Vicente de Paúl y fechado en 1652, no incluye las Reglas Comunes Primitivas.13 Sería fácil, pues, concluir que estas Reglas Pri­mitivas eran las Reglas de la Congregación en ese tiempo, asequibles a cualquiera, puesto que las Reglas Comunes oficiales serían publica­das sólo seis años después. Puesto que eran las Reglas corriente­mente observadas, no habría sido necesario añadirlas a un cuaderno individual copiado por los seminaristas estudiantes.14

Un elemento de las Reglas Comunes Primitivas, el Orden del Día, parece hablar en contra de la antigüedad de las mismas. A primera vista, puede parecer haber sido diseñado, sólo para el Seminario Interno por ser tan inflexible e idealizado. La única actividad a la que se alude, además de la oración, es el estudio. No obstante, este enfo­que cambia en el último artículo, que presenta un plan para los que dan misiones. Además no se menciona diferencia alguna entre las actividades de los sacerdotes y las de los hermanos. Y aunque es bien conocido que San Vicente tenía otras prácticas, como la repetición de oración, la conferencia semanal, no se reflejan en este plan del orden diario, quizá porque este plan es anterior y porque da tan sólo un esquema general. Seguramente, el mismo San Vicente no observó este plan en todos sus detalles, dados sus numerosos encuentros, conferencias, correspondencia y otros deberes administrativos. Como muestra un cuidadoso examen de las fechas de varias de sus cartas y otras actividades, parece que él se tomaba un día libre, los jueves, pero el orden del día no hace distinción entre los días de la semana, ni siquiera tienen en cuenta las fiestas y estaciones del año, al mar­gen de la prescripción del retiro anual. En muchos otros lugares, no obstante, hay referencias ocasionales a un paseo semanal que tam­poco aparece aquí. Posiblemente esto fue una evolución del plan general.15

Los editores de las Reglas del Seminario, en 1888, debieron que­dar confundidos por la naturaleza del sumario del artículo final del Orden del Día, ya que lo colocaron en una nota al pie e insertaron un texto más preciso en su lugar. Esto se encontrará en las notas al artículo XVI.

Otro indicio de la antigüedad de estas reglas es que ellas y las reglas más antiguas de las Hijas de la Caridad tienen el mismo for­mato. Esto es las Reglas Comunes Primitivas de la Congregación de la Misión tienen treinta y tres artículos específicos, seguidos de un Orden del Día con dieciséis artículos. En el caso de las Reglas de las Hermanas, son cuarenta y tres los artículos, pero desarrollados con mayor longitud que los de los misioneros. Sigue después un Orden del Día con veintisiete artículos, también más desarrollados que los de los misioneros. Este paso de un estilo casi lacónico de las Reglas Primitivas al mayor desarrollo de las Primitivas Reglas de las Herma­nas, muestra cómo el Fundador elaboraba sus ideas. Esta misma ten­dencia al desarrollo, puede apreciarse en la Regla 32 que comienza a sonar de una manera muy parecida a lo que encontramos en las exhortaciones de las Reglas Comunes.

Puesto que Vicente de Paúl murió antes de la publicación de las Reglas Comunes y Particulares de las Hermanas, muchas de sus con­ferencias a las Hijas de la Caridad usan la forma primitiva de sus Reglas en cuarenta y cuatro artículos. Las Reglas Comunes de las Hermanas fueron publicadas oficialmente, en 1672, por Renato Almerás, notablemente revisadas. Por el contrario las conferencias de Vicente a sus cohermanos usan el texto actual de las Reglas Comunes que él publicó en 1658 y no el texto de las Reglas Primitivas que aquí se transcribe.

III. Publicación

Esta publicación del texto de las Reglas Comunes Primitivas (part IV) se ofrece aquí con la escritura original francesa del manus­crito C, puesto que parece el más antiguo 16. Al tiempo de la escritura, lo más probable a fines del siglo XVII, la grafía, el uso de los acentos, de las mayúsculas, de las abreviaturas y de los signos de puntuación no estaban estandardizados. El texto M está fechado en 1699 y su grafía está entre lo estilos de las otras dos versiones. El manuscrito T, a juzgar por su grafía y el estilo de su escritura a mano, data del siglo XVIII. Se señalan aquellos pocos lugares en que M y T difieren substancialmente de C. Y cuando ocurren se incluyen algunas expli­caciones en las notas. Además, habría que señalar que fácilmente se cuelan algunos errores en el texto; los directores del Seminario Interno no habrían revisado muy cuidadosamente el trabajo de sus novicios.

Continuando este texto, en la parte V , presento en dos columnas paralelas, las Reglas Comunes Primitivas y lo esencial de las Reglas Comunes Oficiales, de 1658 que citan el texto primitivo. Esto eviden­ciará que Vicente sigue generalmente el texto de sus Reglas Comunes Primitivas, pero generalmente ofrece un texto más claramente desa­rrollado, en términos espirituales y teológicos. Dejo a otros que saquen más comparaciones y que arrojen más luz sobre estos textos. Habría que notar que las Reglas Comunes Oficiales fueron escritas, primero en francés y después traducidas al latín probablemente por algún otro distinto del Fundador. El texto francés suena a Vicente mismo, mientras que la versión latina es árida y ocasionalmente pierde el sentido del original. El texto francés de las Reglas Comunes usado aquí, es el publicado en 1658 para uso de los Hermanos, clé­rigos y legos. El texto francés moderno, sigue este texto muy de cerca, pero con algunos cambios para los lectores modernos.16

La diferencia más obvia entre Las Reglas Comunes Primitivas y las Reglas Comunes de 1658 es la omisión del Orden del Día. A veces, Vicente sacaba unas reglas de una sección para trasladarlas a un capítulo de un trabajo posterior. Pero al parecer, él creyó que sólo podía exigir que «el orden del día, acostumbrado en la Congregación ha de ser seguido estrictamente por todos, sea en casa sea en misio­nes, especialmente en cuanto a las horas de levantarse y acostarse, la oración, el oficio divino y las comidas».17

Otras diferencias se harán notar en la omisión de algunos puntos que por varias razones él no quiso mantener. Regla 30: «No ir al jar­dín, sin permiso, fuera del tiempo de la recreación». Esto habría sido aplicable en la gran propiedad de San Lázaro, pero tendría menos sentido en las casas pequeñas. Otra notable omisión es la Regla 4: «Pasar todo el tiempo de la vida en los ejercicios de la Misión». Puesto que llevó tanto tiempo concretizar el voto de estabilidad, sin duda se pensó que era mejor no tratarlo aquí, tanto más que las Reglas Comunes no mencionan los votos, sino sólo las virtudes.

Por el contrario, algunas de las reglas primitivas fueron clarifica­das y hechas más exigentes, como por ejemplo que el superior designe un acompañante de viaje (Reglas 7 y 8)

Otros varios cambios pequeños tienen también su interés. En la regla 28 la excepción sobre el desayuno que nunca fue considerado como una comida y por consiguiente no empezaba con la oración antes de las comidas, no fue incluida en las Reglas Comunes. Es posi­ble que la costumbre se hubiese generalizado para 1658. Tampoco la libertad para darse un pequeño paseo por el patio, encontró camino para pasar de la regla 29 a las Reglas Comunes.

En el Orden del Día, la Regla 2, «estar completamente vestido», fue sustituida por «decentemente vestido», probablemente en vista a la necesidad obvia de dejar algunas veces la propia habitación para «satisfacer las propias necesidades» antes de estar completamente vestido.18 La omisión en la Regla 4, de rezar las Horas Menores en común fue debida probablemente a la imposibilidad de compaginarla en la práctica con la necesidad de celebrar la Misa y proveer acólitos entre los estudiantes.

Al margen de las diferencias en palabras u omisión de ciertas sec­ciones, uno puede darse cuenta de que en las Reglas Comunes fueron añadidas muchas cosas importantes que no estaban en las Reglas Primitivas. Seguramente debieron venir de la experiencia de vida de Vicente con sus cohermanos. No se justifica del todo su afirmación de que «nada encontraréis en ellas que no hayáis estado haciendo por largo tiempo».

La VI parte presenta una traducción española, sola, de las Reglas Comunes Primitivas. Esta puede compararse fácilmente con las Reglas Comunes de 1658, refiriéndose a los números de los capítulos y artículos como aparecen en la tabla de comparación.

La VII parte presenta un breve análisis del orden entre las reglas mismas. Van de lo breve y genérico a lo largo y específico.

IV. Texto francés

REGLEMENT POUR LA CONGREGATION DE LA MISSION

Premierement Le principal19 du Missionnaire doit estre de travailler a sa propre perfection 2mt au salut des pauvres gens des champs 3mt a l’advancement de l’estat ecclesiastique en la vertu.

2e Vivre en pauvreté, et en commun. 3e N’aspirer a aucun benefice.

4e Employer tout le temps de sa vie aux exercises de la Mission.

5e Obéir au superieur, et a tous ceux qu’il aura commis pour le representer tant a la ville qu’aux champs.20

6e User de touttes les precautions imaginables pour conserver la pureté interieure, et exterieure.

7e Ne sortir jamais de la maison sans la permission du superieur, ou de celuy qui le represente; ny sans dire les lieux ou l’on va et les affaires qu’on y a; et au retour se representer a luy pour luy rendre compte de son voyage.21

8e L’on ira dehors que deux a deux, et celuy qui servira de compa­gnon donnera le devant a l’autre,22 et le laissera parler.

9e Ne jamais menger aux maisons externes de la ville, ny des champs, ny faire manger personne a la maison sans permission expresse du superieur.

10e On mettra les lettres qu’on escrira avant de les cacheter, entre les mains du superieur pour les envoyer, ou les retenir selon qu’il trouvera a propos, sans jamais en escrire autrement, ny ouvrir celles qu’on aura receu, sans les avoir faict voir auparavant au dit superieur.23

11e Faire les exercices spirituels tous les ans une fois.24

12e Rendre compte de temps en temps de sa conscience au supe­rieur,25 ou a tel qu’il députera.

13e Dire tous les vendredys sa coulpe au superieur ou a celuy qui le represente a la ville ou aux champs en presence des autres. Et escouter volontiers les advertissements qui [seront donnés; et faire de bon cœur les paenitences qui seront ordonnées (T, M)]26 [seront ordonnéz].27

14e Suivre les advis de celuy que le superieur deputera pour les choses spirituelles, et se confesser a luy deux fois touttes les sepmeinnes sçavoir le mercredy, et le samedy apres l’office du matin.

15e S’entreavertir charitablement les uns les autres de ses manque­ments, et recevoir avec humilité les advertissements qui nous seront donnéz.28

16e Donner avis au superieur des manquements qu’on aura re­marqué parmy les autres, et trouver bon qu’on l’advertisse des nostres.

17e Se porter un grand respect les uns les autres et vivre neantmoins d’une maniere toutte cordiale ensemble sans jamais se tutoyer, ny toucher par familiarité.29

18e Ne point loüer ceux qui preschent, catechisent confessent, ou reussissent dans les emploicts exterieurs, mais ceux qui sont fort vertueux et interieurs.30

19e Esviter esgallement les amitiés particulieres et les aversions.31

20e Ne point parler de la conduitte, ny des affaires de la maison, ny de celles du temps.

21e Ne parler jamais mal de personne, et principallement du Supe­rieur.

22e Garder fidellement silence du depuis [Garder le silence depuis (T, M)]32 les prieres du soir jusques au landemain incontinent apres [le (T)] disné33 et depuis la fin de la recreation jusques apres le souper.34

23e Ne point visiter ses compagnons en leur chambres, ny s’entrete­nir ensemble hors les heures de recreation.

24e On fera tousiours lecture a table, tant a la mission,35 qu’à la maison.36

25e Ne manger a la maison les vendredys au soir que d’une sorte de mets, qui sera des legumes, pruneaux ou herbages pour honorer la passion de nostre seigneur.

26e Tous les exercices de la mission37 se feront gratis.

27e Ne rien prendre des externes, ny donner38 sans la permission du superieur.

28e Ne boire ny manger hors le repas, ceux la neantmoins, qui auront besoin de desieuner pourront prendre un morceau de pain, et un doigt de vin.

29e Ne parler aux externes sans permission et ne jamais les mener en sa chambre, ny s’entretenir, dans le cleestre ne faire plus dun tour ou deux.39

30e N’aller40 au jardin hors les heures de recreation sans permission.

31e A larrivée, et a la sortié de la mission recevoir la benediction de Messieurs les curéz et en leur absence de messieurs les [leurs (T, M)] vicaires, et ne rien faire d’importance sans leur permis­sion, et leur communiquer [sans leur communiquer (T, M)], comme lestablissement de la charité, la communion des enfans, la procession, l’administration des sacrements aux malades et se bien garder et bien faire contre leur gré.

32e Estre fort circonspect a proposer les difficultez qu’on aura trou­vez en confession, en sorte qu’on ne puisse entendre de qui on parle. La compagnié doit faire en ce poinct une attention sans41 pareille et pour mortiffier la trop grande affection42 qu’on a de dire ce qu’on a trouvé de nouveau. Lon ne proposera aucune difficulté sur les cas qu’on aura rencontrez que par ladvis du superieur.43

33e Nul ne s’appliquera aux visites des malades ny aux accommode­ments que par l’ordre du Superieur.

EMPLOY DE LA JOURNÉÉ

Premierement Se lever a quattres heures, et faire le signe de la croix, et dire benedicta sit sancta atque individua trinitas nunc et sem­per, et per infinita secula seculorum. Amen. Sancta Dei genetrix sit nobis auxiliatrix. Amen.

2e Employer une demie heure a s’habiller, faire son lict et satisfaire a ses necessitez. Ne point sortir de la chambre sans estre entie­rement habillé.

3e Durant ce temps44 garder le silence marcher sans bruit, faire ses actions avec un esprit tranquille et recueilly se ressouvenant que bientost on doict entrer en oraison.

4e Donner une heure de temps a l’oraison au lieu destiné, et au sortir d’icelle dire prime, tierce, sexte, [et (T, M)] nonne en commun.

5e Celebrer ou ouir la Sainte Messe a son tour.

6e Estant de retour en sa chambre flechir les genoux ce qu’il faut observer touttes les fois qu’on y entre et qu’on en sort45 pour offrir a J.Ch. ce qu’on va faire [desirant que ce soit (T)]46 pour accomplir la volonté de Dieu et nous advancer en son amour.

7e Lire un chapitre du nouveau testament teste nuë et a genoux avec trois acts. 1er adorer les veritéz qui y sont contenuës. 2e Entrer dans les sentiments avec les quelles nostre Seigneur les a prononcéz. 3e Se resoudre a pratiquer les conseils qui y sont contenus et puis s’occuper47 a l’estude ou autre exercice qui nous aura esté marqué48 par le superieur.

8e49 Immediatement devant disner faire un examen50 particulier tou­chant la vertu qu’on s’est propose d’acquerir ou le vice qu’on veut extirper.51

9e Disner a unze heures, et apres faire une heure de recreation en forme de conference gayement et modestement.

10e Apres la recreation se rentrer dans sa chambre, et s’employer [s’addonner (T)] a lestudes comme au matin.

11e52 A deux heures dire vespres et Complies en commun puis employer un quart d’heure53 a la lecture spirituelle.

12e A cinq’heures dire matines, et laudes.

13e A six heures et demie l’examen particulier, le souper et la re­creation.

14e A huict heures et un quart faire l’examen general avec les prie­res ordinaires et la lecture du suiet de l’oraison pour le lande­main matin.

15e A neuf heures se coucher se recommandant a la tres saincte tri­nité, et a la sainte Vierge, afinq’ nos premieres, et dernieres pen­sez54 soint adresséz à Dieu et a sa saincte Mere.

16e On observera le mesme ordre aux missions excepté qu’on55 ira a six heures a leglize pour en sortir a unze, qu’on y retournera a deux pour en sortir a cinq’, et qu’on dira vespres et complies a une heure, et matines et laudes a cinq heures.56

V. Tabla comparativa de los textos

Róglement pour la
Congrégation de la Mission
Rógles Communes, 1658
Premièrement Le principal du Mis- sionnaire doit être de travailler à sa propre perfection ; 2mt au salut des pauvres gens des champs ; 3mt à l’avancement de l’état ecclésiastique en la vertu. C’est pourquoi sa fin est: 1° de tra­vailler à sa propre perfection, en faisant son possible pour pratiquer les vertus que ce souverain Maître a daigné nous enseigner, de parole et d’exemple ; 2° de prêcher l’évangile aux pauvres, particulièrement à ceux de la campagne ; 3° d’aider les ecclésiastiques à acquérir les scien­ces et les vertus nécessaires à leur état. (I, 1)
2e Vivre en pauvreté, et en com- mun. chacun tâchera, selon son petit pou­voir, de l’imiter en la pratique de cette vertu [pauvreté] (III, 1)
3e N’aspirer à aucun bénéfice. il n’aspirera pas même à aucun bé­néfice (III, 10)
4e Employer tout le temps de sa vie

aux exercices de la Mission.

5e Obéir au supérieur, et á tous ceux qu’il aura commis pour le représenter tant á la ville qu’aux champs. nous obéirons exactement á nos Su-
périeurs, et á chacun d’iceux, (V, 1)
6e User de toutes les précautions imaginables pour conserver la pureté intérieure et extérieure. c’est pourquoi chacun apportera de son côté tout le soin, la diligence et la précaution possible pour conser­ver entièrement cette chasteté, tant á l’égard du corps, qu’á l’égard de l’âme. (IV, 1)
7e Ne sortir jamais de la maison sans la permission du supérieur, ou de celui qui le représente ; ni sans dire les lieux ou l’on va et les affaires qu’on y a; et au re- tour se représenter á lui pour lui rendre compte de son voyage. Personne ne sortira de la maison, sinon comme, quand, et avec qui le Supérieur le jugera á propos, auquel il appartiendra de nommer le com­pagnon, s’il n’a député quelque autre pour le faire. (IX, 11)
8e L’on ira dehors que deux á deux, et celui qui servira de compa- gnon donnera le devant á l’autre, et le laissera parler. et celui qui aura été donné pour
compagnon donnera le devant á
l’autre et le laissera parler. (IX, 11)
9e Ne jamais manger aux maisons externes de la ville, ni des champs, ni faire manger per- sonne á la maison sans permis­sion expresse du supérieur. Nul n’invitera á manger ou boire aucun externe, sans la même per­mission du Supérieur. (IX, 6)
10e On mettra les lettres qu’on écrira avant de les cacheter, entre les mains du supérieur pour les en- voyer, ou les retenir selon qu’il trouvera á propos, sans jamais en écrire autrement, ni ouvrir celles qu’on aura reçues, sans les avoir fait voir auparavant au dit supérieur. nul n’écrira, ni n’enverra, ni n’ouvri­ra des lettres sans la permission du Supérieur, entre les mains duquel chacun remettra celles qu’il aura écrites, pour les envoyer ou les rete-nir comme bon lui semblera. (V, 11)
1 1e Faire les exercices spirituels tous les ans une fois. Ceux qui sont déjá entrés feront les
mêmes Exercices avec une autre
confession depuis la dernière géné­rale, les séminaristes tous les six mois, et les autres tous les ans. (X, 10)
12e Rendre compte de temps en temps de sa conscience au supé- rieur, ou à tel qu’il députera. C’est pourquoi, tous et un chacun feront, avec toute la sincérité et dé­votion qu’ils pourront et en la ma­nière dont on a accoutumé d’user en la Congrégation, leur communica­tion intérieure au Supérieur, ou à quelque autre qu’il aura député pour cela, (X, 11)
13e Dire tous les vendredis sa coulpe au supérieur ou à celui qui le représente à la ville ou aux champs en présence des autres. Et écouter volontiers les avertis- sements qui seront ordonnés. tous les vendredis chacun dira, en présence des autres, sa coulpe au Supérieur ou à celui qui le représen­tera, et cela tant à la maison qu’aux missions, et recevra de bon cœur les avertissements et les pénitences qui lui seront donnés. (X, 13)
14e Suivre les avis de celui que le supérieur députera pour les cho- ses spirituelles, et se confesser à lui deux fois toutes les semaines, savoir le mercredi, et le samedi après l’office du matin. et afin que le tout se fasse avec ordre, les prêtres se confesseront deux fois, ou du moins une fois, toutes les semaines, à un des confesseurs de la maison, à ce député, et non à d’autres, sans la permission du Su­périeur, (X, 6)
15e S’entreavertir charitablement les uns les autres de ses manque- ments, et recevoir avec humilité les avertissements qui nous se- ront donnés. On gardera aussi la sainte pratique de demander au Chapitre d’y être averti publiquement de nos défauts, et pour lors, chacun sera soigneux de faire cet avertissement en esprit d’humilité et de charité. (X, 13)
16e Donner avis au supérieur des manquements qu’on aura re- marqué parmi les autres, et trouver bon qu’on l’avertisse des nôtres. dès que quelqu’un aura des pen­sées suspectes d’illusion[s], ou quel­que peine intérieure, ou tentation notable, il s’en découvrira, le plus tôt qu’il pourra, au Supérieur ou au directeur à ce député, afin qu’il y apporte le remède convenable ; lequel chacun recevra et agréera
comme venant de la main de Dieu, et s’y soumettra avec confiance et res­pect. (II, 16)
17e Se porter un grand respect les uns les autres et vivre néan- moins d’une manière toute cor- diale ensemble sans jamais se tutoyer, ni toucher par familia­rité. tous agiront les uns avec les autres dans un grand respect, (VIII, 2) ; Tous se donneront de garde de se toucher l’un l’autre, (VII, 3)
18e Ne point louer ceux qui prê- chent, catéchisent, confessent, ou réussissent dans les emplois extérieurs, mais ceux qui sont fort vertueux et intérieurs. personne ne louera les Nótres, parti­culièrement en leur présence, pour les rares talents naturels ou acquis, principalement pour les prédica­tions qu’ils auraient faites éloquem­ment, et avec applaudissement des hommes ; (XII, 4)
19e Eviter également les amitiés par- ticulières et les aversions. ils fuiront pourtant diligemment les amitiés particulières, aussi bien que les aversions : (VIII, 2)
20e Ne point parler de la conduite, ni des affaires de la maison, ni de celles du temps. Nul ne rapportera légèrement ou inutilement aux externes ce qu’on a fait, ou ce qu’on doit faire en la maison, ni ne s’entretiendra avec eux des choses dont il ne nous est pas permis de parler entre nous, particulièrement de celles qui regar­dent l’Etat ou le gouvernement du royaume. (IX, 9)
21e Ne parler jamais mal de per- sonne, et principalement du Su- périeur. Personne ne touchera tant soit peu la réputation des autres, particuliè­rement des Supérieurs, (VIII, 11)
22e Garder fidèlement silence du de- puis les prières du soir jusques au lendemain incontinent après dîner et depuis la fin de la re­création jusques après le souper pour cela, chez nous, le silence se gardera, hors les heures de récréa­tion ; (VIII, 4)
23e Ne point visiter ses compagnons en leurs chambres, ni s’entrete- nir ensemble hors les heures de recréation. Nul n’entrera dans la chambre d’un autre, s’il n’a permission générale ou particulière du Supérieur, (V, 13)
24e On fera toujours lecture á table, tant á la mission, qu’á la maison. on fera toujours la lecture spirituelle dans toutes nos maisons, même dans les missions, durant tout le temps du repas. (X, 19)
25e Ne manger á la maison les ven- dredis au soir que d’une sorte de mets, qui sera des légumes, pru- neaux ou herbages pour honorer la passion de notre seigneur. Pour honorer en quelque façon la Passion de Jésus-Christ, chacun se contentera, le vendredi de chaque semaine, en la réfection du soir, d’un seul mets, qui sera d’herbes ou légu­mes, si ce n’est lorsqu’on est en mission ou en voyage. (X, 16)
26e Tous les exercices de la mission se feront gratis. mais nous y ferons toutes nos fonc­tions gratuitement (XI, 7)
27e Ne rien prendre des externes, ni donner sans la permission du supérieur. Personne… ne donnera, ne recevra, ne prêtera, n’empruntera ni ne de­mandera rien d’ailleurs, sans la li­cence du Supérieur. (III, 5)
28e Ne boire ni manger hors le re- pas, ceux la néanmoins, qui auront besoin de déjeuner pour- ront prendre un morceau de pain, et un doigt de vin. personne ne boira ni ne mangera hors les heures accoutumées, sans licence du Supérieur. (V, 12)
29e Ne parler aux externes sans per- mission et ne jamais les mener en sa chambre, ni s’entretenir, dans le cloître ne faire plus d’un tour ou deux. Personne ne parlera dans la maison aux externes ni ne les fera parler a d’autres des Nôtres, sans la permis­sion du Supérieur. (IX, 5)
30e N’aller au jardin hors les heures de recréation sans permission.
31e A l’arrivée, et á la sortie de la mission recevoir la bénédiction de Messieurs les curés et en leur absence de messieurs les vicai- res, et ne rien faire d’importance A l’arrivée et á la sortie de la mission, ils demanderont la bénédiction á Messieurs les Pasteurs et, en leur absence, á Messieurs les Vicaires ; et ne feront rien d’importance sans le
sans leur permission, et leur communiquer, comme l’établis- sement de la charité, la commu- nion des enfants, la procession, l’administration des sacrements aux malades et se bien garder et bien faire contre leur gré. leur avoir communiqué auparavant ; et se garderont bien de rien entre­prendre contre leur gré. (XI, 6)
32e Etre fort circonspect á proposer les difficultés qu’on aura trouvez en confession, en sorte qu’on ne puisse entendre de qui on parle. La compagnie doit faire en ce point une attention sans pareille et pour mortifier la trop grande affection qu’on a de dire ce qu’on a trouvé de nouveau. L’on ne proposera aucune difficulté sur les cas qu’on aura rencon- trez que par l’avis du supérieur. On usera de grande prudence et cir­conspection á proposer les doutes sur les cas de conscience, qui se présentent en confession; en sorte qu’on ne puisse jamais conjecturer qui est la personne dont il s’agit. Et pour obvier aux maux qui en pour­raient arriver, personne ne propo­sera les doutes touchant aucun cas de conscience un peu considérable, qu’on aura rencontré en confession, qu’auparavant on n’ait demandé au directeur de la mission s’il trouve bon qu’on les [= le] propose. (XI, 9)
33e Nul ne s’appliquera aux visites des malades ni aux accommode- ments que par l’ordre du Supé- rieur. néanmoins, afin que la charité soit bien ordonnée par l’obéissance, per­sonne n’entreprendra ces sortes d’œuvres de miséricorde, sans la li­cence du Supérieur. (XI, 8)
Emploi de la Journée Règles Communes, 1658
Premièrement Se lever á quatre heu- res, et faire le signe de la croix, et dire benedicta sit sancta atque individua trinitas nunc et sem­per, et per infinita secula seculo­rum. Amen. Sancta Dei genetrix sit nobis auxiliatrix. Amen. = X, 18
2e Employer une demie heure á Personne ne sortira de sa chambre
s’habiller, faire son lit et satis- faire á ses nécessités. Ne point sortir de la chambre sans être entièrement habillé. sans être décemment vêtu. (VII, 6)
3e Durant ce temps garder le si- lence marcher sans bruit, faire ses actions avec un esprit tran- quille et recueilli se ressouve- nant que bientôt on doit entrer en oraison. Pour mieux observer le silence, cha­cun fera attention le plus qu’il pourra, à ne faire du bruit dans sa chambre, ou allant et venant par la maison (VIII, 6)
4e Donner une heure de temps à l’oraison au lieu destiné, et au sortir d’icelle dire prime, tierce, sexte, nonne en commun. tous et un chacun feront soigneuse­ment tous les jours une heure d’orai­son mentale, et, selon la coutume de la Congrégation, en commun et au lieu à ce destiné. (X, 7)
5e Célébrer ou ouïr la Sainte Messe à son tour. et célèbreront la sainte Messe tous les jours, si quelque chose ne les en empêche ; et tous les autres qui ne sont pas prêtres…, entendront tous les jours la sainte Messe. (X, 6)
6e Etant de retour en sa chambre fléchir les genoux ce qu’il faut observer toutes les fois qu’on y entre et qu’on en sort pour offrir à J.Ch. ce qu’on va faire pour accomplir la volonté de Dieu et nous avancer en son amour. s’agenouiller en entrant et en sortant des chambres de la maison, pour invoquer Dieu avant notre action, et lui en rendre grâces après qu’elle est faite. (X, 20)
7e Lire un chapitre du nouveau tes- tament teste nue et à genoux avec trois actes. 1er adorer les vérités qui y sont contenues. 2e Entrer dans les sentiments avec les quelles notre Seigneur les a prononcés. 3e Se résoudre à pratiquer les conseils qui y sont contenus et puis s’occuper à l’étude ou autre exercice qui nous aura été marqué par le supérieur. Outre cela, les prêtres et tous les clercs liront un chapitre du Nouveau Testament, et respecteront ce livre comme la règle de la perfection chrétienne et pour en profiter davan­tage, cette lecture se fera à genoux, et tête nue, faisant du moins à la fin les trois actes suivants, dont le pre­mier sera d’adorer les vérités conte­nues dans ce même chapitre; le se­cond, de s’exciter à entrer dans les sentiments, dans lesquels Notre­Seigneur ou les Saints les ont pro­noncées ; le troisième, de se résou­dre à la pratique des conseils ou préceptes qui y sont contenus, et à l’imitation des exemples de vertus qu’on y trouve. (X, 8)
8e Immédiatement devant dîner faire un examen particulier tou- chant la vertu qu’on s’est pro- pose d’acquérir ou le vice qu’on veut extirper. tous et un chacun feront tous les jours deux sortes d’examen de cons­cience, l’un particulier, qui se fera courtement avant le dîner et le sou­per, sur quelque vertu á acquérir, ou sur quelque vice á déraciner (X, 9)
9e Dîner á onze heures, et après faire une heure de recréation en forme de conférence gaiement et modestement. De plus, tous garderont exactement l’ordre de la journée, qu’on a accou­tumé d’observer en la Congrégation, soit dans la maison, soit dans les missions, particulièrement á l’égard des heures du lever et du coucher, de l’oraison, de l’office divin et des re­pas. (X, 18)
10e Apres la recréation se rentrer dans sa chambre, et s’employer á l’étude comme au matin. = X, 18
11e A deux heures dire Vêpres et Complies en commun puis em­ployer un quart d’heure á la lec­ture spirituelle = X, 18
12e A cinq heures dire matines, et laudes. = X, 18
13e A six heures et demi l’examen particulier, le souper et la re­création. = X, 18
14e A huit heures et un quart faire l’examen général avec les prières ordinaires et la lecture du sujet de l’oraison pour le lendemain matin. = X, 18
15e A neuf heures se coucher se re- commandant á la très sainte tri­nité, et á la sainte Vierge, afin que nos premières, et dernières pensées soient adressées á Dieu et á sa sainte Mère. = X, 18
16e On observera le même ordre aux missions excepté qu’on ira à six heures à l’église pour en sortir à onze, qu’on y retournera à deux pour en sortir à cinq, et qu’on dira vêpres et complies à une heure, et matines et laudes à cinq heures. = X, 18

VI. Traducción del texto

REGLAS PARA LA CONGREGACIÓN DE LA MISSIÓN

Primero, el principal deber del misionero debe ser trabajar en su pro­pia perfección, 2° en la salvación de los pobres del campo, 3° en el adelanto en la virtud del estado eclesiástico.

2° Vivir en pobreza y en común.

3° No aspirar a beneficio alguno.

4° Emplear todo el tiempo de la vida en los ejercicios de la Misión. 5° Obedecer al Superior y a todos los que él haya nombrado para representarle tanto en la ciudad como en el campo.

6° Servirse de todas las precauciones imaginables para conservar la pureza interior y exterior.

7° No salir jamás de casa sin licencia del Superior o de aquel que le represente; ni sin decir a donde se va y que se va a hacer; y al volver presentarse a él para darle cuenta de su salida.

8° No se irá más que de dos en dos y el que haga de acompañante cederá la preferencia al otro y le dejará hablar.

9° No comer jamás en las casas externas de la ciudad ni del campo, ni invitar a nadie a comer en la casa, sin permiso expreso del superior.

10° Las cartas que se escriban, se pondrán en manos del Superior para que las envíe o retenga según le pareciere oportuno, sin jamás escribir de otra manera ni abrir las cartas que se hubieren recibido sin haberlas hecho ver antes a dicho superior.

11° Hacer los Ejercicios Espirituales todos los años, una vez.

12° Dar cuenta de conciencia, de tiempo en tiempo, al Superior o al que él indicare.

13° Decir, ante todos los demás, todos los viernes, sus culpas al supe rior o a quien le representare, en la ciudad o en el campo.

14º Seguir los avisos de aquel a quien el Superior encargare de las cosas espirituales y confesarse con él dos veces por semana, a saber, los miércoles y los sábados, después del oficio de maitines.

15º Advertirse en caridad los unos a los otros de las faltas y recibir con humildad los avisos que se nos hicieren.

16º Avisar al superior de las faltas advertidas en los otros y llevar a bien que se le avisen de las nuestras.

17º Tener un gran respeto los unos a los otros y no obstante vivir de manera enteramente cordial, sin jamás tutearse ni tocarse por familiaridad58.

18º No alabar a los que predican, catequizan, confiesan o brillan en las ocupaciones públicas, a no ser a los que son muy virtuosos e interiores.

19º Evitar tanto las amistades particulares como las aversiones.

20º No hablar jamás de la conducta ni de los asuntos de la casa ni de los del mundo.

21º No hablar nunca mal de nadie ni menos del superior.

22º Guardar fielmente el silencio desde [Guardar el silencio desde (T, M)] las oraciones de la tarde hasta la mañana siguiente, inmediatamente después de la comida, y desde el final de la recreación hasta después de la cena.

23º No visitar a los compañeros en sus habitaciones, ni entretenerse juntos fuera de las horas de recreación.

24º Se tendrá siempre lectura a la mesa, tanto en misiones como en casa.

25º No comer, estando en casa, los viernes por la noche más que un solo plato, que será de legumbres, ciruelas pasas o verduras, para honrar la pasión de nuestro Señor.

26º Todos los ejercicios de la misión se harán gratuitamente.57

27º No recibir de los extraños ni darles nada sin permiso del su­perior.

58 Se tutoyer se refiere a un estilo informal de trato en francés que utiliza el tú en vez del más formal vous. En español puede traducirse directamete por tutearse (nota del traductor).

28º No comer ni beber fuera de las comidas; no obstante los que tuvieren necesidad de desayunar, podrán tomar un bocado de pan y un dedo de vino.

29º No hablar con los externos sin permiso ni llevarlos jamás a la habitación, ni entretenerse con ellos, ni dar en el claustro58 más de una o dos vueltas.

30º No ir al jardín fuera de las horas de recreo, sin permiso.

31º A la llegada y a la salida de una misión, pedir la bendición de los Srs. Párrocos o en su ausencia de los [sus (T, M)] Srs. Vicarios, y no hacer nada de importancia sin su permiso y sin comunicár­selo [sin comunicárselo (T, M)] como el establecimiento de la Caridad, la comunión de los niños, la procesión, la administra­ción de los sacramentos a los enfermos y guardarse mucho de no hacer cosa alguna contra su voluntad.

32º Ser muy circunspectos al proponer las dificultades que se hayan encontrado en la confesión, de suerte que no se puede averiguar de quien se habla. La Compañía ha de poner en este punto una atención sin igual, y para mortificar la gran afición que se tiene a decir lo que se ha encontrado nuevo, no se propondrá dificultad alguna sobre los casos que se hayan encontrado sin decírselo al superior.

33º Nadie se dedicará a visitar a los enfermos ni a las reconciliacio­nes, si no es por mandato del Superior.

EMPLEO DEL DÍA

Primero, levantarse a las cuatro, hacer la señal de la cruz y decir Benedicta sit sancta atque individua Trinitas nunc et semper et per ifinita saecula saeculorum. Amen. Sancta Dei Genetrix sit nobis auxiliatrix. Amen.

2º Emplear una media hora en vestirse. Hacer la cama y satisfacer sus necesidades. No salir de la habitación sin estar enteramente vestido.

3º Durante este tiempo, guardar silencio, caminar sin ruidos, hacer sus acciones con un espíritu tranquilo y recogido, pensando que bien pronto estarán en la oración.

4º Dedicar una hora a la oración, en el lugar indicado, y al salir de la misma recitar prima, tercia, sexta [y (T, M)] nona, en común.

5° Celebrar u oír la Santa Misa, en su turno.

6° Al volver a la habitación, doblar las rodillas, lo que hay que observar todas las veces que se entra y sale, para ofrecer a Jesu­cristo lo que se va a hacer [deseando que esto sea (T)] para cum­plir la voluntad de Dios y adelantar en su amor.

7° Leer un capítulo del Nuevo Testamento, con la cabera descu­bierto y derrodillas, con tres actos; 1° adorar las verdades que se contienen, 2° entrar en los sentimientos con los que las pronun­ció nuestro Señor, 3° resolverse a practicar los consejos que se contienen, y después dedicarse al estudio o a otros ejercicios que nos hubiera señalado el superior.

8° Inmediatamente antes de comer hacer un examen particular referente a la virtud que se nos ha propuesto adquirir o el vicio que se quiere extirpar.

9° Comer a las once y después hacer una hora de recreación en forma de encuentro, alegre y modestamente.

10° Después de la recreación, volver a la habitación y dedicarse [entregarse (T)] al estudio como a la mañana.

11° A las dos, recitar vísperas y completas, en común, después emplear un cuarto de hora en la lectura espiritual.

12° A las cinco, recitar Maitines y Laudes.

13° A las seis y media, el examen particular, la cena y la recreación.

14° A las ocho y cuarto, hacer el examen general con las preces ordinarias y la lectura del tema de la oración para la mañana siguiente.

15° A las nueve, acostarse encomendándose a la santísima Trinidad y a la Santa Virgen, para que nuestros primeros y últimos pensa­mientos vayan dirigidos a Dios y a su Santa Madre.

16° Se observará el mismo orden en las misiones, con la excepción de que se irá a la iglesia a las seis para salir a las once, que se volverá a las dos para salir a las cinco y que se recitarán vísperas y completas a la una y maitines y laudes a las cinco.

VII. Organización

Un breve análisis de las Reglas mostrará, según creo, un cierto desarrollo dentro de las mismas. Yo imagino al Fundador sentado y poniendo sus ideas sobre un papel, a varios niveles. Las Reglas tienen una relación interna de unas a otras, pero no es fácil percibir como se desarrollan.

Las Reglas de la 1 a la 6, tratan del fin de la Congregación y de las virtudes de la pobreza, estabilidad, obediencia y castidad. En ninguna parte hace mención de los votos. Estas reglas son lo más breve en expresión, pero también lo más general.

Las Reglas 7 a la 10, tratan de las relaciones con los de fuera de casa y del comportamiento en las salidas, el uso de un acompañante y las comidas fuera de casa. La Regla 10 habla de escribir cartas.

Las Reglas 11 a la 16, son sobre prácticas espirituales: retiro anual, comunicación, capítulo de faltas, confesión y avisos (admo­niciones).

Las Reglas 17 a la 25, constituyen la sección más larga, hablan de la vida de comunidad en varios aspectos, positivos y negativos. La Regla 15, la comida de los viernes, puede entrar en esta sección o en la siguiente.

Las Reglas 26 a la 30 son heterogéneas y pueden entrar en cual­quier otra sección del texto. No obstante tienen aquí su lugar, proba­blemente porque fueron desarrollos o ocurrencias: gratitud de las misiones, manejo de las finanzas, comer entre las comidas, hablar con los externos, y pasear en el jardín.

Las Reglas de la 31 a la 33, tratan de las misiones y son las más largas y desarrolladas en cuanto que incluyen motivos y observacio­nes teológicas. Éstas son las más cercanas al final de los artículos que contienen las Reglas Comunes Primitivas.

VIII. Conclusión

Es de esperar que esta presentación de las recobradas Reglas Comunes Primitivas de la Congregación de la Misión ofrezca a las Reglas Comunes oficiales, un contexto mayor que todos los tesoros de la Congregación entera. Las Reglas Comunes de 1658 son mencio­nadas en varios lugares de las actuales Constituciones y Estatutos59 y están impresas en el mismo volumen. El análisis de las Reglas Comu­nes Primitivas nos demuestra que Vicente de Paúl trabajó en ellas muchos años y que desarrollo sus ideas, basándose en la experiencia de cada día.60 Hacia el final de su vida, con Luisa de Marillac, estaba desarrollando las Reglas Comunes de las Hijas de la Caridad. Pode­mos ver que sus Reglas son más largas, más ricas y más desarrolla­das teológicamente que la composición inicial para sus cohermanos. En otras palabras Vicente, Luisa y otros, vieron que debían darles más consistencia. Con la publicación de las Reglas Comunes de la Congregación, lo vemos en lo más alto de su reflexión espiritual y teológica sobre la vida del Misionero. Este desarrollo desde la idea original, a través de la experiencia, hasta la reflexión teológica y la oración, es lo que hace de las Reglas Comunes el clásico espiritual que son.

  1. Reglas Communes, carta de San Vicente de Paúl.
  2. Archivos de la Congregación de la Misión, Paris (ACM Paris) Constanti­nople, St. Benoi, Carton VIII, B, 3.
  3. Tiene como número de identificación «1 Re. 1, N.I.».
  4. Archivos departementales de l’Aube, 5 G 39, 22 pags, papel.
  5. «Regole e Practiche», ms. novitiate rules in De Andreis Rosati Memorial Archives, DePaul University, Chicago, Illinois, Perryville papers, p. 5.
  6. Regulae Seminarii Interni Congregationis Missionis. Monita ad Curatores. Paris, 1888.
  7. Dos ejemplos entre muchos otros, Regla 3: «N’aspirer a aucun benefice» (No aspirar a beneficio alguno) llegó a ser: «Ad nullum beneficium aut digni­tatem ecclesiasticam aspirare» (No aspirar a beneficio o dignidad eclesiástica alguna). La Regla 5: «Obeir au superieur» (obedecer al superior) llegó a ser: «Superioribus… obedire» (obedecer a los superiores).
  8. «Recueil des maximes, règles, pratiques, usages et coutumes qui compo­sent le Règlement du séminaire interne de la Congrégation de la Mission», ms. cuaderno, fechado 1819, en ACM Paris.
  9. Véase por ejemplo COSTE, vol. I, letters 30, p. 66, 1628; 91, p. 139, hacia 1631; 142, p. 204, Julio 1633, 365, p. 528, 1638. SVP.ES I, Carta 29, pg. 130; Carta 97, pg. 196; Carta 150, pg. 254; Carta 378, pg. 519.
  10. Conference 83; COSTE, vol. 11, p. 100. SVP.ES. XI, 27.
  11. Letter 195, p. 291 (English p. 273). SVP.ES I, 196, pg. 317.
  12. Letter 383, from Troyes, July 14, 1639. SVP.ES I, Carta 400, pg. 549.
  13. «Règles du Séminaire interne, qui remonte à 1652», ms., seis cuadernos, ACM Paris.
  14. Estas diferencias serían codificadas en el Consuetudinario (Coutumier) redactado en Saint Lazare y en otras casas.
  15. Referencia a la publicación inglesa de estos textos, Vease PIERRE COSTE, Vincent De Paul. Correspondence, Conferences, Documents, ed. and trans. Marie Poole et al., Hyde Park, NY, 2003, vol. 13b, pp. 147-169.
  16. El texto de las Reglas Comunes en el «Codex Sarzana» no contiene estos puntos de la regla, puntos que posiblemente habían sido omitidos antes. Para este texto véase el artículo del autor: «Codex Sarzana», Vincentiana 35, 3-4 (1991), 307-406.
  17. Capítulo X, artículo 18.
  18. Curiosamente, ninguna de las versiones de las Reglas Comunes especifi­can detalles sobre los vestidos.
  19. Aunque «principal» es un nombre, la traducción requiere añadir otro tér­mino para completar el sentido. La versión 1888 traduce: «Praecipua Missio­nariorum cura est». En castellano se puede decir: «Lo principal para un misionero es… « (nota del traductor).
  20. T: «p.5.a.5.6.a.1».
  21. T: » 8.a.4″.
  22. M: » à son compagnon».
  23. T: «Cassianus instit. lib. 4 cap.», una referencia a De institutis coenobio­rum por John Cassian.
  24. M: El orden de las reglas siguientes es 12, 13, 11, en comparación con C.
  25. M: «Luy rendre compte de temps en temps de sa conscience».
  26. El texto de Troyes tiene más sentido, y se explica como una haplología, osea, los ojos del copista inadvertidamente saltaron de una frase, seront don­nés, a otra frase semejante en la línea siguiente, seront ordonnéz, omitiendo algunas palabras en medio.
  27. T: «p.8.a.5».
  28. T: «p.5.n.7.8.p.7.a.18.p.8.a.7».
  29. T: » 5.a.6″.
  30. T: «p.6.n.7.p.5.n.9».
  31. M: «et aversions».
  32. Una expresión más sencilla en T.
  33. M: «incontinent diné».
  34. T: «p.8.n.4».
  35. M: «tant à la maison qu’a la mission», un orden de palabras más lógico…
  36. T: » Cassianus instit. lib. 4, cap. 17, à Cappadocis rixantibus… dicit». The reference is to the origin of reading at table, which Cassian attributed to monks in Cappadocia, not so much as a spiritual exercise but to put an end to useless discussions or quarreling.
  37. M: «de la maison», claramente un error de transcripción «de la mission».
  38. M: «ny rien prendre sans la permission», quizá otra haplología…
  39. T: «8.a.6».
  40. M: «N’aller jamais».
  41. M: «attention non pareille».
  42. M: «mortifier l’affection trop grande qu’on a».
  43. T: «p.6.n.13».
  44. M: «ce temps la».
  45. M: «toutes les fois que l’on en sort, ou qu’on y entre».
  46. Posiblemente una aclaración de un texto obscuro. M: «pour offrir ce que l’on va faire desirant accomplir».
  47. M: «s’appliquer».
  48. M: «à autres exercices qui nous auront esté marqués».
  49. M: Quizá el copista accidentalmente olvidó numerar esta regal y luego numeró como 8 lo que en otros textos es 9, y así hasta el final.
  50. M: «faire l’examen».
  51. T: «infra p. 18».
  52. M: El copista ha cambiado el orden de este relgla y la siguiente.
  53. M: «employer un quart à la lecture».
  54. M: «afin que nos dernieres prieres et pensées».
  55. M: El copista escribe erroneamente: «L’on observera… que l’on ira».
  56. La 1888 publicación de Internal Seminary rules ha sustituido el artí­culo XVI por lo siguiente: «In Missionibus, ea quae sequuntur inviolabiliter observare: 1° Horâ quartâ surgere et nonâ cubitum ire. 2° Orationi mentali vacare. 3° Horas canonicas in communi recitare. 4° Horâ statuta Sacrum cele­brare. 5° Ab ecclesia non egredi sine Superioris facultate, causam egressús illi exponendo. 6° Lectionem libri spiritualis ad mensam non omittere. 7° Quâli­bet feriâ sexta capitulum celebrare» (p. 18).
  57. El texto es ambiguo, ya que puede referirse a las parroquias, a las misio­nes populares o a los trabajos de la (Congegación de la) Misión. Puesto que San Vicente insitía en el pago a los misioneros que trabajaban en los semina­ries o en las parroquias, está claro que el texto se refiere unicamente a la mission popular. Además él mismo mencionó a menudo las races para hacerlo así.
  58. Este termino podría aplicarse directamente a las casas como San Lázaro o San Méen que tenían paseos por claustros medievales, pero en general se refiere al jardín que rodeaba los edificios.
  59. Introduccion, C. 4, C. 34, S. 17.
  60. Véase por ejemplo, la carta 496, 14 noviembre 1640; carta 639, 30 ene­ro 1642 (donde aparece por primera vez la expression Reglas Comunes) SVP.ES II, carta 517, pag. 113.

One Comment on “Las Reglas Comunes Primitivas de la Congregación de la Misión”

  1. Buenos días:

    Mi nombre es Laura Bolívar y trabajo como traductora para la Congregación de las Hermanas de la Providencia en Montreal. En el momento trabajo en un documento que hace refererencia a las Reglas comunes de la Hermanas de la Caridad, y quisiera saber si es posible encontrar el texto completo en algús sitio en Internet, o si ustedes podrían enviármelo.

    Agradezco de antemno su colaboración.

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