English
Señor:
Le he escrito ya dos veces por medio del ordinario de España, que pasa por París y Bayona, dirigiendo mis cartas al señor de la Lande para que se las pasase al señor procurador del rey, pues he recordado que son parientes, por no saber cui altari vovere vota mea, para tener noticias suyas, cuando Dios, que, etiamsi differat, non aufert tamen spei effectus , me ha hecho encontrar a este venerable padre religioso a punto de partir, por medio del cual espero gozar del bien de que me había privado la perfidia de aquellos a quienes fié mis anteriores cartas.
Este bien no es otra cosa, señor, sino la nueva seguridad de su buen estado de salud y del de toda su familia, para la que pido al señor la felicidad colmada de todas sus gracias. Le doy gracias por los anteriores cuidados paternales que le plugo tener de mí y de mis asuntos, y ruego a Dios, como lo haré toda mi vida, que me conceda la gracia de disponer de los medios necesarios para pagar sus servicios, que usted ha sabido hipotecarse con todo el bien que un padre puede hacer a su propio hijo.
Me apena muchísimo no poder escribirle más que muy sumariamente sobre el estado de mis asuntos, debido a la urgente partida de los marineros poco corteses con quienes se marcha este padre, no a Dax, según me ha dicho, sino a Bearn, donde me dice que está predicando el reverendo padre Antonio Pontanus, que siempre ha sido buen amigo mío, al cual, como de quien espero un buen servicio, dirijo mis cartas, rogándole os entregue la presente y me devuelva a su comodidad, como me ha dicho este padre que lo haría, la respuesta que espero me querréis dar.
Así pues. mi estado en una palabra es tal que estoy en esta ciudad de Roma, donde continúo mis estudios, mantenido por monseñor el vicelegado que era de Aviñón, que me concede el honor de estimarse y de desear mi ascenso, por haberle enseñado muy bellas cosas curiosas que aprendí durante mi esclavitud con aquel viejo turco a quien, como ya le escribí, había sido vendido; entre las cuales curiosidades está el comienzo, aunque no la total perfección, del espejo de Arquímedes, un resorte artificial para hacer hablar a una cabeza de muerto, de la que aquel miserable se servía para seducir al pueblo, diciéndole que su dios Mahoma le daba a conocer su voluntad por aquella cabeza, y otras mil bellas cosas geométricas que de él aprendí, de las cuales monseñor se muestra tan celoso que no quiere que me acerque a nadie, por miedo a que se las enseñe, deseando tener él solo la reputación de saber estas cosas, que se complace en hacer ver a veces a Su Santidad y a los cardenales. Así pues, este afecto y benevolencia suya me hacen esperar, como también él me ha prometido, el medio de conseguir un retiro honroso, haciéndome obtener para este fin algún decoroso beneficio en Francia. Para ello me es sumamente necesaria una copia de mis títulos de ordenación, firmados y sellados por monseñor de Dax, con un testimonio de dicho señor, que él podría obtener de una investigación sumaria de algunos amigos nuestros, de que siempre se me ha reconocido como hombre de bien, con todas las demás solemnidades requeridas en estos casos. Es lo que todos los días me encarga monseñor que consiga. Por lo cual, le ruego, señor, con toda humildad, que me quiera conceder este nuevo servicio de enviarme una nueva copia de mis títulos y de intervenir para que me mande monseñor de Dax este testimonio, en la forma indicada, a través del mencionado reverendo padre Pontanus. Le enviaría a vuestra merced dinero para estos fines, si no temiera que el dinero hiciese que se perdiera esta carta. Por eso le ruego que trate este asunto con mi madre, que proporcionará lo que haga falta. Creo que serán precisos de 3 a 4 escudos. Yo he entregado 2, como pura limosna a este religioso y él me prometió entregarlos a dicho padre Antonio para que los envíe con este fin. Si así es, ruego a usted que los tome; si no, le prometo enviar lo necesario dentro de cuatro o cinco meses por letra de cambio con lo que debo en Toulouse; porque estoy decidido a pagarlo todo, ya que plugo a Dios darme el medio para ello. Escribo también a mi tío, el señor Dusin, rogándole me quiera ayudar en este asunto.
Acabo de recibir de la persona que le fue a visitar de mi parte, el título de bachiller que tuvo a bien usted enviarme, con una copia de mis letras testimoniales que ha sido juzgada inválida, por no estar autorizada con la firma y el sello del señor obispo de Dax.
No hay nada nuevo que pueda comunicarle, a no ser la conversión de tres familias tártaras, que han venido a bautizarse a esta ciudad, a las que Su Santidad ha recibido con lágrimas en los ojos, y la catolización de un obispo embajador para los griegos cismáticos.
La urgencia me obliga a concluir la presente, mal pergeñada de momento, con la humilde súplica de que excuse mi excesiva importunidad y que esté seguro que apresuraré mi vuelta todo lo posible para pagar los servicios que le debo; entre tanto quedo, señor, vuestro más humilde y obediente servidor
DEPAUL.
De Roma, 28 febrero 1608.
Dirección: Al señor de Comet, abogado en la Corte presidencial de Dax, en Dax.