Vicente de Paúl, Carta 1310: A Esteban Blatiron, Superior De Génova

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Vicente de PaúlLeave a Comment

CREDITS
Author: Vicente de Paúl · Year of first publication: 1976 · Source: San Vicente de Paúl. Obras completas. Tomo IV. Correspondencia 4. Abril 1650 - Julio 1653. Trad. de A. Ortiz sobre la edición crítica de P. Coste. Salamanca : Sígueme, 1976. 610 p. ; 22 cm..
Estimated Reading Time:

2 de septiembre de 1650

Temo que, si empieza usted a presentar cuentas, se seguirá haciendo así y que luego el señor cardenal y el arzobispo que le suceda, al ver que así lo ha hecho, le obligue a continuar; y es eso precisamente lo que hay que evitar por encima de todo, por tratarse de una sujeción muy molesta. Antes de que fuéramos a San Lázaro, nuestros antecesores presentaban cuentas todos los años a los obispos de París, de forma que después de nuestra entrada en aquel sitio el señor arzobispo nos quiso obligar a hacer lo mismo; pero le rogué insistentemente que nos dispensara de ello; como no quería hacerlo, le dije que preferíamos más bien retirarnos, y lo hubiéramos hecho sin vacilar si él hubiera continuado en sus exigencias. Resulta difícil a los misioneros que van y vienen escribir en detalle todo lo que gastan en la ciudad y en los campos, porque tienen que hacer gastos menudos inevitables que podrían parecer superfluos a los que revisan las cuentas. Además, se olvidan muchas cosas, de forma que al hacer las cuentas, cuando hay que presentarlas, haciendo que coincidan los ingresos con los gastos, no queda más remedio que hacer suposiciones, como las hacen en algunas compañías; y esas suposiciones pueden perjudicar y constituir un pecado. Le dije todo esto al señor arzobispo de París y se lo escribo a usted, para que se sirva usted de estas razones cuando surja la ocasión.

Todavía no he tenido tiempo para examinar su reglamento de la Caridad; le diré entretanto que, por lo que se refiere a los protectores y consejeros, quizás ese uso sea bueno en Italia; pero la experiencia nos ha hecho ver que es perjudicial en Francia. Los hombres y las mujeres juntos no se ponen de acuerdo en materia de administración; aquéllos desean hacerse cargo de todo y éstas no lo pueden soportar. Las Caridades de Joigny y Montmirail estuvieron gobernadas al principio por uno y otro sexo; los hombres se encargaron de los pobres sanos, y las mujeres de los inválidos; pero como había bolsa común, fue necesario quitar a los hombres. Y yo puedo dar este testimonio en favor de las mujeres, que no hay nada que decir en contra de su administración, ya que son muy cuidadosas y fieles. Quizás en Italia no sean tan capaces de hacerlo así; por eso mismo no le doy como regla esto que acabo de decirle.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *