A vino nuevo, odres nuevos
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos al encuentro con la Palabra, a partir el pan de la Eucaristía y a celebrar la fe en comunidad de hermanos. Nadie ha nacido con las Matemáticas aprendidas, ni nadie nace con una Fe desarrollada. La Fe también se educa y se aprende.
De ahí la importancia de la Familia, del Catequista, de la Comunidad, de la Escuela, de la Calle y, cómo no, de los Niños bautizados. José y María también educaron a Jesús para que descubriera a Dios en la Historia de Israel.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Padre santo,
que quisiste, por disposición admirable,
que la bienaventurada Virgen María
estuviese presente en los misterios de nuestra salvación,
concédenos,
atendiendo a las palabras de la Madre de Cristo,
hacer aquello que tu Hijo
nos ha mandado en el Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la Carta del apóstol Santiago (1, 1-7)
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas entre las naciones. Paciencia y sensatez. Hermanos míos, estimad como la mayor felicidad el tener que soportar diversas pruebas. Ya sabéis que, cuando vuestra fe es puesta a prueba, aprendéis a tener paciencia, que la paciencia os lleve a le perfección, y así seréis hombres completos y auténticos, sin que os falte nada. Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, y la recibirá, porque él da a todos generosamente y sin reproches. Pero que pida con confianza y sin dudar. El que duda se parece al oleaje del mar sacudido por el viento. No espere ese hombre alcanzar nada del Señor: ya que es un hombre dividido, inestable en todos sus caminos.
Palabra de Dios
Respuesta a la Palabra
Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir: Amén
Cuando la noche se acerca
y se oscurece la fe.
Cuando el dolor nos oprime
y la ilusión ya no brilla.
Cuando aparece la luz
y nos sentimos felices.
Cuando nos llegue la muerte
y tú nos lleves al cielo.
Lectura del santo Evangelio según San Juan (2, 1-12)
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea; allí estaba la madre de Jesús. También Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dice:
– No tienen vino.
Jesús le responde:
– ¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora.
La madre dice a los que servían:
– Haced lo que él os diga.
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, con una capacidad de setenta a cien litros cada una. Jesús les dice:
– Llenad de agua las tinajas.
Las llenaron hasta el borde. Les dice:
– Ahora sacad un poco y llevadlo al encargado del banquete para que lo pruebe.
Se lo llevaron. Cuando el encargado del banquete probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde procedía, aunque los servidores que habían sacado el agua lo sabían, se dirige al novio y le dice:
– Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor. Tú, en cambio has guardado hasta ahora el vino mejor.
En Caná de Galilea hizo Jesús esta primera señal, manifestó su gloria y creyeron en él los discípulos. Después, bajó a Cafarnaún con su madre, sus hermanos y discípulos, y se detuvo allí varios días.
Palabra del Señor
Texto previo a la homilía:
«… Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa se una profunda crisis de la fe que afecta a muchas personas.» (Porta Fidei, 2).
«Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios.» (Porta Fidei, 10).
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
- [Se puede partir desde la experiencia, presentando situaciones que pueden llevar al desánimo, a la desesperanza, a la duda]. No digamos que los tiempos son malos, sino que Dios calibra nuestra fe cuando nos vemos «asediados por pruebas de todo género.»
- El mismo Jesús dice: «A vino nuevo, odres nuevos» o, lo que es igual, los moldes religiosos, las tinajas de piedra vacías, a veces, sofocan la viveza de la fe, el mejor vino servido a última hora. Él lo supo por experiencia y, por eso, tuvo muchos encontronazos con sus paisanos. Habían divinizado el texto de la Biblia por encima de Dios, habían supeditado el hombre a la ley, y Él viene a dar vuelta a esa crisis: El agua no es lo mismo que el vino, los ritos no son lo mismo que el Espíritu.
- El problema de hoy, entre otros, como ha dicho el Papa, es que el tejido cultural-social sobre el que transcurre la fe es distinto del de tiempos pasados, situación que exige nuevas iniciativas. Comenzando por tener la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2) y los oídos abiertos para «hacer lo que Él os diga».
- En nuestra experiencia está que cuando una generación no es educada en valores, como el respeto, la distribución de la riqueza, el amor solidario, la generosidad gratuita, etc., esos valores no se heredan, sino que se pierden. La fe se va educando en la transmisión y vida de los valores del Reino de Dios: la vida, la justicia, la verdad, la paz…
- María, en las bodas de Caná, está atenta, en primer lugar, a la situación delicada de los nuevos esposos, y, en segundo lugar, a la intencionalidad de Jesús y, a pesar de la contestación de su hijo, y del despiste del maestro del banquete, dice a los camareros que hagan lo que les diga Jesús. Con este signo Jesús manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él, le dieron su adhesión.
Conclusión/compromiso práctico: participar en algún grupo de formación, de catequesis, e iniciación a la lectura de la Biblia.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: La celebración de la Eucaristía nos hace hermanos. La fe nos ha hecho de la familia de Dios, por eso en familia y comunidad presentamos nuestras peticiones al Padre.
Lector: Para que la Iglesia sea la luz y la sal del mundo. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector: Para que nos dejemos educar por la Palabra de Dios, dispuesta siempre a iluminar nuestros caminos. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector: Para que en nuestra historia dejemos un espacio para la fe y seamos testigos de Dios en el mundo. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector: Por los que sufren las consecuencias del paro o reciben un salario insuficiente, para que vean reconocidos sus derechos. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector: Para que María, estrella de la evangelización, nos conduzca por los caminos que llevan a la fe.
Roguemos al Señor.
Asamblea: «Oh María, sin pecado concebida….» (cantado)
Sacerdote: Santa María presenta al Padre nuestra oración por medio de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Señor, los dones que te presentamos con alegría
transfórmalos en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo, tu Hijo,
que, a ruegos de su Madre,
cambió el agua en vino
realizando un signo que reafirmó
la fe de sus discípulos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA BIENAVENTURADA VIRGEN
MANDA A LOS SIRVIENTES
QUE CUMPLAN LAS ÓRDENES DE CRISTO
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias,
y deber nuestro glorificarte, Padre santo,
en esta celebración de la gloriosa Virgen María.
Ella, atenta con los nuevos esposos, rogó a su Hijo
y mandó a los sirvientes cumplir sus mandatos:
las tinajas de agua enrojecieron,
los comensales se alegraron,
y aquel banquete nupcial simbolizó
el que Cristo ofrece a diario a su Iglesia.
Este signo maravilloso
anunció la llegada del tiempo mesiánico,
predijo la efusión del Espíritu de santidad,
y señaló de antemano la hora misteriosa
en la que Cristo se adornó a sí mismo
con la púrpura de la pasión
y entregó su vida en la cruz por su esposa, la Iglesia.
Por él, los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, siguiendo el ejemplo de la Virgen María,
nos unamos a Cristo por la fe
y, compartiendo las necesidades de la Iglesia,
preparemos la llegada de tu Reino
por la concordia de los espíritus.
Por Jesucristo, nuestro Señor.