SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA JAREA SESA (Huesca)
A corta distancia de la villa de Sesa hay un vistoso montecillo en cuya cumbre se destaca el santuario de Ntra. Sra. de la Jarea o Xarea, compuesto de dos partes: el magnífico templo donde se venera la santa imagen de la Virgen y un edificio llamado, aún hoy día, seminario.
No se sabe la época de construcción del santuario, pero ya en el siglo XVII consta la existencia de un culto particular a la Madre de Dios. Este culto se aumentó con la llegada de los Padres Misionistas del V. Francisco Ferrer y después de los Padres Paúles.
El ya citado P. Roque Faci cuenta en su libro Aragón reino de Cristo y dote de María Santísima, que la santa imagen de la Virgen de la Jarea se apareció en este lugar según una tradición constante, sin saberse la fecha. Tiene tres palmos de alta y es de alabastro pintado y adornado con varias flores de lis y las inscripciones «Ave Regina caelorum —Ave Domina Angelorum». Es muy parecida a la Virgen del Pilar de Zaragoza y tiene al Niño Jesús en su mano izquierda. Este, a su vez, lleva un pajarito en la suya que con su pico le prende el pulgar derecho.
El santuario es grande, con bóveda de crucería. Estuvo adornado de espléndidos retablos, pero sintió el paso de la guerra de 1936, que todo lo devastó. Incluso la santa imagen de la Virgen fue decapitada, aunque se salvó y fue restaurada a la vez que el santuario. Impresiona hoy la limpieza y decoro que en él se encuentra, señal del culto y amor del pueblo de Sesa a su Patrona.
Aquí fundaron los Padres Misionistas en 1719, a petición del obispo de Huesca don Pedro Padilla, para lo cual se convirtió y amplió la hospedería del santuario en seminario. Vinieron para fundar desde el santuario de Ntra. Sra. de la Bella de Castejón del Puente. Aquí vivió y murió el fundador de los Misionistas, el V. Francisco Ferrer, el 18 de agosto de 1746 y recibió sepultura a la entrada del santuario, como consta en la lápida que allí se encuentra.
Al desaparecer los Misionistas fueron llamados a sustituirles los Padres Paúles. En 1815 el P. Antonio Segura, C.M., autoriza la fundación de una comunidad para encargarse de la dirección del seminario de Ntra. Sra. de Jarea en Sesa, obispado de Huesca.
Poca documentación se encuentra en nuestro archivo sobre esta fundación que sólo duró tres años. Vino como Superior el P. Alejo Daviú. En–uno de los papeles de dicha fundación se encuentra la carta de donado, con fecha 29 de marzo de 1818, de Ramón Lasué, natural de Sesa.
Cuando nuestros misioneros Paúles llegaron al santuario-seminario de Ntra. Sra. de la Jarea, era Sesa una floreciente villa de más de 600 habitantes. Hoy apenas llega a los 300.
En su breve estancia en el santuario nuestros misioneros prestaron servicios importantes a la diócesis de Huesca, dando ejercicios a los sacerdotes y misiones en muchos pueblos, y sobre todo promovieron el culto a la Santísima Virgen bajo el título de la Jarea, de tal suerte que llegó a ser, a juicio del historiador López-Novoa, uno de los santuarios más célebres de Aragón.
Las razones del abandono de esta fundación pudieron ser la falta de personal y los momentos políticos tan poco favorables a las comunidades religiosas. La comunidad de la Jarea pasó a ayudar a la de Guisona.
El seminario, después de ser cuartel de la Guardia Civil, abandonado su suerte se encuentra hoy en avanzado estado de ruina.
El pueblo fiel y también los antiguos PP. Paúles moradores de este santuario cantaban los populares «gozos» en los cuales se cuentan los favores continuos que de la Virgen reciben, no sólo Sesa sino también los pueblos circunvecinos: Salilla, Fraella, Piracés, y Tramaced:
«Con aplauso general
de Sesa sois protectora.
Libradnos de todo mal
de la Jarea, Señora».
Fernando Espiago
Madrid, 1992