3 de noviembre de 1923
«En este momento tan duro para tu patria, nosotros los católicos tenemos que rogar mucho a Dios para que devuelva a los hombres la paz verdadera […].
Hubiera querido hacer mucho más por los alemanes, pero desgraciadamente no puedo hacer nada. Te ruego que aceptes este dinero para los pobres chicos de Berlín: es poco, pero es mejor que nada».