4. 1956. La Parroquia de la Milagrosa de Matanzas.
Ya hemos leído en párrafos anteriores que el Señor Obispo había propuesto y dado permiso para construir una Iglesia y que la convertiría en Parroquia Ad nutun Santae Sedis (hasta que la Santa Sede lo cambie). Después de las obras de la Apostólica comenzaron las de la Iglesia de la Milagrosa, llevándose a buen término esos trabajos. Finalmente en el año 1956 se bendijo la Iglesia. Leamos lo que se escribió en los Anales de la Congregación de la Misión.
Matanzas toda vibró de entusiasmo con gran regocijo y enorme devoción con motivo de la bendición e inauguración oficial y canónica de la Parroquia de la Milagrosa, obra magnífica de los Padres Paúles que, como adelantamos, fue construida en la antigua Quinta de Campos, en la llamada Curva de los Bomberos, allá en el reparto de Bellamar, llenando así una sentida necesidad de los católicos de la playa.
La nueva Parroquia de la Milagrosa abrió sus puertas el segundo domingo de Enero de 1956, iniciando así una etapa más de los afanes en servicio y beneficio de la Atenas, un noventa por ciento católica y que siempre ha rendido pleitesía a la sagrada imagen de la Virgen Milagrosa, que durante varios lustros ha derramado sus gracias a manos llenas desde su capillita de los Padres Paúles en la calle de Tello Lamar, hoy ya cerrada al culto.
Por la tarde, a las cinco en punto, partió la procesión de la capillita de los Padres Paúles, precedida por artística carroza decorada por el Jardín Josefina, que llevaba a la Virgen Milagrosa entre tules y ángeles, mientras cientos de autos la seguían en su recorrido por las calles de Tello Lamar, calzada de Tirry y General Betancourt, llegando hasta el Parque de la Fraternidad y deteniéndose, antes de hacer su ingreso triunfal en la Parroquia de la Milagrosa, en el Hogar de Ancianos y Hogar del Niño, para recibir el homenaje de veneración y respeto de los allí asilados.
Entre las notas marciales de nuestro Himno Nacional, los aplausos de la numerosísima concurrencia y las aclamaciones de cienos de pechos, hizo su entrada en la nueva capilla la Virgen Milagrosa, pues aunque no es frecuente el aplauso en las Iglesias, no fue irreverente aquel batir de palmas con que quisieron saludar a la que es señora del cielo y la tierra.
Expuesta ya a la veneración de los fieles, se situó la sagrada imagen presidiendo el altar mayor, y fue entonces cuando nuestro joven Prelado, Monseñor Alberto Martín, dio la bienvenida a la que con tanto afán se esperaba, inaugurando el nuevo edificio y bendiciéndolo, para pronunciar seguidamente unas palabras en loor a la Santísima Virgen de la Milagrosa.