La resurrección de la hija de Jairo es una manifestación del poder del Señor, pero tiene también un alcance espiritual para nuestra vida. En la oración, tenemos que entrar en contacto, dejarnos tocar, en cierto sentido, por El que es nuestro Todo, al mismo tiempo que no evadirnos, no salir demasiado de nosotras mismas.
Era nuestra vida podemos considerar varios períodos, que podríamos llamar de conversión. Conversión de la Fe de nuestra infancia a una Fe adulta que nos permitió ser cristianas asumiendo voluntariamente nuestro cristianismo. Esa es una primera llamada de Dios a nuestra alma.
Segunda llamada: la Vocación. Dejamos las aspiraciones del mundo para volvernos hacía Dios. Fue también la segunda conversión. Pero el trabajo no ha terminado. Mientras estamos en este mundo es porque El tiene llamadas apremiantes que dirigirnos. Y todos los obstáculos que se interpongan entre Dios y nosotras pueden resumirse en una sola palabra «mi yo», No sabemos renunciar a lo que nos agrada, a lo que nos hace grata nuestra vida. Desprendámonos de nosotras mismas, de la rutina que nos invade, tanto en las líneas generales como en los pequeños detalles, los hábitos insignificantes, pero que arruinan el fervor.
Pidamos a Dios que nos siga llamando y nos dé la fuerza de sabernos levantar para responderle.