Tal día como hoy: 19 de septiembre

Francisco Javier Fernández ChentoEfemérides VicencianasLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Benito Martínez, C.M. · Fuente: Enciclopedia Vicenciana.
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1598. El Obispo de Tarbes, Salvat Diharse, en su catedral, ordena a Vicente de Paúl subdiácono. Probablemente Vicente ha recurrido al obispo de Tarbes por encontrarse vacante la sede de Dax.

1649. Conferencia de Vicente de Paúl a las Hijas de la Caridad sobre el amor de Dios. Vicente explica que el tema se encuentra en el evangelio de ese día, en el que Nuestro Señor, al ser interrogado por un doctor de la ley sobre el mayor de los mandamientos, responde: «Amarás a Dios con todo tu corazón, toda tu alma, todo tu pensamiento, etc.». A Luisa de Marillac le ha parecido apropiado que se eligiera este tema que se divide en tres puntos: razones por las que las Hijas de la Caridad, como todos los cristianos, pero más especialmente, están obligadas a amar a Dios de esta manera; signos de que se ama a Dios; medios para adquirir y aumentar este amor, pues no basta con tenerlo sino que debe ir creciendo siempre. Vicente escucha y comenta los pensamientos de las hermanas sobre cada uno de los puntos. Los motivos que se dan para amar a Dios son: que es infinitamente bueno; las ha llamado a la Compañía; somos sus criaturas y es nuestro creador y redentor; si no nos aplicamos a este santo amor, nuestras obras no contarán para nada; sin este amor, muy difícilmente perseveraremos en la vocación y cumpliremos las reglas y atenderemos a los enfermos como debemos. Como signos de que se le ama se citan: tener gran deseo de agradarle; guardar sus mandamientos; guardar las reglas; superar, por su amor, las dificultades en las cosas contrarias a nuestros sentidos, razón y voluntad; apenarse de ofenderle; complacerse en hablar de Él. Como medios para amarle: estar sometida a Dios y a los superiores; pedir insistentemente ese amor; hacer a menudo actos para aumentarlo; la recepción de los sacramentos y en particular la eucaristía. Vicente aclara que cuando vayan a repetir lo que otras hayan dicho antes bastará que digan «he tenido el mismo pensamiento que mi hermana tal» y destaca dos motivos: Dios nos ha mandado que le amenos y amenaza con maldecir a los que no lo hagan. A continuación se pregunta qué es amar y contesta que «amar es querer bien para alguien, desear que cada uno conozca sus méritos, los estime, procurarle todo el honor y la satisfacción que depende de nosotros, desear que cada uno haga otro tanto y que la persona que amamos no sea atravesada por ninguna desgracia». Vicente dice que el amor a Dios tiende a querer su mayor gloria y todo lo que le da honor. Prosigue distinguiendo entre el amor afectivo, que procede del corazón y en el que ama a Dios lo ve continuamente presente, y el amor efectivo, en que se actúa por Dios pero sin sentir sus dulzuras. Previene a las hermanas que no sienten el amor afectivo, del que dice que es una gracia que Dios da a quien bien le parece, para que no se dejen desanimar por ello y pierdan la vocación. Como medios para estar en un acto perpetuo de amor Vicente propone: habituar el corazón a los buenos pensamientos y rechazar los malos, para lo que recomienda asociar el sonido del reloj a una llamada de Dios que dice «Hija mía, ámame; Hija mía, el tiempo pasa y la eternidad se acerca; dame tu corazón»; no decir nunca nada malo, no quejarse, no murmurar, no divertirse a costa de los demás, hablar bien de Dios y del prójimo; cumplir fielmente las reglas; sufrir las enfermedades y las calumnias.

1872. En México, el misionero José María Villaseca Aguilera funda la comunidad religiosa de las Hermanas Josefinas, que será definitivamente aprobada el 27 de febrero de 1920. Cuando las trescientas hijas de la Caridad que trabajaban en México sean expulsadas en 1874 para no regresar hasta 1945, las Hermanas Josefinas se encargarán de sus obras de atención a los necesitados.

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