Luisa de Marillac, Carta 0593: A la señora de Herse

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Luisa de MarillacLeave a Comment

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Autor: Luisa de Marillac .
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Señora:2

Siendo usted la única persona a quien tenemos que dar cuenta de nuestros actos en el oficio que su caridad ha dado a las Hijas de la Caridad para el servicio de los enfermos en Chars, nos vemos obligadas a poner en su conocimiento que hemos intentado por todos los medios posibles emplearnos útilmente en ello, para gloria de Dios y satisfacción del señor Cura; este señor durante varios años ha parecido estar contento de nuestro trabajo, pero desde hace algún tiempo han surgido dificultades en su parroquia, motivo por el cual ha alejado de ella a un excelente eclesiástico a quien había dado su asentimiento para que fuera el confesor de nuestras hermanas. Después, ha querido introducir prácticas no acostumbradas en la Iglesia, como la de negar públicamente la comunión estando ya en el comulgatorio, mandar retirar del altar el pan para el ofertorio de la Santa Misa, enseñar que se puede comulgar sin haberse confesado no ocho días antes, sino meses consecutivos, amenazar a las Hermanas con mandarlas hacer penitencia pública a la puerta de la iglesia, y esto con el fin de obligarlas a contravenir a la obediencia que deben a sus superiores legítimos, diciéndoles entre otras cosas que no deben en modo alguno considerarlos allí como superiores suyos; que no deben dar importancia a si son o no observantes de sus reglamentos, y que es merecedora de castigo la desobediencia al señor Cura, por no haber querido la hermana azotar con el látigo en su presencia, como él deseaba, a una niña de 12 ó 13 años. Quería, asimismo, que recibiesen sin replicar en su casa a todos y todas los que fueran de su parte a beber, comer y dormir, y varias otras cosas de parecida importancia. Ha llegado a exasperar de tal manera a una de nuestras Hermanas, que se había quedado sola por la prisa que él había metido en que sacáramos a la otra, que siendo ella muy sencilla y no habiendo sabido hacer uso de prudencia, excedida como estaba, contestó, no al señor Cura, sino al que le acompañaba, unas palabras menos respetuosas que no hubiera debido decir, haciendo alusión al descontento del pueblo que está irritado desde hace unos años por los rumores que corren acusándolos de jansenismo.

Todo esto, señora, ha movido al señor Vicente, de quien tenemos el honor de depender, a permitirnos que nos retiremos, después de habérselo comunicado a usted, y de haberle dicho que sabemos de buena tinta que esos señores tienen la intención de poner allí personas que dependan incondicionalmente de ellos y andan diciendo que tienen cartas del señor Duque de Luynes para hacerse dueños absolutos del Hospital y de cuanto le pertenece; lo que para nosotras es un alivio viendo en ello señales de que no será por elección nuestra por lo que nos retiremos del empleo que la Providencia nos había confiado sin duda sólo por un tiempo, y nos hace abrigar la esperanza de que usted no ha de encontrarlo mal, ya que es una cosa justa.

  1. C. 593 Rc des pièces… p. 484. Copia.
  2. La señora de Herse había establecido a las Hijas de la Caridad en Chars (SVP, Xlll, 735; Síg., X, 852).

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