VICENTE DE PAÚL EN CHATILLON (VII)

Mitxel OlabuénagaEn tiempos de Vicente de PaúlLeave a Comment

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CONCLUSIÓN: MÁS ALLÁ DE FOLLEVILLE-CHÁTILLON

Si la visión espiritual de Vicente de Paúl se amplió mucho con el paso de los años, aún se ensanchó más, si cabe, su conocimien­to directo de los muchos tipos de pobres con los que se podía encontrar, primero en París y sus alrededores, muy pronto en el resto de Francia, y más tarde en Europa y aun en el ancho mundo. Vicente empezó en 1617-1618 a dedicar sus energías a los cam­pesinos y a los enfermos pobres; muy pocos meses después apa­recieron los condenados a galeras. Pero una vez que irrumpieron en su vida Luisa de Marillac y sus Hijas de la Caridad, empeza­ron a brotar «pobres por todas partes», como le dice a Vicente un alto personaje en la película citada arriba. Una mera mención, no completa, de los diferentes tipos de pobres que fueron aparecien­do en su vida y en la de sus instituciones bastará para dar una idea del enorme ensanchamiento de su visión de la pobreza, visión que empezó en 1617 con una experiencia limitada de dedicación a «pobres campesinos» y a «pobres enfermos» en sus casas:

1634: enfermos pobres en hospitales públicos (Damas, HC)

1638: niños abandonados (Damas, HC)

1639: refugiados de guerra (CM, HC)

1645 cautivos cristianos en el norte de África (CM)

1648 población nativa de Madagascar (CM)

1649 víctimas de la guerra en París y alrededores (CM, HC, Damas)

1650 ayuda a regiones devastadas (CM, HC, Damas)

1654 asilo de ancianos (CM, HC), soldados heridos (HC)

A esta lista habría que añadir la asistencia a literalmente miles de mendigos, a nobles irlandeses arruinados y exiliados, a sacer­dotes, religiosos y religiosas huidos de los diversos escenarios de guerra en condiciones muy precarias de existencia.

Pobres por todas partes…

Una cosa tienen en común todos los tipos de personas men­cionadas en la lista: la pobreza. Pobreza en bienes de subsisten­cia, acompañada con frecuencia por otras carencias: la ignorancia religiosa, la falta de libertad, de cultura, el desamparo social, la enfermedad… Desde la experiencia de Chñtillon queda total­mente claro en la conciencia de Vicente de Paúl que la atención a los pobres ha de ser espiritual y material, se ha de referir a la persona humana en todas sus dimensiones, no ya sólo en su dimensión de relación con Dios, pero tampoco sólo en la satis­facción de sus carencias terrenas. Pero el motivo y criterio que le lleva a él y a las gentes animadas por él a ocuparse de unos gru­pos de personas y no de otros es la escasez o carencia de medios de subsistencia. Si no se entiende eso, no se comprenderá por qué se preocupó por auxiliar a nobles católicos irlandeses emi­grados por la persecución protestante y arruinados, a sacerdotes y a miembros de órdenes religiosas en condiciones precarias de existencia. Hay que suponer en principio que estos grupos de personas no necesitaban ayuda espiritual. No era ese aspecto el que movía a Vicente a preocuparse por ellos, sino sus carencias en medios elementales de vida.

La visión de Vicente de Paúl se amplió, más allá de la expe­riencia de Chátillon, no sólo en los tipos de pobres sino también en las maneras de asistirlos. Lo que describe el Reglamento de Chátillon es un tipo de ayuda al enfermo que podríamos calificar como asistencial. Este aspecto siguió siendo el predominante no ya sólo en los trabajos de las muchas cofradías que se fundaron

 

posteriormente, sino en buena parte de las actividades de sus otras instituciones. El asistencial fue, ciertamente, un aspecto predominante, pero no exclusivo. Pues ya en algunas cofradías fundadas muy pronto en París sus reglamentos preveían otros tipos de actividades orientadas a la promoción y formación pro­fesional de los jóvenes pobres para que pudieran estos luego valerse por sí mismos en la vida social (X 595,629,646,649­651). El mismo fin promocional tenían otras actividades de sus instituciones, tales como la enseñanza escolar de las niñas de aldea por parte de las hijas de la caridad, o la formación de los niños abandonados más allá de la infancia.

Tampoco aparecen en la experiencia de Chñtillon otros modos de trabajar por los pobres de carácter más social, por denominarlos de alguna manera, tales como la defensa de sus derechos, o la pre­ocupación por la justicia en su favor, o incluso las intervenciones en la esfera política buscando la paz social o el bien de los pobres. De todo esto hay ejemplos en la vida de Vicente de Paúl, pero cier­tamente muchos años después de su estancia en Chñtillon. Cháti-llon supone en la vida de Vicente de Paúl, junto con la experiencia anterior de Folleville en el mismo año de 1617, una siembra humil­de de una nueva manera de vivir la fe cristiana, de una nueva visión espiritual, que fue dando sus frutos poco a poco y fue creciendo en amplitud, a la vez que contagiaba a cientos de hombres y mujeres de toda clase social y de toda condición, hombres y mujeres que a su vez contribuyeron a que esa visión fuera rica, amplia y flexi­ble, una visión del modo de ser cristiano o cristiana que con toda justicia conocemos hoy como espiritualidad vicenciana.

NOTA BIBLIOGRÁFICA

En el tomo X de las Obras completas de San Vicente de Paúl, CEME, se encuentran todos los documentos que se refieren a las relaciones entre Vicente de Paúl y Chátillon:

Acta de resignación de la parroquia de Chátillon por parte de Jean Lourdelot en abril de 1617 (p. 47)

Acta de nombramiento de Vicente de Paúl como párroco de Buenens-Chátillon, 29 de julio de 1617 (p. 48)

Acta de toma de posesión de la parroquia, 1 de agosto de 1617 (p. 50)

Informe Demia sobre la estancia de Vicente de Paúl en Chátillon (p. 52) (probablemente de 1654, según Koch, aunque la nota del editor, Coste, la coloca en 1665. Hubo una segunda redacción del informe, que no ha llegado hasta nosotros)

Primeros comienzos de la Caridad de Chátillon (p. 567)

Reglamento de la Cofradía de la Caridad de Chátillon (p. 574)

Todo lo que en el presente trabajo se aparta de las biografí­as más conocidas en la descripción del estado de la parroquia de Chátillon a la llegada de Vicente de Paúl, así como de la actuación de éste durante su breve estancia en el lugar, se debe a los resultados de la cuidadosa investigación del padre Ber-nard Koch, C.M., en los archivos de Chátillon y de algunas poblaciones circundantes. Los trabajos en los que el padre Koch ha expuesto los resultados de sus investigaciones son: Chátillon-les-Dombes et Saint Vincent, 1998; Les protestants Chátillon-les-Dombes jusqu’a Saint Vincent, 2001; Chátillon-les-Dombes. Visites pastorales, sin fecha. Los tres trabajos, y otros varios sobre Chátillon del mismo autor, los hemos solici­tado y se pueden solicitar al autor en la siguiente dirección elec­trónica: koch cmparis. Tal vez también en: koch@cmparis.com, o en: famvin@cmparis.com

Esos trabajos han sido previamente publicados, alguno en forma más extensa, en el Bulletin des Lazaristes de France.

Abelly dedica cuatro capítulos del libro primero a describir la relación de Vicente de Paúl con Chátillon:

Ida a Chátillon, estancia en Chátillon y vuelta a París (cap. IX)

Cofradía de la Caridad (cap. X)

Conversión de protestantes (cap. XI)

Conversión del conde de Rougemont (de la que no habla­mos en este trabajo) (cap. XII)

En el tomo I de las Obras completas se pueden ver las cartas que se refieren a la ida de Vicente de Paúl a Chátillon y las que influyeron para que dejara la parroquia de Chátillon y volviera a París a casa de los Gondi (I cartas 6, 7, 8, 9, 10, pp. 91-94).

Acerca de la colaboración de Luisa de Marillac con los pri­meros misioneros de la Congregación de la Misión puede verse I, 99, 100, 101, 107, 108, 109, 138, 141. En cuanto a su trabajo por las Cofradías hasta la fundación de las Hijas de la Caridad, véase: I, 140, 142 —cartas 44 y 45—,143, 146, 147-148, 154, 156­157, 159, 161, 165, 166, 167, 170, 178, 179.

Jaime Corera

CEME, 2008

 

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