Venida a España del Padre General. 1969. (II)

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la Misión en EspañaLeave a Comment

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Author: Aurelio Ircio · Source: Anales españoles, 1969.
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ESCUDOCMA continuación lee —también en latín— el texto del Decreto de la división de la Provincia, el cual no parece necesario poner aquí porque todo él está contenido en la carta que más tarde leyó el Secretario del Consejo provincial y que ponemos a continuación.

Roma, 9 de octubre de 1969. Muy queridos todos en el Señor,

¡La gracia del Señor sea siempre con nosotros!

Después de muy seria consulta realizada en diversas fases, en estrecha colaboración con el Consejo general de la Congrega­ción, sometí a la Sagrada Congregación de Religiosos e Institu­tos Seculares una propuesta concreta para la división de la Pro­vincia de Madrid.

La Sagrada Congregación aprobó dicha propuesta por un Res­cripto del 4 de agosto de 1960, concediendo al Superior General de nuestra Congregación la facultad de dividir la Provincia de Madrid del modo propuesto.

Con el consentimiento del Consejo general hago efectiva dicha división hoy.

La división de la Provincia de Madrid es en tres Provincias, llamadas de Zaragoza, de Madrid y de Salamanca. El territorio asignado a cada una de ellas es como sigue:

La Provincia de Zaragoza comprende las provincias civiles siguientes, a saber: Provincias Vascongadas, Navarra, Aragón, Logroño, Soria, Guadalajara, Cuenca, Albacete, Murcia e Islas Canarias, como también las dos Casas de Nueva York y la de Los Angeles, en los Estados Unidos de América del Norte.

La nueva Provincia de Madrid comprende las provincias ci­viles siguientes, a saber: Santander, Burgos, Palencia, Valladolid, Segovia, Ávila, Madrid, Toledo, Ciudad Real, Jaén, Grana­da, Almería, Málaga y la ciudad de Melilla, con la casa de Pot­ters Bar, en Inglaterra.

La Provincia de Salamanca comprende las provincias civi­les siguientes, a saber: La Coruña, Pontevedra, Orense, Lugo, Oviedo, León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Córdo­ba, Sevilla Cádiz y Huelva, como también la Casa de Londres, en Inglaterra.

Las Provincias de Zaragoza y Salamanca tienen el derecho de establecer una Casa en la ciudad de Madrid.

Las nuevas Provincias comprenden todas las Casas erigidas en el territorio de las provincias civiles nombradas para cada una de ellas en el extranjero. Asimismo cada Provincia com­prende todos los miembros de la Congregación destinados en las Casas respectivas de cada Provincia. Si algún miembro de la an­tigua Provincia de Madrid no se hallara adscrito a ninguna de las mencionadas Casas, el Superior General, oído el parecer de los tres Visitadores y del mismo interesado, lo asignará a una de las nuevas Provincias.

Invito a todos los miembros de cada una de las Provincias a enviar su parecer al Superior General, en cuanto al nombramien­to para el oficio de Visitador, según las instrucciones adjuntas a esta carta.

Los nuevos Visitadores, una vez nombrados, procederán a ha­cer la consulta entre los miembros de su Provincia en orden al nombramiento de Consejeros Provinciales. Aprobados por el Su­perior General los Consejeros, el Visitador con su Consejo pro­cederá al nombramiento del Ecónomo Provincial.

Mientras todo lo anterior no se haya realizado, el gobierno de las tres Provincias queda confiado al P. Felipe García como Visitador, y a los PP. Miguel Pérez Flores, Francisco Carballo, Carlos Esparza y José Luis Cortázar como Consejeros, con el P. Jesús Gómez como Ecónomo Provincial.

Las tres Provincias se regirán por los Estatutos adjuntos a esta carta.

Las directivas para las relaciones con las Provincias Filiales y Misiones van asimismo adjuntas a esta carta.

He compartido con todos ustedes las inquietudes que han acompañado al proceso preparatorio de esta división, confiando siempre en la guía de la divina Providencia, y ayuda, mediante la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de San Vi­cente, por las oraciones de muchos cohermanos.

Con esta misma confianza por la felicidad de todos ustedes, y prosperidad de las obras a ustedes confiadas, pidiendo la ben­dición de Dios, la ayuda y protección de la Santísima Virgen y de los Santos y Bienaventurados de nuestra Congregación, para todos y cada uno de ustedes, quedo de todos afmo. hermano y servidor en Cristo,

JAMES W. RICHARDSON, C. M.
Superior General

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