SANTUARIO-PARROQUIA DE LA VIRGEN MILAGROSA (TERUEL)
El actual templo santuario de la Virgen Milagrosa de Teruel enlaza con otras dos devociones que tuvieron sus raíces en el alma del pueblo turolense. Todos los autores que hablan de la historia de Teruel cuentan la existencia de un santuario dedicado a la Santísima Virgen «a distancia de un cuarto de legua de su población, a unos cuatrocientos pasos del camino de Zaragoza, formándose en este espacio un delicioso paseo donde se levanta el templo dedicado a Nuestra Señora de la Villavieja, porque según se cree estuvo en este mismo lugar la antigua población de Teruel». También se afirma que la imagen de Nuestra Señora de la Villavieja fue aparecida. La describen los autores como de tres palmos de altura, de alabastro y su manto y túnica hermoseados con flores de lys y otras; estaba de pie, sobre un trono de nubes. La imagen llevaba al Niño en su brazo izquierdo y en su mano derecha un libro abierto. La belleza y hermosura de esta imagen llamaban la atención de cuantos la visitaban.
El santuario fue reedificado en el año 1708 por la ciudad de Teruel con nueve capillas. La Santa Imagen ocupaba el centro de un suntuoso retablo. Celebraban su fiesta el 25 de Marzo. En una de las capillas se veneraba otra imagen de la Santísima Virgen, bajo el título de la Cabeza, con fama de muy milagrosa, que tuvo allí cerca también su pequeña ermita y que fue derribada al ampliar el santuario de Nuestra Señora de Villavieja.
En la Pascua de Resurrección se celebraba la fiesta en honor de Nuestra Señora de la Cabeza, acudiendo en romería de todos los barrios de le ciudad. Por ser esta romería de la clase humilde y su merienda especial ere la tortilla, vino a llamarse a esta fiesta: la Pascua «de las tortillas».
En el año 1797 los Padres Capuchinos dejaron su convento dentro de le ciudad, para hacer el paseo del Obalo y se trasladaron al santuario de Nuestra Señora de Villavieja, ampliando la casa donde vivía el ermitaño. Con esta presencia aumentó el culto a estas santas imágenes de la Santísima Virgen hasta que en 1835 tuvieron que abandonar su casa y el culto del santuario.
En 1867, el obispo de Teruel don Francisco de Paula Giménez, mande arreglar el ex convento capuchino para darlo a los Padres Paúles, como as se realizó. Ninguna nota de nuestros archivos habla de las imágenes de Nuestra Señora de Villavieja y de la Cabeza al llegar la comunidad. ¿Que había sucedido? ¿Al abandonar los Padres Capuchinos el santuario fueron llevadas las santas imágenes a algún otro templo turolense? No sabemos.
El hecho es que los primeros Padres Paúles de la comunidad de Teruel echaban en falta una imagen de la Virgen que centrase su vida espiritual y la de los niños apostólicos, que allí comenzaban a formarse para misioneros.
En 1911 la comunidad de los Padres Paúles de Teruel encarga a Valencia una imagen de la Virgen Milagrosa. El escultor J. Burgalat talló con acierto la bellísima imagen de la Virgen Milagrosa, que desde aquellas fechas centró la piedad ya no sólo de la comunidad, sino también de todo el pueblo de Teruel, y el antiguo convento de Capuchinos, santuario de la Virgen de la Villavieja, volvía a ser santuario mariano por antonomasia de la ciudad. La nueva imagen fue bendecida en la iglesia de San Andrés con toda solemnidad después de los cultos celebrados con tal motivo y llevada en privado —llovió en aquellos días torrencialmente— al antiguo santuario mariano. Desde aquella fecha el pueblo sencillo la llamó «la Virgen de Capuchinos». Pronto se le hizo altar propio y el pueblo acudía a venerarla, convirtiendo de nuevo la iglesia en santuario mariano predilecto de la ciudad de Teruel.
El P. Nicanor Abad escribió en 1980 un interesante folleto titulado «Historia de una imagen popular: La Milagrosa de los Padres Paúles de Teruel». En dicho folleto cuenta, además de la llegada, bendición y cultos a la Milagrosa, los sucesivos cambios de domicilio. A partir del año de 1935 tuvieron que abandonar la casa por amenazar ruina. La imagen de la Milagrosa se fue con ellos, primero a un piso de la calle de San Benito y después, durante la guerra de 1936, a los sótanos del Hospital de la Asunción; de nuevo al piso de la calle de San Benito y de allí a distintos locales del Ensanche, hasta que el P. Joaquín T. Lozano levantó en 1946 la nueva apostólica: una pequeña capilla con reja a la calle, como una ermita a la salida de la ciudad, congregaba a los fieles ante su altar.
Cuando años más tarde el salón de actos se convirtió en capilla pública para el barrio del Ensanche, pasó la imagen de la Virgen a presidir la capilla y allí permaneció hasta la inauguración de la nueva iglesia en 1965, convertida en santuario de la Virgen Milagrosa, que sigue atrayendo a sus plantas al pueblo de Teruel. Desde 1976 es también Ella, la Virgen Milagrosa, la titular de la parroquia que radica en su iglesia.
En Teruel y en torno a esta imagen comenzó el gran impulso de la devoción a la Virgen Milagrosa en España. La visita domiciliaria, iniciada en Barcelona por el P. Vilanova, adquiere en Teruel dimensión nacional.
En Teruel se fundó la revista «La Milagrosa», sin otro fin que extender en el pueblo fiel la devoción a la Virgen. En Teruel se comenzó a editar el calendario de la Milagrosa y aquí se formaron los misioneros que habían de ser los grandes apóstoles de la Milagrosa: PP. Hilario Orzanco; Arnao, autor del devocionario de la Milagrosa que tanta difusión ha tenido, entre otros.
La vida parroquial no ha disminuido; al contrario, ha aumentado la difusión del culto a la Virgen Milagrosa, que es la advocación predilecta de la ciudad.
Fernando Espiago
Madrid, 1992