San Vicente de Paúl nació en Francia. IV. Primera dificultad

Francisco Javier Fernández ChentoVicente de PaúlLeave a Comment

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Author: Julio Pémartin, C.M. · Year of first publication: 1889.
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Segunda Parte: Contestación a las objeciones del traductor

Nos proponemos seguir paso a paso al ilustrado traduc­tor en su primer apéndice, y contestar a todos las objecio­nes que revistan alguna importancia.

Primera dificultad1

1º Dice el Sr. Feliú y Perez: «Entre los pueblos del mundo, pocos hay que puedan competir con nuestra muy querida España en la celebridad y número de varones santos… Entre los Bienaventurados, quiere una tradición española que se agregue también el Apóstol de la Caridad, san Vicente de Paúl… Los indicios y las afirmaciones de ella son vehementes hasta el punto de crear un convencimiento moral, como podrá fallar imparcialmente el lector.» Y más adelante: «ningún estudio previo, relativo a la cuestión presente, habíamos hecho, cuando se nos encomendó la tradución de la obra del Sr Loth. Afirmacio­nes vagas, escritos a guisa de nobles tentativas, con indi­cios más o menos luminosos, tímidas declaraciones de algunas biografías del Santo sobre su origen español….. He aquí cuanto había llegado a nuestros oídos. Mas al trope­zar en el decurso de la tradución con visibles lagunas en todo el período de la infancia, de la niñez y aún de la adolescencia del insigne San Vicente, etc., ect.»;

2º La prensa periódica trabaja con la confianza de es­pañolizar el nacimiento del Santo. El Correo Catalán, el Pilar y la Controversia sostienen esta tesis, yvarios persona­jes favorecen estos esfuerzos, etc.;

3º Habla de Luis Veuillot y dice: «Ha dicho el in­signe publicista L. Veuillot, que la historia de San Vi­cente de Paúl está todavía por hacer, y esto es una pro­funda verdad, no sólo por lo que respecta a la extensión de sus virtudes heróicas, siempre encubiertas bajo el manto de la más perfecta humildad; sino en lo concerniente al lugar de su nacimiento, a la residencia y alcurnia de sus padres y hermanos, a la compañía que le rodeó en sus años juveniles, a la educación que recibió, a los maestros que tuvo.»

Contestación a la primera dificultad

1º Lejos de negar a España los numerosos e ilustres personajes con los cuales se honra, unimos nuestra admi­ración a la de los españoles, felicitándoles de pertenecer a la nación llamada por algunos la tierra clásica de la santi­dad. Pero nuestra negativa a aceptar la pretensión que hace un español de Vicente, sin que se aduzca prueba al­guna, de fijo no ha de contrariar ningún espíritu ilustrado y de buena fe, ni en España ni en parte alguna. Cuique suum, nos dice nuestro contradictor2, y esto mismo es lo que nosotros decimos, al reclamar a Vicente de Paúl corno francés a nombre de la historia.

La tesis del Sr. Feliú y Perez, no se apoya en prueba al­guna. Confiesa que hasta que emprendió la traducción de la obra de Arturo Loth, no tenía sino nociones vagas sobre la cuestión, pero las pruebas que se le han suministrado, le dan una certidumbre moral. ¿Cuáles son esas pruebas ? Antes de examinarlas, diremos al traductor, que las afir­maciones y los se dice han sorprendido su buena fe.

Afirma que en la historia escrita por Arturo Loth, hay lagunas acerca de la infancia, de la juventud y de la ado­lescencia de Vicente de Paúl. Veamos lo que nos dice la historia del Santo: Vicente nació en Pouy el 24 de Abril de 1576; permaneció en su familia ayudando a sus padres en la guarda de los ganados, hasta la edad de doce años, es decir hasta 1588; a esta edad comienza sus estudios en el convento de Franciscos de Dax, en donde permanece hasta los veinte años, es decir, hasta 1596. ¿Por ventura estas fechas nada precisan? Y las fechas desde su naci­miento hasta que deja a su familia, y desde que llega a Dax hasta la tonsura, ¿pueden dejar duda alguna en el espíritu del lector?

2º En cuanto al apoyo que el Sr. Feliú encuentra en la prensa, ya veremos lo que vale, al examinar sus artículos en el lugar correspondiente.

3º Luis Veuillol, ha dicho en el estudio sobre San Vi­cente que sirve de introducción a la obra de Arturo Loth3: «Su vida no se escribirá bastante. Abelly, Obispo de Ro­dez, su contemporáneo, recogió datos exactos y preciosos; pero era necesario, como lo ha hecho últimamente el abate Maynard, completarlos y aclararlos con la historia de los hombres y de las cosas en que intervino el Santo, lo cual vale tanto como decir que ha de conocerse cuanto hubo de importante en la primera mitad del siglo XVII, en el cual Vicente desempeñó tan gran papel. Por una larga conspiración de los libros contra la verdad, ha permanecido oculto a los ojos de todos, uno de los lados más vastos y bellos de la historia nacional.»

Al reproducir este párrafo, el Sr. Felió hace decir a Luis Veuillot: «Jamás se llegará a escribir por entero la vida de San Vicente»4. La tradución es defectuosa. En el pri­mer apéndice modifica el texto, y escribe: «El insigne pu­blicista Luis Veuillot dice que la historia de San Vicente de Paúl está todavía por hacer»5. Esta frase atribuída a Veuillot es inexacta, y no hay medio de apoyarse en la au­toridad del insigne escritor para desnaturalizar la historia del joven Vicente, siendo así que Veuillot reconoce la exactitud de los detalles dados por Abelly, contemporáneo y amigo del santo.

  1. Primer Apéndice del traductor, p. 459-464.
  2. San Vicente, primer Apéndice del traductor, p. 461.
  3. San Vicente de Paúl y su misión social. Edición francesa, París, librería de Dumoulin y Cº, 1880, p. 4 a 6.
  4. San Vicente, Introducción, p. x, II línea.
  5. Primer Apéndice del traductor, p. 463.

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