Muchas de vosotras recordareis las palabras de Walt Whitman:
«Juventud,
Juventud llena de gracia, fuerza, fascinación…
Día pleno y espléndido, día de inmenso sol, acción, ambición, risa…»
Me han pedido que os hable sobre la juventud. Y lo voy a hacer. No voy a enmascarar mis intenciones: quiero animaros a que os deis a los jóvenes. Dejadme comenzar presentándoos la situación actual.
La realidad de hoy
Ocho puntos rápidos:
- El 64% de la población mundial tiene menos de 25 años.
- Aunque hay muchas diferencias significativas en varias partes del mundo que aumentan, los jóvenes tienen estas características en común:
- Una profunda inmersión en una «cultura de la información». La mayoría de los jóvenes contemporáneos no crece en una cultura «católica», donde su ambiente y una familia estable apoyan los valores religiosos. Muchos pasan más tiempo cada semana delante de la televisión que en clase.
- Plasticidad. La vida cambia rápidamente para los jóvenes. El cambio rápido se incorpora a la esencia contemporánea de la vida. Hace un siglo, la mayoría de la gente vivía, trabajaba y moría en su pueblo natal. Hoy, la gente cambia de trabajos, de hogar (y a veces de esposa y de creencias religiosas) rápidamente. Por supuesto, el lado positivo de la plasticidad es la «flexibilidad» y la «maleabilidad».
- Duda para comprometerse. Una joven que he conocido recientemente me dijo que ella nunca se casaría por la Iglesia. No podía imaginarse diciendo que su matrimonio sería «para siempre». Las palabras «para siempre» se atragantan en la garganta de muchos jóvenes. ¡Han visto tanto matrimonios rotos, tantas familias divididas, tantos compromisos religiosos rotos!
- Amor conmovedor. La gente joven ansia saber amar. El deseo de una relación significativa ocupa mucho espacio en sus agendas. De hecho, un sabio consejero me dijo una vez que, para muchos jóvenes, es la única anotación en su agenda. Pero muchos también se han ahogado en la trascendencia. Están insatisfechos con las relaciones que han experimentado. Buscan un amor que va más allá que esa experiencia diaria del amor.
- En algunas partes del mundo, la practica religiosa ha descendido dramáticamente entre la gente joven. En España, en los últimos cinco años, ha descendido un 13%. En Roma, donde yo vivo, esta de moda entre los jóvenes decir «Yo no soy creyente». La práctica religiosa ha caído en Italia un 10%. Un astuto escritor de EE.UU. dice esto: «El gran problema de las Iglesias de hoy es la indiferencia: «la masiva ausencia de Dios de tanto en el mundo contemporáneo – con todo el vacío final, el cinismo religioso y la insignificancia de sus experiencias.»»1 ¿Cuál es el porcentaje de jóvenes en vuestros países que creen en Dios profundamente y que manifiestan sus creencias?
- La investigación también nos dice que un número importante de jóvenes buscan:
- Objetivos religiosos explícitos,
- Intensa solidaridad con los otros,
- Servicio explícito en todo el mundo a los más necesitados.2
- Nuestros propios grupos de jóvenes, gracias a Dios, están creciendo significativamente. Hoy reúnen más de 200.000 miembros en 40 países. El 2 de febrero de 1999, la Santa Sede aprobó, por primera vez, los estatutos internacionales para nuestros grupos de jóvenes. Desde entonces, mayoritariamente debido al increíble trabajos de las Hijas de la Caridad y de las conferencias, he sido capaz de aprobar los estatutos nacionales para nuestros grupos en 25 países. Este septiembre pasado, por primera vez, establecimos un Secretariado Internacional en Madrid. Esta formado por jóvenes voluntarios de diferentes países, que ofrecen 3 años de sus vidas para servir allí. Dentro de dos meses, del 8 al 12 de Agosto, mantendremos la primera Asamblea General para nuestros grupos de jóvenes, con la asistencia de delegados de aproximadamente 35 países.
- Del 15 al 20 de agosto sobre 1800 jóvenes se reunirán en Roma en la Jornada Mundial de la Juventud. Y no solo de los grupos de JMV, sino también de la Sociedad de San Vicente, de la AIC, y de la Asociación de la Medalla Milagrosa.
- El 7 de abril de 1999, la Santa Sede aprobó los Estatutos Internacionales de MISEVI (Misioneros Seglares Vicencianos). Este miembro más reciente de nuestra familia tiene como objetivo enviar a jóvenes hombres y mujeres a las misiones ad gentes. MISEVI les ofrece formación, enclave apostólico, comunidad de referencia y acogida, mantenimiento económico, sistema de apoyo humano y espiritual, y la acogida en su país de origen eventualmente.
- Hoy hablamos de un gran reto con el marketing. Me parece que la mayoría de la sociedad ha vendido un sueño equivocado a la juventud: dinero, la necesidad de tener más y tenerlo inmediatamente, sexo onírico, triunfo en solitario… Una pregunta interesante a proponer es: ¿Cuáles son los modelos que los jóvenes buscan para imitar: Jesús, la Virgen María, los santos y los mártires, santos vivos como algunas de las hermanas en vuestras propias provincias? ¿O ansían más ser Michael Jordán, Maria Grazia Cucinotta, Denzel Washington, o Martina Hingis? Según como yo lo veo nuestro reto es el siguiente: ¿Podemos venderle a los jóvenes el sueño de Jesús?
Los principios globales de nuestros grupos vicencianos de jóvenes
Probablemente recordéis que nuestros grupos están relacionados con la Asociación de la Medalla Milagrosa. Ambos surgen de las apariciones que Catalina Labouré tuvo en Rue du Bac en 1830. Catalina escribió lo siguiente a Fr. Haladle:
«La Santísima Virgen quiere que fundes una asociación de «Hijos de María». Tú serás su superior, y tú y sus miembros seréis dados abundantes gracias.
Los grupos crecieron rápidamente, inicialmente en Francia y luego por todo el mundo. En este siglo, conocieron un periodo de declive, pero en los pasados 20 años, se han repuesto y han resurgido significativamente.
Los estatutos definen 4 objetivos principales:
- Formar a sus miembros para vivir, con fe profunda, el seguimiento de Cristo como Evangelizador y Sirviente de los pobres.
- Vivir y orar, como María, en la simplicidad y la humildad, haciendo su propia espiritualidad desde el Magnificat.
- Mantener vivo el espíritu misionero, especialmente a través de experiencias misioneras entre los pobres, particularmente, entre los pobres jóvenes.
- Preparar a los miembros individual y comunitariamente para colaborar dentro de la Iglesia y de la Sociedad con otros agentes pastorales.
Sugerencias para las Hijas de la Caridad
¿Creéis en los sueños? ¿Creéis que los podéis hacer realidad? Os animo a compartir hoy ese sueño con los jóvenes.
Crear grupos de jóvenes. ¿Hay algún sector de la sociedad en el que el Papa Juan Pablo II se haya centrado tanto como en lo jóvenes? Hoy todo el mundo habla sobre el Nuevo milenio. Los jóvenes SON el tercer milenio. Les pertenece. Si la Iglesia esta completamente viva en el tercer milenio, es gracias a que es vigorizada por los jóvenes que creen profundamente. Los jóvenes son evangelizadores y sirvientes de los pobres en el tercer milenio. Muchos de nosotros difícilmente desarrollaremos ese papel. Si estadísticamente es cierto, no sobreviviré a la segunda década del tercer milenio. Pero los jóvenes de hoy estarán vivos y llenos de energía. Por eso os sugiero hoy, que no hay objetivo apostólico más importante para la Iglesia y para la Familia Vicenciana que acercarse a los jóvenes y ofrecerles una formación vibrante, Cristiana y Vicenciana. Nosotros que formamos parte de la familia Vicenciana tenemos un regalo maravilloso que ofrecer a los jóvenes. Os digo: trasmitírselo con alegría y generosidad.
Hoy nuestros grupos de jóvenes existen en 40 países. ¿Será posible que para la próxima Asamblea General haya grupos activos en cada uno de las 80 provincias y regiones de la Hijas de la Caridad? Os animo a lograrlo.
Cuando creéis grupos, escoged un estilo de grupo plenamente inculturizado. Hoy en día, hablamos mucho sobre la inculturización. Algunos me dicen de vez en cuando: «Yo no creo que estos grupos de Juventudes Marianas Vicencianas vayan a funcionar en mi país. Nuestra cultura es diferente.» Mi reacción es simplemente la siguiente: sed creativos. Si lo que veis en los grupos de JMV no se ajusta a vuestra propia cultura, entonces cread aquello que si lo haga. Pero no dejéis que nada os amedrente. Salid a los jóvenes. Compartid con ellos el profundo amor hacia los pobres que San Vicente y Santa Luisa emprendieron con su compromiso hacia una caridad vivida de manera activa, practica con simplicidad y humildad.
Como he mencionado antes, varios estudios recientes señalan que los jóvenes buscan tres cosas principalmente:
- Una experiencia trascendente.
- Amistad y solidaridad hacia los otros.
- Servicio a los más necesitados, incluso en el ámbito internacional.
¿Dónde se pueden establecer estos grupos? Hay muchos puntos de interés para establecer estos grupos. Primero, nuestra Familia Vicenciana administra un gran número de escuelas y universidades donde jóvenes que están madurando estudian y a veces viven, donde a veces se sienten solos, donde buscan alguna clase de formación cristiana, y donde ellos se encuentran ansiosos de alcanzar objetivos con significado. Hoy, las instituciones educativas regentadas por nuestra Familia Vicenciana por todo el mundo cuentan con más de medio millos de estudiantes. Ellos son un campo de siembra para estos grupos de jóvenes. También hay profesores jóvenes en esos centros. ¿Podrían organizarse y ofrecerles una formación Vicenciana? Segundo, existen cientos de parroquias donde los Vicencianos y las Hijas de la Caridad trabajan. Cada parroquia debería tener uno o varios grupos de jóvenes. Tercero, hay enfermeras y médicos jóvenes trabajando en hospitales. Con creatividad, ¿podría organizarse alguna clase de grupo vicenciano para ellos?
La formación es la clave. De hecho, la llamada más alta que escucho hoy en día como Superior General es una llamada a la formación Vicenciana. S. Vicente nos ha dejado un carisma imperecedero dentro de la Iglesia y nos lo ha puesto en las manos como instrumento inigualable. Pasádselo a los jóvenes. Contadles como S. Vicente, inspirado en la visión de Jesús, vio el mundo de otra forma. Contadles que los pobres son los reyes y las reinas y los presidentes en el Reino de Dios, y que nosotros somos sus siervos. Dadles una espiritualidad evangélica rica, enraizada en la humanidad de Jesús. Ayudadles a compartir el amor de Jesús por Dios Padre y su confianza en la Providencia de Dios. Acompañadles en la escucha a las palabras de Dios como hizo María, la Madre de Jesús, y en la puesta de la misma en práctica como ella hizo. Demostrad para ellos, sobre todo a través de vuestras vidas, la importancia de la verdad y del amor comprometido. Ilustradles con vuestro ejemplo en una forma de ver el mundo con los ojos de la humildad, como si todo fuese un regalo, todo, ya que Dios está continuamente alcanzándonos para renovarnos y hacernos plenos. El carisma de nuestra Familia Vicenciana es extremadamente importante dentro de la Iglesia. Podemos, donde quiera que estemos, crear grupos de jóvenes, darles una formación rica, y ofrecerles varias opciones para el compromiso comprometido: experiencias en programas de verano, programas anuales, compromisos anuales de unas horas al día, un compromiso para toda la vida…
Ofreced a los jóvenes una dimensión internacional de sus vidas. Vivimos en una comunidad global. Los acontecimientos actuales en cualquier parte del mundo nos afectan. Si el yen está débil, El Mercado de Nueva York se tambalea. Si hay actos violentos en América Central, el número de indocumentados en Los Ángeles se incrementa considerablemente. Os insto a ayudar a los jóvenes a ver la dimensión del pobre en el mundo a través de las palabras de San Vicente, a verlos como él hizo. En una época donde la mayoría de la gente moría a pocos kilómetros de sus lugares de nacimiento, él estableció dos comunidades internacionales que se expandieron rápidamente desde Francia a Polonia, Italia, Algeria, Madagascar, Irlanda, Escocia, Las Islas Híbridas, y las Islas Orkneys. Incluso él mismo, a una edad avanzada, se puso rumbo a las Indias. Os animo a mirar a los nuevos miembros de nuestra Familia Vicenciana, MISEVI, Misioneros Seglares Vicencianos. Tienen un estatuto muy bien elaborado, para mandar a gente a las misiones en otros países a ofrecer su servicio a los pobres de tres a cinco años. ¿Puede MISEVI surgir en cada uno de nuestros países?
Aseguraros que cualquier grupo de jóvenes que creéis satisfaga estos tres puntos. Dad a los jóvenes una experiencia de Dios, una experiencia de amistad entre ellos, con vosotros, y con los pobres, y una experiencia de servicio comprometido. Aseguraros especialmente de que rezan con vosotros. Este es a menudo el elemento más olvidado. ¿Hemos desarrollado una pedagogía de experiencia de Dios.
Estas son algunas sugerencias, hijas mías. Espero que os sean útiles. Vosotras mismas tendréis muchas más. Vuestras propias sugerencias serán probablemente mucho más concretas y creativas que las mías. Demos unas vueltas a nuestras cabezas para ver si podemos encontrar más formas de llegar a los jóvenes.
- Michael J. Buckley, «La Educación marcada con el símbolo de la Cruz» (Education Marked with the Sign of the Cross), en America 163 (Agosto 25 – Septiembre 1, 1990; nº 5)101.
- Cf. Albert di Ianni, «Vocaciones Religiosas: Nuevos Signos de los Tiempos» Review for Religious 52 (nº 5; Septiembre-Octubre 1993) 745-763. también, D. Nygren y M. Ukeritis, «El futuro de las Ordenes Religiosas en los EE.UU» (Connecticut: Praeger Press, 1993) 251