La sencillez es mi evangelio

Francisco Javier Fernández ChentoFormación VicencianaLeave a Comment

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Author: Miguel Pérez Flores · Source: CEME, 1996.
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sencillez

Lo que significa la virtud de la sencillez

1) En castellano, tenemos una serie de términos que,  a pesar de la raíz común, el uso ha ido diversificando el significado.  Tales vocablos son: «sencillez», «sinceridad» y «simplicidad». Preferentemente, voy a usar el término sencillez  y, ocasionalmente, los otros.

2) Conceptualmente, la primera acepción del término sencillez es que la persona o el objeto no tienen artificio ni composición. Otra acepción es que la persona u objeto carecen de ostentación. Si nos referimos más en concreto a las personas, es sencilla la que se comporta de una manera ingenua, natural, llana, espontáneamente, la que carece de malicia y doblez, la que dice lo que siente y cómo lo siente. En sentido negativo, puede aplicarse a una persona incauta y fácil de ser engañada.

La sencillez en la Sagrada Escritura

3) Entre los valores positivos de la sencillez expresados en la sagrada Escritura selecciono los siguientes para la reflexión:

1.- Del Antiguo Testamento

  • Capacidad de comunicarse con Dios (Prov.2,23)
  • Evitar toda doblez en la búsqueda de Dios (Sab. 1,11)
  • Corazón indiviso (Sal 119, 113)
  • Evitar los subterfugios en la conducta, palabras (Prov. 10,9; 28,6; Ecl 2,12; 5,9).

2.- Del Nuevo Testamento

«Yo os aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Lc 18, 17).

«Que vuestro decir sea Sí o No, lo que pasa de ahí viene del maligno» (Mt 5,37).

«La lámpara de tu cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo esta­rá luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¿qué claridad podrás tener? (Lc 11, 34; Mt 6, 22-23).

Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a los sencillos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito (Mt 11, 25).

Sed prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas (Mt 10,16).

Desde una comprensión evangélica de la sencillez, hay que decir que esta virtud, no sólo es alabada por Jesús, sino que está en el núcleo del Evangelio. Lo expuesto hace ver cómo cada término de la sencillez está lleno de matices. Esto nossirve para ver la riqueza de la sencillez.

La sencillez, complemento de la veracidad

5) Los moralistas y autores espirituales tradicionales, siguiendo a santo Tomás, ven la sencillez como una virtud que se entronca en la virtud de la veraci­dad. Lasencillez es una de las facetas de la veracidad que, a su vez, está relacionada con la justicia. La veracidad impele al hombre a decir la verdad, a manifestar armónicamente lo que lleva en su interior con lo que dice y hace.

6) Conviene insistir en la relación que la sencillez, por ser virtud integral de la veracidad, tiene con la justicia. La razón es que todo hombre, por ser social, debe decir la verdad a su semejante, de lo contrario, la convivencia sería imposi­ble. Todo hombre tiene derecho a que se le diga prudentemente la verdad.

7) La sencillez completa la veracidad, en lo que se refiere a la rectitud de intención, es decir, excluyendo la duplicidad. Mira, por tanto, al fin que se pretende al decir la verdad, a las motivaciones y al modo de decir la verdad.

8) Otro aspecto de la sencillez, que santo Tomás puso de relieve, es lo que hoy podíamos considerar como buen gusto. Cuando trata de la virtud de la modestia -que es la virtud que pone orden y armonía en lo exterior, vestidos, ajuar— cita la sencillez. La sencillez es la virtud que evita buscar desmedidamente el ornato exagerado, superfluo y ostentoso, y evita la fastuosidad.

Pasión por la verdad

9) Los moralistas actuales tratan de la sencillez, e igualmente que los teólo­gos, la entroncanen la veracidad, en la necesidad de saber con seguridad lo que los demás piensan, pero, si cabe, con mayor intensidad, presentando a la sencillez como expresión de la «pasión por la verdad». La razón de estas preocupaciones es, sin duda, el inmenso campo de las relaciones interpersonales que el mundo de las comunicaciones ha creado. La moral actual, al interesarse por la persona, no puede menos de prestar atención a lo que tanto bien y tanto mal puede hacer a la personas. Valores como la libertad y la recta participación en la vida social pue­den quedar falsificados si no se comunica la verdad. Sólo cuando hay verdad, puede haber responsabilidad y verdadera libertad.

10) Lo mismo hay que decir si nos fijamos en las comunidades y grupos de personas. Hoy, uno de los aspectos más interesantes es el vasto campo de las rela­ciones interpersonales mediante el diálogo, la comunicación de opiniones, de pareceres, de planes, de experiencias. Si no es verdad lo que se dice, todo resul­taría falso. No se puede vivir a gusto ni seguro en una comunidad si no reina en ella la verdad.

La sencillez en el pensamiento y en la práctica de san Vicente

1.- Aprecio de san Vicente por la virtud de la sencillez

Dios me ha dado un aprecio tan grande de la sencillez, que la llamo mi Evangelio (IX, 546).

11) San Vicente apreció todas las virtudes que él propuso a los misioneros, pero el aprecio lo mostró de modo diverso. Refiriéndose a la sencillez, dijo clara­mente que es la virtud que más aprecio y, cosa extraña en él, confesó que hacía progresos en ella. En la carta que escribió al P. Du Coudray le dijo: ¿Tendré que reconocer con pena que he dicho o hecho algo respeto a Vd. en contra de la santa sencillez? ¡Dios me guarde, padre, de obrar así con ninguna persona! Es la virtud que más aprecio y en la que pongo más atención en mi conducta, según creo. Y, si me es permitido decirlo, diría que en ella he realizado algunos progresos, por la misericordia de Dios (I, 310).

12) Más aún, la consideró como su evangelio: En la conferencia del 24 de Febrero de 1653, cuyo tema era el espíritu de la Compañía de las Hijas de la Caridad, exhortó a las Hermanas a que fueran sencillas con los superiores.

En un momento dado, dijo lo siguiente: Por lo que a mí se refiere, no sé, pero me parece que Dios me ha dado un aprecio tan grande de la sencillez, que la llamo mi Evangelio. Siento una especial devoción y consuelo al decir las cosas como son (IX, 546). ¿Qué quiso decir san Vicente a las Hermanas, cuando afirmó que la sencillez era como su Evangelio? Me parece que lo que quiso decir fue que la sencillez, decir las cosas como son, era para él un criterio de conducta indis­cutible. La lectura de sus cartas nos permite ver cómo aborda problemas difíciles. A veces, san Vicente da la sensación de que es un poco «pillo», un buen «polí­tico». En parte, este comportamiento era debido a su carácter y también, quizás, por el cuidado de unir sencillez, prudencia y caridad.

2.- Lo que san Vicente entendió por sencillez

La sencillez… consiste… en obrar normalmente, con rectitud y siempre teniendo a Dios ante los ojos… (XI, 465)

13) Cuando San Vicente se puso a definir lo que es la sencillez, no se acla­ró mucho. Empezó admirando la sencillez de Dios, ser puro (cf. XI, 463), la de los rectos de intención, la de los que buscan a Dios por ser él quien es, y la de los que le abren de par en par el corazón.

14) Para san Vicente, como para el autor del libro de los Proverbios, (Prov 3, 32), Dios gusta tratar con los sencillos, Dios está con los sencillos: ¿Queréis encontrar a Dios? Está con los sencillos (XI, 461, 740). Dios, por su parte, tiene una providencia especial por los sencillos (cf. Mt 10, 19-20).

15) Podemos concluir que, teológicamente y vicencianamente, el valor prin­cipal de la sencillez es la capacidad que esta virtud da para comprender la acción de Dios. La sencillez es la virtud que crea la mejor disposición para comunicarse con Dios, para penetrar en los misterios de Dios. La persona sencilla es instrumento más dócil a las mociones del Espíritu Santo. Si la virtud de la humildad quita de la persona los obstáculos del orgullo, la sencillez dispone el interior del alma, adorna la morada, como diría santa Teresa, la ilumina para que el Espíritu Santo se comunique íntimamente.

16) San Vicente distinguió la sencillez en las palabras y en las acciones. La sencillez en las palabras consiste en decir las cosas como las sentimos en el cora­zón (repite: como las sentimos en el corazón). Hablar ingenuamente, sin malicia, con rectitud, aunque prudentemente. El mismo san Vicente resumió lo que debe ser la sencillez en las palabras: De forma, hermanos míos…, cuando hablamos, tene­mos que hacerlo con toda sencillez, y nunca en un doble sentido, ni en propio pro­vecho, sensual o temporal, ni para atraer a nadie a nuestro partido, ni en propia alabanza o ventaja, sino siempre para agradar a Dios (XI, 465). Y si no es así lo que decimos, exponemos y manifestamos es doblez, mentira.

17) La sencillez en las acciones consiste en obrar normalmente, con rectitud y siempre teniendo a Dios ante los ojos, en los negocios, en los cargos, y en los ejercicios de piedad, excluyendo toda clase de hipocresía, de artificios y de vanas pretensiones (XI, 465).

18) San Vicente rechazó como carente de valor moral, la sencillez que prac­tican algunas personas que carecen de sentido común, que dicen lo que les viene en boca, sin educación, faltando con frecuencia a la caridad y siempre a la pru­dencia (cf. XI, 463).

19) Resumo el pensamiento de san Vicente. La sencillez es «armonía» entre el interior y el exterior, entre lo que uno es y parece, entre lo que se dice y se piensa; consiste en la «transparencia» del lenguaje, de los gestos y de las motivaciones, la «coherencia» entre las ideas y la conducta. Entran en juego muchas virtudes, como son la veracidad, la autenticidad y la pureza de intención. La sencillez, como en general todas las virtudes, crea en la persona un talante, un modo de ser Je actuar propio. El talante de la sencillez es la «claridad», la transparencia, no 9ar zonas obscuras en torno a la propia persona. San Vicente dijo que todo el indo ama a los sencillos (XII,462) porque todos saben lo que son y lo que pre­tenden. Por eso, todos se sienten seguros a su lado.

3. El ejemplo de Jesús

Nuestro Señor Jesucristo nos pide la sencillez de las palomas que consiste en decir las cosas llanamente… (RC II, 4).

20) La sencillez que más le encantó a san Vicente fue la de Jesús. El Hijo de Dios se puso al nivel de los más humildes, usó un lenguaje asequible al pue­blo, el lenguaje de las parábolas. De Jesús aprendió el predicar «ad captum popu­li, como se afirma en la Bula de aprobación de la Compañía (cf. X, 308) y confirman las Reglas Comunes (cf. XI, 5). El «pequeño método» tiene las raíces en la moción de la predicación sencilla de Jesús (cf. RC XII, 5).

4. Actitudes contrarias a la sencillez

Nunca jamás según el sentir del mundo, ni según los raciocinios frágiles de nuestro entendimiento (RC II, 5)

21) No es difícil conocer los comportamientos contrarios a la sencillez. Los que enumera san Vicente son: la mentira, la astucia, la doblez, la hipocresía, la vanagloria, la vanidad y el respeto humano. Todos estos fallos fueron explicados por el santo, en la conferencia del 21 de marzo de 1659.

22) En las Reglas Comunes, insistió en la falta de rectitud de intención, a fin de evitar el deseo de agradar a los hombres o de buscar la propia satisfacción. El peligro de empezar en espíritu y de acabar en carne existe. La vanagloria en el éxito y la pesadumbre en el fracaso son siempre amenazas a la rectitud de inten­5n (cf. RC XII, 2, 3, 4).

5. Medios para ser sencillos

Para nosotros será siempre una cosa sagrada el usar medios divinos para las cosas de Dios… (RC II, 5).

23) La sencillez no fue nunca fácil. San Vicente constató que no había sen­cillez ni en los claustros (cf. XI, 587). Hoy, se han echado abajo muchos conven­cionalismos y el comportamiento, en general, es más llano en todos los niveles de la sociedad. Sin embargo, la verdad, la claridad, la fidelidad a la palabra dada, la transparencia, etc. son valores difíciles en una sociedad en la que los intereses, la competencia, el dominio político y económico están por encima de la licitud de los medios.

24) San Vicente exhortó a los misioneros a comportarse sencillamente, por­que la virtud se consigue mediante la repetición de los actos que le son propios. Hay que desconfiar de los razonamientos humanos y fijarse en la conducta de Cristo: Si obramos en contra de las máximas de Jesucristo…, ahí está el peligro, ahí es donde fracasan miserablemente los que se empeñan en navegar contra viento y marea, guiados por la estrella de su propia razón (XI, 468). Otro medio es la oración: hay que pedir a Dios que nos dé la virtud de la sencillez.

6.- La sencillez y la prudencia

Cristo… nos manda tener también la prudencia de la serpiente (RC II, 5).

25) Nuestro Señor unió la sencillez y la prudencia como dos buenas her­manas: Sed sencillos … y sed prudentes como las serpientes (Mt 10,16). En reali­dad, la prudencia se encuentra en todas las virtudes porque es ella la que esta­blece el justo medio. Sin embargo, san Vicente vio una hermandad especial entre estas dos virtudes porque tienen el mismo fin que, consiste en hablar bien y obrar bien y ninguna de ellas puede existir sin la otra» (XI, 466). Y, sobre todo, porque la prudencia ayuda a elegir los medios apropiados para conseguir el fin: Para nosotros será siempre una cosa sagrada el usar medios divinos para las cosas de Dios, y el sentir en todo según el sentido y el pensar de Cristo, y nunca jamás según el sentir del mundo, ni según los raciocinios frágiles de nuestro entendi­miento (RC II, 5).

7.- La sencillez comunitaria

Donde hay… y sencillez, allí está Dios… El que camina con sencillez, cami­na seguro… Los que recurren a cautelas y a artimañas están en un miedo continuo de que descubran su artificio y que, al verse sorprendidos…, nadie quiera fiarse de ellos (XI, 740).

26) Lo que dijo san Vicente sobre la sencillez se puede interpretar, no sólo para las personas en particular, sino para la comunidad. Es cierto que trató de la sencillez, refiriéndose de una manera expresa a la persona y no hizo lo mismo sobre la sencillez comunitaria, pero las razones son las mismas. Si Pedro, Juan y Santiago deben ser sencillos como personas, también lo deben ser como grupo.

27) Por otra parte, san Vicente introdujo algunos elementos comunitarios en los que la sencillez debía jugar un papel muy importante, por ejemplo, en las repe­ticiones de oración. Poco hubiera aprovechado san Vicente de las repeticiones de oración, si éstas no hubieran sido sencillas.

28) Otros aspectos de la sencillez, como el orden de la casa, la buena disposi­ción de los muebles, el buen gusto, eran necesarios entonces como ahora. Un ambiente de sencillez siempre impresiona positivamente y dice mucho en favor de que en él habitan.

8. La sencillez apostólica

Es preciso que la Compañía se entregue a Dios para explicar mediante com­paraciones familiares las verdades del Evangelio (XI, 741).

29) La sencillez del misionero tiene una vertiente apostólica que puede afectar servicio. San Vicente propuso a los misioneros el «pequeño método» en la predicación para que el pueblo sencillo pudiera entender con facilidad lo que se le predicaba. Además, la presencia del misionero debe ser clara, trasparente, modo que las personas que se relacionan con él, sobre todo los pobres, vean con claridad a quien tienen delante, qué pretende, qué motivos lo mueven y cómo se comporta. La sencillez facilita a los pobres la acogida de los misioneros.

30) Merece recordar lo que san Vicente enseñó en las Reglas Comunes sobre la sencillez apostólica. Son ideas que tuvo bien grabadas en su corazón y  expuso con frecuencia: Debemos practicar la sencillez, como primera y muy propia virtud de los misioneros, siempre y en todas partes, pero con un cuidado especial en las misiones, sobre todo, cuando anunciamos a los campesinos la abra de Dios, pues por ser ellos sencillos debe ser también sencilla nuestra predicación… El estilo de nuestra predicación y catequesis ha de ser siempre simple y al alcance del pueblo, y además según el método sencillo que hasta ahora ha Ido en uso en la Congregación (RC XII, 5).

31) San Vicente tuvo horror al modo de predicar carente de sencillez: Evita- os con horror toda manera de hablar untuosa y afectada, así como el exponer en la cátedra de la verdad conceptos raros y demasiado exquisitos o sutilezas inútiles. Recordemos que Cristo el Señor y sus discípulos tenían una manera de hablar muy sencilla, y así recogieron una mies abundante y frutos muy copiosos (RC XII, 5).

Abelly nos ha trasmitido un fragmento de otra intervención de san Vicente en la que una vez más muestra el sentido apostólico de la sencillez en la predicación: Esforcémonos, pues, en modelar nuestro espíritu según este método, imitando en esto a nuestro Señor, el cual, como dice el santo Evangelio, «sine parabolis non loquebatur eis» (Mt 13, 34). San Vicente dio este consejo concreto: No utilicemos, a no ser con mucha sobriedad, los textos de los autores profanos, aunque sólo sea para servir de confirmación a la Escritura (XI, 741).

32) La sencillez apostólica tiene otras facetas, como pueden ser la de presentarse como verdaderos servidores y no como dueños y poseedores de la verdad. Igualmente, san Vicente dio buenos consejos cuando había que tratar a personas astutas: Va Vd. a un país donde dicen que la mayor parte de los habitantes son astutos ­y taimados. Si es así, el mejor medio para que aprovechen, es actuar con mucha sencillez ante ellos; pues las máximas del Evangelio son completamente opuestas a las maneras de obrar del mundo, y como Vd. va a servir a nuestro Señor, debe portarse según su espíritu, que es un espíritu de rectitud y sencillez (XI, 741).

Actualidad y urgencia de la sencillez

33) Nos encontramos ante aspectos opuestos. Por una parte, la cultura actual no gusta de formulismos, de lo barroco, de lo ostentoso. No es muy bien mirada en las formas, pero por otra parte, no valora la verdad, es contraria a la verdad. La verdad está supeditada a los intereses. Se dice que la «verdad», o no te existe o no conviene. Para la cultura actual, la verdad no es un valor primero, está supeditada a otros valores como puede ser, por ejemplo, el de la libertad.

34) Por otra parte, se aprecia en teoría lo auténtico, lo verídico y se aborrece lo falso, lo engañoso y, sin embargo, no es fácil presentarse como uno es. Se cultiva la imagen como trasmisora de valores, pero con frecuencia la imagen está manipulada, desfigurada, de tal manera que es una imagen engañosa.

35) La actualidad de la sencillez, como valor necesario para la convivencia es indiscutible. La sencillez es decir la verdad, es mostrarse verdadero, es crear un ambiente de claridad, de credibilidad, de autenticidad. Estos valores son siempre válidos porque son evangélicos: Que tu sí sea sí y tu no sea no, porque lo que la pasa deahí viene del maligno (Mt 5, 37). Hay necesidad de sencillez porque, como dije antes, la sociedad actual, la Iglesia, las comunidades están fundamenta­das en la comunicación y en la comunión. ¿Cómo pueden ser posibles el diálogo, la intercomunicación, las revisiones, el discernimiento comunitario, los proyectos comunes, si no hay verdad, claridad, y credibilidad en los comportamientos y en los medios de información y comunicación?

36) La sencillez tiene otras expresiones como son, por ejemplo, las formas de educación sinceras. Con frecuencia, las formas sociales de educación están viciadasde hipocresía. Se cumple con las apariencias, se cumple mintiendo, se falsea el cumplimiento.

Enseñanzas de la Iglesia sobre la sencillez

Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Jn 8, 32)

37) No es frecuente encontrar el término sencillez en los índices de los documentos del magisterio eclesiástico posconciliar. No aparece o, si aparece, es muy paso. Hay que buscar el término «verdad». Sobre la verdad, el magisterio ha dicho mucho y muy importante. La verdad es un derecho del hombre, así como el buscarla; hay obligación de buscar la verdad en materia religiosa, sobre todo; hay que amar a la verdad; la verdad ha de dirigir el uso de los medios de comu­nicación social. Cristo es origen de toda verdad; el reino de Dios es un reino de verdad; la Iglesia, maestra de verdad; la Iglesia tiende sin cesar a la verdad; los sacerdotes, asertores de la verdad’.

38) Un documento extraordinario de Juan Pablo II tiene como tema central la verdad. Me refiero a la encíclica «Veritatis Splendor» (Esplendor de la Verdad). En realidad, el Papa ha tocado un punto muy sensible al mundo de hoy que pos­pone la verdad a otros valores. El Papa ha defendido que la verdad es el funda­mento del comportamiento de todo hombre. No se puede ir a Dios sino es por el camino que enseña la verdad. Sólo la verdad salvará al hombree.

La enseñanza de los teólogos

Voluntad de verdad…

39) Antes que apareciera la encíclica «Veritatis Splendor» (Esplendor de la Verdad), los teólogos cristianos (protestantes y católicos) se habían preocupado de la sencillez como virtud arraigada en la verdad. Los moralistas, partidarios de lo Moral de Actitudes, tratan de la sencillez al estudiar la veracidad. Consideran la veracidad como una de las virtudes sociales básicas. En la Moral de Actitudes se habla de la actitud de la voluntad de verdad. Para los moralistas actuales, la voluntad de verdad es una actitud que debe imbuir todo el actuar, auténticamente humano3.

La sencillez en el magisterio de la Compañía

Nos esforzaremos por hacer todo en ese espíritu de sencillez… (RC II, 4).

40) La virtud de la sencillez ha sido recordada con frecuencia en la Con­gregación de la Misión, por los Superiores y formadores. Se ha estimado el estilo sencillo de vida cotidiano y en el modo sencillo de llevar a cabo los ministerios. Pero no ha habido un desarrollo doctrinal de la virtud de la sencillez hasta hace pocos años.

41) Las Constituciones, como es obvio, se limitan a exhortar al conocimien­to y práctica de las virtudes (cf. art. 4), remitiendo en cuanto al contenido, a las Reglas Comunes (cf. RC, II, 4, 5 y XII, 5). La Asamblea General de 1992 insistió en el conocimiento profundo y en la actualización de las virtudes del misionero. Efectivamente, mandó que cada Provincia buscara la forma de traducirlas hoy. Muchas Provincias han cumplido el mandato de la Asamblea General. Algunas de ellas han confesado, que por primera vez, se ha tratado en común sobre las virtudes, dejando a un lado el sentido individualista que de ellas se tenía, para alzar el valor comunitario.

Actualidad de la sencillez vicenciana

42) Todos los valores propuestos por san Vicente sobre la sencillez son actuales, es decir, sirven al hombre de hoy y no están lejanos a sus aspiraciones. Es más, por las características de la sociedad actual y por los dinamismos nuevos que se han introducido en la vida ciudadana, eclesial y comunitaria, la sencillez resulta ser una virtud, absolutamente necesaria y atractiva.

43) El mundo tan abigarrado de las comunicaciones, la influencia de los medios de comunicación social, los nuevos dinamismos de diálogo, programación y revisiones comunitarias hace que la sencillez resulte hoy una virtud actual y nece­o lo y que merezca un cultivo especial.

44) La necesidad de la sencillez no quiere decir que sea fácil. Hoy no abun­da la sencillez en el comportamiento de muchos hombres y con frecuencia se la teme. No es fácil ni seguro caminar por el mundo sencillamente, con la cara bien limpia y al descubierto. Es una asignatura difícil. Aparece la tentación de difuminar la verdad cuando se ponen en peligro determinados intereses. El mundo sigue siendo amante de las tinieblas más que de la luz.

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