[Entre 1643 y 1652]
Me tomo la confianza, señora abadesa, de interceder ante usted, para rogarle que acepte en su abadía a una de sus religiosas, que dice ser priora de…, y que no pudiendo seguir en su priorato por culpa de la miseria de los tiempos, ha quedado expuesta a la necesidad y su condición a la censura y a la burla del mundo y de la soldadesca. Quizás tenga usted razones para no recibirla o, por lo menos, me he imaginado que podría poner alguna dificultad; no obstante, no he dejado de escribirle, ya que la caridad me obliga a cumplir con este deber con una persona de esta clase, que hace esperar que la dejará a usted plenamente satisfecha y que da motivos para temer que, al permanecer fuera de su centro, esto es, lejos de su monasterio, no podrá estar tranquila ni segura. Si usted no acepta que vuelva a su casa, le suplico muy humildemente que me indique por lo menos si podrá contribuir en algo a su sustento, en el caso de que podamos ponerla en pensión en esta ciudad durante algún tiempo. En nombre de Dios, señora abadesa, no vea usted mal que le haya escrito con esta propuesta.