La religiosa burgalesa, Teresa Tapia (Hija de la Caridad) superiora de su orden en el país antillano, lleva desde el día del terremoto durmiendo en una tienda de campaña. Agradece toda la solidaridad y el apoyo moral recibidos: «Eso no se paga con dinero».
Por suerte, el día que la tierra se rompió en Haití la burgalesa sor Teresa Tapia, superiora en ese país de la orden de las Hijas de la Caridad, estaba en Puerto Rico acompañando a otra monja española en su visita al médico. El azar la libro, pues, de sufrir cualquier daño y enseguida se puso las pilas: tardó menos de un día en volver a echar una mano. Cuenta que cuando llegó al patio de su casa y al ver a gente durmiendo al raso pensó que sus hermanas habían acogido a las personas afectadas: «¡Qué va, éramos nosotras las que estábamos en la calle porque no quedaba nada en pie!».
Y así llevan más de tres semanas, cobijándose en unas tiendas de campaña que sus compañeras de Santo Domingo las han enviado y trabajando sin parar. En el día a día se tiene que multiplicar para ayudar a los heridos e intentar reconstruir lo que un día tuvieron: «Nos costó una semana encontrar a nuestra hermana muerta y ahora pretendemos recuperar nuestras cosas buscando entre los escombros». Todo esto sin venirse abajo; a través del teléfono su voz suena enérgica, hasta feliz: «Es verdad que me preguntan que cómo puedo estar tan bien dadas las circunstancias pero es que estamos recibiendo mucho apoyo de todo el mundo y, además, pienso que tenemos que estar así si queremos hacer algo y tener fuerza todos los días. El apoyo moral que estamos sintiendo es muy grande, entre otras cosas gracias a las oraciones de mucha gente creyentes, y eso no se paga con dinero».
Teresa, de 56 años, quiere mostrarse prudente cuando reflexiona sobre la actitud del ‘primer mundo’ hacia países como Haití: «Mira, antes del terremoto nadie se acordaba de esto y dentro de seis meses nadie se acordará. Yo le pediría a los países ricos que no se sirvan de los pobres, que les ayuden pero que no se sirvan de ellos ni siquiera para obtener imágenes, he visto que sacaban fotos a cadáveres y había mucho morbo, esto es una gran falta de respeto a la dignidad de las personas».
La burgalesa es muy rotunda cuando dice que no tiene miedo «aunque a veces la tierra sigue temblando» y asegura que la fuerza la saca de Dios: «Como religiosa, como hija de la Caridad no puedo decir otra cosa. Cada mañana pedimos a Dios que nos dé fuerzas para seguir adelante y además sabemos que tenemos detrás de nosotras a muchas comunidades de nuestra orden que nos están sosteniendo en todos los sentidos».
GENEROSIDAD ESPAÑOLA. En los trece años que lleva trabajando en aquel país sor Teresa ha visto de todo por aquellas tierras; no hace mucho unas inundaciones arrasaron con todo lo poco que los haitianos habían conseguido poner en pie, las mejoras que muy lentamente se iban haciendo patentes «Esto es duro, muy duro, parece que a Haití le toca siempre; este pueblo siempre está sufriendo y ahora todas las familias estamos afectadas porque todas hemos perdido alguien».
Por eso se siente especialmente agradecida por las muestras de generosidad que están llegando desde Burgos y desde España: «Quiero dar las gracias por todo lo que nos están teniendo en cuenta en estos momentos, sé que si pudieran ayudarnos más, lo harían. Aquí siempre alaban la solidaridad del pueblo español y es que ésta se hace patente siempre».
Autor: A. G.
Tomado de: Diario de Burgos.