XXXIII. Varios beneficios en la Congregación
Aquí van algunas muestras de la conducta del sr. Jolly que se ha creído deber reunirlas aquí, para dar a conocer de un solo golpe de vista su espíritu y su gobierno. No costará mucho creer que una Congregación dirigida por un general así anduviera con buen pie y produjera muchos frutos. Reconoce en varias cartas escritas a las casas según el deseo que le habían expresado varios superiores de méritos. En cuanto al interior de la CM, dice en su carta del 19 de marzo de 1673, por la gracia de Dios, todo está en paz y buena inteligencia por la unión que se mantiene entre los superiores y los inferiores. Nuestro Señor continúa como en el pasado bendiciendo todas las funciones tanto en Francia como en los países extranjeros, donde se mantiene cada vez más por la utilidad de estas mismas funciones.
Nuestro seminario interno va en aumento de muchos y buenos súbditos, que son al presente 33, sin hablar de los postulantes. En 1677, habían sido hasta 50, como lo escribía este año el sr. Jolly, reconociendo sin embargo que las cosas no iban más que con lentitud con relación a los nuevos establecimientos. En 1681, los seminaristas eran 53. Y continúa: No hablamos del seminario interno de Lyon, que nos provee también de súbditos y nos ha dado ya cuatro sacerdotes y un clérigo que han hecho los votos. La nueva casa que se ha comprado, mucho más espaciosa que la otra, era la casa del Señor de la Verrière, en la colina de Fourvière, dará medio de recibir a un mayor número en el porvenir y se puede tener fundada esperanza sobre estos buenos comienzos.
Se ha comenzado además otro seminario interno en la casa de Saint-Méen, que podrá con el tiempo responder como los otros. Se trataba de poder encontrar gente para ofrecérselos a los nuevos establecimientos que nos pedían de todas partes; el nuevo seminario no resulta sin embargo. Saint-Méen es un pequeño lugar alejado de las grandes ciudades donde se acostumbra a hacer los estudios y tomar luego un partido como medio de vida. Se han recibido tan sólo algunos Bretones y Picardos, entre los cuales había muchos de Bretaña que sirvieron con mucha utilidad en diversas provincias de Francia, de Italia y de Polonia.
El sr. Jolly prosigue en la misma carta: No decimos nada de los dos seminarios internos de Roma y de Génova que Dios continúa bendiciendo y que surten a sus provincias. Nuestros estudiantes son más de 25, entre filósofos y teólogos. Este número aumentó poco después. Conservan por la gracia de Dios el espíritu de piedad con la afición al estudio.
También en otra carta del 8 de enero de 1677: Les agradará saber que por la misericordia de Dios la unión y la caridad se conservan en nuestras casas; todas trabajan en nuestras funciones con el celo y el éxito que se pueden desear según sus fuerzas. Se ha comenzado en Varsovia un seminario interno, donde ya se han recibido algunos Polacos; hemos enviado allá a un sacerdote de la casa de Roma. Era el sr. Fabri, quien fue allá y prestó buenos servicios; ahora es visitador de esta provincia, y con él un clérigo de esta casa y dos hermanos.
Además, en la carta del 20 de septiembre de 1680: Nos escriben de todas partes que ha sido del agrado de su divina Majestad dar su bendición a las funciones tanto de los seminarios como de las misiones, y nos han llegado diversos informes de los grandes frutos que se cosechan, de los que sería demasiado largo hablarles en particular. Nuestras casas viven en paz; es efecto de las oraciones de nuestro venerable sr. Vicente de quien aquellos que tuvieron la suerte de conocerle hablan siempre con mayor estima; roguemos a Dios que quiera mantener en la CM el espíritu del que él se sintió animado y hacer que seamos reconocidos como sus verdaderos hijos.
Y todavía escribiendo el 19 de agosto de 1681: Se siente gozo al saber noticias del estado de la CM; todo nos debe servir para amar más y más la vocación a la que ha tenido la bondad de llamarnos. Se trabaja siempre tanto en las misiones como en los seminarios, siempre con bendición; y se reconoce como se ha hecho recientemente que las misiones son útiles en extremo para la salvación de las almas, sobre todo en los países en que todavía no se han dado.