Segundo día: Oremos para que nuestra donación a Dios y a los Pobres sea cada día tal y como San Vicente y Santa Luisa lo soñaron y nuestras primeras hermanas lo vivieron.
SÍMBOLO: ROSTRO DE LAS DIFERENTES POBREZAS O FORMAS DE SERVICIO.
MOTIVACIÓN: «¿Recuerdan a nuestras queridas hermanas que descansan en Dios? ¡Cómo hablaban a sus enfermos y hasta a sus mismas hermanas! No hay ninguna que no lo haya hecho así. Se les ha visto servir a los enfermos con caridad, hablarles con dulzura y humildad. Hermanas mías, acuérdense de ellas…entreguémonos a Dios para obrar de esta manera y pidamos a nuestras hermanas que gozan de la bienaventuranza del cielo que le pidan para nosotros esta gracia…» San Vicente.
CANTO INICIAL:
Vicentina que amas la vida,
vas en busca del Dios que te amó,
Cada pobre una puerta que se abre
para entrar en la gracia de Dios.
Por vestido tendré la pobreza,
y mi manto será el cielo azul,
el cariño de Dios que me cubre,
que me cuida y que me hace vivir.
Mi cobijo será el trabajar,
y ofrecer el cariño de Dios,
cada pobre sanada, amada,
gracia nueva, nuevo amanecer.
Cada paso al frente en la tierra
mujer libre que viene a anunciar,
la noticia de un Dios que ha venido
a buscar en los pobres su hogar.
Mi oración, mi alimento y mi vida,
será el bien que te dé plenitud,
vida digna, fecunda, en gracia,
cercanía al corazón del Señor.
Cada pobre que sufre me llama,
sus dolencias serán mi dolor,
su reclamo, la voz que nos guíe
a encontrar el clamor del Señor.
Viviré anunciando la vida,
buscaré la justicia y la paz,
que haya pan en la mesa del pobre,
dignidad en su casa y su hogar.
PARA LA REFLEXIÓN
Su vida de Hija de la Caridad:El 23 de abril de 1757, a los 21 años Margarita Rután comienza su Seminario en la Casa Madre de París. El sí que pronuncia, la impulsa hacia la entrega total a Dios, en Comunidad, para el servicio de los pobres, con un espíritu de humildad, sencillez y caridad. A lo largo de su vida de Hija de la Caridad, al responder a las diferentes misiones que se le confíen, Sor Margarita podrá desplegar su rectitud, su fe, su fuerza de voluntad y su don de organización desde su temperamento inclinado a la acción.
El 3 de octubre de 1793, una nueva ley obliga a todas las mujeres de las Órdenes religiosas a prestar el juramento de Libertad e igualdad, bajo pena de renovación. Sor Rután se niega enérgicamente a ello. Ni las amenazas, ni las promesas son capaces de doblegar su resolución. Exhorta a sus hermanas a hacer lo mismo y las anima a los mayores sacrificios: la única libertad consiste en amar y preocuparse de los pobres; las Hermanas continuarán pues sirviendo a los enfermos con una abnegación a toda prueba y un valor inquebrantable.
Constitución 7: «Las Hijas de la Caridad, en fidelidad a su bautismo y en respuesta a una llamada de Dios se entregan por entero y en comunidad al servicio de Cristo en los pobres, sus hermanos y hermanas, con un espíritu evangélico de humildad, sencillez y caridad. Un mismo amor anima y dirige su contemplación y su servicio: por la fe saben que es Dios quien las espera en los que sufren…»
SALMO 40: Espontáneo
ANT: Sosténme, Señor, con tu promesa y viviré.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido; en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida, para que sea dichoso en la tierra, y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor, calmará los dolores de su enfermedad. Yo dije: «Señor, ten misericordia, sáname, porque he pecado contra ti».
Mis enemigos me desean lo peor: «a ver si se muere, y se acaba su apellido».
El que viene a verme habla con fingimiento, disimula su mala intención, y cuando sale afuera la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí, hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio, se acostó para no levantarse».
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí, haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas: en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud, me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén.
Canto final: GRACIAS PORQUE TE HAS FIJADO EN MI
Gracias Señor, porque te has fijado en mí.
Y me has elegido, para ser testigo de tu amor.
Gracias Señor, gracias Señor
entre mis hermanos,
los Pobres de tu amor
Juana ya te darás cuenta lo que pesa la caridad.
Bastante más que la sopa y ese cesto de pan,
*conservarás tú sonrisa y también tu libertad.
Los Pobres son nuestros amos
pon tu dulzura y bondad. (Bis)
Tú eres siempre la Hermana, Hija de la Caridad;
tu puesto está entre los pobres, a quienes das tu jornal,
*cuanto más tristes estén y más exigentes sean,
les brindarás tu las manos y todo lo que poseas. (Bis)