Parroquia San Felipe de Cariaco (Venezuela) (1970)

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la MisiónLeave a Comment

CREDITS
Author: Eliseo Villafruela, C.M. · Year of first publication: 1970 · Source: Anales españoles.
Estimated Reading Time:

Introducción

logopaulesEl 10 de noviembre de 1967, el. Obispo de Cumaná, Monseñor Mariano José Parra León, recién consagrado Obispo, entregó a los Padres Paúles las Parroquias de San Juan Bautista del Muelle de Cariaco, San Felipe de Cariaco y Santa Ana de Caiuguire, ésta en Cumaná. Todas Parroquias pobres y cuasimisioneras. Los Paúles aceptaron gustosamente esta oferta porque así practicábamos con más claridad el espíritu de nuestro Fun­dador: trabajo con los pobres.

Primeramente, nombró párroco al Padre Carlos Ruiz en la fecha indi­cada. Ese nombramiento era para las dos Parroquias: la de Cariaco y la del Muelle de Cariaco, que son limítrofes. El 24 de septiembre de 1968 nos hicimos cargo de ese sector un equipo compuesto de la ma­nera siguiente: Padre Eliseo Villafruela, Párroco, y Padres Isaías Pérez y Sirio Muñoz, como Vicarios Cooperadores. Estas dos Parroquias ocu­pan todo el Distrito Ribero del Estado de Sucre, en Venezuela. Nos las entregó el Obispo por diez años, renovables por otros diez, si ninguna de las partes denuncia ese convenio con seis meses de anticipación.

Al mismo tiempo, se concedió permiso a los Padres Paúles para eri­gir una casa canónica en Cariaco y otra en el Muelle de Cariaco.

Descripción del territorio parroquial

Hasta hace pocos años la Parroquia tenía una extensión de 3.000 kilómetros cuadrados. El Párroco era el Padre Enrique Brekelmans, un holandés que había sido nombrado el 1935, hace treinta y cinco años y siempre estuvo solo.

Actualmente, la Parroquia (abarca las dos nombradas) tiene una ex­tensión de 1.500 kilómetros cuadrados con 53.000 habitantes. Cariaco, la capital, tiene 12.000 habitantes. Y hay unos ocho pueblos con mil o más habitantes. Lo demás son caseríos en número de doscientos cincuenta, con casas regadas por todas partes, pobres y aislados.

Geográficamente, la región se divide en tres sectores: la parte mon­tañosa, fresca, agrícola, aislada, de una agricultura primitiva y de esca­sa, de muy escasa instrucción. La parte llana, modernamente enriquecida por el Sistema de Riego y la Reforma Agraria, pero, en cuanto a la gente, todavía sin preparación para esta reformas, y por lo tanto muy pobre y desorientada. Y la parte costera, del mar Caribe. Se dedican a la pesca. Pero no hay fábricas ni pesqueras. Todo elemental. Diría­mos que pescan para vivir al día.

La región se presenta muy prometedora a largo plazo. El Gobierno está muy interesado en la reforma agraria y en industrias derivadas. Mientras tanto, la pobreza abunda por todas partes. Hambre no disi­mulada, desnutrición y muertes.

Descripción de sus habitantes

Los habitantes son negros, quizá de origen africano y parte caribes venidos del Brasil. Es una de las regiones que menos mezcla ha tenido desde entonces. En parte, por la pobreza y, en parte, por el clima ca­luroso. Sin embargo, todos hablan solamente el castellano.

Parroquia san Felipe de Cariaco

El clima, la raza, la falta de medios, la naturaleza fácil se han pre­sentado tan sencillos que los ha hecho flojos para el trabajo. Un ran­chito de palma y baharaque sin protección les sirve de habitación. Muy escasos de ropa; arroz para la comida, con pan de maíz; algún pro­ducto de la tierra, como ñame, ocumo, plátano, lechosa, caraotas, caña de azúcar y un pescadito, que nunca falta, y quedan cubiertas todas sus necesidades materiales. Son de poco comer y no se preocupan por el día de mañana. Viven al día y sin angustias por ello.

Fuertes de salud, caritativos, amantes de sus hijos, amables. Poco preparados culturalmente, de tendencia religiosa y superchería. El ma­yor problema actual es el contraste de su falta de preparación, con las exigencias de una nación y de una región que se supera a pasos agi­gantados.

Descripción religiosa

No tenernos datos sino aproximados para hablar de números. Todos se bautizan de niños y, alguno de los campos, de muchacho. El 80 por 100 ya no se creen con más obligaciones religiosas después. Tal vez acudir a algún funeral de un amigo y enterrarse por la Iglesia. Son católicos el 98 por 100. Los protestantes luchan, pero consiguen poco.

En cuanto a la Primera Comunión, más de la mitad no lo hace y ya casi se estaba perdiendo todo el interés. La juventud ya no sabe rezar. Anteriormente, sí sabían. Se nota por los padrinos en el Bautismo. Fue­ra de Cariaco son poquísimos los que han hecho la Primera Comunión. Lo extraño es que en los caseríos, en general, se saben las oraciones y no llega el Sacerdote sino una vez al año.

Respecto al matrimonio eclesiástico, prácticamente no existe. En toda la parroquia, en trece años, ha habido 230 matrimonios. Pero de ellos más de la mitad son de amancebados y ya mayores de edad. Otros se casaban cuando iban a salir de la región, y otros porque así tienen cierta ayuda en los sectores laborales. Total que matrimonios de pro­piamente novios, descartando los que ya son de otras Parroquias, ha habido 24 en los trece años.

El año 1960 dieron una Misión los Padres Redentoristas y casaron a 42 parejas de los que ya vivían juntos. No parece provechoso ese sis­tema, porque siguen con la misma mentalidad de antes, y cuando les parece bien se separan y se juntan con otro tercero sin más escrúpulos. Este año, 1970, el Sr. Obispo hizo una Visita Pastoral, verdaderamente Pastoral, y no casó a nadie. Antes nos pusimos de acuerdo para ello.

El Sacramento de la Penitencia había Quedado reducido a la Con­fesión única que hacen los niños que van a hacer la Primera Comu­nión. Todavía este año, en Semana Santa, no se confesó ni un solo hombre, ni un joven mayor de catorce años. Algunos llaman a la hora de la muerte. Uno o dos al año, pero no hay concepto claro de lo que quieren.

Descripción cultural y política

En esta región son analfabetos más del 50 por 100. Y esa cifra sube cuando se trata de los pueblos y caseríos. Ha habido intensas cam­pañas de alfabetización, escuelas nocturnas, pero no se ha notado la mejoría, ni se ha ganado el interés de la gente por ello.

Para los niños y los jóvenes existen escuelas. Las escuelas elemen­tales están en todas partes. Hay posibilidad de que casi todos asistan a ella. Y son completamente gratuitas. Incluso se regalan libros, cuadernos y lápices suficientes para el año. Los niños, hasta nueve y diez años, no se inscriben o no van a la escuela en un 40 por 100, debido a la pobreza en el vestido o a la negligencia de sus padres. Este defecto tiende a corregirse por las presiones de la misma sociedad.

La mayoría de las personas son jóvenes. Existe en el Distrito un Liceo o Escuela de Secundaria, con 200 alumnos. Es Liceo Municipal, y por eso mismo tiene muchos problemas económicas, culturales, políti­cos y marcha a paso lento, con poco prestigio y sólo con la mitad de los años de Bachillerato. Este año parece le nacionalizarán y termina­rán muchos de sus problemas. Para el nuevo año escolar terminan pri­maria 380 alumnos en las escuelas. Y no hay más centros de cultura. Los que pueden, emigran a estudiar.

La política partidista ha hecho mucho daño. Algunos partidos han querido monopolizar a los agricultores, analfabetos en gran parte, y les han hecho ver que ellos san los únicos que se interesan por sus problemas. Esto ha traído engaños, atraso, decepciones. Pero algo se ha hecho por la misma superación general en el país.

Los hombres de los caseríos se han vuelto casi escépticos, empiezan a no creer en nadie y a no hacer nada para salir de sus problemas. Se resignan a morir así lentamente. En los pueblos y Cañazo, hay gran ánimo despertado de superación, y es el momento de llegarles a tiempo con una religión madura y prudentemente presentada con veracidad. Pero no hay hábito de trabajo. Todavía se quiere vivir de política y de enchufe.

Equipo de trabajo religioso

Los tres Padres vivimos en la sacristía de la Iglesia de Cariaco. La casa parroquial está inhabitable. Dormimos en la amplia sacristía de dos pisos y comemos en un modesto y barato restaurante. Disponemos de dos jeeps, regalo de la Congregación de la Misión. No es bueno com­prar jeeps de segunda mano, porque desequilibran el presupuesto.

Atendemos los siguientes pueblos: Cariaco, Muelle de Cariaco, Cam­poma, Chiguana, La Esmeralda, La Soledad, El Silencio, Chamariapa Afuera, Chamariapa Guiria, Santa Cruz, Santa María y Catuaro, sema­nalmente, en catecismo, en escuelas, misa sábados y domingos. Esporá­dicamente atendemos otros pueblos y caseríos: bautizos, fiestas patro­nales, escuelas, algún entierro y alguna misa.

Desde Cariaco visitamos en la noche las familias y hemos comen­zado reuniones. Pero en eso fracasamos. Se fundó la Legión de María Juvenil y ya marcha bien un solo Praesidium. También hay un grupo de Damas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que reparte alimentos y medicinas. Se patrocina a los clubs 5-V, agrícolas de 20 muchachos cada uno. Se presiden y dirigen los deportes de la ciudad y se han comenzado Cursillos de Formación para jóvenes.

Uno de los Padres se pone en contacto con la gente tirando fotos eco­nómicas y en colores. Corno todavía las nuevas ideologías no han lle­gado de lleno, resulta posible trabajar con métodos tradicionales, y la gente acude al catecismo. También usamos las filminas de las Padres Salesianos y nos han dado buenos resultados. De esto hablaremos en su lugar.

Vicaría de religiosas

El 27 de julio de 1969 el Sr. Obispo dio posesión de la Vicaría Pa­rroquial de Santa Cruz a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Son tres Hermanas: Sor Teresa Chavez, Superiora; Sor Eloína

González y Sor Vicenta Flores. Atenderá toda la región de los Munici­pios de Santa Cruz, Santa María y Catuaro, de la parroquia de San Juan Bautita, de Muelle de Cariaco.

Se les dio facultades especiales para presenciar entierros, para bauti­zar, administrar la Sagrada Comunión, etc. Los domingos hacen la ce­lebración de la Palabra en varios de los pueblos que visitan. Los sábados va uno de los Padres Palles a decir la misa y renovar el Santísimo en Santa Cruz, donde ellas están residenciadas en una casa de alquiler.

La impresión general a un año de experiencia es la siguiente: el pue­blo las ha recibido muy bien. Lograron ellas no explotar una religión sentimental, sino adulta y seria. Ellas están muy contentas, maduras con sus experiencias. Son una avanzada de lo que podría ser la voca­ción para muchas de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. El Sr. Obispo, que no sabía cómo atender a esa región por escasez de Sacerdotes, no deja de hablar con gusto de esa experiencia.

Las Superioras también las visitan con frecuencia, y ya se habla de fundar otras casas parecidas hasta llegar a tener seis fundaciones con tres Hermanas cada una. Es de creer que San Vicente y Santa Luisa sonríen desde el Cielo, y los pobres saben ahora invocar a Dios y lla­marle Padre, dentro de su pobreza.

El pueblo ya está acostumbrado a verlas manejar el jeep que las regaló la Acción Católica. Les ha dado sus disgustos, pero ya saben que su vocación incluye el volante. La gente las ha visto viajar hasta en caterpillar para ir a dar catecismo, visitar familias, cuidar un huer­to o pronunciar una oración fúnebre ante un cadáver y un público en llanto por la emoción. Dios les ayuda y eso se ve claro.

Económicamente se defienden con una modesta aportación que les entrega el Obispado y un poco de fe en la Providencia y en la gente sencilla y pobre. No sacan para ahorrar, pero viven y se abren camino y simpatía por todas partes, que no es poco para la Iglesia en estos tiempos y en estos lugares, donde casi nadie sabe rezar.

Actividades del equipo sacerdotal

Gran parte del tiempo se emplea en viajes necesarios de pueblo en pueblo. Hay que trabajar con medios pobres. Querer saltar etapas es peligroso y quizá antievangélico. Cambiar las mentalidades sin las es­tructuras es crear revolucionarios. Vamos despacio. Siete pueblos po­seen elementales capillas. Sin ellas y sin las escuelas el trabajo sería más duro. Sería como empezar, y aquí hay algo de catolicismo.

En año y medio se han terminado de construir tres capillas y otras están iniciadas. Recibirnos noticias de apostolados nuevos. Oímos, y a la hora del trabajo nuestra ocupación máxima es el catecismo para for­mación y para Primera Comunión. A través de los niños hemos llegado a algunos papás. Estamos contentos de este trabajo, aunque no sirva de modelo y esté sujeto a revisión. Se ha logrado alguna perseverancia. Casi solo con ésa contamos entre los adultos. Aparte de la Primera Comunión, damos semanalmente catecismo a dos mil muchachos en las escuelas de Primaria, los mayorcitos.

Empleamos el catecismo de Teodoro Fernández más como guía y sugerencia. Para Primera Comunión, en parte, usamos «La Llamada del Señor», de Lefevre y Peño. En las escuelas utilizamos Estampas Bíbli­cas de los Salesianos, un resumen de la Historia Bíblica. En la noche visitamos gente y damos fíiminas de Religión en colores. Acude mucha gente. Es muy importante. Sacamos la Hoja Parroquial, semanal, con 500 ejemplares, que no se reparten en la iglesia. Tenemos un buen coro de música, que llena un buen papel, La Legión le María de muchachas da catecismo en los barrios. Las Damas de la Caridad reparten alimento y medicina. Sólo una maestra da catecismo en su escuela. Las otras lo permiten gustosamente. El Gobierno permite dos horas semanales en primaria.

En Cariaco van a misa va 300 personas, casi todos los perseverantes de la Primera Comunión. En el resto, en total, irán otras 200. Los do­mingos decimos seis misas, y los sábados, cinco. Se frecuenta poco la Confesión, aun entre los perseverantes, que comulgan casi semanalmen­te. Van a misa tres o cuatro hombres y comienza a aparecer algún joven de vez en cuando.

No nos hemos metido con una sociología porque no tenemos medios y porque Gobierno, partidos, sindicatos, etc., ya tienen mentalizadas, instruidas ,a las gentes. Sin embargo, estamos colaborando con una Cooperativa que se inicia. Se piensa que teniendo trabajo específico su­ficiente espiritual no hay porqué meternos directamente en el otro, que ya hacen los demás. Tampoco entramos en el Liceo como profesores. Preferimos trabajar a control remoto, y eso, después de año y medio, nos ha parecido un acierto.

La experiencia, a veces fallida, de una campaña de simpatía, de ser­vicio, de comprensión, nos ha dado buen resultado. El carácter y los principios que llevamos encima a veces nos ponen en aprietos, porque además de soportar y amar tenemos que instruir y evitar errores y equivocaciones. Tanto el Sr. Obispo como los Superiores nos han dado facilidades para experiencias apostólicas, y ello nos ha facilitado el tra­bajo. A estos protestantes fanáticos preferimos tratarles bien y no ha­blar nunca de ellos. No queremos entablar apologéticas estériles, peli­grosas e irritantes.

Recuerdo lo que leí hace tiempo: cosas dichas y hechas por los ricos que en ellos son pecados, dichas y hechas por los pobres no lo son, porque ellos no saben expresarse y porque están condicionados de mu­chos modos. Después de todo, el Evangelio refleja el amor de Dios a los pobres. Y no podemos decir lo mismo de los ricos, aunque hubo excepciones. Los pobres tienen fe en Dios.

Solución del problema económico

Los tres Padres hemos podido vivir sin más ayuda que el regalo de los jeeps. Conseguimos 300 bolívares mensuales del Gobierno, y este año la Cooperativa Manzanares nos pasa otra mensualidad de 150 bolívares. El resto sale de los feligreses: misas, bautizos, funerales, y el Archivo Parroquial, que da sus 700 bolívares mensuales, por cobro de Partidas de Bautismo que vienen a sacar la gente para formalizar su Cédula de Identidad. No conviene que los fieles den estipendios a voluntad. Aquí no daría la base para vivir los tres, y en el sistema que usamos, tra­dicional, no les parece mal. Tampoco regateamos si ponen dificultades.

Nuestro sistema de vida comunitaria y pastoral

Somos Sacerdotes religiosos pasados de treinta años de edad. For­mados y acostumbrados a vida de comunidad. Al llegar aquí tuvimos que prescindir de muchos actos comunitarios para dar sentido a una vida de apostolado en estos lugares del siglo xx postconciliar. Los ho­rarios cuentan poco. Siempre revisando y no vemos el modo de ajustar­nos más, quizá por ser período de roturación.

Nos levantarnos a las cinco treinta. Laudes y meditación, tres cuartos de hora. Procuramos juntarnos a las horas de comer, Resultan muchísimas excepciones. Nos acostamos a las diez: Antes visitamos al San­tísimo, en particular. Tenemos un acto de revisión de trabajos y programas semanal. Nos resultó hasta ahora difícil cumplirle, por falta de costumbre y por imposición. A veces se suple por revisiones espon­táneas y circunstanciales.

Nos comunicamos las experiencias más importantes y algunas difi­cultades. Gran parte de nuestra pastoral podría resumirse así: vaya a aquel pueblo y haga lo que pueda por la religión y por ellos. Por lo tanto, nuestro plan pastoral es muy sencillo. Admitimos sugerencias de fuera. Asistimos a muchas reuniones programadas a nivel de Curia o de zonas y regresamos a hacer lo que podamos y a dar catecismo.

Tenemos tanta libertad en nuestra actuación que vemos necesario poseer una fe a toda prueba y una madurez con gran poder de asimi­lación. De lo contrario perderíamos equilibrio. No podemos vivir ape­gados a estructuras que estorben, y la sociedad aquí presiona poco para que seamos buenos. El resultado por adelantado es que estamos muy contentos en nuestro puesto vicenciano y que se nota eso de la voca­ción. Anteriormente todos trabajamos en Seminarios o Colegios. Le­vanto la voz en nombre de los tres para decir que Parroquias de este tipo entran tan de lleno en el espíritu vicenciano que no hay por qué llevarlo a una discusión. Esperemos que se multipliquen estas expe­riencias para los Paules y las Hijas de la Caridad, y lo deseamos para muchos y para muchas. Es como estar en correrías misioneras todo el año.

Algunas dificultades

Estamos formados, a través de los libros y de ambiente, para traba­jar en iglesias y en cristiandades ya hechas, con el ritual en la mano o con la moral de la BAC o los Documentos del Concilio de Trento, y bajar a detalles de estilo en el pensar, en el discutir, en el actuar. Y luego, encima, determinaciones de la Curia, de las estadísticas, etc.

Y llega uno aquí y se le plantea el problema de vida: una iglesia a medio hacer o haciéndose o deshaciéndose. Una Iglesia de la página 300 de la Biblia, y no del Nuevo Testamento, de aquélla donde hasta al mismo Abraham se le permitían varias mujeres.

Esta es una gran dificultad: la de acomodarse a los signos de los tiempos. Los signos de los tiempos en Cariaco. Una reflexión: los ha­bitantes de estos caseríos entienden menos la misa en castellano que lo que lo entendían en latín los otros. ¿Por qué no hacer una misa para ellos como la de la Ultima Cena de los Apóstoles? Falta adapta­ción. Quizá no podamos entregarles una Iglesia con todas sus galas, pero sí podemos enseñar el Padrenuestro, las Parábolas de Jesucristo y cosas parecidas. Es decir: el Evangelio acomodado a su mentalidad. Por no tener eso en cuenta se han creado muchos problemas de con­ciencia. También cabe aquí la pregunta de San Vicente de Paúl: ¿Qué haría en estos casos el Hijo de Dios como Párroco?

Dos alas para volar

La primera es la pobreza. Hemos de luchar con medios pobres. Me parece imposible llegar a la pobreza de algunos que no tienen plata con diez hijos y viven sin angustia, confiando en Dios. Eso da miedo. Podemos llegar a una pobreza externa. Pero sobre todo a una pobreza espiritual interna y necesaria.

Y con la pobreza estarán los Dones del Espíritu Santo, que dan va­lentía, constancia y facilidad para hacer las cosas difíciles y dan acierto a la hora de las decisiones. Poner la mística en su primordial lugar para que la santidad no dependa tanto de nosotros, sino de la acción de Dios, y que de eso nos alegremos. Así seremos sal, levadura, luz, si­miente y amor para todos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *