El P. Antonio Prol Gómez fue ordenado el 3 de julio de 1949 en la ciudad de Cuenca, España. El mismo año su camino se dirigió a México en donde dejó, con 60 años de sacerdocio, un testimonio de trabajo incansable y de alegre servicio a los más pobres.
Caminar rápido…
Al llegar a México, piso el estado de Chihuahua, en donde trabajó tanto en la ciudad como fuera de ella, es decir, en la iglesia de la Sagrada Familia y en la Capilla de la Inmaculada. En 1951 arribó a Oaxaca, al templo de Guadalupe, en las afueras de la ciudad. Su actividad develó que había mucho trabajo que hacer y distintos caminos para llevarlo a cabo.
El P. Antonio Prol, casi recién ordenado, demostró sus ganas y se convirtió en misionero que llegó a predicar para más de 10 mil habitantes del poblado de Ejutla.
Casa central y Olivar del Conde…
Al siguiente año fue destinado a la casa central en la Ciudad de México, que estaba dedicada casi en su totalidad a las misiones populares. Para 1953 se le encomendó la tarea de hacerse cargo de lo que se convertiría en la Parroquia de la Medalla Milagrosa, ubicada en la Col. Narvarte y considerada como uno de los edificios más bellos del mundo. Fue en dicha parroquia donde tuvo que hacer una ardua labor de culto, asociaciones y misiones con la comunidad.
En un periodo de dos años (1956-1958) se trasladó a Mérida, Yucatán, después volvió a la casa central para convertirse en párroco de la nueva fundación en la Col. Olivar del Conde, D.F. En donde había una parroquia para 70 mil fieles, como solución comenzó la construcción de dos templos en la parte alta de la colonia, uno dedicado a Nuestra Señora del Sagrado Corazón y otro a Santa Cecilia.
El P. Antonio Prol dirigió las obras de construcción y sus proyectos avanaron rápidamente.
Motivaciones…
Las tres cosas que han motivado al P. Antonio han sido la iglesia, la Congregación de la Misión y su familia. Siempre ha mostrado preocupación por la atención a los fieles y ha hecho una gran labor con la construcción de templos en zonas que los requerían.
En la actualidad, a sus 91 años de edad, se mantiene fraternal, bromista y juega dominó con tal maestría que es difícil vencerlo.







