Vidas ejemplares: Santa Luisa de Marillac (cómic)

Francisco Javier Fernández ChentoLuisa de MarillacLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: José A. Romero, S.J. (editor) .
Tiempo de lectura estimado:

Número 64 de la colección «Vidas ejemplares», de editorial Novaro, editado en el año 1959

 

Esta serie, publicada por la Editorial Novaro y dirigida por el Padre José A. Romero S.J. salió a la luz el 1 de Mayo de 1954.

Anualmente, se lanzaban números extraordinarios de la serie (80 páginas), dedicados a temas especiales como: JESÚS DE NAZARETH, MOISÉS Y LOS 10 MANDAMIENTOS, EL CONCILIO VATICANO II, LOS CONGRESOS EUCARÍSTICOS, NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, etc, publicándose un total de 13 extras en los años que duró este cómic.

Es a partir de Enero de 1960 que esta publicación pasa a lanzarse cada quincena, cambiando en 1964 el logotipo de la estrella por una «N» inscrita en un círculo, acompañado al clásico triángulo blanco (que por un breve tiempo estuvo acompañado de la estrella de «Ediciones Recreativas» para luego apropiarse de ese espacio).

El 1ero de Julio de 1964, y desde el número 176, cambia nuevamente el logotipo por uno presentando un águila estilizada, ubicando en su pecho la «N» de Novaro.

Llegando al año 1967, y ya por el número 236, la Editorial Novaro arma un nuevo logo en el que se verán una «E» y una «N» entrelazadas. 10 números después, el 1ero de junio de 1967, se obsequió el Tercer Álbum histórico de cromos llamado «RAÍCES HISTÓRICAS DE MÉXICO» perteneciente a una promoción que con el título de «Pega Ganando y Gana Pegando» había hecho su aparición el 15 de setiembre de 1966, publicando un promedio de 3 figuras del álbum en cada uno de los cómics que la editorial sacaba semanalmente (estas figuras iban impresos en la contratapa o en la contraportada de todos los títulos que publicaba Novaro).

Para el año de 1972, se rediseña el título «Vidas Ejemplares» con un nuevo tipo de letra, dándole un tono más arcaico y cercano al carácter de la publicación. Esta no sería la única variación que traería, sino que en pocos meses, al 10 de abril, la editorial cambia su política de publicar biografías, para iniciar una larga y bien estructurada serie de (cabe indicar que la también mexicana «Episodios Bíblicos»editorial EDAR , estaba publicando un título similar llamado BIOGRAFÍAS SELECTAS-agrupando vida de santos y de personajes célebres-, la cual también en una etapa se dedicó a temas bíblicos).

El 15 de noviembre de 1973, la serie se incorpora a la promoción «Festival de Colores», siendo impresa en papel couché, dando como resultado colores más brillosos.

Vidas Ejemplares dejó de publicarse con el número 416, del 25 de marzo de 1974. Sin embargo, una década después, en 1983, una editorial llamada Pin-Pon comienza a relanzar en formato pequeño esta serie, pero sumándole en el título «y milagros», quizá por la ausencia de un permiso por parte de la Editorial Novaro para que Pin-Pon pueda usar el mismo título.

En 1985, con un tiraje de 50,000 ejemplares mensuales, se inicia la segunda época del cómic, ya no bajo el sello de Novaro que había cedido los derechos a la iglesia católica, sino bajo el de «Obra Nacional de la Buena Prensa», que reeditará en formato pequeño, la mayoría de ejemplares que salieron en los años 50s y 60s.Probablemente se haya mantenido en circulación hasta 1998.

De la introducción:

Cartas de santos

Es muy curiosa la anécdota que refiere el en­cuentro de Santa Luisa de Marillac con San Vicen­te de Paúl. Ambos santos tenían por la caridad tan fervorosa inclinación, que juntos realizaron la empresa más grande y esforzada de su siglo. Pero cuando se conocieron, no sintieron esa mutua sim­patía que atrae a las almas afines. San Vicente dijo que le era difícil hacerse cargo de la dirección espiritual de Luisa de Marillac, porque tenía de­masiadas cosas a las que debía atender. Por su parte, Luisa manifestó que encontraba a Vicente de Paúl muy «frío y severo». Las virtudes de ambos no salieron a relucir precisamente el día en que se conocieron, pero…

¡Qué cambio se operó en sus relaciones con el transcurso del tiempo! San Vicente veía en Santa Luisa a una verdadera hija espiritual, y la aconse­jaba y cuidaba en todo momento.

Venturosamente para la historia, se conservan muchas cartas que se cruzaron el santo y la santa, y de ellas se desprende con cuánto amor y respeto se llegaron a ver estos célebres campeones de la caridad en el mundo.

Una de estas cartas, escrita por Vicente de Paúl a Luisa de Marillac cuando ésta iba en misión para formar grupos de damas caritativas, está re­dactada en los siguientes conmovedores términos: «Parta usted, parta en nombre del Señor… Rue­go a su Divina Bondad la acompañe, sea su diver­sión en el camino, sombra contra los ardores del sol, techo para las lluvias y el frío, lecho para el cansancio, energía en las labores, y que, por últi­mo, 5 haga volver con perfecta salud y llena de buenas obras«…

Santa Luisa no se medía para entregarse al ser­vicio de los necesitados, y San Vicente tuvo mu­chas veces que llamarle la atención, admirándose en el fondo de que su débil salud resistiera tanto esfuerzo. En carta del 19 de febrero de 1630, envió a Luisa los siguientes renglones:

«Bendigo a Dios que le da fuerzas para ocupar­se, como hasta ahora se ocupa, en la salvación de tantas almas; pero le ruego con toda sencillez me mande decir si sus pulmones no se resienten de tanto hablar, y si no se turba su cabeza con tanto ruido y confusión«.

Otra carta de San Vicente a la santa es un ver­dadero modelo de humildad, y conmueve real­mente por su contenido. Esto fue con motivo de que Luisa había despertado en la pequeña ciudad de Beauvais, Francia, una ola de admiración por el bien que hacía a todo el pueblo, en todas partes y en toda ocasión. Vicente, temeroso de que estas demostraciones de admiración y cariño tentaran la soberbia de la admirable mujer, le escribió al punto:

«…En el aprecio que le demuestren y en los honores que le prodiguen, lo mismo que en las fal­tas de consideración que vea usted que le come­ten, sea verdaderarnente humilde y ame la humi­llación. Pórtese como la abeja, que lo mismo hace su miel del rocío que se forma sobre el ajenjo, que del que cae sobre la rosa. Espero que lo hará us­ted así«.

Tan admirables y bellos consejos sólo pueden desprenderse de un espíritu santificado por la fe. En general, puede decirse que las cartas de los santos son testimonios de la más intensa sereni­dad, al mismo tiempo que demostraciones de un talento superior. Famosas son, por ejemplo, las que escribió Santa Teresa de Ávila, inundadas de infinito amor y llenas de simpatía humana.

Detrás de las palabras se esconden los hechos, y para demostrarlo ofrecemos el presente relato gráfico de la admirable Santa Luisa de Marillac, que con San Vicente de Paúl comparte la gloria de la caridad.

Guión del P. Carlos de Ma. y Campos, S. J. — Adaptación Literaria: Javier Peñalosa. — Realización Artística: Alfonso Tirado. — Portada: Luis Vera.

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