Formación humana y cristiana de Luisa de Marillac (III)

Mitxel OlabuénagaFormación VicencianaLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: .
Tiempo de lectura estimado:
  1. LA FORMACIÓN EN LA PENSIÓN DE LA SEÑORITA POBRE (UNA SEÑORITA DEVOTA)

Hemos recordado más arriba la imprecisión del primer bió­grafo: su padre «la retiró algún tiempo después y la puso en París en manos de una dueña hábil y virtuosa, para que le ense­ñara a hacer cosas convenientes a su condición»I5. Probable­mente fue en 1604, coincidiendo con la muerte de su padre, cuando Luisa dejó Poissy y pasó a instalarse en casa de una señorita devota. En esta pensión debió vivir hasta los 21 años, un poco antes de contraer matrimonio.

Sor Bárbara Bailly nos ha dejado este testimonio: «A veces nos contó que siendo joven, había estado como pensionista en casa de una señorita devota, con otras jóvenes como ella. Y vien­do que su maestra era pobre, le dijo que tomara labor de los mercaderes y que ella trabajaría en provecho suyo, a lo que animó también a sus compañeras. En la casa, ella tomaba sobre sí los trabajos humildes, como cortar la leña ella misma y otras cosas penosas».

Durante esta época de la pensión (1604-1613), Luisa conti­núa su formación intelectual y artística: de esta época son sus acuarelas, en las que expresa todo su sentimiento religioso’7. Su formación humanística se completa en esta pensión con la for­mación manual y práctica de las tareas del hogar.

En el Consejo celebrado el 8 de septiembre de 1655, san Vicente elogiará la buena administración de santa Luisa. Des­pués de enumerar las cualidades de la superiora, contra su cos­tumbre, prorrumpe en alabanzas hacia la señorita Le Gras: «Hasta ahora la señorita ha administrado bien todos los asun­tos, gracias a Dios, tan bien que no conozco ninguna casa de hermanas en París que esté en tan buen estado como vosotras. Todas se quejan de que tienen deudas; las hijas de Santa María y otras muchas. Hasta las hijas de Dios, si no me engaño, me han dicho que las tienen. Mirad, pues, cómo ha bendecido Nues­tro Señor el buen gobierno que ella ha llevado en todo. Hay dos o tres casas de hermanas que hace poco se han visto obligadas a dejarlo todo por no haber puesto interés en esto, a pesar de que quizás tenían más rentas que vosotras. Entre tanto, vosotras habéis tenido una superiora que no sólo ha evitado que se arrui­ne vuestra casa, sino que por el contrario ha ido reuniendo dine­ro con que comprar una. Por eso tenéis que dar muchas gracias a Dios, al veros en tal situación que no conozco ninguna otra casa religiosa que esté tan bien. No, os lo repito, no conozco nin­guna otra en París; y esto, después de Dios, se lo debéis al buen gobierno de la señorita.

Por supuesto, durante estos años Luisa sigue cultivando su formación cristiana. A los diecisiete años se introduce en la vida espiritual. Puesto que disponía de tiempo, se aplica a la lec­tura: la «Guía de pecadores» del P. Granada; la «Imitación de Cristo»; la «Introducción a la vida devota» de Francisco de Sales; el «Breve Discurso» de Bérulle… Le gusta escuchar a los predi­cadores jesuitas y capuchinos. Y dedica una hora diaria a la meditación, para la que tiene facilidad. Según el testimonio de Sor Maturina Guérin, ya practicaba la «oración mental a los 15 ó 16 años». No ha de extrañarnos que surgiera en ella el deseo de hacerse religiosa.

Juan Corpus Delgado

CEME, 2010

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *