Orígenes italianos de la Congregación de la Misión en España

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CRÉDITOS
Autor: Jacinto Fernández · Año publicación original: 1974 · Fuente: Anales españoles.
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En una PRIMERA PARTE del presente estudio es nuestro deber señalar con toda claridad las diversas etapas que integran el primer período de la historia vicenciana de España, el período de la fundación y de sus primeros setenta años, en que dependió del tronco vicenciano italiano, del cual procedía.

ETAPA PRELIMINAR: Intentos fallidos

S. Vicente de Paúl intentó establecer alguna casa de la Congregación en Es­paña, pero no pudo lograrlo. Para su proyecto puso los ojos en el Sr. Martín, y le recomendó que aprendiera bien la lengua de Cervantes como, en efecto, lo hizo.

Pero la fundación, intentada por el Santo primero en Cataluña y luego, suce­sivamente, en Toledo y Plasencia, terminó por un fracaso. Tales esfuerzos lograron sólo ampliar los conocimientos lingüísticos del Sr. Martín.

PRIMERA ETAPA: Fundación (1704)

A nuestra casa de Montecitorio (Roma) llegaban también muchos eclesiásticos españoles. Precisamente para ellos tuvieron los vicencianos italianos una delica­deza notable, que destacamos por primera vez: en el Archivo de Montecitorio (incorporado al Archivo de la Provincia Romana, Via Pompeo Magno, 21) hemos encontrado un Reglamento especial para los eclesiásticos españoles, redactado todo él en correcto castellano; lo describimos detalladamente más abajo, sección biblio­gráfica. ¿Tuvo su primer origen en esa ampliación lingüística del Sr. Martín? No lo sabemos.

A las puertas de Montecitorio llamó también, en 1700 (con motivo del Año Santo) un canónigo español, que venía desde Barcelona, D. Francisco Senjust y Pagés; pues le exigieron un entrenamiento y «un examen de las ceremonias de la Misa», que debía practicar ante los nuestros en Montecitorio.

Hacía ya veinte años que D. Francisco predicaba las misiones populares por tierras catalanas, donde quería fundar una Congregación que se parecía a la nuestra como una castaña a otra. Pero desde su primer trato con los vicencianos de Montecitorio dio un carpetazo a su proyecto fundacional, y resolvió llevar a Es­paña, desde Roma, un grupo de sacerdotes y hermanos de la Congregación de la Misión que la establecieran en nuestro país, y según «todos los institutos y reglas de la casa de Montecitorio», dicen textualmente las fuentes españolas.

Después de superar grandes dificultades durante cuatro años, D. Francisco logró su proyecto. El 5 de junio de 1704 el Obispo de Barcelona (un benedictino de Montserrat), Fr. Benito de Sala, firmó el decreto de fundación de la casa barcelonesa, y, en virtud de una delegación especial de Clemente XI, transformó súbitamente, como por obra mágica, al canónigo D. Francisco, sin experimentar ningún postulantado ni Seminario, en el P. Francisco Senjust y Pagés, sacerdote de la Congregación de la Misión.

Entonces el P. Francisco, con poderes delegados, ocupó inmediatamente él solo una casa que, dentro de unos días, sería nuestro primera casa en España, y tomó posesión provisoria de su administración hasta que llegaran de Roma sus compañeros.

Estos, que eran cinco, tres sacerdotes (dos italianos y un español) y dos HH. Coadjutores (uno italiano y otro español), procedentes de las casas de Monteci- torio y S. Giovanni e Paolo, Roma, desembarcaron en España, en Mataró, el 8 de julio. Y al día siguiente, 9 de julio de 1704, llegaron a Barcelona y tomaron pose­sión canónica definitiva de la casa que ya poseía y administraba provisoriamente el P. Francisco Senjust. Esta es, pues, la fecha fundacional de la Congregación en España, en su primera casa barcelonesa, que estaba situada en la calle Tallers, delante del Colegio dominico de S. Vicente Ferrer

En el momento de la toma de posesión de la primera casa de España, en Italia no existía más que una Provincia C. M., la «Provincia de Italia», que abarcaba todo el territorio nacional italiano; que tenía su casa central y provincial en Roma (Montecitorio) y cuyo Superior mayor era el P. Lázaro Figari. Están unánimemente de acuerdo todas las fuentes, italianas y españolas. Al momento de este hecho histórico los documentos hablan sólo de la «Provincia de Italia». El P. Figari firma sus papeles de oficio como Visitador de Italia 5; un documento oficial de la Asamblea general de 1736 llama a la casa de Barcelona «Provinciae Italiae in sui erectione unita»; el mismo Papa Clemente XI declaró en su breve que la casa de Barcelona pertenecería a la Provincia de Italia.

Ahora bien. Consta, por otra parte, con toda certeza que la Provincia de Italia, en el mismo año de la fundación de la casa barcelonesa (1704), fue partida en dos, la Provincia de Roma y la de Lombardía (ahora Turín, Torino). Pero no consta, según las fuentes italianas, en qué mes del año 1704 fue dividida en dos la Provincia de Italia.

Sin embargo, de los datos ciertos y admitidos por todos, esto es, de la exis­tencia en Italia de una sola Provincia C. M., «la Provincia de Italia», al tiempo de la fundación de la casa de Barcelona, hay que concluir con toda certeza que la división de la Provincia de Italia ocurrió después de la fundación de la casa de Barcelona.

Además, las fuentes españolas dan la fecha exacta de la división de la Pro­vincia de Italia, en el mes de setiembre de 1704 (cf. PARADELA, Resumen histó­rico…, p. 80). Se deduce de la fecha de una carta, 29 de setiembre de 1704, diri­gida por el Visitador de Roma P. Figari a la Santa Sede con motivo de un asunto jurídico suscitado inmediatamente después de la división de la Provincia de Ita­lia.

Resulta, pues, que hemos de llegar a esta formulación: la primera casa de Barcelona, es decir, la Congregación de la Misión en España, tuvo su origen y procedió de la «Provincia de Italia» desde su tronco romano o sede central y provincial de Roma, siendo Superior Mayor el P. Lázaro Figari y Superior General de la Congregación el P. Francisco Watel.

Este hecho, que tendría tan grandes consecuencias para el futuro, fue muy celebrado: según las fuentes españolas los cinco vicencianos procedentes de Roma fueron nombrados por Clemente XI0; el P. Francisco Senjust y Pagés llamó a la casa de la Ciudad Condal «la colonia papal»1; el historiador Pedro Sáinz, C. M., en su historia manuscrita a últimos del siglo pasado, dijo pomposamente que las virtudes de los hijos de S. Vicente en Montecitorio «eran cual lucerna puesta sobre el candelabro de la capital del orbe católico, cuyos rayos llegaron a reflejar en la Península Ibérica, e inflamaron los corazones de los principales de la Capital del Principado de Catalunia», etc…, etc….

Hemos intentado construir el «curriculum vitae» de la media docena de vicen­cianos, fundadores de la casa de Barcelona. Nada completo se ha logrado. Pero insertamos los datos recopilados en fuentes españolas e italianas, que ilustran no poco los hechos arriba descritos.

P. FRANCISCO SENJUST Y PAGES, co-fundador y promotor. Nació en Barcelona de una de las más ilustres familias, emparentada con el Marqués de Montenegro. Uno de sus hermanos fue Obispo de Vich, y otro, Abad de Camps­Redón. Fue Canónigo de Urgel; beneficio que renunció, quedándose con el Priorato de Oliva, que tenía cura de almas. Después de la fundación de Barcelona Clemente XI le nombró Canónigo Arcediano de la Catedral de Barcelona. En virtud de la concesión del mismo Papa, como ya dijimos, ejecutada por el Obispo de Barcelona, hizo los votos el 19 de mayo de 1704. Fue el promotor y primer Direc­tor de la Conferencia Eclesiástica (Conferencias de los Martes) de Barcelona. Murió en la casa de Barcelona el 2 de julio de 1708. Los mismos documentos italianos no dudan en llamarle «l’ístrumento di cui il Signore si servi per fondare nella Spagna la Congregazione della Missione».

P. JUAN – DOMINGO ORSESE «. – Nació en Génova, Italia. Fue el primer Superior de la casa de Barcelona. Se incorporó a la Congregación de la Misión en 1682. Retuvo su cargo de Superior de Barcelona hasta 1714, en que volvió a su patria por razones políticas. Murió siendo Superior de Cremona (Italia), en 1735.

P. JUAN – BAUTISTA BALCONE. – Nació en Pavía (Milán), Italia. Se incor­poró a la Congregación en 1686. Fue el primer Director del Seminario Interno en la casa de Barcelona, donde murió el 6 de junio de 1710.

P. LUIS NARVAEZ. – Nació en Córdoba (España), el 6 de noviembre de 1661. Se incorporó a la Congregación en Roma, haciendo los votos el 21 de setiembre de 1694. Fue el primer sacerdote español que ingresó en la Congre­gación. Era el Ecónomo de la casa de Barcelona. Regresó a Italia a fines de 1705. Murió en la casa de Florencia el 10 de enero de 1749.

HNO. ANTONIO CAMINO. – Nació en Santiago de Compostela (Galicia), España. Al venir a España, había ya comenzado el Seminario Interno en la casa de S. Giovanni e Paolo (Monte Celio), Roma, y lo terminó en la casa de Barcelona. Fue el primer Hermano Coadjutor español que ingresó en la Congregación. Hizo los votos en la casa de Barcelona, donde falleció el 2 de febrero de 1710.

HNO. BISSO. – Era italiano. Sólo estuvo en Barcelona unos meses, vol­viendo luego a su patria. Nada más sabemos del último componente del equipo, y esto por un documento español.

SEGUNDA ETAPA: Consolidación (1704-1736)

Nos dicen las fuentes italianas que la casa de Barcelona, desde los primeros años de su fundación, estuvo en peligro de naufragar.

Primeramente sufrió ciertas agitaciones de carácter jurídico-administrativo. Co­mo dijimos anteriormente, el mismo año (1704) de la fundación de la casa bar­celonesa, y después de este hecho (en el mes de setiembre), la Provincia de Italia fue dividida en dos, la Romana y la de Lombardía (Turín, Torino).

A raíz de esta división el Superior General, P. Watel, trató inmediatamente de sustraer la casa de Barcelona de la jurisdicción de Italia, y someterla directa­mente a la Curia Generalicia.

Pero tras un golpe de fina diplomacia por parte del Visitador de la Provincia de Roma (carta del 29 de setiembre de 1704 a la Secretaría de Estado de Su Santidad), el Superior General halló un obstáculo insuperable en el Breve del Papa Clemente XI.

Superada ésta, surgió inmediatamente otra dificultad canónica.

Después de la división de la Provincia de Italia, ¿a cuál de las dos Provincias (Romana, Lombarda) sería incorporada la casa de Barcelona?

La nueva dificultad parecía como una continuación de la maniobra anterior. En el mismo mes de setiembre de 1704 el P. Viganego (Santiago-Felipe), Asistente General de la Congregación, sostenía que los Padres de Barcelona preferían unirse a la Provincia de Lombardía más que a la de Roma, por razón de las distancias. Esta dificultad administrativa existía de hecho. Pero nos dice un documento español que el P. Viganego, como genovés, pertenecía a la Provincia de Lombardía.

Hemos de afirmar que, en principio, hubo un acuerdo de la Curia Generalicia ordenando que la casa de Barcelona se incorporara a la Provincia de Lombardía; pues un documento italiano dice categóricamente: «La nuova casa eretta in Bar­cellona nel 1704 fu assegnata alla Provincia di Lombardia». Aún más: en un cuadro oficial (1704), ordenado en la Curia de París, de las casas fundadas durante el generalato del P. Watel, figura la de Barcelona como perteneciente a la Pro­vincia de Lombardía.

Parece que desde París se hicieron tentativas para llevar a la práctica este acuerdo. Nos lo revela un hecho muy significativo: el P. José Seghino, primer Visitador de la Provincia de Lombardía hasta 1708, fue nombrado en 1716 Supe­rior de la casa de Barcelona por el Superior General P. Bonnet, quien le mandó, al efecto, que saliera para España; pero el destino no pudo realizarse.

Sin embargo, el acuerdo tomado por la Curia Generalicia, de hecho, ciertamente que no se llevó a la práctica. La casa de Barcelona continuó dependiendo del tronco romano que le dio origen, de la Provincia de Roma, a la cual estuvo incorporada durante los primeros treinta y dos años después de su fundación hasta 1736. Así nos lo aseguran los documentos de la época «. Y más adelante probaremos docu­mentalmente que en 1736 la casa de Barcelona perdió su dependencia de la Pro­vincia Romana y fue incorporada a la de Lombardía.

Una tercera preocupación jurídica envolvió durante sus primeros años a la casa de Barcelona: la misma preocupación entonces existente en las Provincias italianas respecto del régimen de la Congregación (cf. tercera parte, bibliografía).

Más grave fue la crisis pastoral: Barcelona no era del todo fiel a los usos y reglas de la Congregación; intentaron cambiar el hábito entonces usual entre nosotros. Por lo cual la Asamblea General de 1724 (bajo la presidencia del Padre Bonnet) preguntó si se debía considerar, o no, la casa de Barcelona como casa de la Congregación. Lo arregló todo una visita canónica de su Superior Mayor, Bernardo de la Torre, Visitador de la Provincia Romana.

La casa de Barcelona quedó, finalmente, consolidada. Superó con creces el dolor y la crisis, que redundaron en provecho de su eficacia ministerial. A los doce días de su fundación ya tenía un candidato en el Seminario Interno, el insigne abogado barcelonés Joffreu, primer seminarista interno de la Congregación en España; se establecieron inmediatamente los Ejercicios Espirituales al clero, orde­nandos y fieles, organizando tandas de 400 sacerdotes cada una; se daban de cuatro a ocho tandas al año, siendo por término medio 110 los ordenandos que tomaban parte cada año. Se tuvieron estos Ejercicios por gran novedad, y un documento afirma que «los aplaudieron sumamente por cosa celestial». Acudían los orde­nandos también de otros Obispados, v. gr., Solsona, Urgel, Vich, Palma, Tarra­gona, etc… Cumplían con el Decreto de Inocencio XI: «los que desearen ser promovidos a las sagradas órdenes, deben hacer diez días de Ejercicios Espirituales en una casa de la Congregación de la Misión, donde ésta se halla fundada, y donde no, en un convento de Religiosos». Se fundó la Conferencia Eclesiástica (Con­ferencias de los Martes), cuyo primer Director fue el P. Francisco Senjust y agrupó a doscientos eclesiásticos, dignidades, canónigos, párrocos, etc… Con gran eficacia se organizaron los Ejercicios para seglares y las nacientes misiones populares. La primera fue predicada del 1 al 15 de mayo de 1717 en la villa de San Quintín.

Todo lo cual prueba el buen espíritu de esta casa y la prudente dirección que recibía desde Roma. Superiores Provinciales durante esta etapa en la Provincia Romana fueron: Lázaro María Figari (1704); Santiago (Giacomo) Buglia (1708); Peregrino (Pellegrino) De Negri (1711); Tomás (Tomaso) Gloria (1713); Pedro Francisco (Pier-Francesco) Giordanini (1717); Julio César (Giulio Cesare) De Rossi (1720); Bernardo de la Torre (1722-1742).

TERCERA ETAPA: Expansión territorial (1736-1774)

La Provincia Romana llevó este postulado a las 10.’ Asamblea General (1736): distando mucho de Roma nuestra casa de Barcelona, y originándose por ello muchos gastos y molestias, sobre todo con ocasión de las Asambleas Provinciales, a todos nos parece conveniente, máxime atendidos los deseos de aquella Comunidad expre­sados por medio de su Superior, pedir a la Asamblea General la separación de la casa de Barcelona de la Provincia Romana y su incorporación a la Provincia de Lombardía.

La respuesta fue remitida por la Asamblea al Superior General.

De hecho, del dos al dieciséis de junio de 1736 pasó visita canónica a la casa de Barcelona, siendo su Superior José Fort, el Superior Provincial de la misma Bernardo de la Torre, y después de esta visita quedó incorporada la casa de Bar­celona a la Provincia de Lombardía.

Por fin se realizaba el acuerdo tomado en la Curia Generalicia hacía ya treinta y dos años (cf. supra).

El núcleo vicenciano español comenzaba una nueva etapa, que duró treinta y ocho años, hasta 1774. Es la etapa de la expansión territorial con el correspon­diente crecimiento ministerial.

Al incorporarse (1736) la casa de Barcelona a la Provincia de Lombardía, ya estaba gestionándose (1722) la fundación de la segunda casa en España, la de Palma de Mallorca, la cual se erigió canónicamente el 9 de noviembre de 173631, cuando el territorio vicenciano español dependía ya de la Provincia de Lombar­día (Turín, Torino); pues su incorporación a Lombardía se efectuó en junio de 1736 (cf. supra). Fundaron esta casa los PP. Salvador Barrera, Gaspar Tella, Tomás Pinell y el Hno. Miguel Xuriach. Era casa de Misiones y de Ejercicios a toda clase de personas.

Posteriormente se fundaron otras tres casas bajo la dependencia de la Provincia de Lombardía.

En 1751 fundaron y tomaron posesión de la casa de Guisona (Lérida), perte­neciente al Obispado de Seo de Urgel (Lérida). Era casa de Misiones y Ejercicios Espirituales a toda clase de personas. Su primer Superior fue José Tort».

El 11 de abril de 1752 se erigió el Seminario – Santuario de Ntra. Sra de la Bella, que radicaba en Castejón de Puente, cerca de Barbastro (Huesca). Aquí diri­gían los nuestros el Seminario Diocesano, mayor y menor. Luego, en 17 de abril de 1759, trasladaron este Seminario Diocesano de Castejón a la misma ciudad- obispado de Barbastro, pero le cambiaron el título, llamándole «Seminario de S. Vicente de Paúl». En esta casa – seminario también ejercían las otras funciones, Ejercicios a toda clase de personas y Misiones. Era el primer Seminario Diocesano, de los muchos que luego dirigirían los nuestros en España.

En febrero de 1758 se erigió la casa de Reus (Tarragona), también para Ejer­cicios a toda clase de personas y misiones. Fueron sus fundadores los PP. Pablo Canudas, José Dalmau y un Hno. Coadjutor.

Alcanzó, pues, en esta su tercera etapa el núcleo vicenciano español su expan­sión territorial, fundando cuatro casas más en diversas regiones del territorio nacional (Cataluña, Aragón, Baleares). Adquirió, además, su pleno desarrollo mi­nisterial, con la dirección de un Seminario Diocesano, que no tuvo en la etapa precedente.

Por otra parte, el esplendor y la pujanza de sus ministerios siguió como en la etapa anterior.

La casa de Barcelona, sin dejar la obra de los Ejercicios y Conferencia Ecle­siástica, misionaba por todo el territorio catalán, redactando rigurosamente el Libro de Misiones y el Libro de Ejercicios, como se usaba en la Congregación. Fueron famosas las misiones que en 1757-58 predicaron los misioneros de Palma, ayudados por los de Barcelona, en las islas de Menorca, Ibiza y Formentera. Con la misma intensidad predicaban misiones las otras casas.

De ordinario iban juntos cuatro misioneros, con mucha frecuencia cinco y hasta seis, para las ciudades y villas; pero en cada población no predicaban más que tres, y los otros ayudaban a confesar. Se costeaban ellos todos los gastos. Cada misión duraba, por lo menos, tres semanas y con frecuencia un mes o más. Establecían en bastantes pueblos el ejercicio de la oración mental pública y diaria. Reunían aparte a los eclesiásticos de la comarca, y les predicaban algunas pláticas, a las que acudían muchas veces los religiosos. Organizaban entre los sacerdotes la Conferencia Eclesiástica. Con ocasión de las misiones daban a las Religiosas de la población los Ejercicios espirituales. Propagaban durante las Misiones la devoción a San Vicente de Paúl; v. gr., en la isla de Mallorca, apenas había una iglesia sin un altar a S. Vicente, que secundaba con milagros y favores la acción de los misioneros».

Al escuchar esta relación, no olvidemos que las misiones populares fueron en vanguardia durante el primer siglo de la Congregación en España. Pero no se apagó por eso durante esta etapa el esplendor de los otros ministerios, v. gr., en 1766 dieron Ejercicios en la Catedral de Gerona al clero del Obispado y reli­giosos, a un mismo tiempo, y presididos por el Obispo; en 1769 se dieron tandas de Ejercicios en la Catedral de Tarragona al clero, etc….

Por todos estos hechos, que nos refieren las fuentes de la época, hemos de admitir la conservación del fervor primitivo en el territorio vicenciano español, y también la sabia dirección que recibía por parte de la Provincia Lombarda. Visi­tadores de esta Provincia durante esta época fueron: Francisco (Francesco) Ferrari (1726-1739); Juan Bautista (Giovanni-Battista) Termine (1739); Juan Bautista (Giovanni-Battista) Acami (1742); Raimundo (Raimondo) Rezase() (1748); José (Giuseppe) Testori (1751); Carlos (Carlo) Guasco (1756); Francisco (Francesco) Figari (1774-1776).

Un misionero mártir, protagonista de esta etapa, iluminó con fulgores de gloria a todos los vicencianos españoles y a todo el territorio (italiano y español) de la Provincia Lombarda (Tormo).

En diciembre 1766 predicaba en la aldea de Espierba (Huesca) el P. Juan Justafré, director de la misión, primer superior de la casa de Barbastro (Huesca). Engañosamente le llamaron para confesar a una enferma. Se encontró con una mujer de mala vida, que le incitó al pecado. El misionero resistió enérgicamente, huyendo de la casa. La mujer le siguió y persiguió a pedradas, muriendo a conse­cuencia de ellas el 2 de diciembre de 1766. Tenía sesenta años y treinta de vocación. Fue enterrado en la iglesia de Bielsa (Huesca). Había nacido en Mas (Lérida), de la díócesís de Solsona (Lérida).

CUARTA ETAPA: Autonomía (1774)

El 8 de julio de 1774 comenzó la 14ª Asamblea General (siendo Superior General el P. Jacquier). En ella se presentó el antiguo postulado de las distancias de la Provincia Italiana respecto del territorio vicenciano español. En realidad tenía ya éste suficientes reservas para su vida autónoma,

La Asamblea acordó la separación del territorio español de la Provincia Lom­barda (Tormo), y constituyó la nueva Provincia de España, con las cinco casas (in­cluyendo la de Barcelona) que hemos referido, esparcidas en Cataluña, Baleares y Aragón. Su primer Visitador fue el P. Vicente Ferrer, Superior de la casa de Barcelona, cuya vida y escritos son muy conocidos.

RESUMEN

La familia vicenciana española procedía de la «Provincia de Italia» (1704), desde su tronco romano o sede central y provincial de Roma. Había dependido treinta y dos años (1704-1736) de la Provincia Romana, y treinta y ocho años (1736-1774) de la Provincia de Lombardía (Torino). Ahora (1774), después de setenta años de su dependencia de Italia, se constituía en Provincia de España.

Es nuestra primera historia; gloria e historia de la «Provincia de Italia» y de las dos citadas Provincias Italianas. Posteriormente, en 1818, el P. Felice de Andreis, de la Provincia Romana, fundaba en Perryville (The Barrens), Estados Unidos de América del Norte, la primera casa vicenciana con el primer núcleo vicenciano en la U.S.A., creado y mantenido por la Provincia de Roma.

A nadie se oculta la importancia que hoy tienen para la Congregación estos dos pilares, procedentes de Roma, el hispano y el norteamericano. En una SEGUNDA PARTE queremos presentar unas notas críticas sobre los mé­todos ministeriales durante este primer período de la historia vicenciana española. Los primeros misioneros españoles (1704-1774) tenían su común fondo de escritos (en castellano o catalán) para las «funciones») (sermones, pláticas, doc­trinas) en las Misiones. Cosa parecida hay que decir de los Ejercicios Espirituales.

Lo habían heredado «por lo menos en sustancia» de los misioneros italianos 42 en las dos Provincias de que dependieron.

En el antiguo Archivo de Montecítorio (incorporado al actual de la Provincia Romana) hemos hallado (cf. Bibliografía) nueve grandes cajas con las funciones manuscritas de la Congregación (sermones, pláticas, doctrinas de Misión; Ejer­cicios espirituales; Ejercicios a ordenandos; panegíricos). Un fondo de estas fun­ciones manuscritas también se halla en el Archivo de la Provincia de Turín (Toci­no) (cf. Bibliografía). Sin duda que estos fondos manuscritos representan el fondo primitivo, o una reproducción del mismo, el cual surtió a los misioneros españoles.

Cierto que en el fondo manuscrito español (Archivo Provincial, Madrid; Ar­chivo de la casa de Palma de Mallorca; Universidad de Barcelona) se encuentra —como es lógico— filtraciones, elementos muy importantes procedentes de otro origen, de los grandes misioneros españoles, diocesanos o religiosos, de los siglos XVI, XVII y XVII

Este fondo común manuscrito (italo-español) procedía «sustancialmente» del mismo S. Vicente de Paúl y sus primeros compañeros, y fue exportado a Italia por nuestros misioneros franceses del siglo xvii. Todas nuestras funciones tienen origen en San Vicente, pero con no pocas modificaciones, como era natural; tienen su origen especialmente en los cincuenta y cinco sermones de S. Vicente, de los cuales veinticuatro son morales o explicación de los mandamientos.

Afortunadamente el fondo común vicenciano manuscrito de nuestras funciones (franco-italo-español) ha sido salvado definitivamente para la Historia, e impreso por Escribano en sus cuatro volúmenes de «Predicación Misionera» (Manual­Sermones-Pláticas-Doctrinas).

Lo mismo hay que decir, proporcionalmente, del Reglamento de las Santas Misiones.

El «Reglamento de las Misiones para la Provincia de España», revisado en la Asamblea Provincial Española de 1878 y publicado por su Visitador Mariano J. Maller, es el mismo primitivo de la Congregación (S. Vicente), el que nuestros misioneros «trajeron de Italia, donde lo llevaron los misioneros que allí envió S. Vicente». Este Reglamento «en su redacción primitiva española tenía muchas palabras italianas, v. gr., regolamento, partenza, prédica, etc.».

En los citados Archivos de Roma y Turín se encuentran reproducciones ma­nuscritas de este Reglamento primitivo (cf. Bibliografía).

Finalmente, en esta TERCERA PARTE, suponiendo a nuestros lectores españoles bien informados de las fuentes españolas, presentamos una selecta Bibliografía de fuentes italianas.

A) IMPRESAS Spagna, Barcellona, en «Annali della Missione», tom. VIII (1901), pp. 572-573.

Barcellona, en «Cenni storici su la Congregazione della Missione in Italia (1642-1925)», Collegio Alberoni, Piacenza, 1925, pp. 162-163.

Spagna, Barcellona, Missionari italiani fuori d’Italia (1704-1710), en «La Congregazione della Missione in Italia dal 1640 al 1835», Tip. Pillet e Dumoulin, Parigi, 1884, pp. 158-161 (libro, ya de raros ejemplares, que puede verse en la Biblioteca Vicenciana de la Curia Generalicia, Roma, en la Biblioteca Vicenciana del Colegio Leoniano (Roma) y en el Archivo de la Casa Provincial de Turín (Torino).

Memorial (Memoriale) impreso (en italiano), 8 de julio de 1706, dirigido «alla Santitá di Nostro Signore Papa Clemente XI, per li Procuratori delle Case d’Italia e di Spagna», «In Roma. Nella Stamperia della Rev. Camera Apostolica. Con licenza de’Superiori» (Archivo de Montecitorio, Casa Provincial de Roma; Archivo de la Provincia de Turín).

B) MANUSCRITAS

ARCHIVO DE LA CURIA GENERALICIA (ROMA)

  • PEDRO SAINZ, C.M., Historia de la Congregación de la Misión en España (ms. 18 x 23), tom. I-II (1704-1868), N. 1205, Historia de las casas antiguas de la Congregación de la Misión de la Provincia de España (ms.), París, 1870, pp. 1-192.

ARCHIVO ANTIGUO DE MONTECITORIO (ARCHIVO DE LA PROVINCIA ROMANA)

  • Regole per li Signori Convittori Spagnoli (ms.), Montecitorio. A continuación repite el mismo título en castellano, Regla o manera de vivir que observan los eclesiásticos (españoles) que viven en el Convitto de la Mission de Roma. Luego sigue el Reglamento, todo él en correcto castellano (pp. 1-21), y en un solo cuaderno (20 x 28).
  • Nueve grandes cajas (29 x 39) que contienen las funciones manuscritas de la
    Congregación: Misiones, Ejercicios, predicación ordinaria, panegíricos.
  • Regolamento della Missione, interno ed esterno (ms.).

ARCHIVO DE LA PROVINCIA DE TURIN

  • Catalogo de i soggetti della Provincia di Lombardia, comprese le Case di Spag­na (1757) (ms.). En hojas de tamaño ordinario. Contiene estos datos de cada uno de los miembros en cada una de las casas: Nombre y apellido, Patria, Diócesis, Nacimiento, Ingreso, Votos, Casa. Todo, en cuatro pági­nas. En la pág. 4 lleva este apartado especial: Studenti in Barcellona, con los mismos datos.
  • Catalogo della Provincia di Lombardia, 1770 (ms.), en grandes hojas con los mismos datos y apartado especial que el anterior, 9 páginas.
  • Catalogo de la Provincia di Lombardia, 1771 (ms.), en grandes hojas con los mismos datos y apartado especial que los anteriores, 10 páginas. Estos tres Catálogos, sobre todo el de 1771 (tres años antes de la consti­tución de la Provincia de España), son de excepcional interés para la his­toria vicenciana española por los datos que aportan sobre las casas espa­ñolas y sus miembros.
  • Funciones manuscritas. Reglamentos de Misiones, v. gr. Ordine per quelli che vano in Missione (ms.), de 43 páginas.
  • Responsa R. A. D. Debras, Superioris generalis, propositionibus Conventus Pro­vincialis Insubriae, 1759″ (ms.). Las resp. 3.1 y 4.a se referían a las casas de España: cierta pensión que debían pagar a la casa de Barcelona las demás por el mantenimiento de los estudiantes —modo de superar la difi­ficultad de la rápida comunicación epistolar entre las casa de España y la Casa Provincial de Italia (Lombardia).

En este año bicentenario (1774-1974) de la constitución de la Provincia de España sea el presente estudio la expresión de un homenaje de gratitud de las Provincias Españolas a las Italianas de las que recibieron su origen y primer desarrollo, y también una realización parcial de un deseo repetidamente expre­sado por nuestras Asambleas generales: comunicación y comunión entre todas las Provincias de la Congregación.

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