[i]E. 76 (A. 99) (Notas sobre la organización del Hospital del Nombre de Jesús).pp.782-783
1. Ver C. 428(hacia 1653) 1
216. Queriendo considerar la obra delante de Dios, me ha venido al pensamiento el considerarla en todos sus puntos, a saber: su comienzo, su continuación y su fin. No se la debe tener por proyecto de los hombres, sino inspirada por Dios a sus servidores para hacerla prosperar.
Considerándola en su fin, he visto que era excelente pues sólo tiende a la gloria de Dios por el cumplimiento de su santa voluntad que ha ordenado que el hombre coma su pan con su trabajo.
Otro de sus fines es que las personas que se retiren a este lugar se verán ayudadas tanto por las instrucciones que reciban como por el buen empleo que hagan del tiempo, a participar en el mérito de la vida y muerte de Jesucristo para su salvación eterna.
Ahora bien, como esta obra tiene gran alcance y conviene basarla en fundamentos sólidos, tanto para hacerla lo más perfecta posible como para permitirla durar, me ha parecido que sería de desear que las personas que se escogieran las primeras fueran de gran probidad, no propiamente mendigos, por lo cual, una vez hecha su designación, sería conveniente hacerles comprender la importancia de la decisión que han tomado. (Sería conveniente también) si se encontraran personas de una clase más acomodada pero que no tuvieran inconveniente en pasar por pobres, que supieran algunos buenos oficios y quisieran pasar en la casa aunque no fuera más que seis meses, para enseñar lo que saben a otros; creo que la Providencia nos proporcionará esas oportunidades.
217. Parece necesario para evitar complicaciones, que al principio no se admitieran ni hombres ni mujeres casados, ni tampoco con hijos lo que será muy difícil de encontrar; no obstante, si hubiera algunos así que se propusieran venir por algún tiempo resolviéndose a dejar al resto de su familia, después de haber considerado si la cosa puede hacerse como Dios manda, quizá entre ellos pudiera encontrarse aunque no fuera más que un reducido número, podrían ayudar a poner buen fundamento a la obra.
La dificultad estaría en que a esta clase de personas habría que darles algo de vino o cerveza.
Siendo el trabajo uno de los mayores bienes que presenta esta obra, es necesario proporcionarles un trabajo útil y que pueda tener salida, como sería:
Un tejedor de seda o lana, un tejedor de lienzo corriente, otro de sarga; estos oficios, además de poder dar salida a la producción, en parte para uso de la casa y en parte para otros lugares, aunque no requieren muchos pertrechos, ocupan a varias personas. Zapateros o remendones, pueden ser muy útiles. Botoneros, obreros que trabajen el estambre, que lo sepan bien, y preparar el material hasta dejarlo apto para servir.
Encajeras, costureras de guantes o de lencería que pueden recibir labor de las lenceras del mercado o de otras, artesanos de alfileres.
Como es necesario tener buen número de obreros que pongan el trabajo en marcha y ayuden a que continúe, no hay que mirar el gasto que haya que hacer tanto para proveer de herramientas o pertrechos como en material, ni arredrarse ante las dificultades para encontrar direcciones y lugares donde comprar a mejor precio y con facilidad: la divina Providencia no nos ha de faltar y la experiencia nos hará dar con las direcciones que nos convengan.
Hay que dar por descontado que el primer año reportará muy poca ganancia.
[i]E. 76 Rc 5 A 99. Original autógrafo.







