16 octubre 1635
Pido a Nuestro Señor que siga concediéndole el espíritu de la santa mansedumbre y también de la condescendencia a todo lo que no sea malo ni contrario a nuestros pequeños reglamentos; pues para esto, sería una crueldad ser manso; pero, para poner remedio a esto mismo, es preciso tener el espíritu de suavidad.
Monseñor de Mende se me ha mostrado muy satisfecho de sus servicios. Monseñor de Méziers me ha escrito para tener obreros semejantes a ustedes; pero ¿y el medio para dárselos? Monseñor de Viviers ha acudido también a nosotros con el mismo fin. Sólo Dios puede estar en todas partes.
La Compañía se encuentra a Dios gracias en buena situación. Dios le ha comunicado muchas gracias en los ejercicios espirituales y todos están llenos de fervor. El número de los que han entrado entre nosotros desde su partida es de seis. Cuánto temo, Señor, la muchedumbre y la propagación. Y cuántos motivos tenemos para alabar a Dios porque nos concede honrar el pequeño número de los discípulos de su Elijo. Soy…







