Seminarios mayores en Francia (1902) (II)

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la MisiónLeave a Comment

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Author: Desconocido · Year of first publication: 1904 · Source: Anales Madrid.
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Cite-carcasona-francia-arqueologia-historia-hoteles-viajar-cultura-musica-languedoc-toulouse-marsella-paris2-300x200CAHORS
La Semana Religiosa, de Cahors, publica lo siguiente:
«El lunes 29 de Junio tuvo lugar la ceremonia, siempre edificante y tan solemne, de la ordenación general. Nunca, tal vez, se había visto tan grande y hermosa corona de sacerdotes alrededor de los ordenandos. Sin duda habían acudido en tan gran número para renovar en ellos la gracia del sacerdocio, mas también con el objeto de manifestar su reconocimiento y expresar su sentimiento a sus antiguos profesores.
Durante esta conmovedora ceremonia se notaba una nube de tristeza sobre la asistencia, y una emoción desacostumbrada pesaba sobre los corazones de todos. El mismo Sr. Obispo, más conmovido que en ninguna otra circunstancia, dirigió la palabra antes del último Evangelio. Sacerdotes y seminaristas lo esperaban, y puede decirse que el Prelado fue elocuente intérprete de los sentimientos de reconocimiento y de la inmensa pena que experimentaban la familia sacerdotal y la juventud levítica al ver partir los hijos de San Vicente de Paúl.
De buena gana reproduciríamos textualmente la alocución conmovedora que pronunció el Sr. Obispo; ya que esto no nos es posible, lo haremos al menos en substancia.
Me aprovecho de esta última solemne ceremonia y de la presencia de gran número de mis sacerdotes, para manifestar mi reconocimiento y dirigir mi último adiós a los señores profesores. Tan pronto como Nos recibimos noticia de la medida que los expulsa (que todos deploramos), Nos enviamos la protesta más enérgica, adujimos las razones más fuertes que los Obispos han tenido al dirigirse a una Congregación religiosa, para hallar en ella tan dignos auxiliares. La regla mantiene la unidad en el cuerpo profesional como se obtiene en una Comunidad; esa formación especial tiene más espíritu de constancia en los estudios, su cualidad de extraños a la Diócesis da a los profesores más independencia en ciertas delicadas circunstancias. Nos añadíamos la manera con que los Sacerdotes de la Misión habían venido a Cahors hace ya doscientos dilos por la intervención de dos santos, Vicente de Paúl y Alano de Solminhac; la elección que Dios había hecho de un lazarista de esta Diócesis para el martirio había puesto entre la Congregación y nosotros tan fuertes lazos de Unión, que no parece debían romperse por ninguna causa.
Después de haber hablado Nos bajo el punto de vista de nuestro propio interés, hablamos también sobre los intereses de la Congregación, que tan útil es en todas partes para la Francia y para la Iglesia. Ninguna contestación hemos recibido hasta ahora a nuestras reclamaciones, y ya hoy se cumple con todo rigor la decisión tomada.
Para manifestar mi reconocimiento, Nos citaremos aquí 14 carta que en 1648, cinco años después de la llegada de sus hijos, escribía Alano de Solminhac a su amigo Vicente de Paúl: «Quedaríais encantado al ver mi clero, y bendeciríais mil veces a Dios si supieseis el bien que hacen los vuestros en mi Seminario, de donde se ha ya extendido a toda la provincia. El afecto que Nos tenemos hacia vuestra Congregación no cederá jamás al de ninguno de los vuestros, y Vos lo podréis todo en cuanto de Nos dependa.
Nós somos del mismo parecer, decíamos anteayer al Muy Rvdo. Sr. Fiat; Nos no podemos gran cosa, pero no dude usted jamás de recurrir a Nos y a nuestro clero cuando lo necesite.
Sin remontarnos a lo pasado, que Nos es menos conocido, Nos queremos dar aquí testimonio especial de gratitud al Sr. Meout, el colaborador del Obispo de Cahors por es-pacio de más de veinte años, tan profundamente estimado de todos; al Sr. Preau, su digno sucesor, que Nos ha ayudado en la difícil tarea de reformación de nuestros estudios, y que ha sabido conseguir, de parte de nuestros alumnos, el mayor adelanto posible. También nuestros tres jóvenes doctores tienen derecho especial a nuestro agradecimiento, pues por ellos nuestro Seminario era uno de los mejor organizados y surtidos de Francia por parte del personal. Todos estos señores y demás servían admirablemente para los intereses de la Diócesis con exquisita abnegación.
Aparte de la ciencia sagrada, Nos nos reconocemos deudor hacia ellos por haber inculcado en nuestros levitas el espíritu de San Vicente de Paúl. Ellos les han inspirado una sincera y sólida piedad, el amor práctico del prójimo, una gran docilidad hacia sus superiores, y costumbres sinceramente eclesiásticas. El bien que nos han hecho durará mucho tiempo; vosotros, amados hijos, seréis su última corona por vuestra fidelidad. «Los cuerpos estarán separados Nos decía el Sr. Fiat, pero unidos quedarán los corazones». Como prenda de esta unión, Nos ordenamos que la imagen de San Vicente de Paúl permanezca en esta capilla y presida siempre como hoy las futuras ordenaciones. En nombre de toda la Diócesis recibid, Muy Rvdo. Superior y demás señores, nuestro profundo agradecimiento y nuestro último adiós.

CAMBRAI
La Semana Religiosa, de Cambrai, publica los documentos siguientes:
El Excmo. Sr. Arzobispo no ha podido dejar partir a los hijos de San Vicente de Paúl sin dirigirles su conmovedora despedida, como pueden ver nuestros lectores en las cartas que siguen: la primera dirigida al Sr. Fiat, Superior General de los Lazaristas; la segunda al Sr. Villette, el llorado Superior de nuestro Seminario mayor:
«Cambrai 18 Julio 1903.
«Muy RVDO, SR. SUPERIOR GENERAL:
Esto se ha terminado! ¡Los lazos que unían a San Lázaro y a Cambrai se han roto! La tempestad dispersa a los cuatro vientos los buenos operarios, que la confianza del Cardenal Regnier había llamado para cultivar una porción escogida del campo del padre de familias. En la hora presente vuestros hijos nos abandonan unos después de otros, y van a llevar a países lejanos los tesoros de celo sacerdotal que tan generosamente prodigaban hasta ahora a nuestros amados levitas de Cambrai. Nos adoramos los secretos designios de la Providencia de Dios, y Nos sometemos nuestro profundo dolor y nuestras inmensas inquietudes a su mano soberana.
Nós no queremos, sin embargo, que los últimos Lazaristas abandonen nuestro Seminario mayor sin dirigirles, Muy Rvdo. Sr. Superior general, la expresión de nuestro agradecimiento por los servicios prestados a nuestro» clero, a nuestros predecesores y a Nos mismo por los hijos de San Vicente de Paúl, y asegurarles que si los lazos exteriores se han roto, los lazos íntimos, poderosos y sagrados que unen nuestras almas en el amor de Dios, no se romperán ni se olvidarán jamás, y la Diócesis de Cambrai guardará siempre para los Lazaristas, a despecho de los acontecimientos, del tiempo y de las distancias, la estimación de sus altas virtudes y el recuerdo de los beneficios recibidos; guardará esperando días mejores.
„Nós no sabemos lo que sucederá a todos ustedes en el próximo porvenir; mas Nos rogamos a Dios, Padre de las misericordias, proteja a San Lázaro durante la tempestad comenzada, preserve de todo mal y mantenga en cada uno

de sus miembros muy alto y esforzado el espíritu de San Vicente de Paúl, que constituye su grandeza y fortaleza.
„Dígnese usted, Muy Rvdo. Sr. Superior general, recibir la más segura expresión de nuestros sentimientos atentos y respetuosos en Nuestro Señor.
M. A. SONNOIS,
Arzobispo de Cambrai.»
Cambrai, t.° de Julio de i9o3.
«SEÑOR SUPERIOR:
¡La hora del destierro acaba de sonar, repercute dolorosamente en nuestro corazón como si fuera un toque fúnebre! Hace un año que Nos nos vemos en medio de amargas angustias, una continuación de partidas y desapariciones de los mejores de nuestros hijos, y los caminos extranjeros están bañados con sus amargas lágrimas. Nos teníamos derecho a esperar que no vinieran sobre nosotros nuevos motivos de duelo. ¡Mas no!, nada ha podido detener el golpe que Nos amenazaba: he aquí que nuestro Seminario mayor ha sido herido sucesivamente.
„En 1857 Su Eminencia el Cardenal Regnier llamó para la dirección del Seminario mayor a los señores de San Lázaro, quienes por primera vez habían sido expulsados, merced al odio revolucionario de 1791. Desde esta fecha, bajo el superiorato del Sr. Sudre, cuyo recuerdo queda indeleble, como bajo vuestro propio rectorado, los Arzobispos y Sacerdotes de Cambrai no cesaron de manifestar a ustedes en testimonios públicos y auténticos su satisfacción y reedito- cimiento.
Nós hemos hecho cuanto Nos ha sido posible para que permaneciesen ustedes entre nosotros; no ha habido piedra que Nos no hayamos movido para conservarles al frente de nuestro Seminario mayor. Nós, efectivamente, considerábamos a ustedes como preciosos auxiliares y dignos de toda nuestra estimación; Nos veíamos en ustedes profesores instruidos y experimentados, cuanto piadosos y prudentes, de todo nuestro clero. En nuestra carta circular de posesión del 23 de Marzo Nos les habíamos saludado a ustedes con particular simpatía, y he aquí después de diez años de permanencia entre ustedes Nos nos vemos cruelmente separados.
En nombre del clero diocesano y en el nuestro propio dígnese usted, señor Superior, recibir para sí mismo y para todos sus dignos colaboradores la más viva expresión de nuestro sincero sentimiento y el testimonio de la más profunda gratitud. Al separaros de nosotros, conservad y guardad en lo más íntimo de vuestro corazón la confianza de que siempre seréis estimados en nuestra diócesis.
Recibid, señor Superior, la expresión, aunque afligida, de nuestro inalterable afecto en Nuestro Señor.
M. A. SONNOIS,
Arzobispo de Cambrai.

CARCASONA
En una carta circular, poniendo en conocimiento del clero el cambio de personal en la dirección del Seminario mayor diocesano, los señores Vicarios capitulares escribían lo siguiente:

Carcasona, 16 de Julio de 1903, fiesta de Nuestra Señora del Carmen.
«AMADOS SEÑORES Y QUERIDOS COMPAÑEROS:
Al terminarse el año escolar del Seminario mayor, no podemos menos de experimentar un sentimiento de indecible tristeza pensando que los dignos hijos de San Vicente de Paúl, esos amados profesores, a los cuales debemos todos nuestra formación sacerdotal, no podrán ya continuar la obra admirable a la que se han consagrado por espacio de cerca de ochenta años. Nos hemos hecho cuanto nos ha sido posible para conservarlos, al menos por algún tiempo; mas todo ha sido en vano, todos nuestros esfuerzos han sido infructuosos.
Dirigiendo un saludo tierno y respetuoso a esos nobles desterrados, que van a ejercer su celo en tierras extrañas, nos vemos en la dulce necesidad de agradecer a ellos y a sus amados compañeros que les han precedido los inmensos servicios que han prestado a la diócesis, y pagar un justo tributo de homenaje a su propia sabiduría y a sus eminentes virtudes.
Nuestros votos os acompañan, amados profesores, en el triste momento en que os alejáis de nosotros. Con el más vivo sentimiento por nuestra parte, llevad la firme confianza de nuestro eterno reconocimiento. Nosotros quedaremos unidos por medio de la oración, y permitidnos esperar de Dios que, movido por nuestras súplicas, os vuelva un día no lejano en medio de nosotros.

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