¡Bendito sea Dios, señorita, por lo que usted ha encontrado en su hijo! Le ruego con todo mi corazón que vaya El modelando el suyo según el de Su Hijo y el de usted en relación con el de su hijo en conformidad con el de El en relación con el de Su Hijo, nuestro Señor.
Puesto que le ha pagado bien el señor Dandilly, no veo ningún inconveniente en que le entregue usted las dos mil libras. Quizás, si no tiene que entregar usted lo que queda, se lo podamos tomar nosotros a cuenta de nuestros bienes y asegurarle el pago a cargo de una renta de una casa de aquí, casi frente a nosotros, que está alquilada en cien escudos; lo digo para el caso en que no encuentre usted dónde emplearlas y le parezca bien lo que le propongo. Es para poder reembolsar a un hombre, que ocupa esa casa nuestra.
En cuanto a los ejercicios que usted menciona, ya hablaremos de ellos; el padre Dehorgny irá pronto a darle noticias de las hermanas de Saint-Cloud.
Adiós, señorita. Soy, en el amor de nuestro Señor, su muy humilde servidor.
VICENTE DEPAUL
Dirección: A la señorita Le Gras.







