Se entiende por soberanía alimentaria «el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental.» Fue presentado este concepto de Soberanía Alimentaria durante la Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en el año 1996.
Posteriormente tres eventos mundiales reunieron a los movimientos sociales y a la sociedad civil en su conjunto para avanzar en el concepto de Soberanía Alimentaria:
- Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria de La Habana en Septiembre de 2001.
- Foro de Organizaciones No Gubernamentales / Organizaciones de la Sociedad Civil para la Soberanía Alimentaria de Roma, paralelo a la Cumbre Mundial de la Alimentación, en Junio de 2002.
Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria, en Sélingué, Mali, África, en Febrero de 2007.
La soberanía alimentaria se centra en la alimentación para todos los ciudadanos, poniendo el derecho a la alimentación en el centro de las políticas alimentaria, agrícola, ganadera y pesquera, y rechaza el planteamiento de que los alimentos son sólo una mercancía más o un material para la agroindustria internacional.
Por lo tanto, es una alternativa consensuada y seria, que parte de un análisis profundo de las causas del hambre y la pobreza en el mundo; que propugna la combinación de las capacidades productivas de la agricultura tradicional, con una gestión sostenible de los recursos productivos y con políticas gubernamentales que garanticen la alimentación adecuada de los ciudadanos con independencia de las leyes que rigen el comercio internacional.
Este nuevo concepto, constituye una ruptura con relación a la organización actual de los mercados agrícolas puesta en práctica por la Organización Mundial de Comercio (OMC). En contraste a la seguridad alimentaria definida por la FAO, que se centra en la disponibilidad de alimentos, la soberanía alimentaria incide también en la importancia del modo de producción de los alimentos y su origen. Resalta la relación que tiene la importación de alimentos baratos en el debilitamiento de producción y población agraria locales.
Los criterios en los que se basa la Soberanía Alimentaria, son los siguientes:
1.- Se enfoca en alimento para el Pueblo, planteando el derecho a una alimentación suficiente, saludable y culturalmente apropiada para todos los individuos, pueblos y comunidades.
2.- Promueve la adopción de políticas de alimentación y agricultura con un enfoque basado en el derecho a la alimentación adecuada, y la reducción y eliminación progresivamente del hambre y la desnutrición.
3.- Valora a quienes proveen alimento, apoyando y respetando los derechos de hombres y mujeres, campesinos y agricultores familiares, pastores, artesanos de la pesca tradicional, habitantes de los bosques, pueblos indígenas y trabajadores de la agricultura y la pesca, también a quienes cultivan, crían, cosechan y procesan los alimentos; la soberanía alimentaria rechaza aquellas políticas, acciones y programas que los subvaloran, amenazan y eliminan sus formas de vida.
4.- Localiza Sistemas de Alimentación, propiciando encuentros entre los productores y consumidores de alimentos, y cediéndoles conjuntamente la toma de decisiones en temas relacionados con la alimentación. Protegiendo a los consumidores de la comida de baja calidad y mala para la salud, de la ayuda alimentaria inapropiada y del alimento contaminado por organismos genéticamente modificados.
5- Concede poder localmente, reconociendo el derecho de las comunidades locales para habitar y usar sus territorios, otorgándoles el control sobre territorio, tierra, pastizales, agua, semillas, ganado y poblaciones de peces a proveedores locales de alimento y respeta sus derechos.
6.- Desarrolla Conocimiento y Destreza, ya que se basa en la destreza y el conocimiento local de los proveedores alimentarios y sus organizaciones locales que conservan, desarrollan y manejan sistemas localizados de producción y cosecha, desarrollando sistemas de investigación apropiados para respaldarlos y cuya sabiduría pueda ser transmitida a las generaciones futuras; y rechaza tecnologías que socavan, amenazan o los contaminan, como por ejemplo la ingeniería genética.
7.- Trabaja con la Naturaleza: La soberanía alimentaria utiliza las contribuciones de la naturaleza de manera diversa con métodos de producción y cosecha agroecológica, los cuales maximizan las contribuciones de los ecosistemas y mejoran la capacidad de ajuste y la adaptación, evitando dañar el medio ambiente.
Por todo ello, se puede indicar que la Soberanía Alimentaria define un medio a través del cual se quiere acabar con el hambre y la malnutrición, garantizando una seguridad alimentaria permanente y sostenible para todos los individuos.
Ahora bien, es importante identificar las causas que han contribuido a la pérdida de la «soberanía alimentaria».
Las grandes compañías comercializadoras y distribuidoras, inundaron los mercados exteriores de los países subdesarrollados con productos exportados a un precio inferior al de ese mismo producto en el mercado interior, e incluso por debajo de su coste de producción, no siendo posible por tanto, darle salida a ese producto a un precio que le permitiera a su productor obtener un margen comercial razonable, o cuando la pérdida que le producía en algunos mercados la pudiera compensar con las ganancias de otros. Las empresas multinacionales que compraban los bienes artificialmente abaratados se vieron muy beneficiadas al disminuir sus costes. Esta estrategia generó por tanto elevadas ganancias a las empresas agroalimentarias, colocó al mercado mundial como un espacio privilegiado para la compra de alimentos para los países dependientes y generó la devastación de sus agriculturas debido a que sus productores no pudieron competir con los bienes importados por debajo del coste. Tal forma de dominio originó que el 70% de los países del mundo perdieran la soberanía alimentaria.
Por otra parte, durante las décadas de los años ochenta y noventa del siglo XX, muchos de los países más subdesarrollados se vieron empujados a exportar sus producciones agropecuarias y sus abundantes recursos naturales por las exigencias de unas abultadas deudas externas. La necesidad imperiosa de obtener divisas con las que hacer frente a los grandes intereses de la deuda externa motivó que se impusiera el principio de «todo para la exportación», política auspiciada por los ajustes estructurales impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) cuyo objetivo primordial radicaba en que los países deudores exportaran cada vez más para que no dejaran de satisfacer los intereses de sus desmesuradas deudas externas. De este modo, a muchas naciones no les quedó más remedio que reorganizar sus producciones y superficies agropecuarias y sobreexplotar sus recursos naturales, pero siempre teniendo como meta los mercados exteriores y no el consumo local, el respeto ecológico y la soberanía alimentaria de los pueblos. Sin embargo, los países ricos, artífices de estos programas de ajuste estructural, no se los aplicaron a sí mismos.
A todo lo anterior hay que añadir que el problema se agrava por las propias oscilaciones de la oferta y la demanda, en una época en la que aumenta el interés por los agrocombustibles, en la que las explotaciones ganaderas de los países ricos siguen siendo auténticas «fábricas de proteínas» donde se transforman los piensos en carne y en la que las grandes empresas multinacionales de distribución controlan la totalidad de los eslabones de la cadena agroalimentaria.
Como señala J.A. Segrelles (2012), mientras el modelo productivo impuesto a los países dependientes se tenga que ajustar según las necesidades, gustos y costumbres de los consumidores del mundo desarrollado y se base, por consiguiente, en el mercado de tierras fértiles de los países subdesarrollados (unas 42 millones de hectáreas de tierras en el mundo han sido adquiridas por inversionistas), en la implantación de una producción intensiva a gran escala (monocultivo) para la exportación, en la exportación de cantidades crecientes de bienes exóticos (café, cacao, frutas tropicales, bananas, flores), de azúcar de caña y granos para agrocombustibles (maíz) y de oleaginosas (soja) para la fabricación de piensos, así como en la importación de alimentos básicos adquiridos en el gran supermercado global, la alimentación seguirá sujeta a la dinámica de un mercado que está manejado por ciertos agentes que sólo entienden el lenguaje de los beneficios y ganancias y no les importa la desnutrición y el hambre de la población de los países subdesarrollados ni la soberanía alimentaria de los pueblos. A este respecto, se olvida que la agricultura y la alimentación no ofrecen las condiciones de un verdadero mercado y que, por lo tanto, no pueden estar juzgadas por las leyes mercantiles y de la competencia. Los alimentos constituyen un derecho inalienable, no una mercancía.