4. CASA DE BELLPUIG. – Es conocida vulgarmente en toda la fértil comarca de los Llanos de Urgel con el nombre de «el Convent de Bellpuig», debido a su primitivo origen. Una gran parte de su edificio constituye materialmente una joya artística del siglo XVI.
No nos vamos a entretener en la descripción de cada una de las piezas del edificio: claustro menor, claustro que circunda el patio de la cisterna con una triple galería, sala capitular, sacristía, etc.; ni vamos a entrar en detalles del estilo que en él predomina —estilo gótico del tercer período, y éste tan avanzado, que entra ya en el plateresco: es uno de los raros y más bellos ejemplares dentro del gótico de transición existentes en España. Sobre este punto remitimos al lector a la obra Las Bellas Artes en España, de Manjarrés, y a los folletos La Convent de Bellpuig, de Valeri Serra Boldú, y El Convento de Bellpuig. Guía histórico- artística, del P. Ricardo Lacorte, C.M.
Para la presente reseña histórica anotamos como fuentes bibliográficas: «Anales de la Congregación de la Misión», edición española, tomo VII, año 1899, pp. 520-532; «Germanor», nn. 16, 17 y 18; y «Anales de la Congregación de la Misión de la Provincia de Barcelona», años 1939-1973.
— La fundación del Convento de Bellpuig se debe al noble caballero D. Ramón de Cardona. Agradecido al Señor por las victorias que le otorgara, y siendo por otra parte muy devoto de San Francisco de Asís, determinó levantar para los religiosos franciscanos un convento en Bellpuig, una de las villas de sus Baronías. Confió a dichos religiosos la construcción del edificio, que fue comenzada en los primeros meses de 1507. Pero los franciscanos, atendiendo más a la pobreza religiosa que a la magnanimidad de su bienhechor, se contentaron con un edificio pobre y angosto. Ofendido por ello el fundador, mandó destruir el edificio construído y obligó a que se construyera un convento digno de su generosidad; a cuyo fin hizo enviar de Italia los planos de la nueva construcción. En unos tres años quedó terminado el edificio, y en 1510 vivían ya en él los religiosos franciscanos.
Los hijos de San Francisco gozaron pacíficamente de la posesión de su convento por espacio de 325 años. La desamortización de 1835 les obligó a salir de él, y el Gobierno se apoderó del edificio y de los bienes de los religiosos. Puesto a la venta pública, fue adquirido a un bajo precio por tres señores que no tuvieron un excesivo cuidado de la conservación del inmueble, una de cuyas alas comenzó a desmoronarse. Como la iglesia no ofrecía mucha seguridad y en ella se guardaba la joya más preciosa del convento, el panteón del fundador, obra de mármol de Carrara de estilo renacentista, en el año 1841 fue trasladado dicho panteón a la iglesia parroquial de la villa para ponerlo a salvo de una total ruina, y allí continúa en la actualidad.
En 1896 se salvó el convento de ser adquirido por un anticuario, que pretendía trasladar a Barcelona el magnífico claustro, piedra por piedra, para adorno de su finca de recreo. Una comisión integrada por el alcalde, el farmacéutico y un propietario de la villa, allegaron los fondos o recursos suficientes para su adquisición, y el 6 de setiembre de 1896 fue autorizada la escritura de compraventa en su favor ante el notario de Bellpuig. Deseosa dicha comisión de la consolidación y restauración del convento, pensó en que fuera habitado por moradores que, considerándolo como cosa propia, pusieran en ello todo su cariño e interés.
Fue este el momento en que intervino el P. Salvador 011er y Vilamajor, hijo de Bellpuid y sacerdote del Oratorio de San Felipe Neri. De su propio peculio compró el edificio por la importante suma en aquel entonces —1897– de 10.000,00 pesetas, teniendo en cuenta que sólo incluía el edificio y no los terrenos adyacentes. Una vez adquirido el edificio, el nuevo dueño quiso negociar la vuelta a sus antiguos moradores, los religiosos franciscanos; pero, a instancias del Sr. Obispo de Solsona —Mons. Ramón Riu y Cabanes—, gran amigo de los Padres Paúles desde su canonicato en Palma de Mallorca, lo cedió generosamente a favor de la Congregación de la Misión, con el deseo de que ésta resultase provechosa al clero —mediante los ejercicios espirituales y, la instrucción preparatoria para el Seminario—, a los pueblos —mediante las misiones— y a la juventud de la villa, por medio de la instrucción religiosa y moral.
El P. Eladio Arnáiz, accediendo a los deseos e indicaciones del Obispo de Solsona, autorizó al P. Miguel Pedrós para agenciar y firmar las bases de la nueva fundación, lo cual efectuaron —el 26 de abril de 1898— en Solsona el Sr. Obispo y el P. Miguel Pedrós. Según dicho Prelado, el P. Pedrós «es activo para buscar lo que haga falta por acá y por allá, y además conoce ya el país».
Antes que la nueva fundación fuese inaugurada, fueron precisas muchas obras de reparación en el maltrecho edificio, reparaciones llevadas a cabo con las limosnas pacientemente recogidas por el mencionado P. Pedrós. Con todo, la Comunidad se estableció allí en muy precarias y deficientes condiciones, a juzgar por lo que escribía el mencionado P. Pedrós, pocos días después de la apertura de la Casa: «…Se ha reparado una cuarta parte lo indispensable para vivir en el edificio seis individuos, y contando sólo con las paredes y puertas de ocho habitaciones, sin cristales en las ventanas, sin cocina, sin comedor, sin capilla, ni saber de dónde saldría lo más indispensable».
— La nueva Casa se inauguró el día 1 de octubre de 1899. Y en la misma fecha se estableció en la Casa la Escuela Apostólica. La Comunidad estaba integrada por los PP. Miguel Pedrós —Superior—, José Rigo, Justo Toro y Matías Saumell, y los HH. Coadjutores José Vidal y Bartolomé Gallart. Seis apostólicos inauguraron el plantel de misioneros que aquel día se abría a la vida —como reza la Crónica de la Casa—.
Puede causar cierta sorpresa que la Casa de Bellpuig, a los pocos meses de su fundación y habida cuenta del deficiente estado del edificio, fuera abierta al clero diocesano para facilitarles la práctica de los ejercicios espirituales. Las primeras tandas tuvieron lugar ya en el año 1900, y se continuaron por espacio de más de seis lustros.
Datan también del año 1900 las primeras misiones predicadas por los miembros de la Comunidad, algunos de los cuales —desde el principio— estuvieron dedicados totalmente a la predicación. Años más tarde, la Comunidad, sin dejar por completo este ministerio, dio la máxima importancia a la Escuela Apostólica, sin que ello fuera obstáculo para que fueran atendidas las peticiones de los párrocos en toda ocasión, y aún para que la Comunidad se hiciera cargo —durante varios años— de la parroquia de un pueblo vecino —Preixana, después de 1939.
Cumpliendo los deseos del P. Salvador 011er y del Sr. Obispo de Solsona, se estableció en la Casa, desde los comienzos de su fundación, una Escuela nocturna para la educación intelectual, religiosa y moral de los jóvenes de Bellpuig, que fue muy concurrida, y que funcionaba en los meses de otoño e invierno, los más a propósito para facilitar la asistencia a los jóvenes trabajadores del campo Prácticamente dicha Escuela dejó de existir en 1936.
— Pero la obra primordial de la Casa fue siempre la Escuela Apostólica, a cuyas clases tuvieron acceso los jóvenes de Bellpuig que se preparaban para su ingreso en el Seminario diocesano de Solsona, en cumplimiento de una de las bases de la fundación. A la naciente Escuela Apostólica se trasladó la Escuela Apostólica de Barcelona con todo su material escolar y con sus candidatos. Si bien es cierto que en sus primeros años de existencia llevó una vida algo precaria, dadas las circunstancias de la Casa y la escasez de medios económicos, hay que reconocer que, a partir de 1920, tuvo una visible pujanza y florecimiento vocacional que continuó —por no pocos años— en el período de nuestra postguerra. La crisis de vocaciones, tan agudizada en nuestros tiempos, obligó a cerrar temporalmente la Escuela Apostólica, una vez terminado el curso escolar 19711972.
Procedentes de esta Escuela Apostólica son un gran número de sacerdotes que integran hoy la Provincia de Barcelona y de muchos que han pasado ya a mejor vida.
— Resultaría una nota curiosa el detalle de todas las obras de mejoramiento que la Congregación ha realizado en la Casa de Belpuig desde 1899 a 1969, hasta lograr que el edificio adquiera interior y exteriormente el aspecto agradable y acogedor que hoy tiene. Sería una larga lista que, comenzando por la construcción del amplísimo salón dormitorio y la adquisición de los terrenos que constituyen la extensa huerta y patios de juego actuales, pasando por la construcción de la iglesia y su reconstrucción —después de 1939—, terminaría con la reconstrucción de casi toda el ala sur del edificio, rematada con un nuevo salón de grandes proporciones. Todas las obras realizadas hacen resaltar visiblemente toda la riqueza artística que el edificio atesora. De todo ello hay cumplida constancia en las crónicas y descrípciones publicadas en nuestras revistas «Germanor» y «Anales».
— Desde mediados de 1972 ha sido cedido temporalmente el uso de dos grandes salones —que han sido independizados totalmente del resto de la casa— al Ayuntamiento de Bellpuig a fin de que, convertidos en espaciosas aulas, se pueda impartir a la niñez de la villa y comarca la totalidad de la Enseñanza General Básica. Tal cesión temporal no impide que la Escuela Apostólica pueda ser reabierta en tiempo oportuno, y aún puede ser ventajosa para los futuros apostólicos.
Hemos sido algo extensos en la descripción de las cuatro Casas anteriores, porque todas ellas formaron parte de la Provincia de España hasta el 24 de agosto de 1902: las dos primeras desde la fecha en que fue erigida canónicamente dicha Provincia, y las dos últimas desde el momento de su propia y respectiva fundación.
5. CASA DE RIALP. – La fundación en Rialp —pueblo del Píreneo leridano— venía estudiándose desde 1897, en el visitadorato del P. Eladio Arnáiz. Hay que reconocer que los fines de la fundación eran muy nuestros: predicación, misiones, ejercicios espirituales al clero y a toda clase de personas; pero las bases fundacionales eran poco favorables.
La Casa se abrió el 12 de setiembre de 1904. La primera Comunidad fue integrada por los PP. J. Fontanet —Superior—, J. Riu, J. Domenge y el Hno. Coadjutor Pedro Artigas. Nota destacada de la fundación fue el celo y el espíritu de sacrificio con que los nuestros siempre ejercieron su ministerio en aquel difícil campo de acción. Ya a los pocos días de la fundación inauguraron las tandas de ejercicios espirituales al clero, que continuaron con regular frecuencia hasta el año 1933, habiendo predicado —en ese lapso de tiempo— 53 tandas, a las que asistieron 657 sacerdotes, 118 misiones, millares de sermones y 6 tandas de ejercicios a seglares con 314 ejercitantes. En la Casa funcionó una Escuela de primera enseñanza, con pensionado algunos años, inaugurada en octubre de 1904, que perduró hasta el año 1935. También estaba establecida en la Casa una sucursal para el Seminario diocesano, de cuyos alumnos tres llegaron al sacerdocio, y algunos siguieron la vocación misionera en nuestra Congregación.
Después de 35 años de vida, la Casa de 19 de Rialp dejó de existir el 21 de junio
6. CASA DE ESPLUGA DE FRANCOLI.
En el n. 87 de «Germanor» se detalla minuciosamente el establecimiento de las Hijas de la Caridad en Espluga de Francolí en el mes de junio de 1867 con la finalidad de fundar
un Colegio de enseñanza. Muchas vicisitudes tuvieron que afrontar las hijas de San Vicente antes que lograran construir el espacioso edificio que, comenzado en 1884, quedó definitivamente terminado en 1886, año en que fue inaugurado con el nombre de «Colegio de la Milagrosa». El Colegio atrajo una multitud de alumnas de la villa y comarca, y tuvo años de plena prosperidad. Pero la plaga de la filoxera, que devastó los viñedos de Espluga de Francolí y pueblos vecinos y repercutió notablemente en su economía, disminuyó progresivamente la matrícula, y las Hijas de la Caridad se
vieron obligadas a suprimir la fundación en el mes de enero de 1909.
El P. Jaime Gelabert —Visitador de la Provincia de Barcelona— logró, por mediación del P. Eladio Arnáíz —Visitador de la Provincia de Madrid—, que las Hijas de la Caridad, el 20 de enero de 1909, cedieran la casa y sus terrenos adjuntos en usufructo indefinido a la Provincia de Barcelona, a la que facultaron para que hicieran en el edificio todas las obras de adaptación convenientes. El acto generoso de nuestras Hermanas era como una compensación de la gracia que las Hijas de la Caridad venían disfrutando de nuestra Provincia con el usufructo de la propiedad de Can Capas (Palma de Mallorca, cedida a ellas en idénticas condiciones, hacía algunos años. El día 29 de abril de 1967, los Padres Paúles y las Hijas de la Caridad formalizaron la permuta de las dos dichas propiedades, transfiriéndose recíprocamente el dominio de ellas.
— La nueva fundación de Espluga de Francolí fue abierta el 17 de octubre de 1909 y fue destinada a Casa de Formación de la Provincia. A ella se trasladó el Estudiantado que, desde el nacimiento de la Provincia, radicaba en la Casa de Barcelona. Su primera Comunidad estuvo integrada por los PP. Francisco Vilanova —Superior—, Pedro Hospital, Miguel Cañellas, Antonio Soler, Agustín Mor, José Virgili; Hnos. Coadjutores Damián Garcías, José Vidal, Francisco Mateu y Eusebio Carbonell; 4 Hermanos Estudiante teólogos y 17 Hermanos Estudiantes filósofos.
El 12 de mayo de 1911 se trasladó de Barcelona a Espluga de Francolí el Seminario interno, establecido en la Casa Central en octubre de 1903 y compuesto por 8 clérigos, 1 Hno. Coadjutor y 1 postulante. Su estancia en esta Casa fue corta: el 15 de marzo de 1912 el Seminario interno se instaló en la Casa de Palma de Mallorca.
La Comunidad, sin detrimento de sus ocupaciones docentes, aceptaban toda la predicación que les ofrecían los párrocos de los pueblos vecinos, y dirigían retiros y ejercicios espirituales a las Hijas de la Caridad en Tarragona, Reus y Lérida.
La crisis económica de la Provincia obliga —el 24 de junio de 1914— a cerrar la Casa. El estudiantado pasa a Barcelona para asistir a las clases del Seminario diocesano, y —unos años después—, el 4 de julio de 1919, pasa a la Casa de Bellpuig.
Tras 8 años de cierre, la Casa es reabierta el 3 de julio de 1922 y a ella regresa el Estudiantado. Aun cuando la predicación sea un ministerio accidental en una Casa de estudio, la Comunidad aprovecha todas las ocasiones para prestar ayuda a la parroquia de Espluga de Francolí y a cuantos sacerdotes se la solicitan. El día 8 de diciembre de 1923 se funda la Congregación Mariana, como el 6 de abril de 1913 se creara la Asociación Eucarística de los Santos Angeles, ambas bajo el cuidado y dirección de los Padres Paúles e integrada siempre por un numeroso grupo de jóvenes y niños, respectivamente, de la población. Ambas Asociaciones y el hecho de que los HH. Estudiantes fueran los catequistas del catecismo dominical de la parroquia —que durante unos años funcionó en las dependencias de nuestra casa— suponían un frecuente contacto con la niñez y juventud, lo que creó un ambiente de simpatía popular y sincero cariño siempre en auge en el pueblo a favor de la Comunidad. Las circunstancias políticas de España en el período 1936-1939 obligaron forzosamente a cerrar de nuevo la Casa.
Aunque el 23 de febrero de 1939 el Superior de Espluga de Francolí se hizo cargo del edificio, la Comunidad no se reintegró a la Casa hasta el mes de julio del mismo año. A ella fueron llegando los HH. Estudiantes a medida que eran licenciados del servicio militar. El 17 de agosto de 1939 se trasladó de nuevo el Seminario interno a la casa espluguense. Pero, al ser inesperadamente llamados los HH. Estudiantes teólogos a filas, la Casa de Espluga de Francolí cerró otra vez sus puertas, el 3 de febrero de 1941, pasando el Filosofado y Seminario interno a la Casa de Bellpuig.
Ante el peligro de una posible incautación del edificio, el Filosofado y Seminario interno —el 25 de enero de 1943— se instalan de nuevo en la casa. Ante la dificultad de poder atender a los HH. Estudiantes una vez que terminaban los estudios filosóficos, fueron enviados a Cuenca, gracia que la Provincia de Madrid nos dispensó hasta el 3 de junio de 1947, fecha en que se reunió todo el Estudiantado en Espluga de Francolí. Durante varios años nuestra Casa de formación llevará una vida pujante y floreciente. En 1951 los HH. Estudiantes son 27, y los HH. Seminaristas suman 11. De esta fecha data la construcción de un nuevo piso en el edificio. En 1959 los HH. Estudiantes suman 38, y los HH. Seminaristas son 16. Ello obliga a separar los HH. Estudiantes teólogos de los filósofos: los primeros pasan a Vallvidrera (Barcelona) en setiembre de 1960, y los segundos continúan en Espluga de Francolí con los novicios. Uno de los sacerdotes de la Comunidad ejerce el cargo de Vicario de la parroquia, a petición del Prelado tarraconense; la Congregación Mariana y la Asociación eucarística de los Santos Angeles funcionan con plenitud de vida; ante la escasez de clero diocesano se gestiona formalmente por la autoridad eclesiástica diocesana la cesión de la parroquia espluguense a la Comunidad, gestión que aplaude la feligresía… El 12 de setiembre de 1967, los HH. Estudiantes filósofos son enviados al Filosofado de Hortaleza (Madrid) para cursar sus estudios, y —a su tiempo— pasar al Teologado de Salamanca, de donde regresan a la Casa de Barcelona una vez terminado el curso 1969-1970. Desde setiembre de 1967 la Casa de Espluga de Francolí solamente albergar el Seminario Interno. Pero la crisis vocacional que repercute fuertemente en nuestras Casas de formación obligó a un penoso sacrificio: el 8 de octubre de 1968 los HH. Seminaristas dejan la Casa con destino a la de Palma de Mallorca.
El día 30 de enero de 1969 fue definitivamente cerrada la Casa de Éspluga de Francolí. Tras varias gestiones inútiles de cesión del edificio al arzobispado de Tarragona para fines pastorales o benéfico-sociales, y de cesión en usufructo temporal gratuita a la villa de Espluga de Francolí para colegio, la casa —por no responder a la finalidad de su fundación y por resultar gravosa su conservación sin uso alguno— fue traspasada —el 9 de diciembre de 1971— por escritura pública a Dña. María Font Bernaus.
7. CASA DE BELL-LLOCH.
El Sr. Salvador Aicart Moya, vecino de Bell-lloch, provincia y diócesis de Lérida, ofreció a la Provincia una finca rústica y una casa que poseía en dicha población. Las bases esenciales de la fundación eran que la Congregación se obligaba a satisfacer al fundador una pensión anual de 2.000,00 ptas. durante su vida, y —además— a concederle derecho de habitación en la casa o pagarle el alquiler de un piso. La Congregación se obligaba a abrir una Escuela primaría para atender a la educación de los niños de la población, con la esperanza de dedicarse a los ministerios propios de nuestra vocación. Fundado el contrato de fundación el 31 de enero de 1910, y logrado el consentimiento del obispo de Lérida por documento de 12 de marzo del mismo año, el día 28 de los mismos mes y año se instaló la Comunidad, compuesta por los PP. Juan Perelló —Superior—, Guillermo Monteros y Hno. Coadjutor Ramón Riu.
Al poco tiempo de instalada la Comunidad, se vio que las cargas de ésta eran desproporcionadas al valor de los bienes cedidos por el fundador, toda vez que la finca no era lo productiva que se pensó. Esto hizo que se levantara la fundación el día 24 de abril de 1912.
8. CASA DE VALL DE UXO.
La población pertenece a la provincia de Castellón de la Plana y —en 1939— a la diócesis de Tortosa.
Fue a instancias del Prelado diocesano que se verificó la fundación, cuyos fines eran exclusivamente parroquiales. Los Padres Paúles nos obligamos a regentar las dos parroquias existentes en Vall de Uxó y la de Alfondeguilla, situada a 4 kilómetros de la primera población. De las tres se hizo cargo —el 7 de octubre de 1939— la Comunidad, formada por los PP. Pedro Navarro —Superior—, Andrés Calderó y Pablo Cortés.
Meritoria fue la labor realizada por ellos en cada una de las tres parroquias. Además de reconstruir los templos, destruidos por la ola roja, y establecer la concordia y hermandad entre las dos parroquias de Vall de Uxó, entre las cuales existían notorias desavenencias y enemistades, con su labor constante pastoral lograron un visible resurgimiento espiritual de las feligresías, mediante las misiones en las tres parroquias, los ejercicios espirituales para hombres en completo retiro, la creación y desarrollo de las cuatro Ramas de Acción Católica, etc.
El cierre da la Casa de Vall de Uxó —el día 1 de agosto de 1949— dio lugar a manifestaciones de profundo sentimiento y gratitud, valoradas con muchos pliegos de firmas que honran a la Congregación.
9. CASA DE VALENCIA.
El establecimiento de los Padres Paúles en Valencia data del 22 de junio de 1819, fecha en que se establecieron en el pueblecito de Sot de Chera, que dista unos 47 kilómetros de la capital. Para mayor utilidad de sus ministerios, previa la autorización del Prelado diocesano, la Comunidad se trasladó a la ciudad de Valencia, y tomó posesión interina —el 4 de enero de 1826— de la Ermita de Nuestra Señora de Monteolivete, haciéndose la solemne el día 7 de setiembre del mismo año. La reducida morada en que tuvo que alojarse entonces la Comunidad no permitía a los misioneros dedicarse plenamente a sus fines propios: predicación, misiones y ejercicios espirituales; y pensaron levantar un edificio propio. Empezadas las obras de construcción a principios de 1827, la nueva Casa Misión quedó prácticamente terminada —o por lo menos habitable— a principios de 1829, pues en el mes de marzo de este mismo año se reunió en ella la Asamblea de la Provincia de España. La Comunidad se vio precisada a abandonar la Casa en 1835, y hasta el día de hoy ha tenido diversos destinos. Los varios intentos de recuperar el edificio para la Congregación han tenido siempre una negativa formal por parte de la autoridad pública.
La Comunidad se estableció de nuevo en Valencia, en la misma iglesia que —más de un siglo antes— ocuparan nuestros misioneros, el 1 de noviembre de 1939. En este año la iglesia de Nuestra Señora de Monteolivete era una Coadjutoría filial de la parroquia de San Valero obispo y San Vicente mártir. La Comunidad estaba formada por los PP. José María Serrano —Superior y Coadjutor—, Martín Matas, Juan Lladó, y Hno. Coadjutor Cayetano Cortés. Sus ministerios, además del parroquial, eran la predicación y las misiones, a los que se unió más tarde la asistencia espiritual a las Hijas de la Caridad. El día 1 de enero de 1942 la iglesia de Monteolivete fue elevada a la categoría de parroquia.
Prueba de la labor realizada por los misioneros en la parroquia de Nuestra Señora de Monteolivete es el constante aumento de la vida cristiana en la feligresía, el florecimiento de las cuatro Ramas de Acción Católica y de la Adoración Nocturna, la actividad del Secretariado parroquial de Caridad y de las Conferencias de señoras de San Vicente de Paúl, la organización del catecismo dominical, la visita semanal a las Escuelas públicas, la visita diaria a los enfermos, la atención especial y constante a los trabajadores y familias de la huerta, etc.
En los últimos años el templo parroquial ha sido objeto de importantes y valiosas reparaciones y reformas, que lo han mejorado muy notablemente interior y exteriormente, como fruto y recuerdo de las solemnes fiestas del bicentenario de la construcción de dicha iglesia, celebradas en los primeros días de octubre de 1971.
El día 15 de junio de 1947 se abrió en la ciudad de Valencia una Residencia, sita en la calle María de Molina, 5, puerta 14. Los misioneros de la calle María de Molina y de Monteolivete, sin dejar de vivir en sus respectivos lugares, integraron una sola Comunidad. La finalidad de la nueva Residencia era dar mayor amplitud y posibilidades a nuestras obras y ministerios en la región valenciana. Los primeros misioneros que habitaron dicha Residencia fueron los PP. Miguel Piquer —Superior—, Juan Coll, Juan Lladó y Andrés Garcías.
El Libro – archivo misional de esta Residencia contiene el considerable número de un centenar de crónicas de misiones, que empalman con el historial glorioso de los antiguos misioneros de la Casa de Monteolivete. Por otra parte, los misioneros tuvieron a su cargo la asistencia espiritual de numerosas Casas de las Hijas de la Caridad de la ciudad de Valencia y de fuera de ella, las capellanías de nuestras Hermanas de Manises y de las religiosas de la «Casa de Reposo» de Cuart de Poblet, fueron los confesores de los niños de las Casas de San Vicente Ferrer y del asilo del Niño Jesús (Protectora) y ejercieron el ministerio entre los enfermos del Sanatorio José Antonio.
La Residencia de la calle María de Molina tuvo una existencia de 15 arios. Fue cerrada en octubre de 1965.
A la Casa de Valencia están anejas en la actualidad dos Residencias:
a) La Residencia de Monte Picayo, a 18 kilómetros de Valencia, donde nos fueron concedidas una parcelas de terreno en la montaña, concesión condicionada a fines vocacionales y de culto. Nuestra Provincia tiene casa propia en la urbanización de la montaña y tiene a su cargo el cuidado espiritual de sus moradores.
b) La Residencia de Tángel (Alicante), abierta el 5 de abril de 1967 con fines vocacionales y de ministerio. En los pocos años que lleva de existencia es muy meritoria la labor llevada a cabo en Alicante y pueblos vecinos con la predicación, retiros espirituales, asistencia espiritual a las Hijas de la Caridad y otras religiosas, etc. Por algún tiempo estuvo establecida en la Residencia una pequeña Escuela Apostólica, cuyos frutos no llegaron a sazón.
10. CASA DE LERIDA. – Radica en la barriada de La Bordeta, que contaba —en 1940— con unos 2.000 habitantes, una gran parte de ellos cosmopolitas y advenedizos.
A petición del obispo de Lérida, de cuya diócesis fueron asesinados 270 sacerdotes en el trienio 1936-1939, la Provincia de Barcelona se estableció en la ciudad del Segre para hacerse cargo de las parroquias de La Bordeta-Lérida
Albatárrech —ésta a 5 kilómetros de la primera—. El trabajo parroquial fue confiado al P. Mateo Coll, que llegó a Lérida el 7 de julio de 1940. En el mes de diciembre del mismo año el Sr. Obispo entregó al P. Coll otras dos parroquias: las de Montoliu y Sudanell, a 7 y 10 kilómetros de La Bordeta, respectivamente, de las que se encargó el P. Martín Matas, llegado a Lérida el 24 de diciembre de 1940. En el verano de 1943 el P. Vicente Enrich llegaba destinado a La Bordeta para tomar también otras dos parroquias: Alcoletge y Vilanova de la Barca. En total eran 6 las parroquias confiadas a la Comunidad de la Casa de Lérida, la cual asumió a su cargo la capellanía del cementerio de Lérida.
Dura fue la tarea de los nuestros, que se vieron en la doble necesidad de reconstruir los templos y la vida religiosa de sus feligreses, sin escatimar sacrificios de ningún género, pudiendo decirse —sin exageración— que el cumplimiento de los deberes religiosos aumentó en todas las feligresías en un 50 por 100.
La Comunidad, que durante muchos años habitó en una humilde y angosta casita junto a la iglesia, a base de ahorros y sacrificios adquirió dicha casita y unos terrenos anejos a la misma, en una parte de los cuales se levantó la propia Casa de la Congregación, espaciosa para vivienda y para dependencias parroquiales, que fue inaugurada con la bendición solemne que sobre ella impartió el P. Slattery —Superior General— el día 24 de noviembre de 1966.
A principios de enero de 1945, con motivo de la muerte del P. Enrich, la Comunidad de Lérida hizo entrega de la parroquia de Vilanova de la Barca al prelado de la diócesis, y lo mismo hizo —unos años después— con la de Alcoletge. Posteriormente, a medida que iba decreciendo la penuria de sacerdotes diocesanos, fueron entregadas a éstos las parroquias de Sudanell, Montoliu y Albatárrech, así como la capellanía del cementerio, quedando a cargo de los nuestros sólo la parroquia de La Bordeta, cuyo templo —algo ruinoso— fue demolido por exigencias de urbanismo, el 9 de marzo de 1974, para levantar un nuevo edificio de mayor capacidad, tarea que se está llevando a cabo en la actualidad, para lo cual nuestra Provincia ha cedido gratuítamente una franja de terreno como un acto de servicio a la Iglesia local.
11. CASA DE PUERTO DE SAGUNTO.
El poblado de Puerto de Sagunto pertenece a la provincia y arzobispado de Valencia.
La Casa fue abierta el 1 de julio de 1943. La primera Comunidad estaba integrada por los PP. Juan Padrós —Superior y Cura encargado de la iglesia—, Fernando Molluna, Antonio Carré y Hno. Coadjutor Julián Batlle. Los fines de la fundación respondían al cuidado espiritual de los obreros de la Factoría de Altos Hornos y la regencia de la Iglesia de Nuestra Señora de Begoña, propiedad de dicha Factoría y única en el poblado, la cual —con nuestra llegada— se independizó de la parroquia arciprestal de Sagunto, por expresa voluntad del Prelado diocesano.
Los principios de la fundación fueron difíciles y duros. En aquellos primeros años de nuestra postguerra en la heterogénea población de Puerto de Sagunto formaban legión los que estaban en libertad vigilada y que no sentían el menor interés por la religión. No llegaba a un 2 por 100 los que cumplían con el precepto dominical.
El cuidado que, desde un principio, se prestó a la reorganización de la Acción Católica —niños, niñas, juveniles y jóvenes de ambos sexos— y la creación de la Rama de Mujeres; el catecismo dominical, el establecimiento de la Adoración Nocturna, la organización de la caridad con la fundación de las Damas de este nombre, la visita de enfermos, el apostolado en las escuelas, el profesorado ejercido en las Academias y Colegios, la inauguración del salón parroquial, el cine parroquial, la visita personal que se hizo a cada una de las familias de la población —que dio como resultado el primer censo completo del lugar y un verídico libro «de statu animarum» de la feligresía—, y las dos misiones generales que en los primeros años de la fundación se predicaron, obraron un profundo cambio religioso en la población obrera de Puerto de Sagunto, que dejó de mirar como unos «intrusos» a los Padres Paúles: cambio que se fue acrecentando año tras año.
La Comunidad ejercía el ministerio simultáneamente en la iglesia de Nuestra Señora de Begoña, en la Capilla del Santo Cristo —abierta por la misma Comunidad en una parte extrema de la población, en la iglesia del Colegio de María Inmaculada —levantada dos años después de nuestra llegada—, y, durante no pocos años, tuvo a su cargo total el cuidado de la parroquia de Canet de Berenguer, situada a unos dos kilómetros del Puerto de Sagunto.
El 9 de marzo de 1954 la única feligresía porteña fue dividida en cuatro parroquias, y —unos años más tarde— se operó otra división parroquial. En la división de 1954 fueron confiadas a los Padres Paúles las parroquias de Nuestra Señora de Begoña y Nuestra Señora del Carmen. La primera continuó su labor parroquial, siguiendo fielmente la línea de actuación pastoral que en ella trabajaron desde julio de 1943. La segunda, integrada por una feligresía de condición pobre, adoptó como línea de apostolado la caridad y el servicio incondicional a todos los parroquianos. En los locales propios de la Congregación, auténtico centro de apostolado, instalaron el cine parroquial y una Academia de estudio y repaso. Fruto de la actividad parroquial es el cariño que sienten los feligreses de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen por sus sacerdotes, como lo demostraron palpablemente en el homenaje que tributaron a su párroco —P. Jaime Pons—, fallecido el 19 de agosto de 1974.
La parroquia de Nuestra Señora de Begoña, a petición del clero secular, fue entregada a la diócesis el día 4 de marzo de 1971, quedando en la actualidad en Puerto de Sagunto solamente la Comunidad de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.
12. CASA DE ELCHE. – Los fines asignados a la Comunidad de Elche, según las bases fundacionales firmadas el 20 de diciembre de 1943, eran: dar misiones gratuitas en la diócesis de Orihuela y tener a su cargo la parroquia de San Juan, una de las tres de la ciudad de las palmeras. La parroquia confiada a los nuestros tenía 20.000 habitantes o feligreses, una tercera parte de los cuales vivía en el campo. La feligresía carecía de templo parroquial.
La Casa de Elche se abrió el día 15 de enero de 1944. Componían la Comunidad los PP. Jaime Vanrell —Superior y párroco—, Manuel Cavero y Francisco Martínez. Su primera preocupación fue adecentar un pequeño recinto de los bajos del antiguo Ayuntamiento del morisco arrabal para convertirlo en templo, que trasladaron —más tarde— al edificio de una fábrica de alpargatas que se estableció en otro sitio mejor, hasta lograr el propio templo parroquial.
Además de los ministerios estrictamente parroquiales en su feligresía, los Padres Paúles prestaron notable ayuda a las otras parroquias de la ciudad, asistieron espiritualmente a las Hijas de la Caridad, establecieron en su propia casa una especie de conferencias eclesiásticas a las que asistía el clero de la ciudad, y dieron auge a las Conferencias de caballeros de San Vicente de Paúl. Fundaron la I.U.S.J., la Juventud Católica de San Juan, pusieron en marcha una cocina económica para pobres, fundaron la Escuela nocturna para obreros, que se convirtió en Escuelas Parroquiales; dieron comienzo y fueron el alma de la «Casita de Salud», situada en la montaña, para el cuidado de los tuberculosos; y cooperaron eficazmente en la fundación de la Escuela Profesional de San Vicente de Paúl para doncellas.
La Casa de Elche tuvo una vida de 15 años y 7 meses. Cumplido el compromiso contraído ante el Prelado diocesano, la Comunidad se retiró de la parroquia de San Juan el día 9 de agosto de 1959.
13. CASA DE VALLVIDRERA. — Resultando con poca holgura la Casa de Espluga de Francolí para cobijar a los HH. Seminaristas y Estudiantes, la Provincia adquirió un inmueble en Vallvidrera (Barcelona) —el 28 de marzo de 1960— para instalar en él el Teologado.
La Casa fue inaugurada el 1 de octubre de 1960 con la Comunidad formada por los PP. David Bartolomé —Superior—, Andrés Pons, José Balletbó, José Font, José Sendra, Juan Civit, Hno. Coadjutor Pedro Solá y 21 HH. Estudiantes teólogos.
Desde un principio uno de los sacerdotes de la Comunidad, a petición del Prelado diocesano, ejerció el cargo de Vicario de la parroquia, debido a los achaques y avanzada edad del sacerdote encargado de la misma.
El Teologado funcionó con toda normalidad, si bien —a los pocos años de abierta la Casa— empezó a notarse un declive o disminución gradual en las vocaciones; pues, mientras en el curso 1961-1962 eran 21 los Estudiantes teólogos, en el curso 1966-1967 eran 14 (más dos en Northampton, Estados Unidos), y en el curso 1969-1970 eran solamente 7 (más 2 en Northampton y 4 en Salamanca).
Accediendo a los deseos de los HH. Estudiantes teólogos, éstos —a partir del año escolar 1966-1967— asisten a las clases de la Facultad de Teología de Sant Cugat del Vallés (Barcelona), dirigida por los PP. Jesuitas.
A la muerte del anciano sacerdote encargado de la feligresía de Vallvidrera, el Sr. Arzobispo de Barcelona confía la parroquia a la Comunidad. Posteriormente confía a la misma la parroquia de Bellaterra (Barcelona).
La Casa de Vallvidrera espera poder ser destinada a centro benéfico- social, dirigido por las Hijas de la Caridad.
14. CASA DE REUS.
La Casa de Reus, abierta el 29 de enero de 1966, puso fin al largo paréntesis de más de 130 años que duró el cierre de la primera, fundada por nuestros mayores en dicha ciudad en febrero de 1758, y cuyo edificio —convertido posteriormente en Casa Caridad— ha desaparecido totalmente en la actualidad.
La Casa actual, anteriormente «Asilo del Sagrado Corazón», era propiedad de las Hijas de la Caridad. Está ubicada en la calle de Santa Paula, 8. Tiene capilla abierta al público. Transferida legalmente la propiedad a los Padres Paúles, éstos se establecieron en ella para dedicarse a la predicación, misiones, culto y parroquia.
La primera Comunidad estuvo integrada por los PP. José Martorell —Superior y párroco—, Juan Cirer, Pedro Masdeu y Angel Solá.
El día 1 de febrero del mismo año 1966, la Comunidad se hizo cargo de la parroquia de la Inmaculada, sita en lugar pobre poblado por gente advenediza.
En los pocos años que lleva la Comunidad en Reus ha llevado a cabo cumplidamente los fines de la fundación, añadiendo a ellos la asistencia espiritual a las Hijas de la Caridad y el cuidado pastoral de los enfermos del Hospital Municipal de San Juan. A petición del arzobispo de Tarragona, el Superior actual —P. Miguel Piquerha ejercido por un bienio el cargo de Delegado diocesano de Religiosos y Presidente de C.L.A.U.N.E.
En la actualidad, ante las deficiencias de habitabilidad del edificio y la estrechez del local de la capilla destinada al público, la Comunidad de Reus trata de dar una nueva estructuración a ambas cosas.