¿Qué se espera de un consagrado en el contexto socio-económico-político-cultural actual de África y Madagascar? ¿De qué medios disponemos para vivir esta vocación? ¿Qué obstáculos encontramos?
I) El fenómeno de la pertenencia
A modo de introducción a este sencillo artículo, me gustaría, en primer lugar, hablar muy brevemente de un fenómeno que marca nuestra época: «El fenómeno de la pertenencia y de las pertenencias». Esto puede ayudar al consagrado que lea este artículo, a situarse en este contexto social.
De entrada, no pretendo recoger en mi análisis ninguna connotación moral con respecto a lo que considero fenómeno de pertenencia… El objetivo es ayudarnos a comprender ciertos comportamientos ambiguos de los miembros de comunidades eclesiales sobre todo de comunidades religiosas.
¿Qué es una pertenencia? Según el diccionario «Petit Larousse», es «el estado de aquel que pertenece a una colectividad, a un grupo». En otro tiempo, la pertenencia no planteaba problemas porque estábamos en una sociedad globalizante donde las mentalidades eran homogéneas, donde todo el mundo se conocía y se ayudaba mutuamente. En pocas palabras, el ideal era el conformismo. Un tipo de sociedad en la que el orden es la referencia. Cada uno encuentra fácilmente su lugar, su tarea.
Sin embargo con el acontecimiento de la globalización se ha pasado de una sociedad globalizante a una sociedad fragmentada cuyas referencias cambian según los puntos de vista, una sociedad en la cual los roles cambian según donde uno se sitúe. Por eso se habla más de «pertenencias» que solamente de «pertenencia». En este tipo de sociedad fragmentada, en la que el cambio es constante, son el diálogo y el proyecto los que se convierten en la palabra de referencia. Desgraciadamente como consecuencia inmediata de esta situación, los miembros están en una búsqueda permanente de su identidad.
Teniendo presente este fenómeno nuevo, que puede explicar ciertos comportamientos, abordamos nuestro tema. Para este articulo me he inspirado sobre todo de la Exhortación potsinodal «Iglesia en África». Como sabemos, el tema general del sínodo era la evangelización, la evangelización de África en la víspera del final del segundo milenio: «Iglesia en África y su misión evangelizadora hacia el año 2000: ‘Vosotros seréis mis testigos’ Hech 1,8». Este tema es por otra parte, el punto principal del pontificado de Juan Pablo: «La nueva evangelización». Para Juan Pablo II es su leivmotif. Ya que los puntos propuestos para este artículo están desarrollados en la exhortación, afrontamos el estudio desde la perspectiva del Papa.
¿Que se entiende por evangelización? Es ante todo el anuncio al mundo de la buena noticia de que Dios, que nos ama, salva el mundo por medio de Cristo. En su método y en su finalidad, la evangelización busca cómo proponer la Buena Noticia de Cristo al mundo. Este es el núcleo del mensaje del sínodo que el mismo Papa califica «sínodo de resurrección, sínodo de esperanza». «El objetivo del sínodo es por tanto encontrar los medios gracias a los cuales los africanos puedan realizar mejor el mandato que el Señor resucitado da a sus discípulos» n. 29: ser sus testigos (Hech 1,8).
Por este motivo hoy, en nuestro contexto, debemos inventar medios para anunciar el Evangelio de Cristo. El Evangelio es un don irremplazable para África y para Madagascar, pero anunciar a Cristo en África y Madagascar es también un don para el cristianismo, como afirma un sacerdote zaireño, François Kabasélé-Lumbala en su obra «El cristianismo y África, una suerte recíproca» (Karthala, 1993)
Cuando se habla de evangelización, es bueno tener en cuenta las dos situaciones que deben distinguirse pero que se pueden yuxtaponer en un determinado sector: se trata de la primera evangelización o «preevangelización» para los que no han recibido el anuncio del mensaje evangélico y de una evangelización profunda para los que están ya en la Iglesia (n. 47). Sin embargo, la Iglesia Malgache y la Iglesia de África deben dejar de ser Iglesia de Misión y llegar a ser una «Iglesia en misión». Debemos ser nuestros «propios misioneros»: «La Iglesia instituida por Cristo siendo misionera por naturaleza, tiene como consecuencia que la Iglesia en África debe ella misma jugar un rol activo al servicio de este plan de Dios. Es por lo que digo con frecuencia que la Iglesia en África es una Iglesia misionera y al mismo tiempo, una Iglesia en misión» n. 29.
Surge inmediatamente una cuestión cuando se observa la realidad local, lo que ocurre entorno a nosotros: en un país saturado de malas noticias, ¿cómo el mensaje cristiano puede ser una «buena noticia» para un africano en su vida cotidiana? En medio de una desesperanza que invade todo, ¿dónde quedan la esperanza y el optimismo que aporta el Evangelio? ¿Cómo debe ser la Iglesia para que su mensaje de «resurrección y de esperanza» sea creíble? n. 40.
Es aquí donde se sitúa lo esencial del mensaje. Frente a estas realidades, la Iglesia, el bautizado, en primer lugar y el consagrado en particular, como «vanguardia», debe ser «el buen samaritano» en el camino de «Jericó»: «Para algunos padres sinodales, actualmente África puede ser comparada con el hombre que desciende de Jerusalén a Jericó; cae en manos de unos bandidos que le despojan, le apalean y se marchan dejándole medio muerto (cf. Lc 10, 30-37). África es un continente donde innumerables seres humanos, hombres y mujeres, niños y jóvenes, están caídos, en cierto sentido, al borde del camino, enfermos, heridos, impotentes, marginados y abandonados. Tienen una necesidad extrema de buenos samaritanos que vengan en su ayuda. Por mi parte, deseo que la Iglesia continúe pacientemente e incansablemente su obra de samaritana» (nº 41).1
II) Una mirada rápida sobre el contexto local
Intentemos ver la situación del continente y concretamente de Madagascar para ayudarnos a responder a nuestra vocación de consagrados, teniendo en cuenta que la mayor parte de las congregaciones que vienen a Madagascar y a África son apostólicas.
1) Situación
No es necesario exponer ahora una imagen de esta situación. La conocemos (n. 51): pobreza creciente (75% de la población vive por debajo de nivel de la pobreza [Fuente Banco Mundial]), consecuencia de una mala administración y gestión de los escasos recursos disponibles «cacofonía política» a causa de una equivocada concepción de la democracia, una urbanización mal controlada, deuda internacional (¡¡¡Madagascar tiene 4 millones de dólares de deuda, es decir 4000 millones ariay!!!), inseguridad, analfabetismo creciente, problemas demográficos (400.000 personas/año cuando el crecimiento de la población activa es de 220.000 personas/año), deterioro de los servicios sanitarios y de los medios educativos, sida, economía «prisionera» de la política…: En conclusión, estamos «a la deriva» como les gusta repetir desgraciadamente a los medios de comunicación. En una entrevista en Jeune Afrique, Michel Camdessus, antiguo Director General del FMI resumía la situación actual de África: «Hasta que África no ponga más orden en su economía y no se afirme, imponga más, a través de medidas concretas, su voluntad política de asumir su destino, África no podrá contar más que con las ayudas pedidas a los socios capitalistas de los fondos de caridad» (sin comentarios). ¡¡¡La economía es demasiado prisionera de la política africana!!! Como consecuencia de esta situación, África tiene el riesgo de estar al borde del camino, abandonada, si es que no lo está ya, por la comunidad internacional. ¿Quién podrá ser entonces el «Buen samaritano»?
2) Consecuencia: pérdida de confianza y pérdida de identidad
Lo que es sin duda más grave de esta situación es que esta situación conduce a los malgaches a despreciarse, a perder confianza en si mismos, a resignarse, y a creer en una fatalidad maldita de su destino… Su baja autoestima se viene abajo más fuertemente aún cuando los acontecimientos como el incendio del Rova (símbolo del orgullo nacional del tiempo de la realidad merina, quemada en 1995, aunque hasta hoy el origen del incendio aún no se ha aclarado), parecen confirmar todo lo que ellos piensan… los investigadores deben profundizar en este dato porque parece que no es un simple fenómeno sociológico o una psicosis, sino que es algo anclado en ciertas mentalidades: muchos tienen el extraño sentimiento de una maldición divina que pesa sobre ellos. Algunos piensan que los africanos y los malgaches, como consecuencia de este bloqueo, rechazan el desarrollo, si tenemos en cuenta el libro de Axelle Kabou, «Si África rechazara el desarrollo», L’Harmattan (1991)…
Es una verdadera y profunda crisis de identidad. El africano, el malgache, hay que reconocerlo, no sabe ya donde está, duda de todo y no sabe qué más hacer… Eso se constata sobre todo en los jóvenes… No quieren reflexionar más. Muchos no tienen ningún ideal. No hay más referencias. Es el instinto el que determina entonces todas las acciones. No es extraño constatar actos perpetrados aquí o allá que superan ampliamente la imaginación. En este contexto, es difícil hablar de desarrollo, porque no puede haber un verdadero desarrollo sino se cree en su propio futuro. La verdadera fuerza de un desarrollo es la confianza en su porvenir (el banco mundial fija como primer objetivo para el desarrollo de África y de Madagascar: ¡devolver la esperanza a la población!). Se habla mucho de cambio de mentalidad. Los cambios de mentalidad se realizan ya, pero en la dirección equivocada. «D. Emmanuel Rakotovahiny, cuando era aún el primer ministro, con ocasión de su discurso de presentación de deseos en Iavoloha, en el Palacio Presidencial, el 22 de enero de 1996, declaró: Los obstáculos son numerosos, los problemas indescifrables. Pero lo lamentable es la situación actual de las mentalidades y comportamientos».
3) El verdadero desarrollo: desarrollo de todo hombre y de todo el hombre
Los malgaches, los africanos, tienen necesidad no solamente de un despegue económico-político (desarrollo rápido, (¿¿¿acelerado??? Nuestros dirigentes confunden velocidad con precipitación) y duradero, pero una verdadera liberación del hombre y de todo hombre no puede efectuarse más que con una educación adaptada. Y éste es el papel de la evangelización y lo que quieren acentuar especialmente el mensaje postsinodal: «El desarrollo humano integral-desarrollo del hombre y de todo el hombre, especialmente de los más pobres y los más desfavorecidos de la comunidad — se sitúa en el corazón mismo de la evangelización» n. 68, y el documento citado por Pablo VI: «Entre evangelización y promoción humana — desarrollo, liberación — existe una profunda relación. Relaciones de orden antropológico, porque el hombre que es evangelizado no es un ser abstracto, sino que está sujeto a cuestiones sociales y económicas. Relaciones de tipo teológico, puesto que no se puede disociar el plan de la Creación, de el de Redención. Ambos afectan a situaciones muy concretas de injusticia que deben ser combatidas y a situaciones de justicia que deben ser restablecidas. Relaciones de este orden eminentemente evangélico que es el de la caridad: ¿como proclamar el mandamiento nuevo sin promover la justicia, la paz verdadera, el autentico crecimiento del hombre?», Evangelii nuntiandi 8-12-75, n. 31.
Según la exhortación, el papel de la Iglesia y por tanto de los consagrados, es por tanto claro: ella debe «hacerse voz de los sin voz» n. 70. Pero en esta tarea primordial, el documento subraya citando «Sollicitudo rei socialis» «es siempre más importante que la denuncia, y ésta no puede hacer abstracción de aquella que le da su verdadero fundamento y la fuerza de la motivación más alta» n. 70. Es ahora el momento crucial después del sínodo y más concretamente en Madagascar y en África, después de la caída del muro de Berlín y el advenimiento de la democracia. Por este motivo el tema de la próxima asamblea especial del sínodo de obispos para África es: «La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la paz y de la justicia»…
En efecto, hasta ahora la Iglesia ha tenido siempre una tendencia a denunciar más que a anunciar. Su verdadero papel es el profético, fruto del discernimiento de los signos de los tiempos. De no ser así, se arriesga a deshacer lo que se había construido (el riesgo por ejemplo del Consejo Ecuménico de la Iglesias Cristianas o FFKM en estos últimos años, si continúan mezclándose demasiado en la política).
4) ¿Qué anuncio y como hacerlo?
La exhortación postsinodal no propone una solución mágica. Pretende solamente subrayar que la Iglesia forma parte de esta sociedad en dificultad (GS. 1: «Las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, de los pobres sobre todo y de los que sufren, son también las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo, y no hay nada verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón»). Para estar en disposición de cumplir su verdadera misión, la Iglesia debe estar en diálogo constante y en solidaridad amistosa con la sociedad en la que se encuentra. En efecto, la fe no existe en verdad más que encarnada, porque ella es un camino de vida. Una fe que no se convierte en cultura es una fe que no está plenamente acogida, enteramente pensada y fielmente vivida. De donde surge la necesidad de la inculturación con el objetivo «de encarnar» en nuestra pastoral las estructuras culturales y socio-políticas del país. Esto supone un buen conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia y de las realidades locales.
5) Gritos ante la triste realidad
Sabiendo que no existe una solución mágica que se pueda aplicar a todas las situaciones, es bueno estar convencido de que solo el amor es el camino a recorrer, porque es «inventivo hasta el infinito » (Coste XI, p. 146) y no faltan ejemplos de esto a lo largo de la historia y actualmente. Son casi gritos de angustia…
- El grito de SCEAM: con ocasión de la 7ª Asamblea, julio 1984, la SCEAM (simposio de las Conferencias episcopales de África y de Madagascar) ha tomado como Opción Preferencial, los pobres… «ser la voz de los sin voz», porque no puede haber una verdadera evangelización sin promoción humana: «El hombre a evangelizar no es un ser abstracto, sino sujeto a cuestiones sociales y económicas».2
- El grito del vicenciano: en cuanto vicencianos, no podemos más que asumir esta opción. Incluso debemos decir que no es sólo una opción preferencial, como para algunos institutos: Para nosotros vicencianos, es nuestra razón de ser.
- Ciertamente la sensibilidad no es nueva. Pero la realidad que predomina en África y Madagascar, en este inicio de tercer milenio, impulsa («la caridad de Cristo nos urge » 2 Cor 5,14) a descubrir un nuevo dinamismo de vida de comunión con los desheredados en todos los sentidos… Es en este sentido como hay que comprender también la llamada de Pablo VI en Kampala «desde ahora, vosotros sois vuestros propios misioneros». «Debemos ser nuestros propios misioneros, es decir asumir la preocupación de nuestro continente sin dejar unicamente a los no africanos recorrer miles de kilómetros para venir a anunciar a Jesucristo a nuestros hermanos que están a veces a pocos kilómetros de nuestra casa, de los que somos eternos prisioneros».3
- Esto exige comunidades cristianas responsables, adultas, inculturadas para afrontar los numerosos desafíos… En efecto, los pobres sufren actualmente, no por una falta de caridad, sino porque el servicio de los pobres necesita ser inculturado: «He aquí, afirma él, una gran caridad que ejercen, pero que no está bien organizada; estos pobres enfermos tendrán demasiadas provisiones al mismo tiempo, de las cuales una parte se estropeará y se perderá, y después volverán a tener la misma necesidad»…
Esta frase de S. Vicente es actual, porque sabemos muy bien que no son las ayudas las que faltan sino la voluntad y la manera de ayudar las que fallan. El problema de la desaparición total o parcial de las deudas ilustra bien esta triste realidad. Las instituciones financieras internacionales reconocen siempre más, que el peso de la deuda sobre los países más pobres constituye un obstáculo a su desarrollo económico y provoca unas consecuencias sociales desastrosas… Este tema merece un desarrollo, pero desborda nuestro propósito. De todos modos, merece la pena plantear una cuestión fundamental: «¿Quién es verdaderamente experto en pobreza? ¿El que la ve y contempla o el que la vive? ¡Teorías no faltan desgraciadamente! Pero lo que gustaría ver y tener es cómo se concretan estas teorías».
III) Los desafíos
Después de haber analizado el contexto actual, intentemos ahora ver los desafíos que debe afrontar la Iglesia de Madagascar y de África.
1) Una Iglesia joven en edad y en sus miembros: un triunfo y una debilidad al mismo tiempo
En primer lugar, hace falta saber que esta Iglesia es aún joven, y por tanto revestida de fuerzas y de debilidades propias de la juventud: frescor, vitalidad, energía, que permiten afrontar las pruebas y los conflictos. La juventud significa crecimiento y maduración. Si se producen crisis a lo largo del proceso, se trata en general de crisis de crecimiento, de las que el hombre sale normalmente más maduro. Es una Iglesia que se encuentra en una situación transitoria entre la Iglesia de misión y la Iglesia en misión, experimentando sus posibilidades y buscando su camino hacia la madurez.
2) Fuente y fundamento de la evangelización: Iglesia-familia, concepto clave de este sínodo
Para que esta evangelización se enraíce en la cultura hay que considerarla como edificación de la familia de Dios sobre la tierra4. Este concepto iglesia-familia merecería otra exposición porque el tema es amplio y nuevo. Aquí no haré más que enunciar solamente algunos puntos interesantes.
a) ¿En primer lugar, por qué este nuevo concepto?
Este concepto tiene unas raíces más profundas en la cultura que otros conceptos de la Iglesia: iglesia-pueblo de Dios, iglesia-comunión. Expresa más profundamente valores queridos para los malgaches y que coinciden con los del evangelio: fihavanana, es decir, comunión, fraternidad, solidaridad, paz, convivencia… el sentido de pertenencia, la personalidad corporativa… El concepto de familia, muy fuerte para los Africanos y para los Malgaches, expresa en una imagen concreta, la profunda noción eclesial de comunión…
La noción de «familia ampliada » está muy enraizada en el africano y en el malgache. El conjunto de la humanidad es en cierto sentido la familia de Dios. Ahora bien la evangelización no tiene otro objetivo más que éste: invitar a la humanidad a participar en la vida misma de la Trinidad con el fin que «Dios sea todo en todos» (1 Cor 1,28). De tal manera que si este concepto de Iglesia-familia es comprendido y acogido, permitirá al mismo tiempo superar el dilema de la dicotomía entre vida cotidiana y fe.
b) ¿Como se puede concebir esta Iglesia-familia?
La Iglesia-familia es la que el Padre ha dado inicio creando Adán, la que Cristo, nuevo Adán y heredero de las naciones, ha fundado por el don de su cuerpo y de su sangre y la que manifiesta frente al mundo el Espíritu que el Hijo ha remitido del Padre para que él sea la comunión en todos. No es difícil redescubrir a partir del concepto, las categorías ya enraizadas en la cultura malgache: Anaran-dray (el ancestro que lleva un nombre y para nosotros cristianos es Dios que es Padre) Ardriamanitra Ray — Iray, rà, iray aina (la misma sangre y la misma fuente de vida por medio del bautismo) — Iray DINA (la Biblia, Palabra viviente, es Palabra de Alianza de la familia divina (Trinidad) con la familia humana que ella ha creado y salvado) — Iray batís (viático: eucaristía) — Iray Iova (heredad: la vida eterna)… Todos estos puntos merecerían una profundización.
c) Concretización de esta noción de Iglesia-Familia
Este nuevo concepto exige necesariamente una nueva aproximación pastoral. La experiencia de comunidades cristianas de base nos ayuda a conseguirlo. En el seno de las comunidades eclesiales vivas es donde deben verificarse y desarrollarse estas riquezas de la Iglesia-familia sobre todo en el sentido de la responsabilidad y del testimonio de vida. No deben ser únicamente lugar de reflexión, de oración, de escucha de la Palabra como en otros movimientos eclesiales sino un «verdadero centro de la vida de la comunidad», como familia: hogar (ankohonana). Gracias a las comunidades cristianas de base todo el mundo es responsable de todo, desde su propia vida hasta la vida de la Iglesia, pasando por la sociedad. En resumen, se llega a percibir una unidad de vida, fuente de un desarrollo integrado. Este tema de la comunidad cristiana de vida es importante. Necesita un análisis profundo que supera el marco de esta exposición. Señalo para terminar que no se nace en la Iglesia-familia sino que uno se hace, esto supone un verdadero proceso, porque la Iglesia antes de ser una construcción humana, es un don del Espíritu. Hay que tener esto en cuenta en nuestras acciones pastorales.
d) Familia-Iglesia domestica
El concepto de Iglesia-familia exige en primer lugar el enraizamiento de una verdadera familia-iglesia doméstica para una evangelización en profundidad en la familia. El segundo informe del Cardenal Thiandoum subraya: «Una evangelización en profundidad de la familia debería permitir eliminar la dicotomia que existe entre la fe de las gentes y su manera de vivir». En este sentido, el concepto malgache de Fihavanana, el lazo vital que une a los niños con sus padres, al hombre con la mujer, al individuo con su entorno — podría abrir una perspectiva. Pero mientras que no se desarrolle una verdadera teología del matrimonio y de la familia que tenga en cuenta la inculturación, de modo particular el matrimonio tradicional dentro de las realidades locales, este concepto quedará siempre en el nivel de intención piadosa, en nuestros diversos sectores, incluso en las regiones donde la fe está ya implantada. Es un verdadero desafío porque somos nosotros (cuando yo digo «nosotros» no es solamente los teólogos sino la Iglesia entera incluídos los laicos) los que debemos hacer esta «teología», teniendo por supuesto una mirada sobre la universalidad de la Iglesia. Desgraciadamente este sínodo no tiene ni siquiera esbozado un principio de solución… Los párrafos que hablan sobre ello, son breves y demasiado generales… (n. 50 y 83).
e) Laicado y nuevos ministerios
Esta noción de Iglesia familia exige una nueva concepción del laicado y nuevos ministerios. En este sentido el documento aún no ha aportado nada nuevo. Retoma los antiguos documentos: Crhisti Fideles Laici, Redemptoris Missio, para subrayar que los laicos deben honrar su misión de bautizados y de confirmados (n. 90). Ahora bien la situación y el contexto requieren otras novedades que permitirán desarrollar justamente esta misión inicial. Me refiero de manera particular aquí al status de los «catequistas» que no tiene un verdadero estatuto ministerial. Monseñor Zevaco, en un artículo sobre la Iglesia de Madagascar en el periódico «Lumière» de agosto de 1973 ha tratado ya este problema; merecería profundizar más en él.
En esta misma línea quisiera señalar también que la formación de los laicos en el terreno socio-político es más que una urgencia, para que surjan verdaderamente laicos responsables (n. 54). La Constitución pastoral Gaudium et Spes ha subrayado ya esta necesidad: «Hay que prestar gran atención a la educación cívica y política, que hoy es particularmente necesaria para el pueblo y sobre todo para la juventud, a fin de que todos los ciudadanos puedan cumplir su misión en la vida de comunidad política. Quienes son o pueden llegar a ser capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella…» GS 75,6.
f) La Iglesia y la formación de los agentes de evangelización
Todo el mundo está de acuerdo sobre un punto: el porvenir de la Iglesia-familia de Dios está estrechamente ligado a la calidad de la formación de agentes pastoral y de su testimonio de vida. El aumento del numero de vocaciones es por tanto para la Iglesia una gracia y al mismo tiempo un desafío.
IV) Iglesia y diálogo
Para que haya un verdadero enraizamiento de esta Iglesia-Familia, hace falta que nuestra Iglesia sepa dialogar con las otras religiones tanto tradicionales como con las otras grandes religiones. Este dialogo interreligioso es un medio privilegiado para promover la paz y la unidad. Sin embargo el gran desafío para nosotros, no es el ecumenismo entre las grandes Iglesias, sino la proliferación de sectas. La mayor parte de sus miembros provienen de nosotros y de nuestros jóvenes… Estoy algo sorprendido de que el documento postsinodal y las diferentes intervenciones (salvo el Cardenal Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el dialogo interreligioso) no lo hayan mencionado. En este mismo sentido, también tenemos que darnos cuenta del empuje del Islam, sobre todo en algunas regiones de la isla especialmente en el norte, en la costa oeste y el sureste. La Iglesia de Madagascar debe hacerle frente igualmente ¿Cómo? Las experiencias de otras Iglesias podrán ayudarnos a ello (Ej. En Sudan).
1) Iglesia y juventud (n. 115)
La Iglesia de África y Madagascar es joven. La porción más importante de nuestra Iglesia es la juventud. Esta última no representa el presente sino sobre todo el porvenir. Por tanto ayudando a los jóvenes a desarrollarse, luchando contra el analfabetismo, la droga, el paro… la Iglesia prepara su futuro. Esto requiere una verdadera pastoral juvenil, enraizada en la cultura y en el contexto.
2) Iglesia y medios de comunicación (122-124)
La Iglesia no puede despreciar este ámbito. Hay que reconocer que los medios de comunicación se desarrollan a grandes pasos, como las diferentes emisoras de radio. El documento habla incluso de «invasión» (, 52). Y debemos reconocer que influyen mucho en la vida de la gente. Es la «nueva escuela» en este inicio de siglo, «el primer areópago de los tiempos modernos, el mundo de la primera comunicación que da una unidad a la humanidad haciendo de ella ‘un gran pueblo’. Los medios han adquirido tal importancia que son para muchas personas, el medio principal de información y de formación: guardan e inspiran los comportamientos individuales, familiares y sociales. Recomendamos particularmente que las diócesis y las conferencias o asambleas episcopales estén atentas a esta cuestión de los medios para que sea abordada en todos los planes pastorales […]. Los obispos deberían buscar la colaboración de los profesionales de los medios de comunicación» (Consejo Pontificio para las comunicaciones sociales).
Se habla mucho hoy de la «autopista de información». El mensaje final del sínodo señala que es una «nueva cultura»: «Los medios de comunicación constituyen en primer lugar una cultura nueva que tiene su lenguaje propio y sobre todo sus valores y contravalores específicos. En este sentido, necesitan, como toda cultura, ser evangelizados». Y en esta «nueva cultura» está incluido lo que normalmente denominamos «modernidad», que exige un discernimiento profundo sobre todo hacia los jóvenes. La iglesia tiene el deber de acompañarles. Debe existir una verdadera pastoral de los medios de comunicación.
3) Iglesia y escuela de liberación
− Henamaso y fialonana: si hay una moda que mina toda la vida de la sociedad africana y Madagascar es lo que se llama henamaso (una especie de pudor que bloquea una relación sana y franca. No se atreve a decir la verdad para no dañar el buen entendimiento. Es este «henamaso» el que gestiona la relación con los otros. Por miedo a herir al otro y por una armonía en esta relación fundada sobre el fihavanana (familiaridad), nadie se atreve a denunciar los males que acechan esta relación. No hay diálogo sin que aparezcan las palabras «miedo, tener miedo, por miedo a (sao dia en malagasy…). Omniprésente, el miedo es apenas disimulado.
Pero al lado de este «henamaso» y de manera inseparable se encuentra «fialonana», la envidia. En efecto se hace todo para oponerse a toda ascensión social fundada sobre el trabajo o sobre el mérito, a causa de la envidia (fialonana). Cada uno rehúsa dejarse superar o mandar por otro, sobre todo si este otro son sus parientes.
Las relaciones sociales estarán liberadas el dia que «henamaso» y «fialonana» sean abatidas.
− La concepción de autoridad con el sentido de Ray amandReny: el contexto social ha cambiado, pero una cierta concepción del poder y de la autoridad esta profundadamente anclada aún en la mentalidad: el sentido del rayaman-dreny (padres y personas mayores) y de las costumbres persiste.
Esta situación puede ser benéfica en un determinado momento, porque a partir de las largas deliberaciones se llega a compromisos. Pero también puede acarrear un bloqueo a todo desarrollo porque hace ineficaz una organización que tenga necesidad de decisiones rápidas y claras. Ocurre incluso que a causa de este concepto, no se atreve a sancionar. Más grave aún son las situaciones donde la persona no es responsable…
− El sentido de la ley: el sentido de lo que se considera ley es otro desafío. La ley se confunde con el sentido du fady (las prohibiciones tradicionales). Surge por tanto una nueva concepción de la ley que tiene su origen en la colonización: la ley impuesta por el estado se confunde con la colonización, por tanto impuesta y nunca aceptada, lo que genera una falta de sentido del bien común y del sentido del bien publico.
Quedan aun otros puntos que merecen ser abordados como los problemas étnicos y de castas que están también frenando toda evolución social. En este sentido más que otros, una vida consagrada bien inculturada debe ser un camino de liberación para que no haya más diferencias entre gentes de la costa y gente del interior, entre nobles hombres libres y esclavos. Nuestras comunidades deben ser una escuela de liberación para la gente que nos rodea.
4) Iglesia y religión tradicional
La expresión misma es reciente. En el pasado, los etnólogos europeos, para designar las creencias religiosas de los africanos por ejemplo, hablan de religiones «primitivas» o «animistas». En 1961 en Abidjan tuvo lugar un coloquio sobre las religiones africanas, los participantes, antropólogos y misioneros especialmente; han decidido abandonar el término animismo para sustituirle por el de «religiones tradicionales». La expresión no es muy satisfactoria, puesto que habitualmente tradición se opone a innovación. Ahora bien, se constata hoy que las «religiones tradicionales» están muy vivas e incluso en ciertos casos, tienen una tendencia a «fagocitar» las religiones universales como el cristianismo o el islam. Estas religiones tradicionales, como afirma Achille Mbembe en su obra titulada «Afriques indóciles Kartala, 1988», se resisten, se adaptan a la crisis actual en África y se esfuerzan en ser creativas. Calificarles como tradicionales parece demasiado simple. Es sin duda por lo que el término animismo hace una tímida reaparición en los discursos de ciertos investigadores africanos hoy.
Una característica de estas religiones tradicionales es estar ligadas a las culturas concretas. La religión constituye el lazo de la cultura. En ciertas étnias, no hay nombre para designar la religión, ya que ésta es parte integrante de la vida cotidiana: ser miembro de la étnia, es pertenecer a la religión de la etnia. Podemos llamar a estas religiones «religiones culturales»… Es el caso de la religión tradicional malgache que impregna toda la cultura malgache. Toda inculturación del cristianismo en Madagascar y en África debe tener en cuenta el diálogo con la religión tradicional malgache.
¿Qué hacer?
Por el momento, desgraciadamente por falta de tiempo y de investigaciones profundas, continuamos necesitados, sabiendo que este punto es fundamental para una vida consagrada en Madagascar y en África. Ciertas situaciones ambiguas de las que somos testigos en nuestras comunidades, manifiestan esta necesidad y esta urgencia. Es otro desafio que nos espera.
Conclusión
Al término de este artículo, puede que tengamos una mirada algo pesimista. En efecto ante la intensidad del trabajo a realizar nos sentimos pequeños y desbordados. Precisamente esto nos recuerda que no somos más que humildes servidores y es el Señor quien trabaja a través de nosotros. El tampoco quiere realizarlo sin nosotros. Lo que pide es nuestra confianza y nuestra colaboración. He aquí lo que nos enseña San Vicente: «Encuentro buena la máxima de servirnos de todos los medios lícitos y posibles para la gloria de Dios como si Dios no debiera ayudarnos con tal que se espere todo de su divina providencia, como si nosotros no tuviéramos medios humanos» (Coste IV, p. 366).
- El subrayado es del autor.
- Exhortación pastoral de los obispos de África y de Madagascar, SCEAM, julio 1984, nº 89.
- PIERRE TCHOUANGA, «Lettre ouverte à tous les prêtres africains «, in Afrique Nouvelle, Dakar, 11-17 juillet 1984, p. 15.
- La Iglesia en Africa, nº 63: «El Sínodo no sólo ha hablado de inculturación, sino que la ha tenido en consideración para la evangelización deÁfrica, en la idea fuerza de la Iglesia Familia de Dios (99). Los Padres han visto una expresisón particularmente apropiada de la naturaleza de la Iglesiapara África. La imagen, en efecto, pone el acento sobre la atención al otro, la solidaridad, el calor de las relaciones, la acogida, el diálogo, la confianza (100). Véase también la carta pastoral de la SCEAM del mes de noviembre 2001. L’Église-Famille de Dieu: lieu et sacrement de pardon, de réconciliation et de paix en Afrique: «La Asamblea plenaria del Simposio de las Conferencias de Africa y Madagascar es un momento previlegiado para confirmar la opción de la Iglesia como familia de Dios, expresión particularmente apropiada de lanaturaleza de la Iglesia para África (Ecclesia in Africa, 63) y para determinar, cada vez con más precisión, las consecuencias concretas en vista de una pastoral cada vez más adaptada » (1).