75. ROME. SS. JEAN ET PAUL. 1700. – Roman. SS. Joannis et Pauli.
Inocencio XII, deseando reunir en un mismo edificio todos los tribunales de Roma, creyó no poder encontrar un emplazamiento más favorable que el de Monte-Citorio, a causa de su situación central. Hizo pues levantar en la plaza de Monte-Citorio un soberbio palacio, que debía necesariamente causar perjuicio a la casa de la Misión, enmascarándole el magnífico golpe de vista del Pincio y la vista de la plaza.
Para compensar este daño, Inocencio XII hizo a la Congregación de la Misión un don verdaderamente regio, cediéndole la casa y la iglesia de los Santos Juan y Pablo situadas en el monte Coelius, cerca de las magníficas ruinas del Coliseo y del palacio de los Césares.
La casa de los Santos Juan y Pablo, al lado de una magnífica basílica separada de toda otra habitación, reastaura y agrandada de manera que pueda contener a una numerosa comunidad, fue considerada como apta, y lo era de hecho para servir de seminario interno o de noviciado para la provincia romana de la Congregación de la Misión.
Inocencio XII, por su bula In apostolicae dignitatis, cedió a la Congregación de la Misión el convento, la iglesia y la abadía con los bienes anexos, con la única cláusula de subvenir a los cargos que pesaban sobre todos estos bienes: Supportatis tamen, per modernos et pro tempore existentes superiores et presbyteros dictæ Congregationis Missionis, omnibus et singulis Abbatiæ et ecclesiæ ac primodicti conventus ejusmodi oneribus.
La iglesia de los Santos Juan y Pablo había sido donada, con el monasterio y las huertas, a los Hermanos predicadores de nacionalidad inglesa, que no pudieron mantenerse allí mucho tiempo. Fue entonces cuando Inocencio XII, de acuerdo con el cardenal Pietro Ottoboni, se lo regaló a los misioneros.
Estos últimos tomaron posesión el 4 de octubre de 1697, como se ve por el acta de Nicolas de Rossi, redactada el mismo día.
El Sr. Pellegrino de Negri representó a la Congregación, por mandato especial del superior general, y el Sr. Pierre-François Giordanini, superior de Monte-Citorio y visitador, envió a dichos lugares una pequeña colonia de diecinueve misioneros, compuesta de sacerdotes ancianos, de estudiantes y de hermanos coadjutores.
76. VANNES. 1701 – Veneten.
En 1701, el 17 de enero, Mons. François d’Argouzes, obispo de Vannes, estableció directores perpetuos de su seminario a los sacerdotes de la Congregación de la Misión con poder de hacer, en su diócesis, las funciones de su Instituto. Asignó, sobre las rentas de dicho seminario, 2100 libras de pensión anual para cuatro saceedotes y tres hermanos. El Sr. Nicolas Pierron, superior general, aceptó este establecimiento el 18 de enero del mismo año.
En 1693, el 12 de febrero, el mismo señor obispo y el Sr. Jolly, superior general, firmaron ante François-Gédéon Marchand y Pierre Savlette, notarios en el Châtelet, un contrato de las fundaciones de una misión de un més al año, en el tiempo de Pentecostés, en la parroquia de Pluvigner, mediante 600 l. 2 s. 1 d. de renta en la cuenta veinte sobre el clero de la diócesis de Vannes, al capital de 12 142 l. 8 s. 1 d. legados por el Sr. abate de la Fayolle, fallecido en Roma, para esta fundación, y a condición de que la renta de esta suma sería distribuida a los pobres de dicha parroquia de Pluvigner, cuando no se dé la misión en el año. Esta condición es también estipulada en dicho contrato de fundación.
En 1705, el 29 de abril, Guillaume Barbier, labrador en la Gazilly, parroquia de Charentoir, y Jeanne Hochet, su mujer, donaron por contrato, hecho por René Río y Allano, notarios en Vannes, unas tierras por 30 libras de renta anual para fundación de una misión en la Gazilly cada catorce años a perpetuidad, comenzando catorce años después de la muerte de los dos donantes. El 3 de junio del mismo año, Renée Riaud, mujer, y no común en bienes de Joseph Gauvin, oficial, para participar en esta fundación, aumentó su renta por la donación de una pieza de tierra, a condición: 1º que la dicha misión, después de la muerte de dichos fundadores y fundadoras, se daría cada diez años a perpetuidad en lugar de catorce, comenzando diez años después de dichos muertos; 2º que, si con el tiempo la renta de esta pieza de tierra es de más de 15 libras, el excedente será empleado en retribuciones, de misas por ella y sus padres.
77. CRÉMONE. 1702. – Cremonen.
Un canónigo de la catedral de Crémone, el Sr. Malossi, tuvo la piadosa idea de hacer construir un oratorio en honor de san Joaquín, padre de la santísima Virgen María, con el fin de reavivar su culto y de promover la piedad de los fieles hacia este santo patriarca. Aseguró con el consentimiento del magistrado civil, y concluyó su obra, el año 1700. El año siguiente, oyendo hablar de los frutos abundantes de salvación que operaban los sacerdotes de la Misión en la diócesis y la ciudad de Pavía, pensó no poder realizar mejor su piadoso deseo de ver a san Joaquín honrado, que procurándole una misión y una dotación suficiente, para permitirles ejercitar su ministerio en la ciudad de Cremona. El canciller del obispado consintió y dio la facultad de poner en ejecución este proyecto, por un acta auténtica del 17 de setiembre de 1701. El 27 de diciembre siguiente, el Sr. Pierron aceptaba la donación y la fundación. Pero el piadoso canónigo, temiendo la oposición del magistrado civil si, en el suplicatorio, se hacía mención de la Congregación de la Misión, se contentó con pedir la facultad de tener con él a cuatro sacerdotes que vivirían en comunidad. Formulada así, la súplica recibió la aprobación del magistrado. A su vez, el obispo de Cremona. Mons. Alexandre Croce, aprobó la fundación y la donación. Estas formalidades y otras más quedaron cumplidas, cuatro sacerdotes de la misión y dos hermanos acudieron a Cremona, el 9 de octubre de 1702, y tomaros, al día siguiente, posesión de la parte de la casa cedida a la misión y de las tierras, cuyas rentas debían servir a los gastos de la nueva fundación.